Un relato de amor en la época de Internet
Eran las cuatro de la tarde de un día de mayo, y como siempre me encontraba caminando por la avenida Sánchez Cerro, salía del trabajo y me dirigía a la oficina de Pedro"s & Asociados S.A., empresa que pertenecen a unos amigos mis compañeros de la universidad, ubicada en Av. Sánchez Cerro N° 653, mas en el camino, solo a unos cuantos metros de allí decidí entrar a unas cabinas de Internet, alquile una hora como de costumbre; entre y revise mi correo y abrí mi MSN, no encontré a mis amigos en línea; era temprano y aun me quedaba tiempo disponible, decidí entrar al Chat para buscar un poco de diversión, sin saber ¿Que significaría esa decisión en los en los meces venideros? y mas aun ¿Que significaría para mi?, ¿Que repercusiones traería en el amor, en el trabajo, en el todo mi ser?, como esa aparente e insignificante decisión cambiaria mi vida en tan poco tiempo.
Mi nombre es José Aparicio Dasilva, soy periodista y escritor bilingüe; no les relatare de mi trabajo como periodista o escritor sino que contare en breves palabras la historia de como es que una decisión aparentemente insignificante cambio mi vida, ¿Como encontré el amor?, como en un sueño compartido, como un dolor mas intenso que la ni la droga mas póntele puede aplacar, como es que empezó la pesadilla de no tenerla, de la separación, las dudas, los temores, los celos y el silencio se convierten en dagas puntiagudas que se clavan lentamente en el corazón y gota a gota lo hacen desangrar, cuan larga agonía se puede soportar, dagas que no te dejan tranquilo ni un solo instante, que vienen a tu mente, cual carterista te sorprende en el momento menos esperado y te deja perplejo.
El Sueño
Era una tarde de otoño piurano cuando el calor y el frío se mezclan como una bebida de veranos para refrescar nuestros días, estaba revisando mi MSN cuando de pronto conocí una chica que a simple vista parecía igual a las demás, no se por qué pero tenía intensas ganas de conocerla, yo deseaba ir al cine, es uno de mis pasatiempos favoritos, la invité; la desconocida aceptó ir al cine y salir a caminar, nos encontraron en una calle llena de gente y muy ruidosa, una de esas calles en done la gente pasa sin saber quien se detenía a saludar, en donde la gente se mezcla indiferentemente, una de esas calles en las que las gentes son meras almas divagantes, extrañas y metidas en si, a quienes no les importa mas que si mismos, nos encontramos.
Estaba vestida de forma casual, con una blusita blanca pegadita al cuerpo que lo ceñía y un jeans que resaltaba sus hermosas curvas, un aura de misterio la envolvía, mientras me acercaba pensaba "es una mas del montón, tan simple y engreída y creída", conclusión a la que llegue solo por uno de los movimientos que hizo.
- Hola soy José -dije- al estar frente a ella. mientras le extendía la mano para estrechársela y darle un beso de cortesía.
- Hola soy Carla, mucho gusto, mientras acercaba su mejilla para corresponder la cortesía.
- Caminamos -dije- tímidamente, mientras señalaba el camino a seguir.
- Si vamos, -dijo Carla- siguiendo la ruta señalada.
Caminamos una cuadra por la calle Junín, en silencio ella delante y yo atrás como en procesión.
- ¿Que genero de películas te gusta? -pregunté- mirándole los ojos como inspeccionando cada detalle de ella, oscultando cada movimiento de sus músculos, buscando algún detalle que confirmase mis conclusiones anticipadas.
- Me gustan los dramas, las comedias y las comedias románticas, -dijo- sin mirarme, solo caminando como ausente, por la ruta señalada.
Fue una caminata, una mezcla de emoción por ser la primera cita pero al mismo tiempo como la marcha fúnebre, como si un alo de tristeza nos envolviese, que de pronto estábamos en el cine, en cartelera habían varias películas y decidieron entrar a ver "El Agente 86" una comedia de esas que en su sinopsis no dice mucho, pero que te hacen reír asombrosamente.
Durante la película nos reímos tanto que nuestros rostros se convirtieron en la personificación de la alegría y su mirada en mágica felicidad, apenas cruzamos miradas, comentábamos con voz cabizbaja una que otras escenas, volvían a reían juntos; ahora y no se a que hora, las miradas se entrecruzaron como si se conocieran de antaño.
Al salir del cine la invite a ir a la discoteca Asia, que esta al frente de Cineplanet, la noche aun era virgen, entramos a la disco pedí una jarra de vodka de naranja, para tomar y empezamos a conversar de todo; la película solo fue la introducción y los temas de conversación se tornaron cada vez mas personal, el tiempo paso sin darnos cuenta, el reloj marcaba ya la 1.30 de la mañana; ella mientras miraba el reloj dijo: "¡me tengo ir…!, ¡ya es tarde!", sorprendida y exaltada por lo tarde que era; te acompaño, pedimos la cuenta; y cual cenicienta, salimos corriendo en busca de la carroza -mototaxi- que llevaría a la dama a su palacio. Salimos de la disco riendo, felices, la acompañe hasta el mototaxi y nos despedimos.
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