- Desarrollo
- Elementos que se deben considerar al momento de organizar la planificación
- Referentes teóricos previos que fundamentan la planificación de aula
- Nómina de verbos taxonomía de benjamín bloom
- Referencias Bibliográficas
"Antecedentes teóricos para confeccionar una planificación didáctica"
Presentación
Una de las tareas cotidianas que debe realizar el profesor, es en relación con la planificación del proceso enseñanza–aprendizaje, toda vez que se requiere una instancia pedagógica estructurada, coherente, ajustada a determinados tiempos e inserta en una realidad escolar específica.
Desde esta perspectiva, una planificación de clases resulta exitosa en la medida que cumple con algunas condiciones concretas, como por ejemplo, coherencia interna entre cada uno de sus componentes, vínculo de los objetivos con saberes de tipo conceptual, procedimental y actitudinal, potencial pedagógico de los contenidos, experiencias de aprendizajes significativas e indicadores de evaluación precisos. A lo anterior se suman otros aspectos relevantes, que si bien es cierto son inherentes al currículo constructivista, influyen notoriamente en la efectividad de una planeación de clases, nos referimos a motivación, contextualización, funcionalidad, consideración de categorías taxonómicas y relación con competencias educacionales entre otras variables.
Ciertamente, los aspectos ya explicitados constituyen parte del deber ser de la planificación, esto es de los aspectos ideales que ella debe contemplar; sin embargo, bien sabemos los educadores, que es una tarea compleja que requiere tiempo, dedicación, rigurosidad y experticia, aspectos que no siempre están presentes en la práctica pedagógica cotidiana.
Desarrollo
Planificar una clase es organizarla, determinar previamente cuál es su finalidad y la forma en que va a ser implementada; es decidir con antelación los lineamientos por los cuales como docente me voy a regir. Es en el fondo el "rayado de cancha" en que el mediador, el alumno y el proceso de enseñanza aprendizaje cobran el dinamismo necesario para transformase en los agentes claves que dan sentido a una sesión de aprendizaje. Al planear organizo, estructuro y sistematizo; al no planear corro el riesgo de ser parte de la planificación de otros y de transformar la clase en una instancia asistemática, incoherente, espontánea y carente de la rigurosidad requerida.
Si lo explicitado anteriormente no ha quedado lo suficientemente claro, por favor lea atentamente la breve historia que presentamos a continuación, en ella podrá extraer ideas interesantes y constatar lo ocurrido cuando no se planifica o no se organizan bien las cosas… ¡cuando se toman decisiones erradas!
Jefe o Remero
Anónimo
En 1996 hubo una competencia de remo entre un equipo chileno y otro japonés. Se dio la largada y los japoneses tomaron rápidamente la delantera, llegando a la meta una hora antes que el equipo chileno. La directiva nacional se abocó enteramente al análisis de tan bochornosa presentación y llegó a la conclusión de que en el equipo japonés había un jefe y diez remeros, mientras que en el chileno había un remero y diez jefes.
En 1997 se repitió el torneo, ambos equipos en la partida largaron, los japoneses tomaron la punta rápidamente, se fueron distanciando y llegaron primero a la meta. Los chilenos lo hicieron con dos horas de retraso. La directiva, analiza luego la situación con más preocupación que el año anterior; se concluyó que el equipo japonés mantiene su estructura; un jefe y diez remeros. El equipo, luego de las medidas tomadas el año anterior, estaba compuesto por un jefe general, dos asesores, siete jefes de área y un remero. La directiva llegó a la siguiente conclusión: el remero es incompetente.
En 1998 se repite la competencia, ahora el equipo chileno está dotado de nueva tecnología. Se da la partida, toma la punta el equipo japonés, que se mantiene allí hasta que llega a la meta. Los chilenos, llegaron ahora con cuatro horas de atraso. La directiva vuelve a analizar la situación y se concluye; el team japonés mantuvo su composición de tripulación, un jefe y diez remeros. El chileno, tras una planificación estratégica y el asesoramiento de especialistas en organización optó por una solución mucho más vanguardista: el nuevo equipo se conformó de un gerente regional, tres jefes de área, dos encargados de planificar, todos con sus respectivos bonos y horas extras, además de cuatro vigilantes que no le quitaban los ojos de encima al único remero, a quién le habían castigado quitándole todos los bonos e incentivos por el fracaso de los años anteriores.
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