Algunas amenazas a la conservación de los ecosistemas, falta de legislación, control y fiscalización (Chile)
Enviado por Mauricio I. Contreras Vásquez
Es indiscutible que en los últimos cinco gobiernos, Chile ha experimentado un alto y progresivo nivel de desarrollo y crecimiento que ha afectado positivamente muchas y diversas áreas del país (Agenda Pyme 2007). Es además indiscutible lo importante que este proceso se ha tornado históricamente para los gobiernos de turno, quienes entre muchos otros factores, utilizan estos indicadores de crecimiento como medida de su éxito. Es en este contexto, que el crecimiento se convierte en un objetivo de estado explicitado y publicitado por el gobierno de Chile como uno de los factores condicionantes del desarrollo, el cual debe ser trabajado en todos los sectores:
"Para llegar a ser un país desarrollado, Chile debe crecer. El crecimiento económico sostenido no se produce de modo automático: requiere de un esfuerzo continuo tanto del sector público como del privado." (Gobierno de Chile 2007) Haciéndose cargo de este objetivo país, es que sectores como el forestal, agrícola y pesquero han experimentado explosivos niveles de crecimiento (Agenda Pyme 2007). Otro de los sectores con un exitoso crecimiento, es el experimentado por el sector minero, el cual se ha beneficiado de los altos precios del cobre como también por el creciente desarrollo y crecimiento de la economía de países como China, que generan una gran demanda de recursos del subsuelo (anuario estadísticas del cobre y otros minerales 2006, p. 9 – 16). No menor que los anteriores es el alto nivel de crecimiento experimentado por sector inmobiliario y construcción, sector que se ha venido desarrollando de manera continua y progresiva a lo largo de los últimos seis años (Cámara Chilena de la construcción a 2007), y que también ha tenido un impacto en la conservación de la biodiversidad chilena.
Sin embargo, el crecimiento desmedido, la falta de una legislación que se ajuste al ritmo de este proceso y el escaso control y educación en materias de conservación, explotación y administración de recursos naturales, pueden resultar tan perjudiciales como la falta de desarrollo en si misma. Perjuicio que finalmente afecta sin lugar a dudas, tanto al país como a todos aquellos que viven de una economía sustentable y a menor escala. Es así como la falta de control y regulación por una parte y la primacía de los intereses económicos por sobre los intereses de la conservación medioambiental por la otra, han comprometido y mermado seriamente una amplia gama de recursos naturales entre los cuales pueden ser citados los forestales, mineros, hídricos, y del mismo modo, han producido una serie de catástrofes ecológicas afectando flora, fauna, recursos hídricos y marítimos.
En este ensayo intentaremos exponer algunos ejemplos de cómo esta falta de control y legislación ha provocado amenazas a la conservación y continúa afectando hoy día negativamente nuestros ecosistemas y su biodiversidad.
En primer lugar, pasaremos a revisar el caso de las empresas forestales, y aquellos aspectos negativos derivados de su desarrollo sin control principalmente en el sur del país. Es indudable que desde la promulgación del decreto ley 701en 1974, cuyo objetivo era el fomento de la actividad forestal, la actividad de desarrollo de las empresas forestales en Chile ha crecido casi de manera exponencial y así lo demuestran las cifras, que indican que Chile se ha convertido en uno de los mayores exportadores de celulosa a nivel mundial, con ventas por aproximadamente 2850 millones de dólares en el 2006 (Arauco 2007). Sin embargo, los costos asociados a tal nivel de exportaciones no han sido bajos ni menores, ya que esto ha implicado la tala y el reemplazo progresivo de los bosques nativos en las zonas centro y sur del país, por cultivos de pino insigne (Pinus radiate) y eucalipto (Eucalyptus nitens), ambas especies introducidas y muy apetecidas en la elaboración de celulosa. Grandes empresas, entre las cuales se encuentra Celulosa Arauco, aumentaron sus terrenos forestales productivos y sus plantaciones en casi un 40 y un 35 por ciento respectivamente entre los años 2000 y 2006, disminuyendo también, en casi un 21 por ciento la superficie de bosque nativo dentro de sus terrenos comprados y manejados legalmente (Arauco 2007).
Entre la tala y reposición del bosque se genera un fuerte impacto y degradación de los suelos, los cuales quedan expuestos a diversos factores erosivos como el viento, derrumbes, lluvia e inundaciones. Junto con lo anterior, estos reemplazos de especies nativas por aquellas introducidas legalmente van fragmentando el hábitat y ecosistemas de las especies que allí conviven, con la consecuente disminución en el tamaño y riqueza de la población.
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