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Productos naturales para el tratamiento de pacientes hipoglucémicos

Enviado por Milagros Cordoba


Partes: 1, 2

    1. El problema
    2. Fuentes citadas

    Título original: USO DE PRODUCTOS NATURALES COMO TRATAMIENTO ALTERNATIVO EN PACIENTES HIPOGLUCÉMICOS DE LA UNIDAD SANITARIA SILOS PUNTO FIJO, MUNICIPIO CARIRUBANA DEL ESTADO FALCÓN.

    CAPÍTULO I

    El problema

    A. Título descriptivo del proyecto.

    Uso de productos naturales como tratamiento alternativo en pacientes hipoglucémicos de la Unidad Sanitaria SILOS Punto Fijo, Municipio Carirubana del Estado Falcón.

    B. Formulación del problema.

    El metabolismo humano permite que durante la digestión, se descompongan los alimentos que se ingieren para crear glucosa, la mayor fuente de combustible y energía para el cuerpo. Esta glucosa pasa a la sangre donde la insulina, hormona producida y segregada por las células beta de los Islotes de Langerhans del páncreas, interviene para facilitar su entrada en cada una de las células que la necesitan para vivir. Cuando ocurre un desorden en este proceso metabólico y se produce irregularmente la insulina, se está en presencia de la diabetes, una enfermedad o estado catabólico que incapacita al cuerpo para usar eficazmente los carbohidratos, las proteínas y las grasas que se consumen a diario.

    Fue en el siglo I, cuando el filósofo griego Arateus el Capadocio se refirió a esta enfermedad por primera vez con este nombre, aludiendo como uno de sus síntomas a la poliuria o eliminación de grandes cantidades de orina provocada por la diabetes. Durante el siglo XI, el médico y filósofo Uzbeko Avicena (980-1037) describe con clara precisión este padecimiento en su famoso Canon De Medicina. Ya hacia 1679, Thomas Willis hizo una descripción de la diabetes magistral. Fue él quien, al referirse al sabor dulce de la orina, le dio el nombre de diabetes mellitus o diabetes con sabor a miel. En 1775, un doctor de nombre Frank, clasificó la diabetes en dos tipos: diabetes vera y diabetes insípida, porque esta última no presentaba la orina dulce.

    Sin embargo, los primeros trabajos experimentales relacionados con el metabolismo de los glúcidos fueron realizados por Claude Bernard en 1848. Ya en la mitad del siglo XIX, el gran clínico francés Bouchardat trazó las normas para el tratamiento dietético. Los trabajos clínicos y anatómico-patológicos adquirieron gran importancia a fines del siglo XIX, en las manos de médicos como Frerichs, Cantani, Naunyn, Lanceraux, entre otros, culminando en experiencias de pancreatectomía en perros, realizadas por Mering y Mikowski en 1889.

    Esta degradación metabólica denominada diabetes mellitus, tiende a afectar prácticamente a cada órgano del cuerpo y a su funcionamiento. Según Bergua y Levis (2006), "en ausencia o exceso de insulina, las funciones normales del cuerpo se inhiben, y los tejidos se degradan provocando acidosis o cetoacidosis (acidosis acompañada de hiperglucemia), que puede conducir al coma y a la muerte" (p. 569). En muchas ocasiones, no produce síntomas graves hasta que no ha llegado a los estados más avanzados. Se considera una enfermedad silenciosa, que no llama la atención, pero está ahí. Por ello es que debe detectarse lo antes posible, y corregirse con la adecuada administración de medicamentos.

    Ahora bien, la diabetes mellitus se ha clasificado en dos tipologías. La primera ocurre cuando el páncreas no produce insulina o lo hace muy poco, definida como Tipo I o insulinodependiente, y la segunda cuando las células del cuerpo no responden a la insulina que se produce, catalogándose como del Tipo II no insulinodependiente. Al tipo I suele llamársele diabetes juvenil, porque normalmente comienza durante la infancia o aparece en la adolescencia antes de los veinte años de edad. Por motivos que se están todavía investigando, el sistema inmunológico ataca las células del páncreas que producen la insulina y las destruye; aquí, los afectados deben inyectarse insulina para poder vivir. El tipo II surge en adultos a partir de los cuarenta años de edad, y se controla con el seguimiento de una dieta adecuada, baja en azúcares y grasas, ejercicio y fármacos hipoglicemiantes. Hay que acotar que esta última también se ha observado en infantes que reúnen factores de riesgo como obesidad o antecedentes familiares.

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