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La locura de Don Quijote (página 2)

Enviado por Katerin Quispe


Partes: 1, 2

Parten nuevamente caballero y escudero en busca de aventuras, pero antes de empezarlas don Quijote desea ver a Dulcinea y se encamina al Toboso, pero Sancho inventa un encantamiento haciendo creer a don Quijote que Dulcinea es una labradora a quien encuentran en el camino montada en un borriquillo. Don Quijote, abrumado por la transformación de su dama, agobia a Sancho preguntándole si está seguro de que la labradora es la misma que él ha visto en el Toboso. Este no se atreve a mentir del todo y termina reconociendo a don Quijote que él sólo la había visto "de oídas". (Así transcurren los diez primeros capítulos).

Después se suceden el encuentro con el caballero de los espejos (que no es otro que Sansón Carrasco) y el escudero de las narices. Viene luego la aventura con los leones y el encuentro con el caballero del verde gabán, que les invita cortésmente a su casa, donde les agasaja. Este se llama don Diego de Miranda, y es un hidalgo de pueblo, que lleva una vida moderada, semejante a como sería la de Alonso Quijano si su mente no estuviera sacudida por la quimera caballeresca.

Más tarde asisten a las bodas del rico Camacho. Éste va a casarse con Quiteria, pero ella ama al pobre Basilio y es amada por él. Este finge su suicidio y pide, antes de morir como última voluntad, que le casen con Quiteria. Camacho no está de acuerdo, pero no se atreve a contradecir la opinión de los asistentes, compadecidos del falso moribundo. Una vez casados, descubren el engaño, y los burlados quieren vengarse del burlador, pero don Quijote defiende los derechos del amor verdadero con razones convincentes para todos menos para Sancho, que ve algunas ventajas en participar de las riquezas de Camacho.

Siguen las aventuras del caballero con el descenso a la cueva de Montesinos, que está muy cercana a las Lagunas de Ruidera, donde se ratifica en el encantamiento de Dulcinea, lo cual le mantiene en permanente angustia hasta el final del libro. Luego sucede la aventura del rebuzno y el encuentro en una venta con maese Pedro y su retablo (retablo de títeres que representa la historia del romance de Gaiferos y Melisendra). Cuando los moros están a punto de capturar a los fugados amantes en la representación, don Quijote arremete con su espada y hace trizas el teatrillo.

Llegados a este punto, la acción da un salto de lugar, desde La Mancha al río Ebro. Después de la aventura del barco encantado del Ebro, comienza un extenso episodio: el de los duques. El ambiente rural en el que hasta entonces se ha desarrollado la vida de los héroes, llega por primera vez a una auténtica corte, aunque todo sea un fingimiento de los duques que toman a don Quijote y Sancho como bufones para entretenerse. Un mayordomo se encargará de organizar las diversiones de los duques y fingirán la aventura de la condesa Trifaldi o la dueña Dolorida, el vuelo de Clavileño, la profecía del mago Merlín, etc…

Por primera vez en la novela van a separarse don Quijote y Sancho, porque éste va a ser nombrado gobernador de la ínsula anhelada: la Ínsula de Barataria. Sancho es recibido en la ínsula con grandes muestras de entusiasmo, aunque sus súbditos están asombrados de la pequeñez y la gordura del nuevo gobernador. El gobierno tiene también sus sinsabores porque un médico infernal vela por la salud del nuevo gobernador y no le deja probar ningún plato en medio de retahílas de aforismos médicos en latín macarrónico. El gobernador actúa con prudencia, repartiendo justicia entre sus súbditos con mucho sentido común, pero las burlas a que le someten, le convencen de su falta de idoneidad para el gobierno, de tal manera que lo abandona todo y decide ir a reunirse con don Quijote, pero él y su jumento se precipitan en una fosa.

Mientras tanto don Quijote recibe de noche en su aposento la visita de una dama que viene a demandar su protección: su hija, la joven Rodríguez, ha sido seducida y abandonada, y está en un avanzado estado de preñez. El ofensor no quiere casarse con ella. Se produce el desafío entre Don Quijote y el lacayo Tosilos, el cual se enamora de la joven, con lo que se deja derrotar por don Quijote, para que lo casen con la muchacha.

Reunidos de nuevo caballero y escudero deciden abandonar a los duques no sin recibir antes don Quijote la visita de Altisidora que finge estar enamorada de él.

Se ponen en camino y les ocurre después un encuentro con los toros, que atropellan a don Quijote. Llegan a una venta donde el caballero se entera de que existe impresa una segunda parte sobre un falso don Quijote. Cervantes incorpora aquí al personaje de don Álvaro Tarfe, creación del Quijote de Avellaneda.

Posteriormente se encuentran con un auténtico héroe, ante el cual la figura de don Quijote palidece, el bandolero catalán Roque Guinart (Rocaguinarda), un personaje histórico que por entonces asolaba Cataluña y que sólo pudo ser eliminado nombrándole general del ejército español en Italia. Se intercala aquí el episodio de Claudia Jerónima y Vicente, otro "caso de amor", en el que la protagonista mata por celos infundados a su amado.

Don Quijote llega a Barcelona con un salvoconducto de Rocaguinarda y allí es acogido por don Antonio Moreno, que le muestra la cabeza encantada. Visitan la que se ha identificado como imprenta barcelonesa de Sebastián de Cormellas, donde se está imprimiendo el falso Quijote de Avellaneda.

En la playa de Barcelona Don Quijote es vencido por Sansón Carrasco, ahora disfrazado bajo el nombre de caballero de la Blanca Luna, que le obliga a volver a su aldea y a renunciar durante un año a sus locuras caballerescas. Pero Sansón no logra que Don Quijote reconozca que Dulcinea no es la mujer más hermosa de la tierra. Ella es la más hermosa y él el caballero más desdichado por no haber sabido defender, con la fuerza de su brazo, su verdad.

Apenado, emprende el regreso a su tierra y piensa entonces en hacerse pastor. Antes de llegar a su pueblo, siente tristes presagios. Se siente enfermo y agotado, al borde de la muerte. Pero, antes de morir, recupera la razón, se convierte en Alonso Quijano el Bueno, hace su testamento y muere.

 

 

Autor:

Katerin Quispe

Partes: 1, 2
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