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La importancia de la astrología

Enviado por Antonio Justel

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    Quien pretenda acercarse a la astrología debiera hacerlo como en sí lo requiere una ciencia sagrada, pues tal es. Y si en modo alguno desechamos el término astronómico, dado que en sus métodos y cálculos la astrología tiene su ser, elegimos el términos astrológico porque en él se encuentra incluido un aspecto que la astronomía no abarca, cual es el aspecto espiritual. Sin embargo, no podemos dejar de resaltar la utilidad astrológica tanto para fijar hechos históricos lejanos como para hacer de ella una senda de vida o, mismamente, como instrumento de altísima ayuda para conseguir la sanación.

    Así, aparte de los resultados obtenidos por medio del carbono 14, no obstante, cuando los acontecimientos nos relegan a un tiempo demasiado antiguo, sólo el clarividente elevado, el debidamente educado, se encontrará capacitado para la observación buscada. En cambio, si éste no pudiera recurrir a la astrología, con seguridad que sería incapaz de poder fijar con precisión y rigor el tiempo de los eventos objeto de su estudio. Piénsese que, en casos ordinarios, estaremos tratando normalmente de cuestiones referentes a nuestro planeta en el actual Período Terrestre, pero bien podríamos desear indagar respecto a otros períodos anteriores con sus millones de años, o la posibilidad de hacerlo respecto de otros planetas de nuestro sistema, y por qué no, y de otro lado, acerca de otros sistemas planetarios. Si alguna duda puede albergar lo que aquí se indica, no olvidemos que, puesto que la evolución se mueve en espiral y continuamente nos encontramos con brazos de espirales dentro de espirales, es decir, con situaciones cíclicas semejantes pero bajo circunstancias diferentes (siempre más elevadas) únicamente apreciando la situación relativa de los astros en el firmamento, ello podrá permitir volver a atrás con el horóscopo sobre la mesa y determinar con gran exactitud el tiempo de lo observado o acontecido. De otro lado, a modo de intersticio argumental, y de acuerdo con Max Heindel, pasamos a desgranar una síntesis de opiniones y datos que ayudarán en la comprensión de determinadas cuestiones que puedan resultar planteadas respecto del hecho astrológico en sí: "… las enseñanzas místicas acerca de la formación de un sistema solar, armonizan con la teoría nebular que dice que los planetas fueron expulsados desde la masa central del Sol a intervalos, formando cada uno de ellos parte de esa masa en anillos, siendo los primeros arrojados los que se hallan más distantes del centro, mientras que Venus y Mercurio, que son los más cercanos, han sido expulsados los últimos. Detrás de cada acto hay un pensamiento, por lo que detrás de cada fenómeno visible hay una causa invisible. De la misma manera, hay una razón espiritual para la existencia y formación de los planetas en un sistema solar y, también, una explicación material. El fuego nebuloso central puede considerarse por nosotros como la primera manifestación de un Dios Triuno y Señor de las Huestes, el cual contiene dentro de su Ser una multitud de otros seres en diferentes etapas de desarrollo y sus diversas necesidades requieren diferentes condiciones externas. Para proveer a tales necesidades, varios planetas fueron lanzados de la masa central, estando cada uno de ellos constituido diferentemente y variando asimismo las condiciones climáticas para cada uno. Sin embargo, todos pertenecen al Reino de Dios, nuestro sistema solar. En "Él se mueven, viven y tienen su ser" en el sentido más lato de la palabra, pues la totalidad de este sistema puede ser considerado como el cuerpo de Dios, y los planetas como órganos del mismo cuerpo vivificados por su Vida, moviéndose por su Fuerza y de acuerdo con su Voluntad sostenedora. Cada planeta es el vehículo físico de un exaltado espíritu de una inteligencia espiritual elevadísima, el cual no sólo representa en calidad de ministro al Supremo Ser en tal departamento de Su Reino, sino que se esfuerza por cumplir la voluntad suprema, la que tiene como finalidad el bien más elevado sin tener en cuenta el mal proporcionado y momentáneo. Estos Espíritus Planetarios ejercen influencia particular sobre los habitantes en el planeta que cada uno preside, pero también la tienen sobre los seres evolucionantes de los demás planetas, en función del desarrollo alcanzado por tales seres. Cuanto más atrasado en la escala evolutiva, cuanto más ignorante es un ser, tanto mayor influencia y poder ejercen sobre él los planetas, llegándose a dar casos en los que habrá quien responda de una manera total y absoluta hasta en los más débiles aspectos; en cambio no será así en el consciente, en el elevado, el ser que lucha por dominar sus pasiones y alrededor ambiente, el que lanza pensamientos constructivos y amorosos, el que sonríe a la adversidad, domina las influencias estelares y se construye un porvenir risueño por este solo objeto. Así es cómo la Astrología nos ilustra y auxilia en nuestra vida diaria y nos da a la vez un conocimiento de nuestras debilidades y malas tendencias de nuestra naturaleza, señalándonos también nuestras fortalezas así como los momentos propicios para el desarrollo de la potencia precisa para fortalecer el bien. En todas las religiones oímos hablar de los siete genios planetarios: así, los indios, dicen los Siete Rishi; los persas, los Siete Ameshaspentas; los mahometanos, los Siete Arcángeles, y los cristianos los Siete Espíritus delante del Trono.

     

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