Variables en cúmulos globulares (II)

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Un telescopio pequeño como es mi catadióptrico de 203 mm de abertura, bajo cielos oscuros y limpios, me permitió ver astros de la 15ª magnitud (en la zona de R CrB) hace unos años, lo que me sirvió de excusa para publicar varios artículos en la revista Tribuna de Astronomía que tratasen sobre la "magnitud límite" capturada por los aficionados. Pues bien, al trabajar con una cámara CCD acoplada a cualquier telescopio mediano (de 150-200 mm de abertura) noto que logro alcanzar magnitudes límites que están en el rango 16ª-18ª y, por tanto, estudiar un buen número de las variables más brillantes en cúmulos globulares.

Definimos un cúmulo globular como un cuerpo celeste formado por un conjunto muy abundante de estrellas (varios millares, en ocasiones más de medio millón de masas solares) unidas por la gravitación mutua, caracterizado por su larga vida (varios miles de millones de años) y porque telescópicamente parecen "bolas de nieve" (los más débiles semejan la "coma" de un cometa de poco brillo). Otro rasgo típico es que, a diferencia de los cúmulos abiertos, se sitúan dispersos en un halo esférico alrededor de la Galaxia a gran distancia del centro; sin embargo la característica física más evidente es la gran antigüedad de sus estrellas: prácticamente todas ellas son astros muy viejos, con edades similares al origen del Universo (10-15.000 millones de años). Un estudio espectroscópico de sus componentes pone de manifiesto que todas ellas son estrellas pobres en metales: esto significan que son muy antiguas puesto que carecen de los elementos químicos complejos (metales en el argot técnico) característicos de las estrellas de segunda o posterior generación como es nuestro Sol.

Dado que los globulares están ligados gravitacionalmente al núcleo de la Galaxia, y giran en órbitas de gran período alrededor de éste, las distancias hasta nosotros son mucho más elevadas que las de los cúmulos abiertos: gracias a su enorme luminosidad pueden ser divisados incluso a más de 100.000 años-luz, no siendo raros los que se sitúan incluso a dos o tres veces esta distancia (es el caso de NGC 2419, en Lynx). Y como el Sol (y la Tierra) están en uno de los brazos externos de la Galaxia, por lo general todos caen bastante lejos pues nosotros también distamos bastante del centro galáctico (unos 10.000 pc, cerca de 32.600 años-luz). Así raro es el globular que está más cerca de los 10.000 años-luz, aunque algunos de ellos (como M4) se sitúan en torno a los 6.000 años-luz y son, por tanto, cuerpos bastante bien estudiados fáciles de resolver incluso con instrumentos de aficionado. Sin embargo por lo general son distantes, entre los 10.000 y 100.000 años-luz, lo que impide que sus componenes individuales sean tan brillantes como para observarlas con telescopios pequeños.

 

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Enviado por Francisco A. Violat Bordonau

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