Introducción
En la segunda mitad de la década de los 80 se iniciaron en Venezuela una serie de protestas estudiantiles que tenían como características principales su enfrentamiento al sistema político bipartidista, su extensión por todo el territorio nacional y la violencia que reiteradamente se manifestaba. Estas luchas estudiantiles representaron el más grave conflicto social vivido por el régimen puntofijista antes de los sucesos del 27 de febrero de 1989, y en cierta forma constituyeron el primer campanazo de lo que estaba por venir.
El protagonismo estudiantil en estos años ha pasado desapercibido en los análisis que se refieren a los antecedentes de la crisis política desatada a todo lo largo de la década de los noventa, crisis que condujo finalmente al triunfo electoral de Hugo Chávez y al inicio del proceso de cambios por el cual aún estamos atravesando. Dichos análisis hacen énfasis en los prolegómenos de la rebelión militar del 92, o en la bajada popular de los cerros en el 89, pero dejan de lado que antes de eso hubo una significativa protesta estudiantil entre 1987 y 1988, la cual contribuyó decisivamente a configurar un clima de opinión crítica en contra del sistema político hegemonizado por AD y COPEI.
En la protesta estudiantil de los ochenta se manifestaba ya la desconfianza y el rechazo hacia la dirigencia política del país y hacia las instituciones de la democracia, como expresión del malestar presente en las clases populares por los efectos de la crisis económica, las promesas incumplidas, y la corrupción que afloraba por todos los rincones del régimen bipartidista. La respuesta que recibió la lucha estudiantil fue la represión policial y militar. El gobierno caracterizó las protestas como parte de una conspiración subversiva, y en base a ese argumento justificó el uso de mecanismos represivos desproporcionados, como la militarización reiterada de las ciudades, el allanamiento de universidades, pedagógicos y politécnicos, y la apertura de juicios militares contra dirigentes estudiantiles. En contraparte, los estudiantes respondieron con mayor violencia, quemando y saqueando las casas de AD y COPEI, acciones emblemáticas que demostraban hasta qué punto el sistema político había perdido su legitimidad ante el pueblo.
Planteamiento del problema
La historia del movimiento estudiantil en el desarrollo del siglo XX latinoamericano y particularmente en Venezuela ha jugad un papel sumamente importante. Ya desde principios de siglo el espíritu estudiantil se hacia sentir en las calles venezolanas, pero fundamentalmente en las caraqueñas, levantándose contra la férrea dictadura de Juan Vicente Gómez. Pero también asumió papeles protagónicos en la historia de la construcción de la Venezuela pre-democráticas, es decir ante de 1959 y posterior a ella, porque sin lugar a dudas los estudiantes han jugado un papel protagónico en la dinámica social y política.
En la llamada democracia representativa los estudiantes definitivamente jugaron siempre un papel importante en la dinámica política de ese momento histórica. De manera puntual, se puede decir que en la década de los 80, durante los tres (3) gobiernos que lograron desarrollarse en ese momento histórico, los estudiantes, el movimiento estudiantil en su conjunto lograron articularse de manera coherente con el entorno social. En el gobierno de Carlos Andrés Pérez (1978-1983), Luis herrera Campins (1983-1988), Jaime Lusinchi (1988-1993) tiempo que comprende la década de los ochenta (1980) el movimiento estudiantil logró desarrollar acciones profundamente relacionadas con el quehacer social y político, convirtiéndose éste en una especie de motor y bujía de la organización social, de las barriadas populares que solicitaban reivindicaciones ante sus realidades sociales, de infraestructura, mejora de la realidad de sus comunidades, del derecho al empleo, a la vivienda.
Frente a esta situación, frente a estas exigencias los gobiernos de Pérez, Herrera y Lusinchi respondían con inusitadas represiones contra los estudiantes. De hecho la actuación de los estudiantes en la década de los años 80 significó para mucho el calentamiento del ambiente político en Venezuela. Al respecto de esta situación plantea Ramírez, (2009) que:
El movimiento estudiantil de los 80 supuso una plataforma que daba respuesta con la protesta en la calle frente a los grandes problemas que se habían acumulando desde el mismo momento de la fundación de la democracia representativa (p. 34)
También señala Agustín Blanco Muñoz, (1990) que:
Frente a los niveles de articulación de los estudiantes con el pueblo también organizado, los gobiernos democráticos desataron políticas de represión que buscaban la desarticulación de esas relaciones, por lo niveles de conciencia y actividad política y social que alcanzaban las comunidades. De hecho el movimiento estudiantil de la década de lo 80 logró sembrarse en muchas comunidades de Venezuela, donde desarrollaban altos niveles de trabajos organizativos. Barriadas enteras sintieron el trabajo de los estudiantes. Y ello incidió en las actividades políticas, sociales de las barriadas venezolanas. (p. 16).
El movimiento estudiantil venezolano de la década de los ochenta (80) significó de alguna manera una especie de elemento dinamizador de la acción social y política en el seno del movimiento popular. Frente a esa realidad los gobiernos que se desarrollaron en la década de lo 80 asumió al movimiento estudiantil como un serio problema capaz de desestabilizarlo, de hacer conciencia en las barriadas debido a la profunda vinculación que se operaban en la relación pueblo-estudiantes. Incluso se puede decir que hasta los estudiantes de Educación Media.
A los estudiantes desde la perspectiva del gobierno se les caracterizó como peligrosos, precisamente por el desarrollo de esas líneas de trabajo con la gente y por la organización que adquirieron las barriadas populares de toda Venezuela. Un hecho era evidente, los estudiantes estaban en la calle organizando al pueblo para la protesta y para alcanzar las mejores reivindicaciones para elevar su calidad de vida.
Frente a esta realidad se plantea el desarrollo de la presente investigación que asume como problema la manera y forma como ha evolucionado el movimiento estudiantil a la largo de la década de los años 80.
Frente a esta realidad es importante plantearse las siguientes interrogantes:
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