Dr. José Gregorio Hernández, su vida común y profesional camino a la santidad (1864-1919)
Enviado por William Antonio Torres Bastidas
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INTRODUCCIÓN.
Sin ánimo de exagerar, en la historia del siglo xx, en nuestro país no existe una persona de quien no se ha escrito más que del Dr. José Gregorio Hernández. Por supuesto de quien se escribe en demasía crea también dilemas, conflictos, envidias, amor y toda esa cantidad de emociones encontradas por quienes le admiran o los que piensan: ¡no es para tanto!.
Opina uno de sus biógrafos ¨En el mundo médico venezolano no existe persona de la que se haya escrito más que de este ilustre trujillano; la exaltación de sus virtudes y la aureola de santidad creada en torno a su existencia, realizada por el fervor popular, groseramente abultado por los programas de cine, radio y televisión, han desfigurado la señera silueta del maestro, su vida y su obra, creando como un mito que poco armoniza con la realidad de su imagen de médico eminente, de reconocida santidad…¨. He oído de algunos médicos y docentes en el área, quienes expresan con dolor y resignación que: lamentablemente ellos realizan todos los esfuerzos a su alcance para salvar vidas y al final se encuentran con: ¿si la persona muere?, acusan al medico de culpable en el fallecimiento, ¿pero si se salva? agradecen de inmediato al Dr. José Gregorio.
El pequeño ejemplo anterior nos conduce a revisar la vida y obra de un hombre excepcional, adelantado a su tiempo, lo cual no lo convierte en un ser perfecto ya que se condujo de acuerdo a sus principios sin importar opiniones cuando estaba convencido de lo que debía ejecutar. Esta cualidad común entre los sabios y genios del pensamiento, solo lo podía conducir a ser reconocido académicamente o como una persona santa, lamentablemente no son necesariamente complementarias e inclusivas dichas posibilidades como esta demostrado en su caso.
La mayoría de lo escrito sobre él, solo toma el aspecto espiritual o se dedican a la parte académica docente, muy contados han intentado ser objetivos resaltando ambos aspectos. ¿Fue una persona excéntrica?, como consecuencia de su visión científica, profesional, espiritual y sobre todo fue resultado del amalgamiento de lo compartido con los máximos representantes e investigadores de la medicina de la época en la que le correspondió vivir, esto es un honor poco común entre las personas a través de la historia de cualquier profesión.
Los expertos, en el área profesional, reconocen sus aportes a nivel nacional e inclusive internacional y expresan que ¨ El entusiasmo de sus apologistas transformados en hagiógrafos en lo que respecta a su espiritualidad, los han llevado al punto de deificar su vida, ignorando su condición humana y olvidando la responsabilidad de quienes escriben la historia; de ahí que su figura se nos presenta asfixiada por montañas de escritos, falsas anécdotas y huecas historietas, que habrá que arrojar lejos para obtener la verdadera imagen de su persona, y una estimación cabal de su obra y actuación especialmente como médico y docente, …¨
Quienes se dedican al aspecto espiritual exaltan su característica de ofrecer un abnegado servicio a los más necesitados y se presenta hoy en día como venerable, título concedido por El Vaticano el 16 de Enero de 1986. Al parecer, su interés por la curación ha trascendido hasta después de su muerte (nacional e internacionalmente), pues éste es un paso previo antes de la beatificación. También se quejan que debido al sincretismo religioso han mezclado la admiración y agradecimiento al Doctor con ritos de brujería, lo cual es a su entender la principal causa de la lentitud de su santificación en comparación con otros casos que se han tratado mas expeditamente.
NACIMIENTO Y PRIMEROS AÑOS.
De la unión de Benigno Hernández y Manzaneda de una parte, y Josefa Antonia Cisneros y Monsilla de la otra, romántica unión de unos refugiados en el pueblito de Isnotú del Estado Trujillo, un 26 de Octubre de 1864, nace un hermoso niño a quien se dio el nombre de José Gregorio. Bautizado en Escuque por el padre Victoriano Briceño, fueron sus padrinos don Tomás Lobo y doña Perpetua Henríquez. Aunque venido al mundo en humildes condiciones era de prosapia ilustre, de alcurnia y abolengo proveniente de linajudos solares cantábricos, una de cuyas ramas vino a Venezuela en el segundo tercio del siglo XVIII y echó raíces en la ciudad de Boconó. En 1864 Isnotú era un pueblo de personas humildes dedicadas a la agricultura o al corte de madera. La familia del futuro Dr. José Gregorio tenía una posición un poco más elevada en el pueblo, pues el padre, Don Benigno, poseía un comercio, de esos característicos en las zonas rurales en aquellos años. En este comercio se vendía de todo lo que podrían necesitar las familias del pueblo, desde sal y pimienta hasta jabones, telas, perfumes y artículos de género.
Su padre, Don Benigno María Hernández Manzaneda era de ascendencia colombiana, y su madre, doña Josefa Antonia Cisneros Mansilla, era de procedencia española. José Gregorio es el mayor de seis hermanos. Su madre, mujer muy piadosa, muere teniendo el solo ocho años. Por línea materna había cierto parentesco con el famoso cardenal Francisco Jiménez de Cisneros quien fuera confesor de la reina Isabel la católica, fundador de la universidad de Alcalá y un gran propugnador de la cultura en su época. Por línea paterna, a través del linaje de un tío bisabuelo, José Gregorio se emparentaba con Francisco Luís Febres Cordero Muñoz, eminente educador y escritor, miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, y correspondiente de la Real Academia de la Lengua Española.
Su infancia transcurre en medio de un paisaje idílico, donde los terraplenes andinos se proyectan sobre los llanos de El Cenizo hasta las riberas del Lago de Maracaibo, sin grandes sobresaltos en su pueblito de Isnotú, que en aquella época también era conocido como parroquia Libertad. Isnotú o Libertad era entonces apenas un pequeño caserío de humildes hogares agrupados en torno a dos calles. La vía principal era de 1.700 metros de largo y ocho de ancho, y la otra de 600 metros con siete y medio de ancho.
El pueblo de Isnotú, se eleva a 850 metros sobre el nivel del lago de Maracaibo. Limita al Norte con la quebrada de Lamedero. Al Sur con el cerro de Ponemesa. Al Este con la quebrada de Canambú. Y al Oeste con la de Vichú. El municipio de Isnotú, Distrito Betijoque del Estado de Trujillo, y está situado a 500 Km. de Caracas. Fue bautizado en la Iglesia del dulce nombre de Jesús de Escuque, el día 30 de Enero de 1865. El 6 de diciembre de1867 fue confirmado por el señor arzobispo Juan Hilario Boset y apadrinado por el presbítero Francisco de Paula Moreno en el pueblo de Betijoque.
En la actualidad, la fisonomía de Isnotú difiere mucho de la de los tiempos de José Gregorio, no sólo el progreso ha llegado hasta ésta antiguamente apartada región andina, sino que junto a la producción de caña, café, plátano, maíz, frijoles, maderas laborables y de otras, se ha venido a sumar, como elemento influyente en la economía de la región, el incesante peregrinar de los devotos del Dr. José Gregorio, que vienen a depositar sus votos en las dos únicas paredes que quedan en la casa que lo vio nacer. En su adolescencia se traslada a la ciudad de Trujillo para estudiar el bachillerato en el Colegio Federal de Varones que aún existe bajo la denominación de Liceo Cristóbal Mendoza. Su primer maestro, Pedro Celestino Sánchez quien regentaba una escuela privada en Isnotú, notaría muy pronto las habilidades e inteligencia del pequeño y hablándole a su Padre le señalo que debía aprovechar las cualidades del niño José Gregorio y le recomendó enviarlo a la ciudad.
No pasaría mucho tiempo antes de que José Gregorio abandonara la tranquilidad de las tierras andinas para continuar su formación académica en la ciudad de Caracas. A la edad de trece años prosigue sus estudios en el Colegio Villegas, uno de los mejores de la época. Relatan quienes lo acompañaron en aquel entonces, que Hernández, poseedor de un carácter taciturno y callado. En esta institución obtiene el título de bachiller en Filosofía, en el año de 1884.
Se encontraba al frente del colegio Guillermo Tell Villegas y su esposa Pepita Perozo de Villegas, quienes habrían de tomarle gran afecto al nuevo alumno. Inicialmente José Gregorio se hospedó en habitaciones del mismo colegio. Relataba el Doctor Villegas, fiel amigo de siempre, que Hernández poseía un carácter taciturno y callado, serio y reflexivo, poco jugaba con sus compañeros y en los recreos prefería estudiar música y leer. Leía a Plutarco, Kempis y "La vida de los santos". Estudia con voracidad, como impulsado por una fuerza interior, llegó a poseer una cultura enciclopédica, sometido a una recia disciplina.
No pasó mucho tiempo sin que las cualidades de estudiante, y el carácter serio de José Gregorio se destacara entre sus compañeros. Estos rasgos no pasaron inadvertidos para el director del plantel, y poco después lo nombraba inspector para que velara por el mantenimiento de la disciplina en los predios de la escuela.
Durante sus años en el colegio Villegas, José Gregorio siempre obtuvo las mejores notas, ganó distinciones y premios, y en varias ocasiones las medallas de la aplicación y de buena conducta. Fue tanto su adelanto que llegó a fungir como profesor de aritmética. Entre 1878 y 1882 José Gregorio cursó en dicho colegio preparatoria y filosofía, graduándose de bachiller en filosofía en ese último año.
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