"Así, con respecto al uso de las palabras y las afirmaciones la poesía y la ciencia se mueven en direcciones diferentes y casi opuestas. Pero no apuntan en mi opinión, a fines opuestos."
MIROSLAV HOLUB
La compleja operación del conocimiento, acepta muchos caminos para su ascensión; sin embargo pareciera ser que el cartesianismo dominante en el pensamiento occidental en los últimos siglos, sólo permitiera reconocer como válido el proceso que deriva del paradigma positivista.
Contestes de que no es el único, y tanto en el pasado como actualmente, se puede reconocer la eficacia de otros métodos descartados como irracionales, enfocaremos nuestro análisis en el proceso de conocimiento artístico como el más contrastante con el científico positivista y tomaremos dentro de él como emblemático, el conocimiento a través de la poesía en tanto paradigma de la aventura de la creación (poiesis) y por consiguiente el nivel más profundamente humano del conocimiento. Sin creación no hay ciencia y menos tecnología; ahondar en este tipo de conocimiento, por lo tanto, puede ser valioso no sólo para el artista sino también para el cientista y el tecnólogo; tal vez estos campos que divergieron por un proceso histórico, estén llegando al tiempo de que confluyan para una visión integral de la realidad.
No es casualidad que la separación de sujeto y objeto haya sido puesta en tela de juicio al comenzar el siglo, si analizamos el desarrollo de los paradigmas científicos. Aceptar las paradojas del conocimiento es también aceptar al hombre como un ser paradójico. El poeta es el arquetipo de este modo de ser paradójico: si el científico tiene en las palabras un instrumento de comunicación y pensamiento, en el poeta el instrumento es además objeto del conocimiento, y cuando como sujeto del conocimiento vuelve la mirada hacia su mismidad, es además objeto de ese mismo conocimiento. Vemos entonces, que la dilución de sujeto y objeto que se plantea a partir de la teoría de los quanta en las ciencias naturales, y con mayor énfasis, por su propia problemática, en las ciencias sociales, para la poesía nunca fue desconocida ni negada en función de un pretendido objetivismo, porque fue una realidad permanente de su práctica, que quiere llegar al Ser partiendo del ser mismo.
Entrar en el campo de lo filosófico para desentrañar la esencia de este proceso será entonces imprescindible, a partir de este último reconocimiento, propio de la condición humana del aprendizaje intelectual y aceptando la inteligencia como una potencia del espíritu del hombre que lo lleva no sólo más allá de la organización significativa de lo que aprehende, sino que supera el tercer nivel del proceso cognoscitivo, en el que los contenidos que "hasta ahora eran de carácter sensible pasan a ser efectivamente inteligibles, de la materialidad del fantasma se avanza a la espiritualidad de la idea" (Donadio, Elsa Y.-1.996). Con la inteligencia[1]el hombre reconoce la realidad, pero para llegar a la verdad debe trascenderla y es ahí donde vislumbramos su condición espiritual.
Así hemos tratado en el presente trabajo, de abrirnos camino en la comprensión de la poesía en tanto expresión original y prístina del hombre, y lo hemos hecho trazándonos un itinerario que más que sistemático, pretende ser una cartografía que nos guíe por la médula del análisis consciente. Para ello hemos dibujado un árbol, que basado en la oposición trivial de fondo y forma (o contenido y continente, o superestructura e infraestructura) abre la Poética en dos ramas: la Poesía como superestructura, y la Poemática como infraestructura, que a su vez plantean su correspondiente dicotomía en Procesos del Pensamiento (infraestructura) y Metafísica (superestructura) para la primera, mientras que para la segunda le corresponden la Retórica (infraestructura) y la Metáfora (superestructura).
Desde el punto de vista de la Semiótica podemos asimilar a la Poesía como el aspecto semántico, y a la Poemática como el aspecto sintáctico, de acuerdo a la taxa que estableció Morris en tres dimensiones, llamando dimensión semántica "a la relación de los signos con los objetos a que los signos son aplicados"; dimensión sintáctica a la "relación formal de los signos entre sí"; y dimensión pragmática a "la relación de los signos con los intérpretes". Ésta última dimensión está presente en ambas diadas de nuestro esquema:
(Infraestructura de la Poesía)
I
Cuando decimos que la creación poética es un proceso en el que el inconsciente tiene un rol fundamental, en función de esta característica relacionamos a la poesía con los mitos y los sueños.
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