Hablando de la salud pública. La correlación positiva y recíproca entre salud e ingresos monetarios por persona, es uno de los más reconocidos índices de prosperidad de naciones; especialmente en el área del desarrollo individual e internacional.
Esta guía, se presume que refleja, una conexión de causa a efecto entre ingresos monetarios particulares y la salud propia. Ganancias más altas permiten acceso a los trabajadores a los materiales y servicios que promueven la buena salud; como son mejor nutrición, mayor accesibilidad al agua potable, mejor higiene personal y del entorno donde viven; y de la misma manera, la posibilidad de adquirir servicios médicos de la mejor calidad.
Recientemente otra posibilidad intrigante ha surgido en el campo de la salud mundial: Que la relación entre salud e ingresos se puede explicar en parte por una relación causal yendo en la dirección opuesta — — de mejor salud a mayores ingresos.
Varios mecanismos organizados en cuatro categorías explican esta (para muchos) sorprendente correlación:
Productividad: Poblaciones saludables poseen la tendencia a ser más productivas, porque los trabajadores disfrutan de mayor energía física y son mentalmente más robustos. Ellos sufren menos pérdidas de días de trabajo debido a quebrantos menores o a tener que cuidar familiares quienes están enfermos.
Educación: Gentes saludables, que viven vidas más largas, están generalmente equipadas con mayores incentivos para investir en superarse y en educarse a ellos mismos — — porque pueden esperar acumular los beneficios derivados por sus períodos de vidas más duraderas. Más educación por parte del trabajador promueve mayor productividad, lo que en su lugar, produce más ingresos económicos. La salud óptima también promueve la asistencia regular a las escuelas en las que avanzan sus conocimientos y mejoran sus funciones cognitivas.
Inversión en capital físico: Mejoras en la longevidad personal crea una motivación para que la gente ahorre dinero para sus años de pensión. Más ahorros conducen a poder llevar a cabo mayores inversiones — — los trabajadores dotados con mayor acceso a capital verán sus ahorros crecer.
Como bono adicional, una fuerza de labor saludable y mejor educada actúa como una magneto que atrae inversiones extranjeras. Más zonas francas, más industrias para el país.
El dividendo demográfico: La transición de altos a bajos niveles de mortalidad y fertilidad, ha sido tan rápida como dramática en países subdesarrollados, especialmente, en las últimas cinco décadas. La declinación de la mortalidad concentrada entre los recién nacidos y los niños jóvenes, inicia la evolución que provoca la declinación subsiguiente en la fertilidad local.
Un aumento inicial en el número de dependientes jóvenes gradualmente cede el paso a un aumento proporcional de la población de edad de trabajo.
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