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El Vaticano, los nazis y los judíos

Enviado por julio basualdo


Partes: 1, 2

  1. Lo que el vaticano y los obispos alemanes sabían
  2. El fracaso moral del silencio
  3. No pueden escaparse de la culpa
  4. El antisemitismo va en aumento
  5. La duplicidad Continua
  6. La historia todavía clama a gritos

El vaticano sabía de la intención de Hitler de exterminar a los judíos antes de firmar el concordato. Sin embargo, el Holocausto nunca llegó a ser un factor crítico en las tratativas posteriores de la iglesia con el Fuehrer. El 1 de abril de 1933, unos cuatro meses antes de que el Vaticano firmara su concordato con él, Hitler comenzó su programa sistemático con un boicot contra los judíos. Lo justifico con estas palabras "Creo que hoy estoy actuando al unísono con le intención del Creador Todopoderoso. Al pelear contra los judíos hago batalla por el Señor". Cuando el embajador italiano, hablando en nombre de Mussolini, pidió a Hitler que considerará su actitud cruel hacia los judíos, Hitler "predijo" con absoluta certeza que en quinientos o seiscientos años el nombre de Hitler será honrado en todos los países como el hombre que de una vez por todas extermino la peste judía del mundo."

Hitler contaba con el respaldo de muchos psiquiatras quienes más tarde declararían que Himmler Hoess, y los otros asesinos en masa nazis eran perfectamente "normales". En lo que respecta a los sentimientos de los psiquiatras alemanes hacia los judíos, Carl Jung expresó la opinión de muchos cuando, como presidente de la Nueva Sociedad Alemana de Psicoterapia, escribió: El inconsciente arriano tiene un potencial más alto que el judío…Freud (un judío)…conocía tan poco el alma alemana como sus idolatras la conocían. ¿Aprendieron algo de la poderosa aparición del Socialismo Nacional al que el mundo contempla con ojos asombrados…?

El papel del Teniente Coronel de la SS, Adolfo Eichman, como director de la exterminación de los judíos provenientes de toda la Europa ocupada por los nazis era sólo una ocupación y no tenia nada que ver con Dios ni con la religión. A diferencia de los Católicos, él no tenia altercado con los judíos. Aun Simon Wiesenthal, quien dedicó su vida a rastrear el paradero de los criminales de guerra nazis, dijo Eichmann "no tenia motivo, ni odio (contra judíos en particular)…Hubiera hecho lo mismo si le hubieran ordenado que matara a todos los hombres cuyos nombres comenzaran con la letra P o B, o todos los que fueran pelirrojos.

Para hitler, sin embargo, el Holocausto era una empresa sumamente espiritual. En línea con su convicción de que estaba haciendo la voluntad de Dios en exterminar a los judíos, Hitler ordenó que la solución final se ejecutara "tan humanamente como fuera posible". A pesar de su persecución de la Iglesia, siempre que percibía que le estorbaba el camino, Hitler insistió hasta el mismo final: "Ahora soy como lo era antes, un católico, y siempre seguiré siéndolo" . estaba convencido de que era el plan que había concebido, como un buen católico, completaría la masacre de "esos que mataron a Cristo" que la Iglesia Católica había iniciado durante la Edad Media pero había ejecutado tan pobremente. John Toland explica:

Por lo tanto, la exterminación podía hacerse sin remordimiento de conciencia puesto que estaba actuando como la mano vengadora de Dios, siempre y cuando se hiciera en forma impersonal, sin crueldad. A Himmler le agradó asesinar con misericordia. Ordenó a expertos técnicos que diseñaran cámaras de gases que pudieran eliminar masas de judíos eficazmente y "humanamente", luego apiño a las victimas en vagones de carga y los envió al este para que se quedaran en ghettos hasta que se terminaron los centros de exterminación en Polonia.

El apoyo de la Iglesia al antisemitismo nazi

Hermann Goering y Franz von Papen fueron bien recibidos en el Vaticano cuando llegaron con la misión de elaborar un concordato. Esto demostró claramente la actitud amistosa de Roma hacia el régimen nazi. ¿Acaso nadie había leído Mein Kampf?. Por supuesto que lo habían leído, pero en Roma y Berlín tenían mucho en coman, incluyendo la persecución y matanza de los judíos. No se carecía de líderes católicos que abiertamente apoyaran la depuración de los judíos. Durante los años 1933y 1939, los escritos de destacados católicos, "todos publicados en revistas redactadas por sacerdotes o en libros que llevaban el "Imprimatur" presentaban ideas como la siguiente:

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