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La educación como práctica de cohesión social y participación democrática (página 2)


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El reconocimiento de las dificultades actuales no debe llevarnos en modo alguno al desaliento ni constituir un pretexto para apartarse del camino que lleva a la democracia. Se trata de una creación continua que exige la contribución de todos. En palabras de San Agustín: "necesitamos de los demás para ser nosotros mismos"[7].

La educación puede ser un factor de cohesión si procura tener en cuenta la diversidad de las personas y al mismo tiempo evita ser a su vez un factor de exclusión social. Todos anhelamos saber, por eso no hay sabios absolutos ni ignorantes absolutos en palabras de Freire; es decir, todos necesitamos educarnos y por ende exigimos una educación que "superando el intelectualismo alienante, el autoritarismo del educador bancario y la falsa conciencia del mundo"[8], respete la diversidad y especificidad de las personas y contribuya en la dinámica social a salvaguardar su función de crisol, luchando contra todas las formas de exclusión.

La educación no puede contentarse con reunir a los individuos haciéndoles suscribir a valores comunes forjados en el pasado. Debe responder también a la pregunta: vivir juntos, ¿con qué finalidad? ¿Para hacer qué? Y dar a cada persona la capacidad de participar activamente durante toda la vida en un proyecto de sociedad.

El sistema educativo tiene por misión prepararnos para ese cometido social. En las complejas sociedades actuales, la participación en el proyecto común rebasa ampliamente el ámbito político en sentido estricto. En realidad, cada miembro debe asumir su responsabilidad para con los demás de forma cotidiana, en su actividad profesional, cultural, asociativa y de consumidor. Por consiguiente, hay que preparar a cada persona para esa participación, enseñándole sus derechos y deberes pero también desarrollando sus competencias sociales, su criticidad "entendiendo ésta como la posibilidad de poseer un pensamiento autónomo y reflexivo"[9] y fomentando el trabajo en equipo.

La preparación para una participación activa en la vida ciudadana debe convertirse en misión educativa, donde se procure la reflexión analítica, la ética y la formación moral, el entendimiento de la dimensión planetaria (luchar por la Gaia, en palabras de Leonardo Boff), el pluralismo y la educación multicultural.

Esa exigencia democrática, que debe formar parte de todo proyecto educativo, se ha reforzado con la aparición de sociedades de la información. Por tanto, la educación debe responder en función de un enriquecimiento continuo de los conocimientos y del ejercicio de una ciudadanía adaptada a las exigencias de nuestra época.

En conclusión, la educación sólo puede llevar a buen puerto esta tarea si, por su parte, elabora programas más abiertos, en función de los distintos dones y necesidades de las personas.

BIBLIOGRAFÍA

  • Documento Preparatorio III CELAM. Puebla. Octubre de 1978.

  • Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI, presidida por Jacques Delors. Madrid, 1996.

  • MEJÍA, Marco Raúl. De calles, parches, galladas y escuelas. CINEP: Bogotá, 1996.

  • BOFF, Leonardo. El Águila y la Gallina. Una metáfora de la condición humana. Editorial Trotta. Madrid, 2000.

  • BOFF, Leonardo. Y la Iglesia se hizo pueblo. Sal Terrae. Petrópolis, 1986.

  • San Agustín. Comentarios a los Salmos.

  • FREIRE, Paulo. La Pedagogía del oprimido. Ediciones Siglo XXI. Bogotá, 1976.

  • PARRA, Rodrigo. La Pedagogía de la desesperanza: enseñar en las cruces. En: La Escuela Urbana.

  • VASQUES, Carlos. La educación personalizada. Una propuesta educativa para América Latina. Colección Experiencias. Bogotá, 1986.

  • VASCO, Eloísa. Maestros, alumnos y saberes. Magisterio. Bogotá, 1998.

  • MORALES, Alfredo. El Desafío de la Educación. Ediciones La Salle. Santiago de los caballeros, 1992.

 

 

 

Autor:

Oscar Armando Pérez Sayago

[1] Exposición de los directivos del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) ante la Comisión Nacional de Desarrollo el 12 de septiembre de 2003.

[2] Documento Preparatorio III CELAM. Puebla. Octubre de 1978.

[3] Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI, presidida por Jacques Delors. Madrid, 1996.

[4] MEJÍA, Marco Raúl. De calles, parches, galladas y escuelas. CINEP: Bogotá, 1996. Pág. 21.

[5] BOFF, Leonardo. El Águila y la Gallina. Una metáfora de la condición humana. Editorial Trotta. Madrid, 2000. Pág. 15-16

[6] BOFF, Leonardo. Y la Iglesia se hizo pueblo. Sal Terrae. Petrópolis, 1986. Pág. 129.

[7] San Agustín. Comentarios a los Salmos.

[8] FREIRE, Paulo. La Pedagogía del oprimido. Ediciones Siglo XXI. Bogotá, 1976. Pág. 95

[9] PARRA, Rodrigo. La Pedagogía de la desesperanza: enseñar en las cruces. En: La Escuela Urbana. Pág. 120.

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