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Renacimiento Espiritual desde la Psicología Transpersonal. Pensamientos y emociones (página 2)


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Partiendo del hecho de que en las últimas terapias no se hizo mucho uso del conductismo ni de la psicología humanista, sino más bien, de la cuarta fuerza maslowniana (propiamente, la psicología transpersonal), los efectos y los resultados denotaron en los pacientes un crecimiento sí humano, pero sobre todo espiritual. Aprendieron a detectar cuándo es necesario realizar un discernimiento profundo para detectar la fuerza que domina su problema (sea un influjo luminoso desmedido, sea una sombra depresiva, o un afecto desordenado causado por un pasmo flotante). De esta manera, pudimos captar ciertas ideas que se fraguaron en la mera praxis. Una terapia verdaderamente transpersonal, se focalizará en la promoción y aceleración del proceso evolutivo natural de la conciencia del cliente, a través de la expansión de ésta. Y en la medida que dicha terapia avance, el cliente experimentará claramente, que tanto sus sufrimientos como sus conflictos actuales (surgidos principalmente a consecuencia de un ego ilusorio que sufre inútilmente, buscando cierta seguridad en cosas y logros externos), como su insatisfacción general, son nimiedades si se comparan con las infinitas posibilidades que ya comienza a experimentar y actualizar. Así, al disminuir la identificación con su melodrama interno, el cliente experimenta una serenidad desconocida por él hasta entonces y una "abundancia" de motivación positiva que se transforma, de manera inexorable, en simpatía-empatía hacia todos los seres sentientes. Con ello, el desplazamiento de los intereses personales del cliente, desde su ego hacia valores superiores, tales como la compasión, la verdad, la creatividad, etc., marcan el comienzo de una serie de cambios que construyen el amanecer de la siguiente faceta en la evolución de la vida, siendo esta la supraconciencia. El contexto de la psicoterapia transpersonal, significa, sin lugar a dudas, un salto cualitativo respecto del contexto habitual de otras psicoterapias que comparten valores con el materialismo científico. En este sentido, distinguimos que tanto la psicología como la psicoterapia transpersonal basan su orientación en aquella llamada Filosofía Perenne, dado que consideran lo siguiente: A) Todo cuanto existe, es la manifestación de un principio universal consciente; B) Mediante la intuición es posible percibir a la conciencia suprema, pero es a través del entrenamiento adecuado y sistemático de nuestra capacidad contemplativa que nos es posible reconocerla plenamente; C) El hombre posee una doble naturaleza: una identidad puramente funcional y transitoria – el ego o yo inferior – y una naturaleza universal, eterna y no dual – el espíritu o yo superior – que todos los seres comparten con la Conciencia Suprema; D) El ser humano tiene una meta única en su devenir existencial, a saber: evolucionar su conciencia hasta el reconocimiento de su identidad última y la realización de su verdadera naturaleza. En consecuencia, ya desde la praxis, pudimos notar que respecto al proceso psicoterapéutico, éste puede ayudar al proceso evolutivo y a la plenitud de las posibilidades existenciales del cliente (dícese físicas, mentales, emocionales y espirituales). Aquí nos estamos refiriendo al despertar y a la optimización de todas las potencialidades evolutivas del ser humano, y para esto se utilizan tanto las técnicas psicoterapéuticas "tradicionales" (la psicología transpersonal reconoce la validez de todas las escuelas, en el nivel en que éstas trabajan, puesto que la verdad sólo puede ser veraz si abarca todas las demás verdades), como por supuesto el uso de las técnicas específicas de la psicoterapia transpersonal, pero siempre priorizando la expansión de la conciencia del cliente, ya que aquí (y esta es otra diferencia entre la terapia transpersonal y las tradicionales) cambia el objetivo de la terapia, que en el caso de las otras escuelas, es el fortalecimiento y la sanación del ego, en tanto que en la psicoterapia transpersonal el objetivo es la trascendencia (que no la supresión) del ego y la transformación de la conciencia personal en conciencia transpersonal, o dicho de otro modo, el despertar supraconsciente.

Es importante que durante la psicoterapia transpersonal, se le dedique cierto tiempo a dejar fluir ciertos conceptos o ideas que ayuden a esclarecer la problemática del cliente. Tal es así, que distinguimos siete patrones, los cuales nutren el espacio de la terapia transpersonal, así como la reflexión en torno a ella. Notemos: A) En la experiencia transpersonal distinguimos un carácter inefable: lo vivido no se puede describir con el lenguaje usual; B) Se trasciende al tiempo y al espacio: el tiempo ya no existe y el espacio tridimensional desaparece; C) Se suscita un sentimiento de lo sagrado, de que en el aquí y en el ahora se produce algo grande que merece respeto; D) Desaparición de la visión dualista en el sentido de "yo-mundo" y "sujeto-objeto"; E) Cambio del sistema de valores y del comportamiento, que tiende a la belleza, a la bondad y la verdad (Maslow), así como un progresivo desapego de los bienes materiales; F) La certeza de realidad confiere una certidumbre absoluta de que lo vivido es real, incluso mucho más real que lo vivido de ordinario en la vida diaria; G) Desaparición del miedo al fin último, es decir, a la muerte, ya que a la vida se la percibe como eterna, aún cuando la existencia física sea transitoria. Estos siete patrones, nos pueden ubicar perfectamente en el desarrollo de una terapia que se desee transpersonal; y a nuestra observación, ayudan sobremanera al cliente para ir trabajando su problemática, ya que le abre nuevas dimensiones, nuevos espacios; le permite ser consciente de aspectos que antes no había tomado en cuenta; lo acerca a realidades mayores y a sensaciones que catapultan su alma para mejorar.

Ahora bien, sería interesante hacer algunas recomendaciones y plantear una cierta prospectiva. Esto como un camino sugerente para todo aquel psicoterapeuta que desee trabajar en el ámbito de lo transpersonal. A saber:

Tener una visión humanista transpersonal, con especial interés por el Ser Humano, y una fuerte capacidad de establecer contacto consigo mismo y con los demás. Del mismo modo, cierta afinidad por el mundo interno, dispuesto a abrirse a potencialidades inherentes de la realidad humana en su ámbito natural y espiritual. Esto con el objetivo de comprometerse con su propio crecimiento personal espiritual y claramente motivado por conocer, así como entender aquellas tradiciones de Oriente y Occidente, las cuales han sido un aporte al despertar de las potencialidades existenciales y trascendentes de las personas.

Del mismo modo, se invita al cliente a tener conocimiento de las disciplinas internas, es decir, que conozca en el grado que quiera, los despliegues del Yoga, el Tai Chi, la Meditación y el Arte Contemplativo, e incluso la Terapia Floral de Bach. No olvidando que el psicoterapeuta transpersonal está capacitado para intervenir en las dimensiones corporal, psíquica, mental y espiritual, se necesita que constantemente haga una revisión de las técnicas tradicionales de la psicoterapia. Esto con el fin de ir siempre más allá de lo inmediato, de lo que incluso podríamos denominar "caduco", dado que si consideramos el alcance que tiene – y que ha venido teniendo – lo transpersonal en el desarrollo de la conciencia y en la sanación de la mente y del cuerpo, notaremos que se estará ante una propuesta existencial donde el espíritu haga renacer constantemente el yo interno, no al ego, ni a las dualidades, sino a la esencia verdadera, a la sustancia genuina del ser. Esto se puede y desde nuestra labor en terapia, podemos categorizar que es una realidad que se puede alcanzar. Con ello estamos nutriendo, desde nuestras posibilidades, aquel renacimiento espiritual, donde el ser humano se encuentra a cada momento con la opción de poder descubrirse como una presencia sensible y atenta a las mociones del único horizonte que siempre va a estar presente en su vida, el horizonte espiritual.

Bibliografía

Doore, Gary. ¿Vida después de la Muerte? Enfoques sobre la Psicología Transpersonal. Autores Varios. Comp. por Gary Doore. Kairós; Barcelona, 1992.

Ferrer, Jorge N. Espiritualidad Creativa: Una visión participativa de lo transpersonal. Kairós; Barcelona, 2003.

Grof, Stanislav. La Psicología del Futuro. Lecciones de la Investigación moderna de la consciencia. La Liebre de Marzo; Barcelona, 2000.

Maslow, Abraham. El Hombre Autorrealizado. Hacia una Psicología del Ser. Kairós; Barcelona, 1972.

Washburn, Michael. La Psicología Transpersonal en la Perspectiva Psicoanalítica. Gedisa; Madrid, 1995 (2ª Edición).

Wilber, Ken. El Ojo del Espíritu. Kairós; Barcelona, 1998.

 

 

Autor:

Rocio Dominguez M.Dominguez

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