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Nuevo método para un nuevo discurso

Enviado por Jaime Desprée


Partes: 1, 2

    1. Sinopsis
    2. Desarrollo

    Sinopsis:

    La realidad no puede ser entendida sin un método con el que poder utilizar cada concepto dentro de su propio contexto: el lógico (Ciencia/Cosas), el ideológico (Filosofía/Ideas) y el psicológico (Teología/Imágenes).

    Desarrollo

    La importancia del método es que es el único nexo entre la sensación o la imagen y la formación de las ideas, pues la ideas en sí mismas no son sino "razonamientos inconsistentes y temporales basados en un método". No memorizamos "2 + 2 = 4", sino el método matemático de donde extraemos el resultado a partir del valor de las imágenes "2" y "4". Por tanto las ideas son todo lo razonables que sea el método utilizado para concebirlas y el pensamiento no se concibe sin la utilización de un método.

    El pensamiento es una «actividad continuada» que nos permite «conocer y reconocer» constantemente aquello en lo que pensamos. Todo lo que sabemos es debido a la acción de pensar, pero podemos desconocer cosas de las que no obstante nos apercibirnos sin pensar en ellas, por la sensación de su sustancia o la sugestión de su imagen. De manera que tan sólo podemos decir que pensamos cuando intentamos llegar más allá de la mera sensación o sugestión de las cosas de las que nos apercibimos con la intención de «hacernos una idea formal de la cosa en sí misma». Por esta razón el conocimiento integral de una cosa sólo es posible si tenemos de ella su «sensación», su «imagen» y su «idea», pues no son sino tres contextos de un mismo proceso cognoscitivo.

    He llegado a esta conclusión tras aplicar mi propio método que tal vez debiera llamar «tri-lógico», pues consiste en hacerme una pregunta y plantearla en tres «contextos» diferentes: el «lógico», el «ideo-lógico» y el «psico-lógico», también puede decirse en el «físico», el «metafísico» y el «teológico», de manera que la respuesta sea «análoga», pero en su respectivo «contexto». También podría decir que se trata de método «contextual».

    Para entender someramente en qué consiste este método puedo poner un ejemplo simple de entender: La mente es incapaz de producir «cosas», pero produce «entes», que es la «porción de entidad» que hay en una cosa. De manera que la cosa física cuando está en el contexto «metafísico» no alcanza a ser más que «entidad». Si por el contrario me preguntara qué produce las cosas mismas, es evidente que tendría que pasarme al «contexto físico» y allí encontrar la respuesta. Una vez encontrada, tendría que la cosa producida es una «porción de entidad» que hay en el pensamiento de la propia cosa, es decir, que volviendo a «cambiar de contexto» tendría de nuevo una mente que produce entes, o lo que es lo mismo: el pensamiento de la cosa, que no la «cosa en sí misma».

    Este método me permite mantener una «absoluta coherencia» siempre que «todo razonamiento quede perfectamente limitado a su propio contexto». Entre otras cosas, con este método sé de forma irrefutable e incuestionable lo expuesto, es decir, que el pensamiento «no puede producir cosas». Por tanto, la alquimia y la magia quedan definitivamente descartadas de mi propio discurso metafísico.

    Ya tenemos que pensar es «producir entidad», lo que en el contexto físico sería «producir sustancias». Es decir, el pensar es una actividad que necesariamente debe «producir la entidad de las cosas en las que piensa», que es lo mismo que decir «concebir las cosas en las que piensa al otorgarles su entidad», primer paso para establecer su «id-entidad», es decir, su propia entidad separada de las demás, o «idénticas a sí mismas».

    Al establecer esta diferencia no las conocemos como lo que son sino como lo que «no son». De esta manera se establece la relación onto-lógica de acuerdo a sus diferencias y no a sus coincidencias. Pues lo que es igual es de la misma entidad. De manera que pensar es «analizar si la entidad de una cosa se corresponde con la entidad de otra cosa», conocimiento que es absolutamente necesario, pues el conocimiento de la entidad de las cosas es lo que nos sirve para elegir entre lo que necesitamos, y la necesidad es la única causa del pensamiento en sí mismo y no la simple «admiración»: pensamos porque necesitamos establecer la identidad de las cosas que sirven a nuestra supervivencia.

    Hasta ahora más que un método «tri-lógico» apenas si hemos llegado a plantear un «silogismo», pues no hemos hablado más que de la «acción-reacción» que produce las cosas materiales y la «causa-efecto» que produce la entidad. Ahora nos queda un tercer contexto, que no es «hacer» ni «concebir» sino «imaginar».

    Nuevamente nos planteamos si la imaginación puede producir «cosas» y obviamente resulta fácil llegar a la conclusión de que la imaginación no puede producir ni cosas ni entes sino «imágenes», de manera que de acuerdo al método propuesto establecemos que «cosa, ente e imagen» son una misma «cosa-idea-imagen» en tres contextos distintos: el «lógico», el «ideológico» y el «psicológico». De manera que ya no podemos caer en el error de «mezclar» estos conceptos entre sí y sabemos que a cada uno le corresponde el suyo propio, por tanto «imaginar no es concebir ni pensar», ni «sentir es concebir ni pensar», concebir con el pensamiento es una actividad propia de un solo contexto, el de la entidad. De manera que pensamos para concebir y conocer la «id-entidad» de las cosas producidas o de las imágenes «imaginadas».

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