TRABAJO DE SUSTENTACIÓN TEMA: “LOS MENDIGOS” PROFESOR: DR. JUAN DIEGO SIGUENZA.
2007 – 2008
Describir el número de mendigos existentes en la ciudad de Azogues.
Determinar cuántos mendigos existen en la ciudad de Azogues según el género. Determinar cuántos mendigos existen en la ciudad de Azogues según la edad. Determinar cuántos mendigos existen en la ciudad de Azogues según las causas
Todos sabemos que la vida en este mundo no resulta ser siempre demasiado fácil y asequible para todos los que en él habitamos. Hay personas obsesionadas por los placeres, goces y deleites que buscan disfrutar de todo aquello que consideran importante y esencial. Según ellos, el dinero es, sin ninguna duda, el mayor causante de la felicidad, pues te da y ofrece lo apetecible y, muchas veces, lo difícilmente alcanzable de las cosas del mundo. Pero no todas las personas del planeta tienen la suerte de haber encontrado la felicidad gracias al tan estimado dinero, y ésta ha podido ser la causa más clamorosa de su situación.
Debido a esto, hemos considerado importante salir a la calle y sentir, con el mismo testimonio de la gente que carece de bienes materiales, el irritante y angustioso dolor que provoca dormir todos los días que restan de su vida en la calle, con la única compañía de la soledad y el abandono. Deambulando por la ciudad, resulta muy difícil cruzar dos calles y no encontrarte con algún mendigo o con alguna persona que, no se sabe debido a qué, te pide un poco de ti, pero que es suficiente para calmar su desalentado apetito. Nadie es capaz de pasar por el lado de alguna de estas personas y no sentir su tristeza.
La mayoría de la gente pasamos al lado de todos ellos y nos decimos a nosotros mismos: "más vale que se busquen un trabajo…" o "para qué le voy a dar nada si luego se lo van a gastar en bebida o en droga…". Pero, ¿sabe alguno de nosotros las causas que le han llevado a estar viviendo en la calle, suplicando la ayuda de los demás para poder comer?. La única manera de hallar una respuesta es acercándote a ellos y, gracias a su testimonio, conocer las verdades de lo acontecido en tiempos pasados y que ocasionaron esta aterradora situación.
El incremento de la mendicidad, es algo que está arraigado en nuestro país desde hace 15 años. Este fenómeno originalmente se presentaba con la salida de niños y luego de familias enteras a la vereda de los caminos para pedir limosnas; pero, con el tiempo se vio que las personas que hacen de la mendicidad una forma de sobrevivencia, encontraron la posibilidad de incrementar sus ingresos migrando a las ciudades vecinas o ya sea en su misma tierra natal saliendo a las calles justamente para obtener algunos ingresos adicionales.
No obstante, desde el punto de vista ético de la clase media y de los derechos humanos es un acto totalmente reprobable. ”Debemos ubicarnos en el contexto y estamos hablando de padres y madres de familias que no tienen noción de la ética, que desconocen los derechos y por tanto mal pueden ejercerlos; inclusive conociendo estos derechos, en un análisis de relación costo–beneficio van a priorizar siempre la utilización de sus hijos para tener esos fondos adicionales y no hacer las consideraciones de carácter ético“/, añade un Sociólogo respecto al tema.
Para triunfar en la vida, los mendigos estudian. Espiando la televisión, en bares y vidrieras, los mendigos reciben lecciones de los maestros del oficio. Así, éstos aprenden que la verdad no es eficaz. Un buen profesional no pide para el vino: extiende la mano suplicando una caridad para llevar a la anciana madre al hospital, o para pagar el cajón del hijito que acaba de morir, mientras con la otra exhibe la receta médica o el certificado de defunción.
Los mendigos también aprenden que algo hay que ofrecer, a cambio de la limosna. Ellos tienen la CALLE por patria, carecen de territorio: no hay suelos, ni subsuelos, ni empresas públicas, que puedan entregar. Pero pueden prometer un lugar en el Cielo: no me obligue a robar, Dios también pidió, lo dice la Biblia, Dios se lo pague, Dios lo tenga en la Gloria. Cada vez que la caridad ocurre, la cárcel pierde un preso y el Paraíso gana un habitante.
Cada vez crece el número de indigentes en las calles, iglesias y mercados que llegan atraídos por la generosidad de los pobladores de la ciudad. Las puertas y las aceras de la Catedral y San Francisco son los lugares donde se asientan a pedir limosnas los indigentes. Sin embargo, el día sábado y domingo son preferidos por todos y empieza una disputa entre ellos por recibir la limosna de la gente. Para causar lástima los discapacitados dejan al descubierto sus discapacidades físicas y los demás utilizan a sus hijos para recaudar más dinero, sin medir el
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