- Introducción
- Capítulo 1: Escuelas más humanas para todos
- César Coll Salvador: Aprendizaje escolar y Construcción del Conocimiento
- Silvia Dustchatzky: El instrumento y el pragmatismo dos opciones para la educación.
- Leo Buscaglia: El amor como modificador del comportamiento
- Capítulo 2: educación biométrica
- Metodología: Escuela Biocéntrica
- Capítulo 3: Despertar la Inteligencia Afectiva
- Capítulo 4: Relato de vivencia, preguntas, respuestas, sueños
- Algunas preguntas
- Algunas propuestas
- Conclusión
- Bibliografía
Dedicatoria
A mis padres, Sofía y Silvio, a quienes amo profundamente con todo mi ser, que dan luz a mi vida con amor y entrega infinita.
A Verónica y Raúl, dulces maestros de la vida, que me abrieron con amor el camino para llegar a concretar este sueño que expreso hoy.
A Norberto, mi querido maestro primero, que me enseñó a caminar sintiendo la tierra y el cielo.
A mis amigos, compañeros de vivencias, los de antes y los de ahora, que viven en mí ayudándome a crecer.
A Noemí, Elia y Graciela, entrañables amigas-hermanas.
A Guillermo, Conejo Azul, que me regaló la ilusión y la magia.
A mis amados alumnos, que me enseñan cada día.
A Ana, ser de luz que llevo en mi corazón.
A Betina, Betu, mi hermana del alma, a quien mi corazón eligió.
A Spinoza, de quien me enamoré.
A la Biodanza, que abrió mi corazón y todo mi ser.
A Rolando, amado maestro de la vida, creador de esta maravilla.
"La fuerza que nos conduce es la misma que enciende el sol, que anima los mares y hace florecer los cerezos."
(Rolando Toro)
De "El Principito" de A. De Saint Exupery
Cuando yo tenía seis años vi en un libro sobre la selva virgen que se titulaba "Historias vividas", una magnífica lámina. Representaba una serpiente boa que se tragaba a una fiera. Esta es la copia del dibujo.
En el libro se afirmaba: "La serpiente boa se traga su presa entera, sin masticarla. Luego ya no puede moverse y duerme durante los seis meses que dura su digestión".
Reflexioné mucho en ese momento sobre las aventuras de la jungla y a mi vez logré trazar con un lápiz de colores mi primer dibujo. Mi dibujo número 1 era de esta manera:
Enseñé mi obra de arte a las personas mayores y les pregunté si mi dibujo les daba miedo.
-¿por qué habría de asustar un sombrero? – me respondieron.
Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa que digiere un elefante. Dibujé entonces el interior de la serpiente boa a fin de que las personas mayores pudieran comprender. Siempre estas personas tienen necesidad de explicaciones. Mi dibujo número 2 era así:
Las personas mayores me aconsejaron abandonar el dibujo de serpientes boas, ya fueran abiertas o cerradas, y poner más interés en la geografía, la historia, el cálculo y la gramática. De esta manera a la edad de seis años abandoné una magnífica carrera de pintor. Había quedado desilusionado por el fracaso de mis dibujos número 1 y número 2.
Las personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones
Introducción
Desde hace tiempo siento que el estar en la escuela no es en absoluto una sensación placentera, que invite a querer aprender, que ilumine las vidas de quienes comparten horas de sus días, de sus años, y me pregunto, en pos de qué?
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