Aspectos anatomopatológicos del linfosarcoma en el cerdo
Enviado por R. Felmer, B.Q, PhD.
Publicación original: Arch. med. vet., 1997, vol.29, no.1, p.145-151. ISSN 0301-732X. ]Reproducción autorizada por: Revista Archivos de Medicina Veterinaria |
- Descripción de casos
- Principales hallazgos macroscópicos
- Principales hallazgos microscópicos
- Bibliografía
RESUMEN: Se describen tres casos de linfosarcoma en cerdos de planteles de crianza industrial, dos de los cuales tenían un peso vivo de 60 kg y el tercer caso correspondió a una hembra reproductora de 280 kg de peso vivo. Los animales no presentaban signos ni síntomas clínicos específicos atribuibles a la enfermedad. A la necropsia se observó: aumento de tamaño de los ganglios linfáticos, bazo, hígado y placas de Peyer; presencia de un puntillado o nodulaciones blancas de tamaño variable en hígado y riñón. Histopatológicamente estos tejidos tenían infiltraciones de células de origen linfoide, y de aspecto de linfosarcoma.
Palabras claves: linfosarcoma, tumor, cerdos, tumor linfático.
SUMMARY: Anatomopathological aspects of lymphosarcoma in pigs
Three cases of lymphosarcoma in industrially-bred pigs are described, in which two of the pigs had a live weight of 60 kg, and the third, a reproductive female, had a live weight of 280 kg. The animals did not present any signs, nor specific clinical symptoms attributable to the disease. During the necropsy, an enlargement in the size of the lymphatic nodes, spleen, liver, and Peyer’s Plate was observed, as was the presence of white spots or nodules of various sizes on the liver and kidney. The histopathology carried out on the tissue revealed the presence of cells of lymphoid origin, and of a histological aspect of lymphosarcoma.
Key words: lymphosarcoma, pigs tumors, lymphoid tumors.
INTRODUCCIÓN
Las neoplasias en el cerdo son poco frecuentes, debido a su corta vida, siendo además poco variadas. Schifferli y col. (1995) al revisar las neoplasias de cerdos en 10 años encontraron 13 tipos de tumores en cerdos de la provincia de Río Cuarto, Argentina. Uno de ellos fue el linfosarcoma, neoplasia semejante a la que se describe en el curso de la leucosis, enfermedad que afecta a muchas especies domésticas y en las que puede tener un origen viral (Dahme y Weiss, 1989; Moulton, 1990). El cerdo no está ajeno a este tipo de neoplasias. Es así como desde el primer reporte de linfosarcoma en cerdo descrito por Leisering’s en 1865 (citado por Head y col., 1974) se han descrito numerosos casos de linfosarcomas en el cerdo (Mc Taggart y col., 1979; Moulton, 1990), calificándose a este cuadro incluso como leucosis (Zettl y Folker, 1981).
La principal característica de este cuadro es la presentación de tumores o de linfosarcomas, especialmente en los tejidos linfáticos, precedido de una proliferación desordenada de leucocitos a nivel mieloide que casi siempre corresponden a la serie linfocítica. El incremento de estas células en circulación o linfocitosis se puede detectar en hemogramas de rutina (Moulton, 1990) y en la actualidad se emplean técnicas inmunohistoquímicas para diferenciar los distintos tipos de linfocitos que participan en los tumores (Gotoh y col., 1984; Nakajima y col., 1988; Kadota y col., 1990).
El linfosarcoma del cerdo se ha asociado a diferentes causas, destacándose entre ellas la posibilidad de infección viral (Busse y col., 1978) o su asociación a un gen recesivo autosomal, que afecta a cerdos de ambos sexos y principalmente animales jóvenes (Mc Taggart y col., 1971; Head y col., 1974; Mc Taggart y col., 1979; Moulton, 1990).
La enfermedad se presenta en forma esporádica y con casos aislados, observándose en los animales ataxia o parálisis, aumento de tamaño de los ganglios linfáticos periféricos, particularmente los ganglios submandibulares y preescapulares. También se observa anorexia, emaciación, disnea, taquicardia y muerte súbita. En estados terminales es común una fase leucémica, pero los exámenes hematológicos pueden ser normales o mostrar una linfocitosis poco marcada (Head y col., 1974; Leman y col., 1984).
Dependiendo de la localización primaria de los tumores se le ha dado los siguientes nombres a la enfermedad:
1. Linfosarcoma multicéntrico: en esta forma hay aumento de tamaño de los ganglios linfáticos superficiales y una infiltración variable de linfocitos en vísceras (Anderson y Jarret, 1968; Zettl y col., 1981; Saito y col., 1982).
2. Linfosarcoma tímico: puede ser también diseminado, pero el tumor se origina o nace en el área del timo, extendiéndose luego a los ganglios linfáticos mediastínicos. Los linfomas malignos están constituidos por células T, o por stem cell de la médula ósea (Kadota y col., 1990a, b).
3. Linfosarcoma del tracto digestivo: se afecta la mucosa del estómago e intestino causando un gran engrosamiento de la pared. Las placas de Peyer son reemplazadas por proliferación de células tumorales que igualmente invaden la submucosa. También son afectados los ganglios mesentéricos, las superficies serosas, el hígado y el bazo (Kashima y col., 1990).
4. Linfosarcomas de la piel: es un linfosarcoma diseminado que provoca una infiltración linfoide en la piel y el subcutáneo, con pérdida de las cerdas (Leman y col., 1984).
En el cerdo, en la mayoría de los casos, incluyendo los linfosarcomas hereditarios, se presenta la forma multicéntrica y el resto son tumores tímicos especialmente en cerdos jóvenes (Leman y col., 1984; Moulton, 1990). En estas dos fases de presentación es común que exista infiltración tumoral del hígado, bazo y riñones, pero también puede haber infiltración en el pulmón, páncreas, ovarios, corazón, músculo esquelético y médula ósea (Head y col., 1974; Fisher y Olander, 1978; Zettl y Folker, 1981; Saito y col., 1982).
Los ganglios linfáticos afectados son muy grandes con una superficie de corte convexa y homogénea que impide reconocer su corteza y médula debido a la gran infiltración de células neoplásicas que invaden todo el órgano. Además, muchos ganglios presentan simultáneamente hemorragias focales (Head y col., 1974; Allsup y col., 1981; Leman y col., 1984).
Cuando el bazo está comprometido, aumenta considerablemente de tamaño, es de color rojo grisáceo y de consistencia friable. Contiene numerosos nódulos esféricos, pálidos y de unos pocos milímetros de diámetro que corresponden a corpúsculos de Malpighi infiltrados con células tumorales (Bostock y Owen, 1973).
Las lesiones del hígado pueden estar representadas por numerosos nódulos pálidos pequeños o infiltraciones difusas. También es característica la infiltración masiva y selectiva del tejido periportal que da un patrón lobulillar muy acentuado de hasta 2 mm de diámetro (Head y col., 1974; Leman y col., 1984).
Los riñones pueden tener nódulos grandes especialmente en la corteza, produciendo irregularidades en su superficie. Algunas veces no se aprecian tumores macroscópicos pero histológicamente hay infiltraciones intersticiales en especial en la corteza (Head y col., 1974; Allsup y col., 1981).
A nivel intestinal, las células tumorales infiltran las placas de Peyer, observándose un engrosamiento de hasta 5 mm de ellas. La submucosa también puede estar comprometida (Head y col., 1974).
La médula ósea a nivel de la diáfisis de los huesos largos se presenta roja y translúcida, con algunas áreas más opacas y focos blancos de hasta 25 mm. Histopatalógicamente se producen acúmulos de células tumorales y hematopoyéticas (Head y col., 1974).
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