La Naturaleza nos favoreció en muchos aspectos extraordinarios para exhibirnos, como su "Obra Maestra", en el anaquel donde presenta sus mejores proyectos.
Pero, en algunos asuntos ha dejado mucho que desear.
Veamos:
Puede ser que el ser humano esté superdotado en muchos atributos, pero el asunto de dar nacimiento a sus hijos no es uno de ellos.
Entre los primates, nuestros relativos más cercanos, las hembras paren a sus hijos a través de canales pélvicos anchos y sin ninguna dificultad.
En contraste, bebés humanos tienen que girar como el corcho en una botella a través de una pelvis estrecha, emergiendo con la cabeza hacia abajo y el mentón hacia delante, como si se alejara de la madre, siendo el único primate que usa ese mecanismo.
Gorila
La antropóloga de la Universidad de Delaware Karen Rosenberg dijo lo siguiente durante un reciente congreso de Antropología en los EE.UU.: "No es la clase de invención que uno haría, si uno lo estuviera diseñando hoy día".
El problema es que este "diseño" no fue inventado hoy día, sino que ha sido el producto de la Evolución de por lo menos 3 millones de años. Se le relaciona a la adopción permanente de nuestra locomoción bípeda, lo cual necesitó que los huesos de la cadera de la mujer tuvieran que adaptarse a esta forma de estación y marcha y a la maternidad de un bebé que es proporcionalmente más grande, en relación a su cuerpo, que ningún otro primate.
Para evitar que el tamaño del bebé humano impida su pasaje por la pelvis materna, la gestación de nuestra especie finaliza antes de que el desarrollo fetal sea completo.
Esta "solución", es requerida para poder dotar al hombre con el cerebro más voluminoso que existe pero que, a la vez, nos relega a pertenecer a la categoría de animales que nacen alitricios -esto es, extremadamente inmaduros.
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