- Resumen
- Eloísa y Abelardo son conducidos ante el Inca
- El salón de las paradojas
- El gran salón de los cuervos blancos
- La sala donde combaten las ciencias
- El Túnel del Eterno Movimiento
- El relevo y la utopía
- Notas
RESUMEN
El Socialismo en el siglo XXI. Filosofía postmodernista y el relativismo epistémico. La negación de las paradojas. Alan Sokal, Thomas Kuhn y la Guerra de las Ciencias. Papel de las Cátedras CTS. Parménides, Zenón, Hume, Hempel … Regresa la pareja de filósofos amantes para debatir los grandes temas de la filosofía de hoy. En los salones dorados de un palacio imperial andino los amantes malditos, verdaderos fundadores de la civilización occidental, reflexionan sobre el movimiento armónico de la Historia.
INTRODUCCIÓN
Este artículo es una breve discusión sobre gnoseología. Aparentemente narrado en forma de historia ficcionada, está basado en rigurosos datos y conceptos que constituyen la entraña del discurso filosófico contemporáneo. En las Notas finales el lector puede verificar la certeza de ello. ¿Son las ideas una ilusión de la realidad? ¿En qué medida es la Ciencia responsable de las catástrofes ecológicas? ¿Regresarán nuestros descendientes a la vida nómada salvaje o el futuro hará realidad lo que ahora nos parecen imposibles? ¿Cuál es la esencia del postmodernismo de Foucault y Lyotard? Abelardo y Eloísa nos responden.
1. Eloísa y Abelardo son conducidos ante el Inca.
Con los ojos inclinados hacia el suelo, descalzos y con las pesadas cargas del protocolo sobre sus espaldas, Abelardo y Eloísa escuchaban al Inca.
– No sé cómo han descubierto mi palacio, pero mis sacerdotes han preguntado al Sol y este ha respondido que se puede confiar en ustedes.
El Inca removió sus vestiduras enjoyadas y los pendientes de oro que estiraban sus orejas hasta los hombros se balancearon levemente.
– Imploramos humildes al Inca –apenas pronunció Eloísa con los ojos clavados en la tierra– que nos permita recorrer su palacio.
– Me aseguran que han llegado después de atravesar el gran río y la gran montaña.
– Somos franceses –aclaró Abelardo-, gente de un país muy distante, y hemos sufrido. No fue por amarnos que me condenaron al suplicio de la castración sino porque enseñaba que se debe contraponer la verdad a la falsedad si se desea servir a Dios. Comenzaba el siglo doce y tratábamos de levantar un mundo sumido en la ignorancia y el subdesarrollo. Los jóvenes imitaban las modas árabes, pero algunos otros venían a escucharme haciendo penosos recorridos desde tierras muy alejadas cargando su comida y sus vestiduras. No soy vanidoso, pero por solo oírme permanecían meses durmiendo sobre la hierba de los campos. Fue así y no de otra manera que se formó la Universidad de París y así fue que esta formó la de Oxford. Y las universidades constituyeron las palancas del desarrollo de Europa.
– El Gran Inca no entendía bien y arrugó el ceño. Miró a sus consejeros y a sus ocho mil sirvientes y nadie pronunció una palabra, pero el Sol con voz muy grave le dijo al Inca: CONFÍA.
– Tuve un hijo –agregó Eloísa- que me arrebataron y desaparecieron antes de condenarme a la clausura de un convento. Pero mi culpa no era amar a este hombre, sino que era yo de entre todos sus alumnos quien mejor lo entendía y era a mí a quien era el dado continuar su obra.
– El Inca no se atrevió a consultar con sus consejeros por temor a otra advertencia del Sol.
-. Bien, ¿para qué desean recorrer mi palacio?
– Queremos –apuntó Eloísa- conversar con las paradojas de su salón porque ellas todavía hacen errar a algunas personas.
– Queremos –continuó Abelardo- refutar a Hume y a Hempel en el gran salón de los cuervos blancos porque aún hoy son utilizados maliciosamente sus argumentos.
– Necesitamos –dijo Eloísa más animada- confrontar a Thomas Kuhn y a los postmodernistas en el salón donde combaten las ciencias porque hoy un solo hombre en la Tierra los confronta.
– Deseamos trasladarnos por el Túnel del Eterno Movimiento –agregó Abelardo- para reflexionar sobre la Historia y sobre la importancia del movimiento armónico.
– Y finalmente –dijeron a dúo- nos será posible admirar cómo el jinete antiguo entrega la antorcha al jinete del siglo XXI.
El Inca quedó profundamente pensativo, intuía por fin qué querían los amantes. Les ordenó levantar la cabeza para que lo miraran a los ojos.
– No puedo orientarlos ni enviarles guía alguno. Ya no podemos traspasar las fronteras del tiempo.
– El camino –respondió Eloísa resueltamente- ya estamos acostumbrados a encontrarlo solos.
Todavía el Inca estuvo unos instantes indeciso, pero como toda su raza estaba ofendida decidió levantar el índice. Habían tres puertas. Dijo:
– Encontrarán tres puertas en cada salón pero solo a una deben atender. Les advierto: si abren la puerta equivocada mis soldados los traerán de regreso por no ser dignos de recorrer mi palacio y yo los haré retornar a vuestro olvido. El abandono de los hombres les depara una equivocación.
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