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La mujer y los aspectos sicosociales y culturales del abuso de las drogas y el alcohol en la globalización

Partes: 1, 2

  1. Implicaciones del ciclo menstrual sobre el consumo de drogas
  2. Las mujeres con frecuencia experimentan el abuso de drogas y la adición de una manera totalmente diferente a la de los hombres
  3. Las diferencias entre el hombre y la mujer
  4. Las mujeres en las circunstancias socio-culturales
  5. Las mujeres en la jerarquía social
  6. Las mujeres desarrollan una adicción más rápidamente
  7. En consumo de alcohol en la mujer
  8. Bibliography & references

Resume: La mujer drogadicta aparece en una condición de mayor vulnerabilidad que el hombre y es más gravemente expuesto a los riesgos para su salud e integridad física. Esta condición, que ya está en desventaja se agrava por el hecho de que el sistema de los servicios socio-sanitarios para el tratamiento y la rehabilitación no parece tener este factor en cuenta suficientemente por subestimar sus necesidades específicas y por lo tanto proponer protocolos de intervención, que son los mismos que los varones. El hecho de que las mujeres drogadictas son una clara minoría con respecto a los varones y la potencialidad evolutiva se han conformado por una interpretación de la situación que adquiere una connotación predominantemente masculina. Las mujeres están en una condición de mayor vulnerabilidad que los hombres y están más expuestas a riesgos para su salud, esta condición es generada por el ciclo menstrual, el proceso de gestación, la violencia domestica, el abuso sexual, el abuso sexual infantil, prostitución forzada, la comercialización y tráfico de mujeres y la victimización de las consumidoras de drogas lleva a una mayor vulnerabilidad, y la victimización de la identidad femenina.

edu.red

Traducción de Rosa Amelia Pérez Hopkins.

En un reciente estudio sobre el abuso del alcohol, se estima que 77,6% de las mujeres de 12 años o más reportaron haber consumido alcohol alguna vez. Mientras que el 82,5% de las mujeres blancas reportaron el uso del alcohol alguna vez, sólo el 67,9% de las mujeres negras reportaron haberlo usado alguna vez; asimismo, se informó que el 60,8% de las mujeres hispanas también lo han consumido. Entre las actuales consumidoras los porcentajes son como sigue: el

7,16% de las mujeres blancas, el 10,22% de las mujeres negras, el 22,16% de las mujeres indias americanas / mujeres nativas de Alaska, y el 9,03% de las mujeres hispanas informó dependencia del alcohol.

Hoy en día vivimos en un mundo que está cambiando rápidamente y una comprensión profunda de la identidad femenina1, sin duda, contribuirá

significativamente al mejor entendimiento de ciertos aspectos psicológicos, no sólo como un proceso evolutivo personal, sino también un conocimiento de las implicaciones sociales. Aspectos que son los más afectados por estos cambios culturales, tales como: estilo de vida.

Las consecuencias de su impacto se pueden apreciar en las nuevas tendencias en el consumo de drogas y alcohol, entre otras sustancias.

Un acercamiento a través de la literatura nos da la impresión de que la reflexión teórica sobre el proceso de identificación femenina no se mantiene al día con respecto a los aspectos personales y psicopatológicos. Esto es especialmente cierto, sin duda, en relación con los fenómenos de la drogadicción en los cuales la importancia epidemiológica de las mujeres, indudablemente, representa una parte del problema que no puede ser ignorada.

En efecto, cuando un problema de abuso de drogas se hace evidente, la drogadicta aparece en una condición de mayor vulnerabilidad que el varón y su exposición es más grave frente a los riesgos para su salud e integridad física. Un adicto es una persona cuya vida está controlada por las drogas en diferentes niveles. Esta condición, que ya representa una desventaja en sí, se agrava debido a que el sistema de los servicios socio-sanitarios para el tratamiento y la rehabilitación no parecen tomar en cuenta el factor de la drogadicción con el suficiente interés y subestiman las necesidades específicas de la drogadicta y por lo tanto proponen los mismos protocolos de intervención que para los varones.

Los adictos son personas en las garras de una enfermedad crónica y progresiva y cuyos finales son siempre los mismos: las cárceles, las instituciones y la muerte. Tal vez la mujer puede que admita que tiene problemas con drogas, pero no se considera a sí misma como adicta. Todos tenemos ideas preconcebidas sobre lo que es un adicto. No hay nada vergonzoso en ser drogadicto, una vez que comience a tomar medidas positivas; sin embargo, en la identidad femenina se presenta una condición de mayor vulnerabilidad en comparación con la masculina. Esto se puede apreciar en los cambios culturales, tales como el estilo de vida con mayores repercusiones que en los hombres.

En Estados Unidos las mujeres drogodependientes son una clara minoría con respecto a los varones y se observa en ellas una tasa inferior de consumo. Este factor ha conducido a conformar una situación donde las necesidades de asistencia, por un lado y su potencialidad de evolucionar, por otro lado, llevan a una interpretación de connotación predominantemente masculina.

Partes: 1, 2
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