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El gran viaje hacia la silueta tan distante

Enviado por Javier Molina


    El gran viaje hacia la silueta tan distante

    I

    Me hallo aquí sentado con mis pensamientos

    Sin saber cómo ni donde expresar mis sentimientos

    Pasan dos minutos perdidos en el firmamento

    Y aún sigo buscando comprender tu sufrimiento

    Paso una hora jugando con mi entendimiento

    Y la luz de la luna te envía su consuelo

    Llega el amanecer con sus nítidos reflejos

    Para dar paso a un gran advenimiento

    II

    Llega a mis oídos la voz de un mensajero

    Que me incita a salir de mi funesto encierro

    Una extraña visión me lleva ante un buen hechicero

    Que me muestra un camino lleno de grandes retos

    Entre aquellos retos encuentro algunos de mis sueños

    Que no he podido cumplir por mi desfallecimiento

    Surge un remolino con vientos tan violentos

    Que hacen del azul cielo un gran cúmulo negro

    Cuando acaba aquel invierno turbulento

    La luz del sol deja ver mil gestos halagüeños

    III

    Camino día y noche en busca de respuestas

    Recordando en cada paso al ser que me desvela

    Una nueva visión me muestra las estrellas

    Y en ellas encuentro la mismísima excelencia

    Un coro de ángeles canta con delicadeza

    Aquella dulce canción que me recuerda tu belleza

    Una brisa fresca de extremada sutileza

    Deja escapar un perfume de delicada pureza

    IV

    Entre aquella algazara pierdo la paciencia

    Tratando de explicar la razón de tu ausencia

    Cuando aquellos ángeles se marchan con reverencia

    Vuelve a mi mente tu imagen de incomparable decencia

    Llego a un antiguo reino que se encuentra en decadencia

    Y encuentro mil razones para extrañar tu presencia

    V

    El movimiento de mis manos produce frases sin igual

    Y con la voz mil melodías he de fabricar

    Las palabras que aquí escribo ante tus ojos han de llegar

    Y así cada rincón de tu persona se pueda engalanar

    Miles de espantosos males he de rechazar

    Y en aquel oscuro rincón la luz de tus ojos encontrar

    VI

    Con el retorno de aquellos desconocidos seres

    La luz del sol refleja tu silueta indiferente

    Vuelve aquella dulce canción nuevamente

    Que me atrevo a cantar alegremente

    Un estrecho camino me lleva ante un brillo incandescente

    Que me muestra la salida de aquella pesadilla inclemente

    VII

    Esperando pacientemente tu tan ansiado regreso

    Me doy cuenta de mi gran pérdida de tiempo

    Una serie de sucesos me causa gran desconcierto

    Y a la vez hacen avivar mi desaliento

    Algo parece indicar el fin de aquel decaimiento

    Para preparar un bellísimo acontecimiento

    VIII

    El sol brilla hoy en día con grandioso fulgor

    Dando a todo lo opaco un vivísimo color

    Un gran sentimiento consume mi corazón

    Y por todo mi cuerpo discurre una gran sensación

    Aquella obra de teatro baja su telón

    Para dar fin a tan larga desesperación

    Es tu viva imagen causa de mi emoción

    Que día a día manifiesto con gran devoción

    IX

    Vuelvo al lugar donde todo empezó

    Descifrando el acertijo que por tanto tiempo me absorbió

    Recuerdo aquel relato que tanto placer me causó

    Y en el que la naturaleza importante papel jugó

    Aquel hermoso himno de mi mente se adueñó

    Y tu inmarcesible voz en mí se inmortalizó

    X

    Mirando algunos paisajes de aquel mundo desconocido

    Observo un reflejo de aquel ser aterido

    Una luz de hermosísimo colorido

    Esfuma con sus mantos aquellos recuerdos sombríos

    Un precioso avistamiento absorbe mis ojos y mi conocimiento

    Y me hace correr hacia todo aquello que considero bello

    Un extraño fenómeno causa grandes detrimentos

    Que tus lágrimas de alegría eliminan por un breve momento

    El imponente brillo de aquellas gemas preciosas inunda todo mi aposento

    Y tu imponente sonrisa acapara todos mis pensamientos

    XI

    Soñando con aquel lugar recién descubierto

    Un pincel dibuja tu rostro en el azul cielo

    Un viento fuerte estremece lo que estoy construyendo

    Y me hace escuchar mis lamentos

    Cuando acaba aquel suceso que tanto causaba tormento

    Se devuelve a este lugar el anhelado sosiego

    Al final mis palabras se terminaran desvaneciendo

    Para lentamente invadir el firmamento

    Desde aquel recinto que se encuentra a lo lejos

    Bajan hacia tus oídos mil voces cargadas de afecto

     

    Letras de luz

    I

    He observado día a día la luz incandescente

    Incandescente luz que quema como el sol naciente

    Sol naciente que refleja tu figura sedente

    Y que decentemente muestra a un ser muy sonriente

    Ser sonriente que canta alegremente

    Y que pacientemente espera tu llegada inminente

    Tan inminente es la cercanía de la pendiente

    Para hallarme a pocos pasos de mirarte fijamente

    II

    No puedo entender por qué tanto silencio

    Si entre tantas oraciones por ti pido al cielo

    Desde allí un ángel invade mis sueños

    Que al volverse realidad acaban con mis miedos

    Es esa realidad la que recuerdo a cada momento

    Momento este en el que corro a tu encuentro

    Aquel misterioso encuentro que resulta muy incierto

    Me sumerge cada vez más en un inhóspito desierto

    Es aquí donde busco sin ningún acierto

    Aquello que un día te entregué en silencio

    III

    Una mañana despierta una flor con su suave fragancia

    Y debe ser entregada a quien alimenta mi gracia

    Al tomar la decisión de descubrir tu mirada

    Escribo con letras de luz el mensaje de mi extensa carta

    En esa carta logran verse miles de alabanzas

    Que se dirigen a admirar a quien es mi esperanza

    Con aquella esperanza inicio mis andanzas

    Hacia aquel lugar donde tu silueta se estampa

    IV

    Aquellas mismas letras inundan mi mente abierta

    Y mi diminuto lápiz las hace un bello poema

    Tan legible es la afirmación que aquí se presenta

    Para que luego esto termine en mil regalos a tu puerta

    Luego se deja ver una grandiosa luz perpetua

    Que con hermosos colores te retrata en una gema

    V

    Todas las piedras preciosas otorgan su interminable brillo

    Para hacer de las tinieblas un soñado paraíso

    Desde allí se expulsa un ominoso imprevisto

    Y se vislumbra un sinuoso camino

    Desde aquí comienzo a escuchar un inocente sonido

    Que con grandiosas arengas enjuga mis sentidos

    El hermoso sonido que acaba con mil gemidos

    Me guía hasta el lugar donde se halla ese rostro afligido

    VI

    Al llegar al atrio de aquella pequeña plaza

    La fina llovizna dibuja una figura delicada

    La luz infatigable la hace parecer filigrana

    Para lucir sus ojos como preciosas esmeraldas

    Al intentar mirar la figura completamente agraciada

    La intensa luz de aquellos ojos me duerme en esa fría mañana

    Cuando cesa la llovizna que tanto el rostro me mojaba

    Siento que alguien me habla con la dulce voz que tanto recordaba

    VII

    En aquel lugar donde reinaban terribles disensiones

    Comienza a gestarse un suceso de inmensas proporciones

    Miles de finos pétalos de las más fragantes flores

    Son llevados al lugar donde se halla la mayor de mis intenciones

    Con aquellas obras pretendo inducirme emociones

    Que me llevan a completar aquello que hoy hago en tu nombre

    VIII

    Parado ante aquel portal que me llevará a tu presencia

    Recuerdo aquel diamante de inexplicable procedencia

    Ese misterioso regalo que enviaré con benevolencia

    Me obliga a dejar de lado toda mi reticencia

    Al verme subiendo por esa fría ladera

    Pienso en lo pertinaz que será en mi vida tu existencia

    IX

    Mientras escuchaba esa misma canción con la que siempre me calmaba

    Recordaba mil cosas que desde el día de ayer soñaba

    Entre aquello que soñaba se encontraba esa antigua morada

    Donde cada día tu inocencia me exaltaba

    Cuando puedo acercarme a la fogata que tanto me calentaba

    Vuelven las letras de luz con las que tanto te admiraba

    X

    Cuando intenté reírme con el gracioso movimiento de las aguas

    Mis manos estaban ávidas de alcanzar largas distancias

    Después de ese camino que el cuerpo me cansaba

    Escuchaba hermosos cantos que en el aire aún sonaban

    Al respirar el oxígeno que tanto me reconfortaba

    Pude recordar que allí estaba quien mis recuerdos engalanaba

    XI

    Algún día cuando ingrese a ese lugar que tantas alegrías guarda

    Podré escuchar al mensajero que con tanta prisa me buscaba

    Al recibir de este el mensaje que tanto esperaba

    Un mar de mil sanaciones me conducirá a tu mirada

    Llevando la finalidad de exterminar lo que a aquel rostro lastimaba

    Lograré consolar las lágrimas que aquellos ojos derramaban

    Al eliminar todo aquello que el corazón perturbaba

    Podré imaginar aquel rostro que de felicidad sonrojaba

    XII

    Estando envuelto en ásperas desobediencias

    La llegada de un anciano juez suprime mis penitencias

    Cuando parezco verme atrapado en tantas desavenencias

    Puedo dirigirme hacia el sitio donde está la mayor gentileza

    Es esa gentileza con la que dos manos se expresan

    Para intentar dar atención a un ser que sobrecogido espera

    Al untar mi voz con frases de grandiosa sutileza

    Pueden eliminarse heridas que maltrataban la conciencia

    XIII

    Mientras escucho los latidos que tanto en mis oídos resonaban

    Vuelven al papel esas frases que siempre me animaban

    Son aquellas frases las que relatan mi exhaustiva caminata

    Hacia el lugar donde se encuentra la más hermosa ágata

    Con aquella joya que a nada se compara

    Puedo imaginar la luz que de tus ojos se irradia

    XIV

    Parado frente a la torre que desprende mil luminiscencias

    La luna llena resplandeciente se encarga de darme reminiscencias

    Al observar aquel retrato que orgullosamente te refleja

    Puede volver la felicidad que tu recuerdo me deja.

     

     

    Autor:

    Javier Molina