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Dificultades de lectura y escritura en niños disléxicos

Enviado por vicente.martins


Partes: 1, 2

    1. Desarrollo de la eficiencia lectoescritora
    2. La falta de respuesta de la escuela en la enseñanza lectoescritora
    3. Desarrollo de la capacidad de aprender
    4. Bibliografía

    Uno de los reclamos más frecuentes de los padres con hijos en edad escolar es que las instituciones de enseñanza públicas o privadas, populares o burguesas, no han dado una respuesta correcta y en el momento adecuado a los niños que presentan dificultades de lectura y escritura en la enseñanza básica.

    Las dificultades en lectoescritura alcanzan a ricos y pobres, blancos y negros, europeos y latinos, que están en los bancos escolares del mundo.

    Para que se tenga una idea de las dificultades de la escuela, como institución, digamos que entre 10 y 15 por ciento de la población en edad escolar va a presentar, en clase, algún tipo de dificultad del aprendizaje.

    Dificultades de lectura y escritura en niños disléxicos

    La escuela todavía no responde eficazmente a los desafíos de trabajar con las necesidades educativas de los niños con deficiencias en el aprendizaje, especialmente las que se relacionan con las dificultades del lenguaje como dislexia, disgrafía y disortografía.

    La dislexia ocurre cuando un niño no lee bien o no encuentra sentido ante el texto escrito. La disgrafía y la disortografía se manifiestan cuando existe dificultad en el plano de la escritura o del acto de escribir.

    Son problemas con letras difíciles que preocupan al padre, porque sabe que el éxito de la escuela de sus hijos depende, y mucho, del aprendizaje eficiente de la lectura, escritura y ortografía.

    2. Desarrollo de la eficiencia lectoescritora

    No son pocos los relatos de la ansiedad de los padres al confrontarse con dificultades para suministrar un buen desarrollo del lenguaje verbal, oral y escrito a sus hijos.

    La lectura y la escritura son dos habilidades complejas e imprescindibles para la adquisición de las demás habilidades en la escuela, como la de calcular y contemplar los conocimientos históricos acumulados por las civilizaciones.

    Los padres en sus relatos demuestran que niños en fase educacional, a los 8 o 9 años de edad, presentan lectura y escritura defectuosas. El cambio de letras en la escritura o de fonemas cuando se habla o se lee es uno de los principales indicadores de las dificultades lectoescritoras.

    La falta de planeamiento en el acto de escribir y la falta de comprensión lectora, después de la lectura del texto, son indicadores del grado de complejidad de la lectoescritura en el ambiente educativo.

    A esa edad, particularmente en el primer ciclo de la educación formal y sistemática, en la enseñanza básica, la preocupación de los padres se vuelca hacia los primeros índices de los defectos lingüísticos.

    La tesis de que la escuela es una fábrica de lectores malos no debe ser descartada en ese momento. No se trata de encontrar culpables, y sí de buscar las raíces del fracaso de las escuelas.

    La escuela, aunque sea una institución antigua, todavía está gateando en la enseñanza científica de las lenguas maternas y extranjeras.

    La ausencia en las escuelas de un método eficaz en la enseñanza, por falta de soluciones del sistema político o falta de aptitud de la gestión pedagógica, es tenida como la causa más importante del fracaso de la enseñanza de la lectoescritura, y la insistencia en equivocaciones acaba por generar, a lo largo de una década de formación básica, un aprendizaje deficiente, patológico, causando una serie de problemas con las letras.

    La escuela no se ha dado cuenta de que enseñar bien es favorecer la memoria de largo plazo de los niños, para que almacenen informaciones y conocimientos por un largo período de vida.

    Asimilar bien el contenido de la escuela debe ser verdaderamente la finalidad última de la escuela. En un lenguaje común, enseñar para la vida es enseñar a pescar y no limitarse a regalar el pescado: es enseñar a aprender a aprender.

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