Esferas de piedra en Costa Rica. Enigma en el Delta del Diquís
Enviado por Alberto Sibaja Álvarez
- El ancestral Delta del Diquís
- ¿Cuándo fueron descubiertas?
- ¿Qué las hace tan especiales?
- ¿Donde están?
- El exilio
- Símbolos gubernamentales
- Políticos bondadosos
- Esferas registradas
- El recibimiento
- ¿Qué tamaño tienen las esferas?. La más grande registrada
- Bajo el manto de aluvión
- ¿Quiénes las hicieron?
- Los primeros amerindios. El filtro biológico
- Las tres grandes regiones
- Los nuevos resultados
- Cazadores y recolectores- Los Clanes.La agricultura
- El animal urbano
- Los códices del trópico. La tribu. Reyes, caciques y sacerdotes
- Las fronteras del reino
- Matriarcado
- ¿Cómo fueron hechas?
- Vendedores de enigmas
- Hombres y mujeres del pasado
- ¿De qué están hechas?
- ¿Cómo las transportaron?
- ¿Qué edad tienen las esferas?
- Sin Testigos
- Cronología de las incursiones españolas a la zona del Diquís
- ¿Qué representan?
- Intérprete de las esferas
- Producción de esferas como actividad económica
- Trabajos de campo
- ¿Por qué es tan importante su emplazamiento original?
- El parque temático de las esferas
- Exhortación
- Arqueología
- Conclusión
- Bibliografía consultada
El Delta del Diquís, ubicado en el pacifico Sur de Costa Rica, en la baja Centroamérica, alberga una de las manifestaciones escultóricas y culturales, más sorprendentes y singulares de toda la América prehispánica.
Se trata de las monumentales esferas de piedra descubiertas en la espesa jungla tropical costarricense, donde en otras épocas se desarrollara una particular cultura amerindia que dominó todo el delta y un amplio territorio en torno a él.
El alto grado de perfección de estas singulares efigies y la gloriosa manifestación de su pasado, evocan incógnitas similares a las planteadas por las pirámides mayas y aztecas, los colosales rostros de la isla de Pascua, los abrumadores muros de Sacsayhuamán, las megalíticas cabezas olmecas, la ciudad de los dioses en Tiahuanaco, las reliquias de Anáhuac, o el encumbrado emporio de Machu Pichu, entre muchos otros tesoros amerindios.
Los ineludibles siglos han borrado el nombre de la notable civilización que las esculpió, pero las edades no pudieron destruir sus esféricos monumentos ni corromper el oro de sus orfebres.
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