ALCA y deuda: Las dos caras de una dominación
Enviado por Claudio Katz
El gobierno de Bush ha establecido dos prioridades económicas para América Latina: avanzar con el ALCA y reforzar el cobro de la deuda externa. Ambos objetivos se encuentran íntimamente entrelazados y constituyen aspectos complementarios de la dominación imperialista. La sujeción comercial acentúa las ataduras financieras de la región y las transferencias de divisas hacia el Norte facilitan la sumisión del comercio exterior latinoamericano a las necesidades estadounidenses.
El control norteamericano de su “patio trasero” se ha tornado más necesario a partir del atolladero que enfrentan sus tropas en Irak. Esta pesadilla se asemeja cada vez más a Vietnam a medida que aumenta la resistencia popular en todo el mundo árabe. Ante la perspectiva de un largo y costoso conflicto, Estados Unidos intenta asegurar su manejo de los recursos estratégicos de Latinoamérica. El ALCA y la deuda son los instrumentos de esta dominación.
Existen tres razones que explican la ansiedad norteamericana por avanzar en la suscripción de tratados de libre comercio que permitan el incremento de las exportaciones.
La administración republicana soporta un desbordante déficit comercial, que a diferencia del período Clinton se amplia en un contexto de bajo crecimiento, ascendente desempleo y elevado descontrol de las cuentas públicas. Ese desequilibrio comercial no es novedoso pero su impacto puede ser traumático, si desalienta la afluencia internacional de capitales a la economía norteamericana en un momento de estancamiento de la inversión. El ALCA apunta a favorecer las ventas externas a través de políticas que mantengan la cotización del dólar en un nivel compatible con el ingreso de esos capitales foráneos.
En segundo lugar, este convenio reforzaría la desregulación de los movimientos internacionales de capital que necesitan los bancos norteamericanos para lucrar en el exterior con operaciones financieras de alta rentabilidad. Cómo las tasas estadounideneses están bajando para inducir la reactivación económica local, los financistas colocan nuevamente capitales en Latinoamérica. Pero ahora exigen mayores reaseguros jurídicos para sus inversiones.
Claudio Katz