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La mirada de un sobreviviente: Álvar Núñez Cabeza de Vaca (página 2)

Enviado por Alfonso B. Viste


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DESARROLLO

Álvar Núñez Cabeza de Vaca realiza un pormenorizado informe desde su mirada de cronista. Esa mirada aparece como objetiva, sin admiración por lo que ve, sin sorpresa y como informando sobre hechos culturales de características totalmente diferentes a los de su propia cultura. Se trata de una mirada "objetiva".

Cabeza de Vaca y sus tres compañeros, después del naufragio fueron socorridos por los indígenas del lugar, aunque corrían el riesgo de ser sacrificados a los ídolos, según el punto de vista del narrador protagonista.

"…mas visto que otro no había y que por cualquier otro camino estaba más cerca y más cierta la muerte (…) antes rogué a los indios que nos llevasen a sus casas y ellos mostraron que había gran placer de ello". (NAUFRAGIOS Cap. XII, Pág. 26)

De esta manera involuntaria es introducido entre las diferentes tribus y no tenía otra opción que convivir con culturas diversas y extrañas a la suya. A causa de esto, nos muestra su visión particular de las diversas formas de vida de los habitantes de estas tierras de una manera amplia y abundante en detalles.

El hombre de realidades, que ha dormido durante ocho años en el suelo raso y se alimentó de raíces y cuanto servía para comer, que vivió entre los guerreros, también sirvió a muchos padres de familia y participó de muchos funerales. Dice:

"…la gente que allí hallamos (islas de Mal-hado) son grandes y bien dispuestos; No tienen otras armas sino flecha y arco, en que son por extremo diestras (…) Es la gente del mundo que más ama a sus hijos y mejor tratamiento les hacen".

Y a continuación afirma:

"Tienen por costumbre de enterrar a sus muertos, sino los que entre ellos son físicos, que a éstos quémanlos y mientras el fuego arde todos están bailando y haciendo gran fiesta".

(NAUFRAGIOS Cap. XIV, Pág. 28)

La mayor parte del tiempo que vivió entre aquellos pueblos llevó una vida solitaria pasando de una tribu a otra, algunas veces como esclavo y otras como un despreciable paria, que muchas veces era un estorbo, al experimentar estas circunstancias no deseables puede describir a muchas de las tribus que vivían según su opinión del modo más miserable y precario, a consecuencia de esto sufrían muchas penurias, no plantan, ni siembran; en cambio otras tribus tienen una forma de vida menos onerosa y más organizadas.

"Su mantenimiento principal es raíces (…) y su hambre es tan grande que comen arañas y huevos de hormigas y gusanos y lagartijas y salamanquesas y culebras y víboras" (NAUFRAGIOS Cap. XVIII, Pág. 37)

E informa:

"…dieron a Dorantes más de seiscientos corazones de venado abiertos, que de ellos tienen siempre mucha abundancia para su mantenimiento (…) y tienen mucho mantenimiento porque siembran tres veces en el año frisoles y maíz" (NAUFRAGIOS Cap. XXXII, Pág. 64 Y 65)

En su observación personal con respecto a las características morales de estos pueblos, tienen los defectos universales de los hombres, aunque le llama la atención un caso de homosexualidad también tenían sus fiestas y areitos, además sus expresiones de temores, tristezas, odios, etc. Así informa:

"…mientes mucho y son grandes borrachos y para esto beben ellos una cierta cosa"

(NAUFRAGIOS Cap. XVIII, Pág. 37)

También informa desde su cosmovisión europea:

"En toda la tierra se emborrachan con un humo y dan cuanto tienen por él." (NAUFRAGIOS Cap. XXVI, Pág. 51)

"…entre estos vi una diablura y es que vi un hombre casado con otro" (NAUFRAGIOS Cap. XXVI, Pág. 52)

Y destaca el espíritu optimista de los nativos:

"…hacían tantas alegrías y bailes que no dejaban dormir"

(NAUFRAGIOS Cap. XXVII, Pág. 54)

En su amplia visión tiene una mirada compasiva hacia los indígenas y también hacia su propia persona y compañeros; como la enfermedad y todo lo que perturba o altera la salud del ser humano. Indudablemente, no podía estar ausente entre estas tribus.

El primero que vió, fue su compañero Dorantes, que la única forma de salir de tal situación miserable, era sanar de sus enfermedades, y que para esto debía recurrir a Dios por medio de la fe. La fe era lo único que tenía Cabeza de Vaca y sus tres compañeros, ya que manifiesta en reiteradas ocasiones que vivió pobre y desnudo y confiando en el Invisible y pudo salir de tal situación. Es a causa de su fe que se destaca entre estos pueblos y fue admirado; además pudo ayudarlos, a la vez hicieron lo mismo con él.

En su impresionante caminata de 2000 leguas que recorrió casi de costa a costa por el sur del actual EE.UU., asombró a muchos pueblos de tal manera que llega a causar consternación. Y si vino buscando fama y gloria (aunque ante esta situación ya no le interesaba), en realidad lo consiguió, pero no de la forma en que pensaba y soñaba. Aquellos pueblos orales le seguían a causa de sus oraciones y estaban convencidos de que eran verdaderos "hijos del sol". Otra cosa que asombra es la gran fe de estos pueblos, que era sencilla, y a causa de esto se manifestaba las curaciones y hasta milagros.

"…vinieron allí muchos indios y trían cinco enfermos (…) y venían en busca de Castillo que los curase (…) y encomendó a Dios nuestro señor y todos le suplicamos con la mejor forma que podíamos les enviase salud, pues él vía que no había otro remedio para aquella gente nos ayudase"

(NAUFRAGIOS Cap. XXII, Pág. 43).

"…dijeron que aquél que estaba muerto y yo había curado en presencia de ellos se había levantado paseado y comido y hablado con ellos". "Todos amanecieron tan buenos y sanos (…) y esto causó entre ellos muy gran admiración (…) a nosotros despertó (…) y tuviésemos firme esperanza que (Dios) nos había de librar". "…que tanta confianza que habían de sanar si nosotros los curásemos" (NAUFRAGIOS Cap. XXII, Pág. 44 y 45).

"…decían que verdaderamente nosotros éramos hijos del sol (…) entre ésta gente se tenía por muy cierto que veníamos del cielo" (NAUFRAGIOS Cap. XXXI, Pág. 64).

Su mirada con respecto a sus compatriotas es crítica, ya que ellos no eran bienvenidos por los indígenas, a causa de los estragos que habían hecho a través de toda América, es que hasta ahora es repudiado. Por esos hechos Cabeza de Vaca se vio en dificultades y apuros, corriendo el riesgo de no alcanzar la meta que se había propuesto. Tenia temor de ser descubierto, puesto que el también era español. Pero para alegría del héroe, los naturales de éstas tierras lo identificaban por los muchos favores que les hizo, llegando a la conclusión que era un verdadero amigo de los indígenas.

"…habían entrado los cristianos por la tierra y habían destruido y quemado los pueblos, los que habían podido escapar andaban huyendo…"

(NAUFRAGIOS Cap. XXXII, Pág. 66)

"…diciendo que los cristianos mentían, por que nosotros veníamos de donde salía el sol, y ellos donde se pone: y que nosotros sanábamos a los enfermos, y ellos mataban los que estaban sanos y que nosotros veníamos desnudos y descalzos, y ellos vestidos y en caballos con lanzas; y que nosotros no teníamos codicia de ninguna cosa (…) y los otros no tenían otro fin sino robar todo cuanto hallaban y nunca daban nada a nadie…"

(NAUFRAGIOS Cap. XXXIV, Pág. 69).

CONCLUSIÓN

El hambre, la soledad, la desnudez; fueron sus fieles compañeros durante casi diez años y que a través de ellos vio que la única salida era confiar y apoyarse en Aquel que todo lo ve y que no fue defraudado, ni aquellos que esperaban a los que habían de venir "del cielo", y creyeron que era así. Sobrevivió superando muchas adversidades y volvió a la tierra que lo vio nacer y dando testimonio de lo que vio en las Indias.

Cabeza de Vaca es un verdadero descubridor. Si Colón descubrió las "Indias" por ventura, este caminante descubre la forma de vida de los habitantes. Y la ayuda que brindó por medio de la fe es porque no tenía atada las manos por la santa inquisición, esta última todavía no había cruzado el océano.

Cierto es que todos vemos de diferentes maneras una misma cosa, y el náufrago vio más que los demás, lo vio desde una mirada diferente, profunda, casi profanando lo que para él y para todo el viejo mundo era ajeno, porque él vio y vivió junto a estos aquellos días en los que incluso deseó su propia muerte, para dejar de sufrir, sintiendo el rigor de la América India. Entonces como mirando por los ojos del otro dijo: "por donde claramente se ve que estas gentes todas para ser atraídas a ser cristianos y a obediencia de la imperial majestad, han de ser llevados con buen tratamiento, y que este es camino muy cierto, y otro no."

(NAUFRAGIOS Cap. XXXII, Pag.66).

De esta manera, el alguacil mayor y tesorero de la gran expedición, sobrevivió y vivió como esclavo, en la miseria, naufragó en la América desconocida y reflejado en el otro, con su mirada comprendió lo que muchos no pudieron a lo largo de la historia.

BIBLIOGRAFÍA

  • Cabeza de Vaca: "Naufragios y Comentarios", Ediciones Cátedra, 1989
  • Abel Posse "El largo atardecer del caminante", Emecé Editores, 1992
  • "La Santa Biblia", Reina – Valera, Editorial Vida, 1960.

Libro de Daniel 10:5 y 7

 

Alumno:

Alfonso B. Viste

Cátedra: Literatura Latinoamericana I

Año 2007

Partes: 1, 2
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