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Alfabetización visual (página 2)

Enviado por Claudio Altisen


Partes: 1, 2, 3

4. Ya a esta altura del trabajo, proponemos una primera aproximación a las relaciones entre educación e imagen.

5. Vuelta la mirada sobre el educando, en cuanto que es "hijo de su tiempo…", parafraseamos a Enrique Rojas en su descripción de lo que él denomina el hombre "light", tratando de descubrir allí "lo vacío" del hombre de la imagen. Supuestamente, la educación debe "llenar" ese vacío del hombre light…, y entonces abordamos la problemática de la educación del hombre light…

6. Habiendo mostrado ya bastantes realidades, proponemos en este capítulo un marco "teórico" concreto, sobre la importancia de "la imagen" en la educación que dice llamarse integral y humanística, y también sobre la importancia de la "alfabetización visual" en la escuela…

7. Y si en el capítulo anterior se fundamentó teóricamente, en este se propone prácticamente (= organización escolar), cuál es el "rol" que un diseñador gráfico puede y debería desempeñar en la escuela.

Luego esta secuencia de siete capítulos se concluye reflexivamente…

8. Para finalizar toda esta investigación, "nos tomamos recreo" con un anexo que nos ponen a conversar informalmente con profesionales de la comunicación visual que están realizando una experiencia educativa en nuestra ciudad de Rosario ("Complejo Educativo Alberdi").

Yin y Yang… "lleno y vacío": vea y desaprenda; para comprender que la confrontación rabiosa y caprichosa no aporta soluciones satisfactorias. El error "al igual que el mal", no existen… son carencia de verdad o de bien, pero en sí mismos no tienen entidad. De nada sirve luchar contra tal o cual teoría o afirmación.

¿Por qué mejor no plantearse un desapasionado y sano sincretismo? Cada vez que luchamos contra algo, le damos poder…; hay que tomar conciencia, adquirir la sabiduría para poder pasar a través de la contradicción. Porque la contradicción es nuestra definición de la problemática "nuestras palabras que pretenden atar, definir o poner límite a la realidad que nos desborda y nos sorprende por todas partes", pero la problemática en sí misma, es toda una y más rica que nuestras teorías. El error absoluto no existe, y nadie es dueño de la verdad; en materia tan actual y tan multifacética como la de la cultura de la imagen, un criterioso sincretismo es saludable…

Esa era la insistencia de Maritain al aconsejar a los que se dedican al trabajo intelectual: "en todo… distinguir sin separar, para unir sin confundir".

"Lleno y vacío"… opuestos, parecen elementos contradictorios, pero "en realidad" la contradicción se resuelve en la visión del todo.

1/ La cotidianeidad en una "cultura de la imagen".

En el Principio.

Un cierto día (in principio), el Supremo Diseñador del Universo comenzó una obra que acabó en siete días. Esa obra paradisíaca, que fascina a los ecolo- gistas, no se entendió sin el hombre que trabajara para adecuar y completar el diseño original, con arreglo a su cambiante situación histórica. Y el Supremo Diseñador, diseñó esa rara especie de diseñadores compulsivos llamada: hom- bre… El hombre, la última pieza de la Creación, ha asumido desde su aparición el oficio terrestre de diseñar todo lo que consideró que faltaba en el proyecto original, y aún de re-diseñar lo que ya estaba hecho y simple y naturalmente

"dado"… En este planeta, el hombre, y sólo él (participando de la Suprema Creatividad), ha sido quien ha creado el cierre relámpago, la Muralla China, los cursis enanos de jardín, las bebidas espumantes, los pasacalles, la mesita ratona, el Topo Gigio, la muñeca Barbie, el art nouveau, el fusil soviético Klashnicov, el existencialismo, el napalm, el posmodernismo, la educación a distancia y los colegios, la Harley Davidson, el rock n'roll, el alfabeto tipográfico Garamond, El nombre de la rosa, la Power Macintosh, y hasta los almuerzos de mediodía por televisión… El hombre siempre diseñó todo; es decir, ha ideado constantemen- te, medidas de acción dirigidas a cambiar "situaciones existentes, por situa- ciones preferibles" 2.

Veamos…, nuestra vida cotidiana (quotidie), la de cada día, la que compone el entramado vivo de nuestro acontecer y devenir habitual, está poblada (… e incluso sobrepoblada) de piezas de diseño sin las cuales práctica- mente no sabríamos cómo vivir. El boleto del colectivo, es una pieza de diseño; el billete con el que pagamos lo que compramos, es una pieza de diseño; nuestro programa de televisión favorito, es una pieza de diseño; el libro que usamos para estudiar, es una pieza de diseño; este trabajo que usted está leyendo y sosteniendo en sus manos, es una pieza de diseño… Perdónenme la insistencia redundante, pero es importante que veamos con claridad desde el principio cómo y cuánto estamos rodeados de "piezas de diseño". No solemos tomar conciencia de ésto, pero es importante ser concientes de ello, pues por ejemplo, pensemos que incluso en la medida en que los planes de educación son piezas  diseñadas que actúan mediante otras piezas de diseño (libros, audiovisuales, el aula, el uniforme, etc.), se nos está diciendo que hay un

"proyecto", para comunicarnos la idea, de qué hombre debo ser…3

Dentro de las fuerzas que gobiernan el espacio público de nuestras ciuda- des, el ruido, la temperatura, el movimiento, el color, los instrumentos de comu- nicación del cual forman parte los carteles, el equipamiento urbano, las señales y las marquesinas, todo ello nos condiciona y nos enriquece en un llamativo y paradojal juego perceptual4…, pero es innegable "porque está a la vista", que todo este conjunto ha adquirido en nuestra cultura actual, una dimensión epidé- mica y corrosiva.

El emplazamiento de los estímulos en el ambiente, en el paisaje cotidiano, ha gozado desde siempre del privilegio de la impunidad, y en términos genera- les no están aún clarificados los conceptos que tienden a condenar el estupro visual.

Esta situación es realmente dramática en sociedades que han decidido que todo espacio público está en venta… De ahí que Gilles Deleuze, venga a decir que nuestra autodenominada "civilización o cultura de la imagen", sea sobre todo una "civilización o cultura del cliché". Y esto puede explicarse en un doble sentido. Por un lado, porque la hiperinflación icónica se edifica sobre la redundancia (insistir una y mil veces sobre lo mismo, para que algo quede). Y por otro, en un sentido más complejo, por el hecho de que el Poder constituido

(cualquiera que sea), mantiene muchas veces un interés cierto en la oculta- ción, distorsión o manipulación de ciertas imágenes, de tal manera que estas dejan de ser un medio de revelar la realidad5 para convertirse en una forma de ocultarla. Así, redundancia y ocultación se convierten en caras de una misma y corrompida moneda.

Y por si esto fuera poco, insiste Deleuze en que existe un interés genera- lizado por "escondernos algo en la imagen". Y ese "algo" no es sino su aspecto de lenguaje, su carácter de instrumento de persuasión, el que no exis- ten espejos que no sean deformantes, ya que todo acto de lenguaje icónico es fruto, como veremos más adelante, de una estrategia significativa y, por tanto, persuasiva… o tendenciosamente pedagoga de las masas.

2/ La educación actual ante la cultura de la imagen.

Nuevos lenguajes:

La necesidad de pensar la imagen.

No se debe al azar el que hablemos de "cultura de la imagen" para caracterizar con rapidez el universo comunicativo contemporáneo. Se hace, pues, necesario proceder a un análisis que sitúe esta expansión de "lo visual", fruto en buena medida del crecimiento incontrolado de los mass-media (medios de comunicación de masas), en lo que tiene de particular, poniendo el acento en uno de los puntos claves que la imagen impone con fuerza: su caracter de inmediatez, su apariencia de reflejo especular de la realidad, de duplicación de esta misma. Así "según Edmund Carpenter", hablar de imagen será hacerlo de un soporte de la comunicación visual en el que se materializa un frag- mento del universo perceptivo y que presenta la característica de prolon- gar su existencia en el curso del tiempo. Luego veremos cómo la actual didáctica de las escuelas, desatiende el aporte insustituible de estos soportes… Pues no puede dejarse de lado la relación existente entre las estructuras cog- noscitivas planteadas por el sujeto y el marco en que estas se ejercen. Porque en todo acto perceptivo se involucra el sujeto perceptor en tanto que animal histórico y cultural.

En relación con las ideas anteriores, se encuentra el hecho de que la densidad visual de las imagenes ha crecido en progresión geométrica en las últimas décadas. Abraham Moles ha subrayado la necesidad de comenzar a anali- zar cómo el tamaño numérico de un flujo "en este caso de imágenes" es capaz de condicionar el comportamiento humano. De ahí que se comience a hablar de una ecología de la imagen, que se preocupa de la presión visual a la que nos vemos sometidos en nuestra "cotidianeidad".

Lo importante es "ante estos nuevos lenguajes" comprender la necesidad de aprender a "pensar" la imagen, analizando cómo funcionan y comunican los discursos visuales, evitando la proliferación de esa especie contemporánea de

"ciegos videntes", que no sólo no saben pensar "la" imagen, sino que tampoco saben "con" la imagen, pensar ellos mismos (al respecto, ya hablaremos más adelante del concepto de imagen mental). Veamos aquí que los nuevos medios

"el cine, la radio, la televisión" son nuevos lenguajes, y su gramática es todavía desconocida. Cada uno de ellos codifica la realidad de modo diferente; cada uno de ellos oculta una metafísica… Lo natural es que una cultura explote sus tendencias en materia de medios de comunicación. En estos nuevos medios de comunicación hay un patrón, no una línea sino un nudo; no la linealidad ni la causalidad ni la cronología, nada que conduzca a una culminación deseada, sino un nudo gordiano 6 sin antecedentes ni resultados, que contiene en sí mismo elementos cuidadosamente seleccionados, yuxtapuestos, inseparablemente fundi- dos; un nudo que no puede desatarse dándonos el largo y fino cordel de la linealidad. Esto es especialmente cierto en los anuncios que nunca presentan un argumento ordenado, secuencial, racional, sino que simplemente presentan el producto asociado con cosas o actitudes deseables. Así Gancia aparece como "Un estilo"  en la mano de mujeres bellísimas y siempre sonrientes, en el marco de fiestas elegantes y rodeadas de apuestos admiradores. Mediante la repetición estos elementos se asocian en nuestra mente, en un patrón de cohesión sufi- ciente (Gestalt), de forma que un elemento pueda evocar los demás en una situación aparte del hecho de estar mirando la publicidad en la TV. Si acaso pensamos que los anuncios están destinados a vender productos, perdemos de vista su principal efecto: aumentar el placer en el consumo del producto… Gancia es mucho más que un aperitivo refrescante; el consumidor participa en una experiencia mucho mayor, y adquiere para sí ese estilo que ve en el anuncio. Es innegable que este tipo de manejo de la imagen cumple una verda- dera función pedagógica…, al menos en cuanto que encaminan las conductas del público. Y con tal de conseguir eso, desplegan en cada pieza publicitaria un verdadero arsenal "didáctico"… Los maestros y profesores de nuestras escuelas, no parecen tener la menor idea de cómo instrumentar la imagen para sus propios fines pedagógicos… Es más, continúan insistiendo con métodos lineales (librescos), sin atender a que se dirigen a jóvenes de una cultura no lineal (la de la imagen). Los educadores deberían comprender que desarrollan una labor inclui- da en la "comunicación", y que no pueden desatender a los fenómenos cultura- les de cada tiempo en el que se desarrolla esa labor.

3/ El Diseño Gráfico.

En el prólogo del libro "Diseño Gráfico y Comunicación" 7 , de Jorge Frascara, Peter Kneebone escribe lo siguiente: "A pesar de ser una actividad que juega un papel tan importante en nuestras vidas, el diseño gráfico es frecuentemente mal entendido, a veces incluso por los mismos diseña- dores…

Tenemos ideas mucho más claras acerca de lo que esperamos de un médico, un arquitecto, un contador o un verdulero. No cabe duda que en estos casos estamos hablando de salud, construcción, dinero y comida. Estamos hablando de necesidades humanas. Estamos hablando acerca de actividades que han evolucionado clara e históricamente en relación con estas necesidades y con el desarrollo socio-económico, y que tienen un lugar conocido y preciso en nuestras estructuras sociales.  Si yo digo

"soy un diseñador gráfico", la reacción más frecuente es: "¿Qué es eso exactamente?" Un médico o un verdulero no recibirían esta reacción, aunque es posible que la gente les pregunte acerca de la clase precisa de trabajo dentro de la medicina o el comercio de verduras.

Los productos del diseño gráfico equipan nuestra vida cotidia- na: Sellos de correo, periódicos, boletos de ómnibus, libros, mapas, seña- les, afiches, documentos administrativos… La lista es casi interminable. Estos objetos no siempre están desarrollados por diseñadores gráficos, tanto como los problemas de salud no siempre son tratados por médicos sino por autoprescripción, ejercicio, dieta, fe, y otras formas de terapia. Esto, sin embargo, no disminuye ni la importancia de los problemas, ni la necesidad de contar con médicos. De paso, cabe agregar que el médico necesita libros de texto, el contador necesita formularios y los alimentos necesitan envases gráficamente eficientes e informativos. Una de las grandes virtudes del valioso libro de Jorge Frascara es que no sólo considera los objetos del diseño gráfico y las técnicas usadas para producirlos, sino que también examina en detalle el rol del diseñador gráfico y los métodos que utiliza, a la vez que analiza la naturaleza de la comunicación visual."

El diseñador gráfico trabaja en la interpretación, el ordenamiento y la pre- sentación visual de mensajes. Su sensibilidad para la forma debe ser paralela a su sensibilidad para el contenido. Un diseñador de textos no ordena tipografía, sino que ordena palabras, trabaja en la efectividad, la belleza y la economía de los mensajes. Este trabajo, más allá de la cosmética, tiene que ver con la planifica- ción y estructuración de las comunicaciones, con su producción y con su evalua- ción.

Diseño Gráfico es Diseño de Comunicación visual, y esto debe ser fuertemente comprendido.

Es necesario reconocer que el título «diseñador gráfico» ha contribuido a la vaguedad que sufre el entendimiento de la profesión. A pesar de ser mejor que

«artista gráfico» y mucho más apropiado que «artista», el título todavía hace un énfasis desmedido en lo gráfico-físico y desatiende el aspecto más esencial de la profesión, que no es el de crear meras formas (como en otros campos de acción del diseño), sino el de crear comunicaciones.

Es por este motivo que si bien el término «diseñador gráfico» es la denomi- nación más aceptada para la profesión, el título más apropiado y descriptivo es

«diseñador de comunicación visual», ya que en este caso están presentes los tres elementos necesarios para definir una actividad: un método: diseño; un objetivo: comunicación; y un campo: lo visual.

El diseñador gráfico es el profesional que mediante un método específico

(diseño), construye mensajes (comunicación), con medios visuales.

Si entendemos el proceso de comunicación como un acto en el cual el receptor construye el significado (aprendizaje), podemos entender que como evento el elemento gráfico diseñado no constituye la totalidad del mensaje, sino que éste es relativamente incierto hasta que el receptor lo establece mediante su intervención.

En ese acto tienen lugar aceptaciones y rechazos que facilitan o dificultan la recepción y la retención de los mensajes, y que también afectan la relación del receptor con el emisor en forma más o menos duradera. Toda comunicación en diseño gráfico incluye una fuente, un sumario transmisor, un medio, un código, una forma, un tema y un receptor (que construye un contenido o significado y desarrolla una conducta visible o interna "que aprende").

Toda comunicación incluye procesos cognitivos y emotivos, así como tam- bién información a nivel denotativo y connotativo 8. Lo estético es siempre comunicacional y merece tratamiento aparte.

Diseño para educación, es un área específica de práctica profesional. De acuerdo con lo expuesto hasta el momento, el campo de trabajo del diseñador gráfico estaría definido por el eje que une «información» con «persua- sión». A pesar de que estos dos polos son de capital importancia para la com- prensión de la profesión y que, en alguna medida, están presentes en toda pieza de comunicación, es necesario entender que el diseño para la educación, si bien participa de esos polos, tiene también elementos originales que merecen una clasificación especial.

Educar no es reducible a informar o enseñar simplemente "algo" y, si bien incluye elementos persuasivos, no es tampoco reducible a ellos. En educación la participación activa del usuario del diseño es indispensable. No así en informa- ción. El diseño para persuasión persigue la modificación de la conducta del receptor, pero si bien el diseño educativo persigue también modificaciones de conducta, las modificaciones buscadas son de carácter diferente, un carácter en el cual el individuo es motivado a pensar, juzgar y desarrollarse, no motivado a adoptar decisiones preconcebidas.

En síntesis, el objetivo del mensaje persuasivo es el de dirigir, mientras que el del mensaje educativo es el de contribuir al desarrollo integral de la persona humana. Es cierto que hay materiales usados en el contexto educativo que no son más que materiales informativos o persuasivos. No es el contexto lo que establece el tono, sino los métodos concebidos para la utilización del mate- rial, los que determinan la naturaleza del mismo. Toda escuela cuenta con «mate- rial didáctico», que es en realidad material de referencia informativa (mapas, diagramas, dibujos, etc.), así como también material persuasivo (escenas patrióti- cas llenas de acción romántica donde los personajes principales son más atracti- vos que los enemigos; láminas de higiene que muestran qué pasa si uno no hace tal o cual cosa; modelos de conducta social, etc.). Además de este material también existe material educativo, es decir, material que ofrece posibilidades de interpretación, que requiere el desarrollo de juicios de valor y que requiere la participación activa de maestros y estudiantes para su uso.

El material didáctico, si se considera educativo, debe ser una invitación al desarrollo crítico de juicios de valor, y no solo exposición informativa y per- suasiva…

Es en este sentido que el diseño de material educativo difiere del diseño para información y del diseño para persuasión y que agrega otro polo al esquema del campo del diseño gráfico.

Al preparar material educativo es indispensable considerar que el aprendiza- je es mejor y más duradero cuando se adquiere en forma activa (Jean Piaget). En función de implementar este principio, el diseñador, más que diseñar material didáctico, diseña una situación didáctica, en la cual maestros y alumnos

"completan" el material propuesto.

Este concepto de considerar al receptor como un elemento activo en el proceso de comunicación, pone en una nueva perspectiva al término receptor, popularizado por la teoría de la comunicación con una cierta connotación de pasividad implicada en la definición del mismo término.

La «recepción» de mensajes nunca es pasiva. Es aparentemente más pasiva que la emisión de mensajes, pero siempre incluye elementos de actividad que contribuyen a la construcción y entendimiento del contenido del mensaje recibi- do. Al leer este trabajo, el lector no está «recibiendo» un mensaje dado, sino que está construyéndolo, refiriéndose a una serie de contextos, evaluando y reaccio- nando de una manera o de otra en forma activa.

Está demás decir que otro elemento específico requerido por el diseño para la educación es la participación de por lo menos  dos especialidades no mencio- nadas hasta el momento: sicología educacional y sicología del crecimiento.

4/ Educación e imagen.

El impacto de los medios.

Cuando Bernardo Neustadt dijo cierta vez, que "lo que no está en la televisión, no existe", ciertamente no estuvo muy lejos de la verdad. La televi- sión es una pequeña caja dentro de la cual se agolpa y debe vivir la gente: allí se informa, compra cosas, se recrea, estudia, se erotiza, e incluso escucha Misa… La imagen televisiva es increíblemente plural, pero pasa tan deprisa ante los

ojos, que no hay intervalos en que el espectador pueda asimilar lo que ha ocurrido y hacer conjeturas sobre lo que va a ocurrir. El impacto visual es tremendo.

Actualmente, los medios "en particular las cámaras de televisión" ejercen un impacto extraordinario, con una fuerza muy grande… y creciente.

Los analistas de Vietnam afirman que la derrota se debió a la presencia del periodismo siguiendo las acciones desde el frente. El público norteamericano veía desde el living de sus casas las matanzas y la sangre de soldados america- nos que ocurrían a miles de kilómetros. La desligitimación del conflicto operada por medio de esa información condujo al acuerdo de París, a despecho de los poderosos intereses políticos y comerciales involucrados en el conflicto.

La lección fue aprendida y, en la guerra con Irak, se controló la información que llegaría a la audiencia, para evitar que la televisión mostrara la muerte de miles de personas. Sin embargo, pudimos igualmente ver otro ejemplo del poder de la comunicación. Un batallón de soldados irakíes se rindió frente a los camarógrafos de la televisión italiana, quienes "sorprendidos" registraron a esos hombres que alzaban sus manos y entregaban sus armas frente a la amena- za de una filmadora.

El impacto de los medios de comunicación de masas, ha potenciado la fuerza de la verdad y los ha transformado en el Areópago moderno. Pero también se han convertido vertiginosamente, con ésto, en la tercera forma de poder…, el juego de moldear la opinión pública, hace que ya no sean centros de poder solamente la fuerza y las jerarquías (políticas y económicas).

La divulgación de una verdad puede arrasar con el poder de la autoridad y del dinero. Una idea bien comunicada "técnicamente" genera una reacción imparable. Dos periodistas y un diario que divulgaron "Watergate" destaparon un proceso que derrocó al presidente Nixon, de los Estados Unidos de Norte América.

Pero también es cierto que hay una doble fragmentación en los medios: fragmentación de la información y de los receptores; lo cual suele debilitar el poder de la opinión pública, aunque no el del medio de comunicación. Por ejemplo, una noticia larga en un noticiero de televisión, dura tres minutos. No hay tiempo para juntar todos los datos, reflexionar sobre ellos, y analizarlos… El periodista tiene el deber de conseguir primicias, y esa es su obsesión. Así una noticia que convulsione al país hoy, desaparece totalmente mañana. De este modo, receptores aislados reciben una lluvia de fragmentos de una información abrumadora sobre los acontecimientos más diversos. La misma fugacidad de la información es la que la esteriliza. No se tienen todos los datos reunidos, ni se contrastan. De este modo el poder de la opinión pública se debilita, porque la fragmentación de la información no sólo nos oculta las contradicciones en los testimonios, sino que nos impide conocer el problema completo e imparcialmen- te. Además, cada medio tiene sus ideas y presenta la información según su estilo y, a menos que se lean dos o tres diarios y se escuchen varios programas de radio y televisión, la información se encuentra distorsionada por la óptica del medio.

Todas las noticias aparecen durante unos días, para luego hundirse en la memoria de los tiempos, sin definiciones claras sobre nada. Sin una red, o un ámbito, que comunique entre sí a los receptores, el poder de la opinión pública

"no se activa", permanece oculto y genera la peor de las soluciones grupales: la inacción, que en la penumbra de la incomunicación (a pesar de que estamos en la era de las comunicaciones sociales) se nos presenta como nuestra única opción. El aislamiento impide la acción común, y debilita el poder de la opinión pública. Somos millones de lectores de un mismo texto, pero estamos aislados.

Afortunadamente, así como los medios pueden aturdirnos, también nos pueden clarificar y ayudar a la reflexión… Al respecto son muy buenos aportes cualquiera de los films biográficos, histórico-críticos, o documentales. También son importantes los programas televisivos o radiales que abordan temas específi- cos, de a uno por vez, en detalle y profundidad, o los canales especializados de televisión por cable.

Además, hoy es habitual la presencia de ciudadanos comunes en los progra- mas periodísticos televisivos y radiales. Ese espacio puede y debe ser explotado como canal de conexión entre intereses comunes y específicos.

Los medios son el escenario donde se discuten los problemas que nos preocupan, y "por suerte", el papel del receptor y el emisor está cada día menos recortado y limitado.

Hoy por hoy, el libro sigue siendo un medio de comunicación muy especial. Tal vez se le asemeje de algún modo la creación de bases de datos. Pero, para el caso, aún hoy sigue siendo él el que más y mejor invita a la reflexión pausada, y a un paseo interno por nuestras propias imágenes… Incluso los videos formati- vos suelen ir acompañados de un opúsculo impreso.

En el libro hay tiempo y espacio para reunir la información dispersa, re- flexionar sobre ella, sacar conclusiones y archivar la información. Se sigue la forma analítica de pensar que "en la cultura del libro" insistía en la linealidad, en la que el argumento discurría como un hilo de portada a contratapa. Pero los actuales medios de comunicación no manejan lenguajes lineales…, y el público ya no tiene el hábito de lectura que se dice tuvo en otras épocas pretéritas.

Cada medio de comunicación, si sus condiciones se aprovechan adecuada- mente, revela y comunica un aspecto único de la realidad, de la verdad. Cada uno de ellos ofrece una perspectiva diferente, una forma de ver, una dimensión de la realidad que de otro modo queda oculta. No se trata de que una realidad sea cierta y las otras sean tersgiversaciones. Una nos permite ver la realidad desde aquí, otra desde allí, otra desde una tercera perspectiva; tomadas en conjunto nos dan un todo más completo, una mayor captación de la verdad. Pasan a primer plano nuevos elementos que las "anteojeras" de los viejos len- guajes han hecho invisible.

Esta es la razón por la cual la preservación de la cultura de los libros es tan importante como el desarrollo de la televisión. Esta es la razón por la cual los nuevos lenguajes con su impacto, en vez de destruir a los antiguos, les sirven de estimulante. Lo único que se destruye es el monopolio. Actualmente, mu- chos monopolistas (intelectuales conservadores), están moletos no por "el sen- sacionalismo" "tal vez" de los nuevos medios de comunicación, sino por su formato no lineal, su codificación no lineal de la experiencia… El lema de estos intelectuales es mantener el monopolio de la concepción lineal, por la descalifi- cación menospreciativa y la crítica abusiva al impacto de los actuales nuevos medios de comunicación.

Todos los críticos despiadados, deberían tener en cuenta que el libro fue el primer medio mecánico de comunicación de masas, y que tuvo en su tiempo un impacto arrollador. La miedosa y falsa pregunta que estos intelectuales se hacen es: ¿puede sobrevivir el monopolio de conocimiento que tienen los libros al reto de los nuevos lenguajes? Obviamente la respuesta es no. Y se ponen furiosos y suspicaces, ante el hecho inexorable de una cultura de la imagen que avanza sin detenerse.

Sin pretensión de detener un rumbo cultural que "si bien debe aún pulirse más" tiene aportes valiosísimos y no aspira a sepultar los libros, deberían preguntarse: ¿qué es lo que la imprenta puede hacer mejor que cualquier otro medio y merece la pena que lo haga? Y en orden a una respuesta adecuada, lo mejor es tener en cuenta que la aparición de un nuevo medio libera a los más antiguos para que puedan dedicarse al trabajo de creación. Por ejemplo, Elia Kazan, hablando del teatro americano, refiere que entre 1900 y

1920, el teatro era floreciente… No tenía competencia. Y su única aportación a la cultura consistía en rancias producciones de Shakespeare. Pero luego llegó el cine… El teatro tenía que mejorarse o morir. Mejoró. Entre 1920 y 1930, mejoró tanto y tan deprisa que nadie lo hubiera reconocido.

Hoy por hoy, es interesante constatar el auge de las revistas y libros de temas especializados…, incluso en los kioskos, y acompañados de videos, cas- settes, CD, o también disquettes. Los escritores promocionan sus libros en radio y televisión, o escriben sobre los temas que los medios han puesto sobre el tapete, y que inquietan a la opinión pública. Sus diseños de tapa y páginas son más cuidados. Etcétera.

El aula sin paredes.

Según Marshall McLuhan, hoy resulta natural hablar de "auxiliares audio- visuales" para la enseñanza, ya que seguimos pensando que el libro constituye la norma y los otros medios son incidentales. Pensamos también en los nue- vos medios (prensa, radio y televisión) como medios de comunicación de masas y en el libro como forma individualista, porque decimos que el libro aisla al lector y ha contribuido a crear el "yo" Occidental. Sin embargo el libro fue el primer producto de una produción para la masa.

Los primeros libros impresos constituyeron "subsidiarios viuales" para la instrucción oral.

Antes de que apareciera la imprenta, los jóvenes aprendían escuchando, mirando, actuando. De este modo aprendían también, hasta hace poco tiempo, los niños campesinos de nuestro país, el lenguaje y los conocimientos de sus mayores. La enseñanza tenía lugar fuera de las aulas. Solamente aquellos que querían hacer una carrera profesional iban a la escuela. Hoy, en nuestras ciuda- des, la mayor parte de la enseñanza tiene lugar fuera de la escuela. La cantidad de información comunicada por la prensa, las revistas, las películas, la televisión y la radio, exceden en gran medida a la cantidad de información comunicada por la instrucción y los textos de la escuela. Incluso la formación humana "la creación de patrones culturales, y los cambios de conducta" parecen estar más condicio- nados por los nuevos medios que por la escuela.

Este desafío ha destruido el monopolio del libro como ayuda a la enseñanza y ha derribado los propios muros de las aulas de modo tan repentino e impactante, que los intelectuales conservadores y la mayoría de los docentes, están confun- didos y desconcertados.

En esta situación social profundamente trastornada "ya haremos más ade- lante una descripción de este trastorno", es natural que muchos maestros y profesores consideren los nuevos medios de comunicación como una forma de entretenimiento, más que como auténtica educación (aún cuando se pueda hablar

"impropiamente" de educación deshumanizante o deseducación). Pero esta actitud rabiosamente crítica y negativista no resulta convincente para quien, superando las apreciaciones simplistas, estudie seriamente el problema. Por ejem- plo, la mayoría de los que hoy son clásicos de la literatura, la música, o el teatro, fueron originariamente considerados como entretenimiento ligero. Casi todas las obras vernáculas fueron así juzgadas hasta el siglo XIX. Incluso la magnífica arquitectura Gótica, debe su nombre a que en su tiempo se la llamaba despecti- vamente "cosa de Godos"…

La película, al igual que el libro, es un mecanismo de duplicación…

Hoy empezamos a darnos cuenta de que los nuevos medios no son simple- mente una gimnasia mecánica para crear mundos de ilusión, sino nuevos len- guajes con un nuevo y único poder de expresión. Estos medios nos ayudan a recuperar la intensa conciencia del lenguaje social y del gesto corporal. Si estos

"medios de comunicación de masas" nos sirvieran solamente para debilitar o corromper niveles anteriormente alcanzados por la cultura verbal, no sería por- que haya en ellos nada inherentemente malo. Sería porque no hemos podido dominarlos como nuevos lenguajes, para integrarlos en la herencia cultural global. Es innegable que la actual educación dada a jóvenes de la cultura de la imagen, anula en la práctica el deseo de aprender y convierte la situación de

aula en una mímica vacía de contenido.

Algunos, como F. Dolto, proponen que "los profesores (alguna vez) se- rán autores de programas registrados que se ofrecerán por televisión y por video. Pero los adultos que estén en contacto con los alumnos no se llamarán educadores, sino animadores o acogedores. Y estarán allí por- que tendrán ganas de estar"  9.

Esta afirmación descalificatoria de la labor docente, en pro de un progresis- mo tecnológico educativo, nos parece desasertada, pues confunde la tecnología didáctica con la labor pedagógica, olvidando todo el entramado vivo de relacio- nes humanas necesarias para una verdadera educación integral. Esta especie de fascinación tecnológico-futurista es un despropósito conceptual y operativo.

Pero, por otra parte, hay quienes contrapuestamente opinan "como el matrimonio Obiols" que en esto hay una lucha despiadada de la imagen "con- tra" la palabra. Suponen que así la palabra es desautorizada, poniéndose por encima de ella la imagen, lo cual equivaldría a un regreso de la evolución humana a etapas primitivas preverbales. También afirman que la preocupación por motivar y contener afectivamente al alumno, es tratarlo como un niño pequeño. Y por último, que con esta tecnología didáctica no sólo no se combate adecuadamente el pensamiento mágico que la tecnología y los medios masivos estimulan, sino que, al utilizar los mismos medios para la enseñanza, se fomenta la creencia de que aprender es algo inmediato y sin esfuerzo. Rematan todas estas apreciacio- nes diciendo que la escuela se convierte así en un jardín de infantes para adolescentes, donde sólo se podrá apelar al placer y nunca al esfuerzo como técnica educativa…, con lo cual la escuela sería algo así como una guardería de niños. 10

Este tipo de discusiones y argumentos enfrentados no parecen conducir a soluciones valederas. De hecho, los medios siguen y seguirán educando (o deseducando, como se prefiera) a la masa…, y poco y nada puede contra ello el pataleo de este tipo de intelectualizaciones.

En la realidad actual, el docente que entra al aula se encuentra con un alumno promedio que tiene devaluada la imagen de su profesor, en quien no deposita demasiado respeto ni admiración. Y el resultado es la desconsideración aún mayor del rol… No es raro encontrar muchachos y chicas que se preguntan

"¿Para qué me sirvió a mí leer El Quijote?", y en su casa tienen largas sesiones de "MTV" y rock n'roll, en las cuales "aprehenden" un estilo de vida

(no estamos haciendo aquí una valoración ética, sólo constatamos un hecho). Esa pregunta sobre el Quijote, por ejemplo, apunta a la necesidad de obtener algún tipo de rédito o satisfacción personal, producto de la enseñanza y al descrédito de la tarea que se quiera realizar en la escuela. Esta realidad es también percibida, descripta y comentada por intelectuales como los Obiols, pero se niegan a asumir el desafío de los nuevos lenguajes, y se excusan echándole la culpa del malestar estudiantil, a los medios de comunicación. Lo que no entienden es que el alumno y su profesor, no están hablando un mismo lenguaje, lo cual dificulta el mutuo entendimiento.

F. Dolto apunta: "Cada vez que me he encontrado con jóvenes en un instituto, me han hecho saber que el 'cole' es el lugar más aburrido que existe. Allí fuman y dormitan. Han renunciado incluso a las reivindica- ciones. Su estado depresivo generalizado no recuerda ni siquiera el hospi- tal de día, sino más bien la cárcel de día. Cierto es que si los alumnos cobraran, la cosa sería diferente. Los que trabajan (estudian), especial- mente las chicas, y que hacen todos los 'gestos del creyente' que se les pide que hagan, tienen la sensación de que eso no sirve para nada" .

Estos alumnos no están inhibidos por una disciplina represiva en sus hoga- res, deseosos de encontrar un lugar donde expresarse y un adulto que lo permita. Estos alumnos que pueblan las aulas, son adolescentes aburridos que, en el mejor de los casos repiten como buenos actores los gestos esperados (por el profesor), pero no se interesan por lo que hacen. No hay idealización, ni interés.

Para estos muchachos y chicas, las paredes del aula son insignificantes…, lo que se hace en la escuela no tiene significación. La mayoría de ellos opina que en la escuela pierden el tiempo, porque su centro de interés está más fuera del colegio (en el aula sin paredes), que adentro.

Es imperiosamente necesario reconocer que los nuevos medios de comuni- cación, han suplantado la cultura del libro por una cultura de la imagen, que estos nuevos medios articulan nuevos lenguajes (no lineales), y que los docen- tes suelen ser analfabetos de la imagen. Lo lamentable es que asuman ante estos lenguajes, la misma actitud de aquel que, al no saber de matemáticas, considera que un complejo teorema de un eximio matemático es un error y un cálculo inútil. Eso es algo más que un rasgo de soberbia intelectual, es el simplismo del frenesí dogmatista.

Aunque es verdad que hay muchos antivalores en esta cultura de la imagen

(que no desconocemos, y de los cuales ya hablaremos), sin embargo ellos no la desacreditan de suyo, sino en el uso que se hace de los medios. La escuela debería formar a sus alumnos para la vida en esta cultura, y no lo hace. Olvida, por otra parte, que lo que ella no hace, lo hacen otros…, y en ese sentido, los medios de comunicación de masas, tienen un influjo educativo sobre los jóvenes, más fuerte que la institución escolar.

Pienso que tal vez muchos de los antivalores de la cultura de la imagen, se desarrollan en el caldo de cultivo de la ignorancia y la formación libresca…; que deja a los alumnos "fuera del ámbito escolar", a merced de la manipulación persuasiva de los medios.

Los medios son verdaderamente aulas sin paredes; nosotros no los miramos a ellos, sino que ellos "cual celosos maestros" nos miran a nosotros. Cuando decimos "tengo televisión" (en vez de decir "tengo un televisor"), suprimimos el artículo indeterminado como si algo nos hubiera ocurrido: "televisión". La televi- sión nos mira a nosotros, nos guía. Las revistas y los periódicos no transmiten ya

"información", sino que ofrecen una forma de ver las cosas. Y todo esto tan nuevo y constantemente cambiante, mantiene siempre una frescura y un atracti- vo extremadamente poderoso. Gigantescamente superior al de la anquilosada

"escuela".

5/ El hombre de la imagen y su educación.

El hombre LIGHT.

Estamos asistiendo al final de una civilización, y podemos decir que ésta se cierra con la caída en bloque de los sistemas totalitarios en los países del Este de Europa. Aún quedan reductos sin desmantelar, en esa misma línea política e ideológica; aunque, por otra parte, se anuncian nuevas prisiones para el hom- bre, con otro ropaje y semblantes bien diversos… Así como en los últimos años se han puesto de moda ciertos productos light "el tabaco, algunas bebidas o ciertos alimentos", también se ha ido gestando un tipo de hombre que podría ser calificado como el hombre light.

¿Cuál es su perfil psicológico? ¿Cómo podría quedar definido?… Se trata de un hombre relativamente bien informado, pero con escasa educación humana, muy entregado al pragmatismo, por una parte, y a bastantes tópicos, por otra. Todo le interesa, pero a nivel superficial; no es capaz de hacer la síntesis de aquello que percibe, y, en consecuencia, se ha ido convirtiendo en un sujeto trivial, ligero, frívolo, que lo acepta todo, pero que carece de unos criterios sólidos en su conducta. Todo se torna en él etéreo, leve, volátil, banal, permisi- vo.

Ha visto tantos cambios, tan rápidos y en un tiempo tan corto, que empieza a no saber a qué atenerse o, lo que es lo mismo, hace suyas las afirmaciones como «Todo vale», «Qué más da» o «Las cosas han cambiado». Y así, nos encontramos con un buen profesional en su tema, que conoce bien la tarea que tiene entre manos, pero que fuera de ese contexto va a la deriva, sin ideas claras, atrapado          "como está" en un mundo lleno de información, que le distrae, pero que poco a poco lo convierte en un hombre superficial, indiferente, permisivo, en el que anida un gran vacío moral.

Las conquistas técnicas y científicas "impensables hace tan sólo unos años" nos han traído unos logros evidentes: la revolución informática, los avances de la ciencia en sus diversos aspectos, un orden social más justo y perfecto, la preocupación operativa sobre los derechos humanos, la democratiza- ción de tantos países y, ahora, la caída en bloque del comunismo. Pero frente a todo ello hay que poner sobre el tapete aspectos de la realidad que funcionan mal y que muestran la otra cara de la moneda:

a) materialismo: hace que un individuo tenga cierto reconocimiento social por el único hecho de ganar mucho dinero.

b) hedonismo: pasarlo bien a costa de lo que sea es el nuevo código de comportamiento, lo que apunta hacia la muerte de los ideales, el vacío de sentido y la búsqueda de una serie de sensaciones cada vez más nuevas y excitantes.

c) permisividad: arrasa los mejores pro-pósitos e ideales.

d) revolución sin finalidad y sin programa: la ética permisiva sustitu- ye a la moral, lo cual engendra un desconcierto generalizado.

e) relativismo: todo es relativo, con lo que se cae en la absolutización de lo relativo; brotan así unas reglas presididas por la subjetividad.

f) consumismo: representa la fórmula posmoderna de la libertad.

Así, las grandes transformaciones sufridas por la sociedad en los últimos años son, al principio, contempladas con sorpresa, luego con una progresiva indiferencia o, en otros casos, como la necesidad de aceptar lo inevitable. La nueva epidemia de crisis y rupturas conyugales, el drama de las drogas, la marginación de tantos jóvenes, el paro laboral y otros hechos de la vida cotidiana se admiten sin más, como algo que está ahí y contra lo que no se puede hacer nada.

De entre los pliegues de esta realidad sociocultural va surgiendo el nuevo hombre light, producto de su tiempo.

Si aplicamos la pupila observadora nos encontramos con que en él se dan los siguientes ingredientes: pensamiento débil, convicciones sin firmeza, asepsia en sus compromisos, indiferencia sui generis hecha de curiosidad y relativismo a la vez…; su ideología es el pragmatismo, su norma de conducta, la vigencia social, lo que se lleva, lo que está de moda; su ética se fundamenta en la estadística, sustituta de la conciencia; su moral, repleta de neutralidad, falta de compromiso y subjetividad, queda relegada a la intimidad, sin atreverse a salir en público.

Este hombre es el habitante de la "civilización o cultura del cliché" de la que habla Gilles Deleuze… 12

"La vida es el triunfo de los mass-media", según apunta Guy Debord en su libro Comentarios sobre la sociedad del espectáculo. La discusión actual está vacía, los medios de comunicación están desaprovechados, se prestan a darnos noticias e informaciones que no dicen nada. Es una tarea ímproba para no aportar nada, para seguir en la línea de diversión de esta sociedad frágil, sostenida por hilos demasiado finos, siempre a punto de romperse.

Frente al hombre vulnerable… el hombre con fundamento.

En este tramo final de siglo hay, como en todos los pasados, luces y sombras. Pero la voluntad está siempre ahí, lo importante es saberla descubrir, reconocer su fuerza y, en medio de las modas y vaivenes culturales, que cada uno sepa utilizarla cuando convenga. Hemos descripto al hombre trivial u hombre light: formado básicamente de estos cuatro elementos: hedonismo, permisividad, consumismo y relativismo, en la escuela de los medios de comuni- cación.

Un individuo así tiene un mal pronóstico, pues está rebajado casi al nivel de objeto y transita por la vida con una existencia sin valores. Se fundamenta en: la exaltación del momento, la apoteosis de lo efímero y el aumento de la superfi- cialidad; una existencia donde la apariencia externa es más importante que lo que hay dentro.

Traído y llevado y tiranizado por los estímulos exteriores, a los que se entrega y con los que pretende alcanzar la felicidad. Y todo sostenido por los hilos finamente entrelazados del materialismo. ¿Cómo podrá un ser así superar los traumas, las frustraciones y todas las dificultades que tiene inexorablemente la vida? Evidentemente, no estará preparado para cuando lleguen.

¿Qué hay dentro de él? Su estado interior está transitado por una mezcla de frialdad impasible, descompromiso y curiosidad ilimitada, con una tolerancia sin fronteras. Una persona así es cada vez más vulnerable. No consigue el equilibrio y se hunde. Si no cambia su rumbo, acabará teniendo el mayor de los vacíos, huirá de sí mismo y denominará libertad a la esclavitud.

¿Cómo hacer frente a esto?

Debemos señalar que el progreso material por sí solo, no es capaz de colmar las aspiraciones más profundas del hombre. Lo que falta hoy, lo que el mundo necesita es amor auténtico. Este vacío moral puede ser superado con humanismo y trascendencia (del latín trans, que significa atravesar y ascendere, subir: Atravesar subiendo); es decir, pasar por la vida superando lo menos humano que tenemos y dándole más cabida y amplitud al mundo de los valores morales y espirituales.

Frente a la represión de la espiritualidad que padecemos en los mass media, y que la escuela enseña pero no motiva, hay que tener el coraje de alcanzar valores de recambio.

Volquémonos hacia la voluntad… Si información es lo que sobra en los medios, si información es lo que sobreabunda en las cátedras de nuestras escuelas, será tal vez el momento de orientarnos a la formación de la volun- tad, para contrarrestar la atmósfera neblinosa y débil de una Sociedad light. Esto es responsabilidad y tarea, tanto de los educadores, como de los comunicadores en general. Si, como dice Jorge Frascara, lo importante en el diseño es una sola cosa: "su capacidad de incidir sobre los comportamientos del público"…, para brindar un "Servicio Social" que permita cambiar situaciones existentes por situaciones preferibles; los diseñadores habrán de ocuparse en generar "formas pragmáticas", no para la creación de lo superfluo, sino para el desarrollo de una ciencia proyectual que responda, mediante formas, a las necesidades am- bientales reales del hombre. El docente, por su parte, no podrá desconocer este lenguaje no verbal (visual) de la cultura en la que viven sus alumnos, y les deberá ayudar a desarrollar la habilidad para leer y descifrar mensajes en un idioma no escrito… Todo el que se precie de educar al hombre, o de prestarle un servicio, no puede olvidar que debe ayudarlo a "armarse" para la vida…

El fracaso escolar y la motivación.

La sociedad actual se ha psicologizado, pues casi todos los acontecimientos están considerados desde la perspectiva psicológica, todas las causas son psico- lógicas. Lo mismo sucede con el fracaso en los estudios.

La inteligencia se desarrolla estudiando. Una buena capacidad mental que no se cultiva queda anulada.

La voluntad tiene en el estudio un campo fecundo de actuación. Por eso, muchos malos estudiantes han comprendido que su problema no era mental, sino de método.

Educar es incitar a dar lo mejor, lo máximo de uno mismo, de forma escalonada; enseñar y grabar en la conducta aprendizajes y esquemas de refe- rencia positivos que eleven el nivel de ese sujeto, haciéndolo cada vez más personas.  Cada uno se educa a sí mismo a través de sus experiencias personales. La vida enseña más que muchos libros, es la gran maestra. Lo es, aunque en ocasiones ese conocimiento sea tardío y ya sólo pueda aplicarse al momento y no al proyecto de futuro…

Los trabajos de investigación sobre este tema ponen de relieve que, de entrada, hay que establecer unas premisas sobre qué tipo de niño o adolescen- te tenemos ante nosotros. Ahí aparece el espíritu endeble del hombre light…; muchos fracasos en los estudios primarios, secundarios y universitarios, no se deben tanto a la falta de inteligencia o de capacidad mental, como a la de voluntad, a la falta de adecuada utilización de los instrumentos de ésta: orden, constancia, disciplina en los estudios, así como en la relaciones familiares, con los profesores, y en las relaciones que éstos tienen con su medio normal.

Además, muchas veces los maestros no saben comunicarse con sus alum- nos, en una frecuencia de adecuada sintonización. Un maestro que sabe qué medios utilizar para estimular a sus alumnos y da a cada uno de ellos su confianza, obtendrá con más facilidad buenos resultados que aquel otro frío, distante y más crítico, que no sabe hacer apetecible el esfuerzo a su alumnado.

Los fallos también suelen reflejar algo negativo que se esconde en la personalidad del alumno y origina cambios de conducta. Lo esencial es compren- der dónde nace el problema y cómo se ha ido gestando éste; puesto que la meta no es sólo que estudie más y mejor, sino equilibrar su personalidad, que mejoren sus relaciones familiares y de compañerismo, que sienta el gozo de su esfuerzo al ver que avanza en distintos planos de su vida.

En orden a subsanar los fallos, es decisiva la motivación… Ella es parte de los factores funcionales del proceso de aprendizaje, se refiere a los aspectos dinámicos del comportamiento. Tiene que ver con las necesidades, los intereses y los valores que determinan en el alumno su marco interno de referencia personal.

En repetidas ocasiones, la "Ley Federal de Educación" del año 1993 "para una nueva educación en Argentina", alude a la necesidad de una verdadera búsqueda de la significatividad en la educación; orientada a recuperar lo que la comunidad atesora como valioso y representativo de su identidad, para incor- porar también los cambios que surgen de las demandas sociales presentes y futuras, favoreciendo el desarrollo personal, social y cultural.

De hecho, fuera del ámbito escolar, las primeras formas de transmisión de la cultura tienen como vehículo expresiones concretas de comportamiento, origi- nariamente empáticas, no discernibles conscientemente. Así se comienzan a asimilar "desde la infancia" patrones de hábitos, gratificaciones, frustraciones y normas elementales de conducta normalizada. También se incorporan las situa- ciones significativas del lenguaje, y se organiza el sistema en desarrollo de las relaciones interpersonales de una cultura dada. Lo que nos importa destacar, es que la integración al medio se efectúa en términos de una Gestalt perceptivo- social-emocional con elementos y valores precisos, dentro de dicha relación. Y por ello, el problema central de la psicología del aprendizaje reside en los cambios de comportamiento.

Por otra parte, el comportamiento, ante ciertas fuentes de estimulación, mantiene algunos esquemas inalterables, mientras otros se modifican. Existe un balance, un "equilibrio" entre estabilidad y cambio en toda experiencia. Así podemos modificar opiniones, pero es más difícil que cambiemos actitudes y creencias más persistentes y profundas que el educando ya trae de su ambien- te extra-escolar.

El educador conciente, sabe que su labor consiste, en última instancia, en orientar el proceso de enseñanza-aprendizaje hacia una modificación progresi- va de la conducta, integrando lo nuevo (que da la escuela) en lo viejo (que el alumno trae). Así, operativamente, el aprendizaje podría formularse en términos de una educación entre los valores antecedentes y consecuentes…

Según lo dicho, "Aprendizaje" podría definirse como: el producto contextual entre las estructuras antecedentes y consecuentes en la conducta, en el momento en que la experiencia modifica el estado anterior del comporta- miento.

…Por otra parte, la invariable constitucional y sociocultural, detectará el grado de plasticidad de la conducta para el cambio.

Un ejemplo centrado en los intereses de nuestra temática de trabajo: las

"clases de 'educación plástica o artística', o de 'actividades prácticas'" en una escuela, están centradas en el desarrollo de cualidades estéticas a partir de la destreza en la coordinación dinámica manual (en concreto, el alumno aprende a hacer "lindos trabajitos"…, "dibujitos", un sombreado, etc.), y todo orientado hacia la cultura "libresca"… De hecho, respecto a la "coordinación visomotriz", el  DOCUMENTO   DE APOYO   PARA   LA ENSEÑANZA   DE ACTIVIDADES PRÁCTICAS, del Ministerio de Educación y Cultura de Santa Fe (1981) afirma: "El niño necesita de una adecuada percepción visual que le permita discri- minar correctamente la forma de los códigos y letras y sus combinacio- nes en palabras y números […] de la posibilidad de evocar experiencias visuales, depende en gran medida el aprendizaje de la lectura […]  La adquisición de la lectura se apoya en los primeros momentos en la capa- cidad de retener y evocar los rasgos percibidos" (pág. 4). En estos textos se ve que la formación visual está relegada a una mera función subsidiaria que, en lo concreto, no entusiasma, no motiva a los alumnos ("la hora de 'plástica' es hora libre", dicen muchos estudiantes), que en realidad viven sus experien- cias personales en una "Cultura de la imagen"; la cual vehiculiza en sus expresiones, ciertos usos y modelos concretos de comportamiento, sumamente empáticos y no discernibles conscientemente por el alumno consumidor de imágenes (analfabetismo visual).

Pero, afortunadamente, los Contenidos Básicos Cómunes (CBC) para la transformación Curricular de la Educación General Básica (EGB), según la Ley Federal de Educación, se interesan en incorporar gradualmente (ya en el segundo ciclo: de 9 a 11 años de edad), la "lógica" de los saberes provenien- tes de distintos campos culturales…, entre los que se encuentra "la ima- gen"… y su "lenguaje". De hecho, en las puntualizaciones sobre los CBC, se indican para la llamada "Educación Artística", cuatro bloques:

1. los "códigos" del "lenguaje" artístico (o más propiamente, de la ima- gen).

2. los procedimientos y técnicas de ese lenguaje que articulan las distin- tas manifestaciones culturales.

3. la información sensorial… y todo el tema de la percepción.

4. los referentes regionales de ese lenguaje visual, que colaboran en la formación de los esquemas preexistentes de la conducta del muchachito que va a la escuela.

Esta afortunada transformación, no busca subsidiar a la cultura libresca…,

sino formar para la vida en la "Cultura de la imagen".

Es importante comprender este ejemplo para entender que lo que vamos diciendo sobre la necesidad de la motivación, implica la conceptualización del aprendizaje con arreglo a un proceso progresivo de elaboración y reelaboración de los "esquemas de comportamiento" que, en nuestro trabajo, se interesa particularmente en la motivación a partir del lenguaje visual y en la com- prensión de ese lenguaje.

Muy a menudo solemos quejarnos de la influencia de los medios de comunicación sobre nuestros alumnos, y de la poca significación que tiene para ellos la escuela.

La escuela fracasa y los medios acrecientan su influencia en extensión y profundidad. Pensamos que se imponen a los educadores modificaciones sus- tanciales en los procedimientos de enseñanza. Particularmente entendiendo que la motivación, no es sólo el conjunto de factores emocionales que actúan en la dirección eficaz del proceso de aprendizaje; sino que ella resulta de una complicada interacción de factores internos y externos de la conducta. Son fuerzas psicodinámicas que interactúan en cada situación…, siempre en relación al "espacio vital total" del educando, que constituye una estructura cognoscitiva que, según Piaget, está orientada por un impulso originario de asimilación y ajuste al ambiente. Piaget llama la atención sobre la desaprensiva tendencia a considerar la función intelectual divorciada del aspecto afectivo del comportamiento, e invita a considerar la motivación en términos del desa- rrollo de las funciones cognoscitivas dentro de un "contexto efectivo y social".

Los elementos frustratorios más corrientes y de mayor incidencia, tienen que ver con la falta de aceptación y apoyo, con la privación de oportunidades adecuadas, con la falta de estímulos suficientes, o con la obstrucción de los esfuerzos y expresiones de los propios impulsos e intereses, con la falta de integración en los grupos y, sobre todo, con los conflictos desencadenados por discrepancias entre las necesidades, y las posibilidades de satisfacerlas.

6 / FUNDAMENTANDO…

Algunas puntualizaciones sobre la motivación…

Aprender es exigente y requiere voluntad, así pues, la tarea del educador es hacer apetecible la exigencia.

Cuando la labor educativa supone entregar al alumno a un trabajo árido y sin interés, suele ocurrir (aún con los alumnos inteligentes) que sufre trastornos como aburrimiento, disgusto, desinterés, indisciplina, autodesagrado, depresión, etc.

Debe tenerse en cuenta que la curiosidad y la exploración, por ejemplo, poseen un atractivo "per se" incluso en los animales. Además, la atracción por lo desconocido, lo desorganizado, lo inexplicable, es un impulso básico en la mayo- ría de las personas. La "necesidad" de conocer es inherente a la actividad de la inteligencia y cumple con su función pertinente que es precisamente, su activi- dad asimilativa… Piaget dice que los esquemas asimilativos del conocimiento, ejercen una función "asimiladora" de los conocimientos (= alimentos) proporcionados por el ambiente. En verdad, la propiedad esencial de un esquema cognoscitivo es "actuar sobre la realidad", repetir la actividad asimilativa que le es propia, y realimentar así la inteligencia. Seguidamente, Piaget llama la atención sobre la desaprensiva tendencia a considerar la función intelectual divorciada del aspecto afectivo del comportamiento…

La filosofía "tomista" sostiene que "nada hay en la inteligencia que primero no haya pasado por los sentidos". Y también afirma que la volun- tad es la que aplica la inteligencia al objeto que ama, para conocerlo mejor, y la inteligencia, por su parte, aumenta la intensidad del amor, precisando su objeto. Hay, pues, una especie de "circulación" entre la inteligencia y la voluntad. Cada una es causa de la otra a su manera (causa ad invicem sunt causae); la inteligencia mueve a la voluntad per modum finis, presentándole "de modo apetecible" un bien que debe ser amado, y la voluntad mueve a la inteligencia per modum agentis, aplicándola a la consideración de su objeto. Así, de cierto modo se puede afirmar que "conozco lo que quiero", en cuanto "quiero lo que conozco"… y difícilmente "conozca lo que no quiero conocer".

Muchos pretendidos pensadores "tomistas", olvidan que la inteligencia y la voluntad son facultades de una misma alma, y como tales, no actúan separadas entre sí; es más, por tratarse de un alma humana, no puede desconocerse o minusvalorarse el papel de "la corporalidad" en sus procesos cognoscitivos y volitivos.

La afectividad cumple una función de adaptación…, las emociones y los sentimientos expresan el interés y el valor que poseen las acciones humanas, cuyas estructuras no son otras distintas de las que corresponden a los procesos intelectuales.

La motivación debe ser considerada en términos del desarrollo de las fun- ciones cognoscitivas dentro de un "contexto afectivo y social"… Aprender

(entendido como responder a los esquemas de adaptación a la realidad), implica

estar ya motivado.

Motivar, es hacer participar plenamente el comportamiento con los recur- sos propios en la situación, no sólo emergente con respecto al objetivo central del aprendizaje, sino también con relación a una secuencia escalonada de recurrencias, actividades y otros propósitos, que puedan ser "acercados" para realimentar la actividad principal. Estamos hablando de situaciones convergentes en el aprendizaje. De la integración y complementación de "tareas serias" y de

"actividades libres" en un solo proceso motivacional.

Ningún aprendizaje puede ser eficiente y subsistir positivamente durante algún tiempo, si no se encuentra suficientemente motivado.

En síntesis: para dar atención pedagógica a los "intereses escolares", es importante tener en cuenta en la orientación escolar: el conocimiento del alumno concreto, sus capacidades, sus verdaderas inclinaciones e intereses, la historia personal, familiar, y el medio ambiente (socio-cultural y económico) al que pertenece. No negamos que se trata de una tarea difícil, pero en verdad es la única forma de conocer la personalidad del educando más ricamente.

Y, aunque sea una tarea difícil, es insoslayable, porque en un estableci- miento educativo serio y formativo, la "orientación escolar" ha de centrarse en el alumno; basándose en los intereses "expresados" (por el educando), en los intereses "observados" (manifiestos en el "proceso" mismo de enseñanza-apren- dizaje), y en los intereses "inventariados" (tests)…, todos útiles para el diagnósti- co vocacional y profesional.

Quiérase o no, la labor de educar es una labor filigranada…, donde el hombre concreto es la significación de todo lo que se diga "educativo".

De este modo, toda educación que se llame humanística y tienda a la formación personalizada e integral del hombre, no puede desconocer los intere- ses de este "hijo de su tiempo" que es el alumno; si acaso se lo quiere orientar valederamente hacia metas más altas que las que proponen los mass media.

Una casa no se puede comenzar a construir por el tejado… Hay un sujeto

concreto y básico sobre el que trabaja todo educador: …el alumno.

"Formas" del aprendizaje escolar.

¿Qué es el aprendizaje? Siempre tropezamos con esta pregunta…, y siempre nos encontramos ante un concepto con múltiples problemas ("aprendizaje"), se- gún en qué diferente contexto educativo se genere la pregunta. Esto se debe a que el aprendizaje está en el corazón mismo de una teoría psicológica determina- da… Pero pretender una comprensión del aprendizaje, del comportamiento y de las situaciones educativas, sin las referencias básicas a los procesos que llevan a cambios significativos, es tan absurdo como imaginarse un líquido sin el recipiente en el que se encuentra contenido.

Por muchas razones el problema del aprendizaje desborda una teoría circunscripta de la educación, para generalizarse a una con- cepción dinámica de la formación de la personalidad total. Por esta misma razón, el problema del aprendizaje admite puntos de vista distintos, incluso divergentes, y posee una naturaleza compleja y multifacéti- ca. Es como una gran montaña que, cuando se la recorre, se la aprecia siempre a ella misma, pero desde perspectivas diversas.

Actualmente coexisten muy diversos esquemas operativos de las teorías fundamentales acerca del aprendizaje; pero pueden distinguirse con claridad cuatro líneas metodológicas esenciales:

a) Conexionista, reflexológica y conductista;

b) gestaltista y topológica;

c) un vasto aporte de hipótesis y diseños molares de aprendizaje, deriva- dos del método clínico y de la problemática básica de las relaciones interpersonales; y

d) la que se origina en la concepción del desarrollo de un entramado de valores internos de la personalidad, o teorías basadas en el aprendizaje centrado en la madurez y autodesenvolvimiento del concepto de sí mismo.

Respecto de la teoría guestaltista: La teoría del aprendizaje de la Gestalt está asociada a dos principios fundamentales: el de organización y el de insight.

En todo aprendizaje encontramos una conducta que organiza una situación. Esta situación implica un nivel básico de estructuración del campo perceptivo en que actúa el sujeto. El aprendizaje es aquí el producto de una reorganización del campo en el enfrentamiento y solución de un problema. De tal modo que la conducta se modifica, aprende, realiza una nueva intelección (insight) del cam- po, en la medida en que es capaz de obtener una nueva percepción, una nueva perspectiva de la situación implicada.

Todo aprendizaje se inicia con un vago discernimiento de la situación y búsqueda de un objetivo. Este discernimiento surge de un intento de la búsqueda, de la solución bosquejada, anticipada, y se desenvuelve en función de la flexibilidad total del campo estructurado. Cuando esta reorganización del cam- po tiene lugar, cuando el sujeto ha encontrado nuevas relaciones entre los hechos, entre los medios y los fines, se produce el insight, en tanto que

"completación" del proceso; o sea, en tanto se produce la toma de concien- cia de la situación, reestructurada por efecto de la nueva trama funcional de las partes en un todo con sentido. Hay aprendizaje, al abordar y discernir una situación, cuando la estructura del campo se modifica en dirección a la solución de un problema o a la consecución de un objetivo.

El insight es el punto crítico y el balance final entre la situación originaria y la nueva forma de percibir o entender la situación reestructurada y adecuada al planteo inicial.

En esta teoría, la "meta", el objetivo del aprendizaje juega un papel de primer orden. La meta es parte constitutiva y dinámica del proceso. Mientras la actividad desencadenada en el intento de solución de un problema permanece incompleta, inacabada, el equilibrio no se restablece y, por lo tanto, persiste una inquietud, una insistencia en la búsqueda, una expectativa hacia la meta, lo cual refuerza los empeños de la conducta por lograr los resultados, la Gestalt satis- factoria…

En la teoría de la Gestalt, el concepto de meta, intrínseco a la motiva- ción y búsqueda de la solución, es equivalente al concepto de reforzamiento del aprendizaje en la teoría conexionista. Pero el refuerzo no es aquí algo exterior, que luego se asocia al resultado, sino interno al proceso mismo. El significado de la situación original, con la búsqueda incierta de la meta, hasta el nuevo significado del problema y su solución, están determinados por la estructura dinámica del proceso del aprendizaje, el cual debe ser concebido en términos de campos cognoscitivos que se modifican y modifican la con- ducta, en sucesivas acomodaciones o pregnancias entre los elementos y las relaciones de la situación total. De donde aprender es hallar modos de organizar el campo del comportamiento y la perspicacia (insight) para encontrar nuevos significados.

De hecho, todo aprendizaje inteligente es productivo: implica la flexibilidad para reorganizar situaciones y para relacionar los medios con las tareas y las metas. El pensamiento y la solución del problema, surgen de una organi- zación de perceptibilidad (la situación del problema tal como se percibe) y continúan mediante la reorganización o reestructuración de la situa- ción… El significado original, así como el nuevo, está determinado por toda la situación… Los motivos, las actitudes y también las emociones son parte de esta esfera [la situación completa] del mismo modo que las partes percepti- bles.

Motivos y actitudes son ingredientes dinámicos de la estructura y deben ser concebidos como fuerzas activantes de la reorganización del campo, que orientan a la persona hacia determinados fines y objetivos. En la teoría del aprendizaje de la Gestalt el concepto de meta, de la situación final satisfactoria

(o reducción del sistema de tensión), equivale a los conceptos de recompensa o refuerzo del aprendizaje de las teorías conexionistas.

El aprendizaje constituye el proceso de estructuración y reestructuración del espacio vital. Por una parte, con relación al grado de diferenciación; por otra, en el orden de nuevos núcleos de significación que adquieren las cosas al aumentar la capacidad discriminativa y el interés por las mismas.

Conveniencia de la "Alfabetización Visual".

Podríamos preguntarnos: ¿Es realmente necesario aprender el "Lenguaje de la imagen", educar en una seria y correcta "alfabetización visual" ?; ¿acaso no somos capaces de descubrir el contenido de una foto o el significado de las figuras que aparecen en señales de tránsito o informaciones turísticas, sin que se nos haya dado clase de "gramática visual" ni nada parecido?; todo esto de la Gestalt, de lo visual y de lo icónico, ¿no será un palabrerío inconcluyente, anodino e insulso? ¿No habremos caído presos del constructivismo y el cientificismo descarnado? De hecho, aunque no hayamos "aprendido a decodificar" los mensajes visuales, somos capaces de hacerlo, y ello no parece requerir mucha ciencia. Nuestro ojo y nuestro sistema nervioso visual, por ejemplo, están natu- ralmente preparados para conocer las semejanzas y, por lo tanto, para establecer la relación entre una fotografía y su equivalente real. No tuvimos que aprender para entender lo que vemos en una fotografía del diario, pero para poder "leer" las columnas informativas si tuvimos que esforzarnos en aprender.

Pero pensemos esta cuestión al revés… Si pensamos en formular visual- mente un mensaje, la cosa cambia: aprender a dibujar de forma que los otros reconozcan lo representado no es muy sencillo, podrá comprobar esto si, por ejemplo, juega una partida en el "Pictionary" (que es algo así como jugar al

"dígalo con mímica", pero …dibujando). ¿Será que sólo crear los mensajes requiere aprendizaje? La alfabetización visual ¿es sólo cosa de diseñadores? No, en nuestra percepción cotidiana aplicamos las reglas del lenguaje visual, sólo que sin conocerlas. Y así interpretamos los mensajes icónicos siguiendo algunas reglas que hemos aprendido sin darnos cuenta, igual que lo hicimos al apren- der a hablar.

La alfabetización visual no sólo tiende a permitir una interpretación más exhaustiva y más precisa de las imágenes, sino también a formular cuestiones complementarias que pueden ser de suma importancia…, tal como hacemos con el lenguaje verbal: ¿qué dijo?, ¿cómo lo dijo?, ¿con qué fin dijo lo que dijo?, ¿cómo pudo decir eso?, etc. Existe, en verdad, cierta complejidad ligada a la estructura de suyo compleja de los códigos visuales de la comunicación. No sólo el comuni- cador especializado ha de aprender a utilizarlos de manera adecuada; también un

"receptor crítico" no puede quedar satisfecho si no es capaz de sacar a la luz lo más exhaustivamente posible el mensaje que observa…, de lo contrario la mani- pulación por parte de los medios de comunicación, seguirá "educando" a su propio y obsecuente consumidor analfabeto.

Desde su primer despertar, el hombre se comunica de una manera no- verbal con lo que está a su alrededor. Esta comunicación le permite desarrollar su inteligencia y echar las bases de su lenguaje verbal y de su capacidad de conocimiento conciente. Ligada a la facultad de la imaginación (como veremos más adelante), la comunicación visual es el último paso del hombre para llegar al lenguaje verbal, pero el surgimiento de éste no la suprime. En realidad lo visual, se completa con una correcta apoyatura verbal, y viceversa. El lenguaje visual permite designar con precisión los objetos, aún en su ausencia, y facilita las formulaciones abstractas, así como los procesos analíticos tanto de descripción como de inferencia. Pero no es un medio de expresión exhaustivo del pensamiento. Las palabras, por su parte, nunca serán algo definitivo y la verdad estará siempre «más allá» de las palabras, apelando a constantes reformulaciones y reinterpretaciones (los Orientales han tomado conciencia de esto mucho antes que los Occidentales).

No queremos afirmar con ello que la imagen visual representa "mejor" el pensamiento, ni tampoco «la verdad». Pero sí podemos decir que cada vez que el hombre quiere alzarse a lo más alto de sí mismo usa imágenes, icónicas o verbales (como en la poesía, o la Liturgia). Una buena imagen actualiza un conocimiento y echa los cimientos de una comunión sin los cuales el hombre arriesgaría, quizás, perder su espiritualidad. En efecto, la razón, y su correlato de lenguaje verbal analítico, no puede dar cuenta por sí sola del espíritu humano ni substituir la imaginación. Al contrario, conocimiento y pensamiento nacen de una interacción dialéctica entre ambas formas de expresión: la imagen da apoyo a la memoria y a la sensibilidad, mientras las palabras consolidan, sitúan y relacio- nan las imágenes.

La escritura y la imprenta jugaron un papel esencial en este desarrollo. La primera aseguró la conservación y la transmisión, aunque lenta y selectiva, del conocimiento y de la cultura. La segunda permitió la difusión cada vez más amplia de la cultura intelectual, aunque dando aun mayor impulso a la tendencia analítica y especializadora. Pero, como lo advertimos hoy, la tecnología y el desarrollo de la ciencia especializada, basada en los medios escritos, han llevado al descubri- miento de la electrónica, la cual ha dado origen a dos nuevos recursos técni- cos que están transformando el mundo de hoy: la televisión (imagen electrónica) y los computadores.

El computador, y sus aplicaciones, finaliza a la era de la mecánica al mismo tiempo que pone en tela de juicio la validez de un desarrollo tecnológico y de una ciencia basados exclusivamente en un postulado analítico. Producto de la especialización y de la producción en serie, el computador es, extrañamente, una máquina muy poco especializada (en relación a lo que permite hacer) que, entre sus múltiples «gracias», es capaz de transformar un código en otro y, en particu- lar, de transformar fácilmente cifras en imágenes, y viceversa. Esto está produciendo un verdadero terremoto en la ciencia, borrando los límites entre las disciplinas y, lo que es aún más importante, demostrando visualmente que los procesos analíticos sólo nos dan acceso a una pequeña parte del mundo cognoscible.

Estamos ante una tecnología radicalmente nueva que está revolucionando nuestra cultura: la tecnología computacional.

El computador revaloriza la síntesis, la «visión» de conjunto, la percep- ción guestáltica del campo de la realidad. Y su demostración convence quizás aún más por el hecho de ser visual: usa una pantalla de televisión no sólo para exhibir cifras y textos, sino también gráficos demostrativos de realidades que ninguno de nuestros sentidos es capaz de percibir.

Lo importante es la confluencia de las tecnologías de la comunicación (tele- comunicaciones) con las de acumulación y procesamiento de información (compu- tación).

¿Qué es lo significativo aquí? La eficiencia con que la televisión nos entrega una información sintética y «global»: la imagen televisiva, especialmente si es «de terreno», muestra al mismo tiempo las acciones de los protagonistas y el contex- to en que se desarrollan, mientras el audio nos entrega sus palabras: una mirada instantánea nos permite conocer, eventualmente, un proceso complejo, que sólo un muy largo texto podría, con grandes dificultades y menor precisión, describir.

Pero la televisión recoge y esparce por todo el mundo cantidades enormes de imágenes, generando, en los términos del francés Abraham Moles, una «cul- tura mosaical». El hombre común de hoy se parece al científico sin computa- dor: inundado de datos fragmentarios, incapaz de sintetizarlos y encontrar la pauta unificadora y «otorgadora de sentido». Pero la televisión también difunde mucho más sin proponer síntesis alguna.

Aunque la imagen conlleva una gran facilidad de memorización y un gran poder de motivación, la cantidad de «visiones» con que nos alimentan los medios de comunicación masiva es tal, que se minimiza el impacto de cada una por separado. En realidad, prestamos muy poca atención al detalle de lo que perci- bimos. Esta «baja atención» nos proteje de una «sobrecarga» al mismo tiempo que debilita nuestras defensas frente a "las constantes presentes en el caos" de lo que recibimos, constantes que sí tienden a grabarse en nuestra memoria y a influir, muchas veces inconscientemente, en nuestra conducta. Así es como se produce una transformación cultural en el orden de los valores, cambio del cual el receptor no crítico, no es conciente 13. Es lo que explica que sean necesarios los llamados de atención, como el del Papa Juan Pablo II con ocasión de la XXVIII Jornada mundial de las comunicaciones sociales (24 de Enero de 1994)… El Papa, hablando del tema "televisión y familia", expone algunos criterios para "saber mirar" [nótese que se afirma que el mirar supone saber…], y así dice que la televisión puede enriquecer la vida familiar, pero también la puede perjudicar, por lo cual es necesario hacer una selección res- ponsable de los programas, para decidir cuáles conviene ver y cuáles no.

El mosaico visual del que nos alimentamos contiene fuerzas invisibles que sólo un tipo de «computador» bien programado puede descubrir: este es nuestro cerebro, el que puede "como los dioses" convertir el caos original en "cosmos", siempre que lo hayamos "educado" para ser crítico.

La formación del sentido crítico frente a los mensajes visuales y el entendi- miento de la importancia de la alfabetización visual, es la preocupación central de nuestro trabajo. Todos hemos pasado años en la escuela aprendiendo a manejar adecuadamente el lenguaje verbal: hemos tenido clases de gramática, hemos hecho numerosos ejercicios de redacción y de ortografía. Pero, aunque hayamos tenido algunas clases de dibujo, ¿hemos aprendido realmente lo que son y cómo se aplican los lenguajes visuales?, entonces ¿cómo podremos criti- carlos constructivamente? En la comunicación masiva de hoy ni el «receptor» ni, menos aún, el «comunicador» pueden permanecer ajenos a la «avalancha visual» por cuanto, en muchos casos, no es posible acceder al sentido completo de un discurso audio-visual si no se está en condiciones de evaluar el significado de la expresión icónica (es, especialmente, el caso de la propaganda y la publicidad que, por este motivo, deben ser analizadas con el mayor sentido crítico).

Debemos recordar que la importancia de la escritura para la comunicación es tal, que ha determinado una división fundamental en el estudio de la evolu- ción del género humano: la distinción entre prehistoria e historia. Sin em- bargo, la prehistoria no nos es ajena: ha dejado para la posteridad una valiosísima información visual observable y hasta cierto punto comprensible no sólo por especialistas, sino por cualquier persona con un buen sentido de la vista. Aun- que la interpretación exhaustiva pueda ser compleja, lo más asombroso es que aún hoy estamos en condiciones de reconocer objetos y seres vivos desapareci- dos hace miles de años, y que lo podemos hacer cualquiera sea el idioma que hoy hablemos. Y como lo hemos señalado antes al hablar de las computadoras, las representaciones gráficas cobran una importancia renovada para el desarrollo de la ciencia en el Siglo XXI. Estar familiarizado con el lenguaje de la imagen tiene por lo tanto una importancia creciente para todos…

Lo imaginario y la inteligencia (Fundamentación filosófica).

Unidad Alma-Cuerpo.

La imaginación es la facultad más acorde "no decimos la más perfecta" con nuestra condición humana. Seres mixtos de cuerpo y espíritu, ni espíritu puro ni materialidad crasa, ni ángeles ni animales, el hombre, es ese ser interme- diario entre la mera materialidad y la pura espiritualidad. De modo paralelo, la facultad imaginativa es mediadora e intermediaria entre la facultad más inma- terial que nos especifica, la intelectiva, y la percepción sensible que nos liga a la realidad.

Nuestra inteligencia está encarnada: ello dota a la sensibilidad de una finura inalcanzable en el reino animal e impide que el objeto propio e inmediato de nuestra inteligencia sea lo inteligible puro, aunque "como objeto adecuado" puede llegar a alcanzar la pura inteligibilidad. No hay pensamiento sin imagen, se viene repitiendo desde el siglo cuarto antes de Cristo. La importancia de la imagen, en última instancia, encuentra su fundamento en la íntima simbiosis de cuerpo y espíritu. Nuestra sensibilidad es la de un ser espiritual y nuestro espíritu el de un ser sensible; la más íntima ley de nuestra naturaleza ensalza nuestros sentidos hacia el espíritu, al par que inclina nuestro espíritu a los sentidos. Esta condición es la de un espíritu unido en sustancia a la carne y al universo de la materia. Si la imaginación es considerada bajo esta perspectiva, veremos que siempre será ese puente de enlace, esa mediación obligada, de un espíritu que busca inclinarse hacia lo sensible, como de lo sensible que quiere escapar a la mera inmutación presente, actual e inmediata.

De ahí que la imagen es el lenguaje más espontáneo y natural del hombre, el que todos entienden, los niños y los mayores, los cultos e ignoran- tes. Con esto no se quiere decir, ni menos postular, que la imaginación sea una facultad híbrida entre espiritual y sensible. No, la imaginación es una facultad sensitiva: sin embargo, sus fantasmas, "las imágenes", poseen una gran movi- lidad y pueden estar allegadas a las significaciones más espirituales como a los motivos más sensibles, siempre acompañando al pensar, siempre ampliando la percepción, camino obligado tanto para la abstracción como para la percepción del singular.

Partes: 1, 2, 3
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