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Fraternidad Agustiniana


Partes: 1, 2

    1. San Agustín maestro y testigo de la fraternidad
    2. Fuentes de inspiración de la Fraternidad de San Agustín
    3. Características y elementos de la Fraternidad de Agustín
    4. Propuesta para vivir hoy la fraternidad
    5. Bibliografía

    La participación breve en este curso de pastoral vocacional nos a ayudado bastante en la profundización de nuestra fe, en nuestro caminar vocacional y a valorar aún más nuestro carisma agustiniano. Somos conscientes que no podemos apropiarnos de este carisma ya que es un don del Espíritu, más bien queremos compartirlo con todos.

    En las siguientes líneas abordaremos dos temas primero intentaremos volver a las fuentes de nuestra espiritualidad: Jesús, la Palabra de Dios y la experiencia de San Agustín quien da mucha importancia a la fraternidad como para ir a Dios y servir a la humanidad. Luego también de forma sucinta tocaremos el tema del servicio o acción pastoral que realizamos los agustinos actualmente.

    Creemos que los Agustinos de hoy "…tenemos un don especial que compartir con el mundo, una manera muy particular de anunciar la Buena Nueva: en comunidad, como comunidad, en círculos cada vez más amplios, hasta abarcar toda la familia humana" (CGO, 2001, B – 1).

    I) FRATERNIDAD AGUSTINIANA

    1.- San Agustín maestro y testigo de la fraternidad

    (Fr. Hugo Reynaldo Erazo Rojas, OSA)

    Nació el 13 de noviembre del año 354 en Tagaste, a los 32 años se convierte a la fe católica, cuando tenía 37 años es ordenado sacerdote, a los 41 años es consagrado como Obispo, y muere el 28 de agosto del año 430 a los 76 años de edad.

    San Agustín figura universal, maestro, testigo de la fraternidad. Es herencia y patrimonio común de la Fe, de la cultura, de la humanidad. Todos podemos beber y enriquecernos en su hontanar y legado universal.

    ¿Dónde radica su perenne actualidad?, ¿Porqué se le ha llamado "el primer hombre moderno". Fundamentalmente por su visión integradora del hombre. Nos ofrece una visión del hombre dinámica, en crecimiento continuado.

    En su tiempo fue el maestro de la interioridad, en esa dimensión profunda en el ser y en el amor y en la hondura contemplativa de la vivencia de Dios en el hombre y en el mundo.

    Hoy que estamos marcados por la separación nefasta entre conducta económica y conducta ética, por una crisis de valores, por falta de motivos o razones para vivir, por la civilización del tener y del consumismo que por la del ser y la del amor. Entonces si contemplamos a Agustín y a la mujer y al hombre agustiniano en sus dimensiones de interioridad, de tendencia, de fraternidad, y de amistad, en seguida descubrimos al Obispo de Hipona como maestro y testigo para el hombre y mujer de nuestro tiempo.

    Los motivos históricos, culturales y eclesiales nos hacen volver a San Agustín y su experiencia puede ayudarnos a responder al reto de construir efectiva y realmente la fraternidad empezando en el ámbito de la Iglesia. La comunidad según la entendía San Agustín, se hace fraternidad desde la contemplación para la misión.

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