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El síndrome de Hecatón y las distorciones del mercado

Enviado por Héctor Valle

Partes: 1, 2

    1. Derechos Humanos
    2. Humanidad, humanismo, hombre
    3. Solidaridad
    4. La preposición

    Globalización, Derechos Humanos y Solidaridad

    Así y todo, cedemos, en el inicio, la voz a Hecatón , filósofo estoico del siglo II antes de nuestra era. Hecatón enseñaba que, entre la salvación de uno mismo y la de un extraño, debe optarse …

    Unos gobiernan el mundo, otros son el mundo Fernando Pessoa

    Al final, será una preposición la que signe este trabajo, al establecer la inflexión, el matiz propio, de quien lo expresa. Así y todo, cedemos, en el inicio, la voz a Hecatón , filósofo estoico del siglo II antes de nuestra era. Hecatón enseñaba que, entre la salvación de uno mismo y la de un extraño, debe optarse por la propia, dando el siguiente ejemplo: En caso de hambruna, ¿hay que alimentar primero a los esclavos, a riesgo de poner en peligro los ingresos del amo, sus medios de producción, como así también el número de sus bienes? ¿O bien, hay que hacer lo contrario? Luego, y si por ventura un barco está a punto de hundirse por estar demasiado cargado, y hay que elegir entre sacrificar el caballo de raza o un esclavo de poco valor, ¿a cuál de los dos debe arrojarse por la borda? Hecatón responde que hay que preferir el interés personal frente al de la humanidad. Coincidimos con el filósofo francés Michel Onfray, cuando establece que el síndrome de Hecatón atañe a los que practican la economía como una actividad separada y la entienden como la ciencia de los bienes y las riquezas, excluyendo al hombre y a la humanidad de sus preocupaciones. Primado generalizado, recordando a Erich Fromm , del tener sobre el ser. Onfray advierte que el síndrome de Hecatón muestra que en lo esencial de una civilización, lo inaugural se basa en el sacrificio, y la permanencia se asegura mediante el holocausto incesantemente reiterado, al anteponer la economía a todo y por sobre todo, y la política, muy después, a su servicio. O sea, primero el dinero y después lo demás, o nada más.

     

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