Descargar

Por una Filosofía al servicio de la transformación de la realidad


Partes: 1, 2

    1. La posición filosófica ante el mundo
    2. ¿No conocemos nada?
    3. Lo verdadero y lo falso
    4. El método de la duda
    5. Sueño y realidad
    6. La realidad como construcción de la conciencia

    ¿Cómo puede pretenderse transformar la realidad desde el escepticismo y el kantismo? ¿Cómo puede pretenderse transformar la realidad si se duda de su existencia objetiva y de la posibilidad de conocerla?

    La posición filosófica ante el mundo

    Se pueden hacer reflexiones filosóficas sobre la realidad y sobre las posibilidades de su conocimiento. Siempre es bueno hacerlas. Pero debemos medir las consecuencias sociales de esos resultados. No debe pensarse que una reflexión filosófica sobre las conquistas de la mecánica cuántica, por ejemplo, pueda ser aséptica, siempre tendrá consecuencias sociales, más tarde o más temprano alcanzará la conciencia de la gente. Hay que saber siempre qué posición última se tiene y qué línea filosófica se sigue. Si llego a una conclusión filosófica que niega que la realidad pueda ser conocida, esta conclusión entra en contradicción con la posición que yo como socialista y materialista dialéctico debo mantener. ¿Por qué? Pues de aceptar esa conclusión, estaría aceptando que el mundo capitalista no puede ser conocido. Y si no puede ser conocido, no podría ser transformado en un mundo socialista.

    ¿No conocemos nada?

    Muchas de las reacciones filosóficas modernas que van dirigidas contra el materialismo, sólo alcanzan al materialismo absoluto, al materialismo que tuvo por padre a Newton. Puesto que es el materialista absoluto quien cree que hay esencias absolutas en la realidad y conocimientos que son para siempre. Para el materialista dialéctico, por el contrario, el conocimiento nunca se acaba, siempre habrá cosas por conocer, es una tarea interminable. Y lo que se conoce de la realidad tampoco es un conocimiento absoluto, el conocimiento siempre será aproximado y relativo, siempre se podrá profundizar más. Pero el que sea aproximado y relativo no nos lleva a desfallecer y concluir: no conocemos nada.

    El ser humano, a lo largo de su historia, ha acumulado una gran cantidad de conocimientos y seguirá acumulando sin fin. Conocemos lo que conocemos y seguiremos conociendo infinidad de cosas más. Siempre habrá más cosas aún por conocer que las ya conocidas. Pero esta situación en ningún caso justifica la queja del escéptico: no tenemos certeza ni verdad de nada.

    El avaro no disfruta de la riqueza que tiene y sólo piensa en lo que no tiene o lo que todavía está por tener. También hay avaros del conocimiento. No disfrutan del conocimiento que ya ha acumulado la humanidad, sino que sólo piensan en lo que está aún por conocer. No viven del tener sino del no tener. Esta posición genera desaliento y desánimo. Nos lleva a pensar que con el conocimiento del que disponemos nos resultará imposible hacer un mundo mejor.

    Lo verdadero y lo falso

    Lo verdadero y lo falso deben aplicarse a la teoría y al pensamiento. Y para demostrar si una teoría es verdadera o falsa, tenemos que recurrir a la práctica. Y por regla general suele suceder que toda teoría tiene componentes verdaderos y componentes falsos. Y esto es lo que permite corregir la teoría y hacerla cada vez más verdadera. Así que el carácter verdadero de una teoría o pensamiento es progresivo y aproximativo.

    Pero en ocasiones los predicados de verdadero y falso también se aplican a la realidad. Decimos de una persona que es falsa, que se comporta como no es, que nos sonríe cuando en verdad nos odia. Decimos igualmente que un reloj es falso cuando es de imitación. También decimos que una fruta de plástico no es de verdad. Es cierto, en la realidad hay cosas falsas, pero igualmente también hay muchas cosas verdaderas. La guerra y el hambre son realidades de verdad, como son de verdad la muerte y el dolor que generan.

    Si declaramos que todo es falso, generamos desconfianza entre las filas que luchan por la transformación del mundo. La gente no se unirá y no se moverá. Si declaramos que todo es falso, no reconoceremos las verdades elementales de este mundo: que hay una minoría que son ricos hasta la desproporción y que hay mayorías que son pobres hasta la inanición. Y sin una percepción clara del mundo, sin una percepción de sus verdades, no se puede transformar la realidad.

    El método de la duda

    Dudar no es malo. Siempre es bueno tener ciertas dosis de escepticismo. Pero, ¿con qué propósito? No con el propósito de instalarse en el escepticismo, sino con el propósito de abandonar el conocimiento erróneo y llegar al conocimiento verdadero. La duda es nociva cuando nos lleva a dudar de todo y de todos. Ya que nos quita las esperanzas y las ilusiones de que el mundo pueda ser transformado. Nos impide ver un mundo mejor. Si nos instalamos en la duda, si por medio de la duda sólo cultivamos el escepticismo, perderemos la batalla por transformar el mundo y la vida se tornará oscura e infeliz.

    Sueño y realidad

    Partes: 1, 2
    Página siguiente