Descargar

Toxicidad Oral de Seis Insecticidas en Larvas de Vespula germanica (F.) en Laboratorio

Partes: 1, 2

    Publicación original: Agric. Téc.. [online]. jun. 2006, vol.66, no.2 [citado 22 Octubre 2006], p.133-140. Disponible en la World Wide Web: <>.

    ISSN 0365-2807 – Reproducción autorizada por: Revista Agricultura Técnica,

    ABSTRACT: Nests of yellowjacket wasp, Vespula germanica F., were collected, from which comb pieces were selected with last stage larvae (n ≥ 35), that were later maintained at 25°C and ~50% RH in absence of light.  Laboratory assays were conducted to determine the LC50 of commercial formulations of abamectin (applied in a range from 6.8 to 0.84 mg L-1), Bacillus thuringiensis (640–5.1 mg L-1), fipronil (1,000–1 mg L-1), methoxyfenozide (9,600–60 mg L-1), spinosad (106–0.11 mg L-1), and triflumuron (24,000–2.4 mg L-1).  Each larva was fed 1,5 mL of insecticide solution (30% honey solution mixed with the commercial formulations, and a control was fed with only 30% honey solution).  The symptoms of the neurotoxic insecticides previous to death were body paralysis and cuticle darkening within the first 72 h; triflumuron was effective, but because of its form of action its symptoms took longer to appear (incomplete ecdysis, and/or partial rupture of the cuticle).  The LC50 were determined by Probit analyses, were: spinosad, 0.29 mg L-1; abamectin, 1.40 mg L-1; fipronil, 3.34 mg L-1, and triflumuron, 11.83 mg L-1.  Bacillus thuringiensis had no lethal effect on larvae in the range of concentrations evaluated.  With methoxyfenozide, mortality was obtained only when using the highest concentration (9,600 mg L-1).

    Key words:  abamectin, Bacillus thuringiensis, German yellow jacket wasp, fipronil, methoxyfenozide, spinosad, triflumuron.

    RESUMEN: Se colectaron nidos de la avispa chaqueta amarilla, Vespula germanica F., de los cuales se seleccionaron pisos con larvas de último estado (n ≥ 35), que se mantuvieron posteriormente a 25°C y ~50% HR en oscuridad.  Se hicieron ensayos en laboratorio para determinar la CL50 de formulaciones comerciales de abamectina (aplicada en un rango de 6,8 a 0,84 mg L-1), Bacillus thuringiensis (640–5,1 mg L-1), fipronil (1.000–1 mg L-1), metoxifenocide (9.600–60 mg L-1), spinosad (106–0,11 mg L-1) y triflumuron (24.000-2,4 mg L-1).  Cada larva se alimentó con 1,5 mL de solución insecticida (solución de 30% de miel mezclada con las formulaciones comerciales), más un piso control alimentado sólo con la solución de 30% de miel.  Los síntomas de los insecticidas neurotóxicos previos a la muerte fueron parálisis corporal y pardeamiento de la cutícula dentro de las 72 h; el triflumuron fue efectivo, pero por su forma de acción demoró más en causar síntomas (ecdisis incompleta y/o ruptura parcial de la cutícula). Las CL50, estimadas por análisis Probit, fueron: spinosad, 0,29 mg L-1; abamectina, 1,40 mg L-1; fipronil, 3,34 mg L-1 y triflumuron, 11,83 mg L-1.  Bacillus thuringiensis no tuvo efecto letal sobre las larvas en el rango de concentraciones evaluado.  Con metoxifenocide se obtuvo mortalidad sólo al utilizar la concentración mayor (9.600 mg L-1).

    Palabras clave: abamectina, avispa chaqueta amarilla, Bacillus thuringiensis, fipronil, metoxifenocide, spinosad, triflumuron.

    INTRODUCCIÓN

    La avispa chaqueta amarilla, Vespula germanica (F.), es una especie originaria de Europa que actualmente se encuentra en casi todo el mundo.  En Chile se observó por primera vez en 1974 en el Área Metropolitana (Peña et al., 1975) y actualmente se encuentra distribuida entre la III y XII Regiones (Chiappa et al., 1986; Estay y Aguilar, 2004).  El éxito invasor de esta especie está determinado por su gran adaptación a ambientes distintos y por no tener enemigos naturales eficientes (Rizzuto, 2003).  Se desconoce su impacto sobre ecosistemas nativos, pero los daños en la apicultura, fruticultura, ganadería y turismo son importantes (Curkovic et al., 2004).

    El período de incubación de los huevos en general dura de 5 a 18 días según la temperatura.  Presenta cinco estados larvarios, durante aproximadamente 13 a 20 días; el último tiene un tamaño de 12 a 15 mm.  Una vez que deja de comer, la larva completamente desarrollada teje un capullo de seda que sella la celda (operculada), el cual le servirá de protección durante el estado pupal, que ocurre tres días después.  El estado de pupa dura entre 10 y 21 días.  La muda a adulto tiene lugar 2 ó 3 días antes de la emergencia desde las celdillas (Akre y Davis, 1978).

    Las larvas son alimentadas por las obreras con insectos y arácnidos previamente malaxados.  También las alimentan con carne de otros animales, especialmente muertos (Ripa, 2004).  Otra fuente alimenticia es el néctar de las flores y la mielecilla producida por hemípteros que atacan cultivos y vegetación silvestre.  Las obreras también succionan líquidos de fruta y recolectan trozos de frutillas, manzanas, peras, uva, entre otras especies (Estay y Aguilar, 2004; Curkovic et al., 2004). Los alimentos proteicos son proporcionados por las obreras a las larvas por trofalaxia, una práctica exclusiva de insectos sociales, que consiste en el intercambio mutuo de alimento entre adultos, y entre éstos y sus larvas o ninfas.  Montagner (1964) y Maschwitz (1966), ambos citados por Wilson (1971), consideran que las secreciones larvarias representan la reserva alimenticia de la colonia, y las glándulas salivales de las larvas son el análogo funcional del buche de las obreras.

    Las larvas, a través de un proceso enzimático complejo, transforman proteínas en carbohidratos que proporcionan a los adultos.  Sólo las larvas poseen quimotripsina, la enzima que cataliza la hidrólisis de péptidos, y carboxipeptidasa A y B.  No existe evidencia que los adultos puedan participar en la digestión proteica.  Las larvas producen y/o elaboran glucosa, fructosa y sacarosa, como también tri- y tetrasacáridos no identificados, y en retribución alimentan a las obreras con esta sustancia rica en azúcar (Montagner (1964) y Maschwitz (1966), ambos citados por Wilson (1971).  Así, la larva utiliza trofalaxia para intercambiar azúcar (la cual requiere poco) por proteínas, y la avispa adulta puede nutrirse con la sustancia azucarada.  La trofalaxia también sirve en la excreción, regula la humedad, temperatura y transfiere químicos dentro de la colonia (Wilson, 1971).

    Esta característica ha llevado a buscar formas de manejo de esta especie con cebos tóxicos orientados al control de colonias, con productos inocuos para las personas y que no afecten a otros insectos, en particular la abeja melífera.  Una estrategia como ésta requiere además el uso de insecticidas no repelentes, de baja toxicidad para las obreras, -de modo que transporten el ingrediente activo al interior del nido-, de bajo perfil ecotoxicológico, y económicos (Curkovic et al., 2004).

    El objetivo de esta investigación fue determinar la toxicidad aguda oral de seis insecticidas incorporados en solución de miel sobre larvas de último estadío de V. germanica y estimar las respectivas concentraciones letales medias (CL50).

    Partes: 1, 2
    Página siguiente