Descargar

Irreverencias de un joven abogado sobre el derecho, la ley y los abogados

Enviado por Esteban Ortiz


Partes: 1, 2

    1. El trabajo del abogado
    2. El Derecho se lo hace todos los días

    Se respeta lo que se admira.

    El término Derecho implica mucho más que el estudio indiscriminado de la norma… pero ¿qué es el Derecho?

    El trabajo del abogado

    ¿En qué consiste el trabajo del abogado? El trabajo del abogado es terrible: hacer propios los problemas ajenos.

    Es decir, no le basta únicamente con sus problemas sino que también hace propios los ajenos. Los toma, los asume y luego intenta resolver apasionadamente: porque si algo exige pasión, es justamente el resolver problemas, y mucho más cuando son ajenos. El momento en que existe un interés de por medio, existen las encarnizadas luchas por defenderlos. Por que, amigos míos, ¿quién no tiene intereses de por medio? Y no me refiero únicamente a intereses económicos, sino también existen personales, profesionales, amorosos. Pero en eso radica la esencia del abogado. Para quien no lo sabia, el trabajo del abogado es así de sacrificado.

    Además, el trabajo del abogado es lograr que su cliente tenga la razón, creer en el problema ajeno y convencer. Claro, estamos hablando de que tiene que convencer de su verdad, de aquello que defiende con certeza. El abogado utiliza las armas de la verdad, de SU verdad para poder convencer de que quien lleva la razón es él. Claro, si nos ponemos a discutir cuál es la función del abogado, además de decir que es apersonarse de los problemas ajenos para hacerlos propios, debemos también mencionar algo de retórica que siempre nos viene bien. La función del abogado, insistentemente, está siempre ligada a la suerte de su cliente

    La idea central de la función del abogado radica esencialmente en la protección de los derechos de su cliente. Repetido discurso. Porque los abogados son operadores de la justicia encargados de velar siempre con las armas del entendimiento, la razón, la lealtad y la justicia por los intereses de su cliente en todo momento. Pero claro, el defender a un cliente y asumir sus problemas para la defensa del caso quiere decir que va a defender su posición (obviamente) e intentar de una manera irrefutable convencer al juez de que tiene la razón. Y para eso utilizará todas las armas que estén a su alcance, empezando por la ley. Entonces a la ley se le dará el sentido que el abogado quiera darle con el fin de defender SUS intereses y defender SU razón. Por esto, en un pleito siempre hay dos verdades contrapuestas, pero verdades al fin y siempre dependerá desde qué óptica se lo mire, y me explico: si soy abogado del acreedor, la ley dice que tengo derecho a cobrar lo que se me debe; pero si soy abogado del deudor, entonces la ley dice que no tengo obligación de pagar. Y así, quizás ambos tienen la razón, empieza la pugna por demostrar la verdad que defiendo.

    El abogado, en este punto como se intenta explicar, utilizará las herramientas necesarias para sus fines. Porque, como dice mi padre, "a la ley no hay que violarla, hay que enamorarla" y en eso radica poner en práctica el Derecho concreto para la defensa del cliente. Siendo sinceros, el abogado no pretende buscar el Derecho sino ayudar a su cliente, es decir, ganar el pleito; porque para él la justicia consiste en dar la razón a su cliente… La gente no se mete en un pleito para que se haga justicia, sino para ganarlo. La verdadera función del abogado es suplir las carencias técnicas del cliente que no conoce sobre la aplicación de la ley ni con exactitud sus derechos, de aquí que tengan que acudir (los ciudadanos) a un profesional experto de la misma manera que acuden a un plomero para que les arregle las averías del baño, ni más ni menos. El abogado y el plomero son las manos del cliente que les hace un encargo… y el Derecho es una herramienta o conjunto de ellas –y un modo de emplearse- que los juristas utilizan en su esfuerzo por aproximarse a la justicia[1]

    El Derecho se lo hace todos los días

    Con cada verdad, dependiendo desde el punto que se defienda, se va creando el Derecho y es justamente la doctrina la mayor fuente creadora. El abogado, al asumir la defensa de estos problemas ajenos, se prepara y estudia. Claro, debe asumir su defensa con pasión y esto implica preparar sus escritos con responsabilidad, ser generador de Derecho, siempre enfocado desde la óptica que le toca defender.

    El abogado debe de (como deber jurídico) buscar una posición firme y encaminar su verdad para con argumentos convencer al juez, o a cualquier otro operador judicial con el cual se enfrenta, de que él tiene la razón. Debe utilizar las armas de la inteligencia: convencer. Y para convencer se necesita algo de astucia, mucha sensatez y prudencia; pero sobre todo conocimientos. El Derecho se lo hace todos los días, se debe estudiar por el altísimo grado de compromiso que adquiere el abogado cuando asume la defensa de los problemas que se le presentan. El Derecho hay que cultivarlo todo el tiempo, aprendiéndolo, estudiándolo, perfeccionando. Porque un error por desconocimiento podría tener consecuencias fatales, sobre todo porque afectan directamente a terceros. Cumple la misma función que un médico, pero el abogado, en vez de resolver problemas de salud, resuelve problemas sociales, que, como ya habíamos indicado, los debe asumir como propios. Y estos problemas pueden tener consecuencias tan graves si se los asume irresponsablemente como un cáncer mal curado. Por eso, esta profesión requiere de un altísimo grado de perfeccionamiento. El estudio debe de ser constante, profunde y responsable. Por eso es una ciencia.

    Partes: 1, 2
    Página siguiente