—Digo que nuestro país es el único, con la excepción que nombre, que puede hacerlo, porque ya lo hemos hecho en muchísimas ocasiones. Hemos llegado a tener hasta trescientos mil millones de déficit en dólares en un año y hasta mucho más. Así lo recibió un nuevo presidente en el año de 1.992 ¿De dónde salió el dinero? Seguro que fue de la maquinita porque nuestro país no tiene reservas en oro u otras monedas como respaldo y la deuda no era un préstamo obtenido de un banco o financiadora. A quien se le debía. Tiene que haber sido a la maquinita y ésta no cobra intereses ni devalúa dólares, pero… si eso lo hace cualquier otro país su moneda de inmediato sufre una devaluación pues debe tener reservas que la respalden y estas reservas son en dólares o en algo cuyo valor se refleje en el mercado mundial en dólares —nadie refutó estas palabras, todos siguieron interesados en la exposición—. Por esta misma bendición histórica también tenemos igual responsabilidad. De manera que mientras se hace la transición deberíamos ayudar. Comprendan que no tengo números de cuanto sería esta cifra. Pero lo que sí sé es que no hay forma humana de detener el progreso, todo intento en contra lo podrá retrasar pero nunca lo impedirá. Nuestro sistema a base de consumir y consumir se acabó. Eso es una cruda realidad que habrá que admitir y corregir. Llegó el momento de pensar en el hombre y no volverlo a ver más como un medio para que trabaje y siga siendo un artículo para consumir. En poco tiempo la riqueza mundial ha crecido bastante, mucho más de lo imaginado pero se ha concentrado en muy pocas manos y el rico cada vez es más rico y la pobreza como plaga tremendamente agresiva se ha extendido peligrosamente. Si reducimos las jornadas de trabajo en muchas áreas y los bienes son en su mayoría producidos por los robots no veo motivo para que no se sigan pagando los mismos sueldos y más si se estudia detenidamente la solución.
—Yo además propondría un nuevo orden monetario, pues para que la situación se encamine y no suceda lo que usted apuntó muy acertadamente. Creo que dijo que "donde hay un cobro alguien paga" o algo así pero créanme que todavía no me atrevo a sugerirlo. Gracias por su paciencia —el joven esperó sentado los comentarios.
De nuevo, después de un largo silencio, fue el presidente quien contestó:
—Brevemente, ¿a qué sistema monetario se refiere por favor?
—Me refiero a un sistema donde los sueldos no los pague el empresario sino el sistema, tampoco el gobierno, dije el sistema, o sea que, una organización o centro de computación muy bien auditada pero independiente o autónoma y bajo estrictas medidas de seguridad y control, ejecute un plan previamente estudiado y aprobado y abone a cada empleado su sueldo en una tarjeta electrónica de dinero virtual.
—Muy interesante su exposición pero, como ya dije, me temo que no tenemos el tiempo y me agradaría tenerlo se lo aseguro señor Santiago. Aunque me temo que su solución a fin de cuentas será de necesaria aplicación pero tan repentinamente podría ser peor el remedio que la enfermedad.
Nadie respondió, no había o no parecía posible encontrar un camino mágico.
La reunión terminó y todo quedó como estaba. Probablemente el Presidente hablaría con sus asesores y muy probablemente también quedaría todo en veremos como las infinitas reuniones para erradicar la miseria o el desempleo o la delincuencia y otras tantas igualmente estériles.
Después de aquella reunión no se hizo gran cosa. Algunos países estudiaron reducir en algo la jornada de trabajo pero el sistema parlamentario era un impedimento para acelerar tal medida. Así pasaron muchos meses y Arturo C.A. siguió fabricando pero ahora tenía competidores que habían desarrollado sus propios Robots, probablemente inspirados en Arturo.
El caso era que el desempleo crecía a pasos descomunales y los más perjudicados eran los países del tercer mundo. Japón tenía experiencia en educar a su gente, ya lo había hecho muchos años atrás, cuando robotizó su producción en la cual convirtió a los obreros en empleados y la mano de obra directa no especializada prácticamente desapareció y no por eso tuvo que enfrentar el desempleo.
Los países pobres que eran la mayoría no pudieron ofrecer nuevos empleos mientras la robotización adelantaba a pasos agigantados. La mano de obra cesante iba en aumento lo cual era altamente preocupante.
Estados Unidos a través de los Fondos de Ayuda aumentó los préstamos a los países pobres con lo cual aumentó la deuda y el servicio de la misma.
Por otra parte la población mundial crecía y crecía con apoyos religiosos y con la presencia tímida o ausente de controles precisos.
Las protestas y tumultos de calle cada vez eran más frecuentes y en la mayoría de los países se fue agravando. Ya no era solamente una protesta más sino asaltos a las tiendas de comestibles al principio y después a cualquier otro negocio. Las pérdidas eran fabulosas y las fuerzas policiales cada vez perdían más terreno en reprimir los actos vandálicos. La anarquía se enseñoreaba en muchos países hasta que llegó lo inevitable.
Un poderoso país oriental remarcó las diferencias con su otro vecino, las amenazas de lado y lado se multiplicaron. Incluso hubo escaramuzas y provocaciones bélicas.
El mundo entero seguía con terror las delicadas situaciones cada vez peores, se intuía que la agresión podría originar una guerra entre los dos colosos. Pero también otras naciones con grandes dificultades económicas se mostraban agresivas con sus vecinos. De esta manera tan peligrosa los gobernantes influían en los ciudadanos acentuando excusas como el patriotismo, diferencias religiosas y racistas con lo cual se distraía al pueblo pero se acercaban peligrosamente a una confrontación armada.
Finalmente y a temprana hora de una mañana las fuerzas armadas de una de ellas penetraron en territorio vecino sin ninguna advertencia. iEra la guerra!
A los pocos meses el mundo entero se vio involucrado. Los pequeños países tomaron partido activo por un bando o por otro. La guerra fue terrible como nunca antes vista, la mayoría de las grandes capitales del mundo tuvieron que soportar ataques increíbles y muchas de ellas desaparecieron de la faz de la tierra para siempre con todos sus ciudadanos. La masacre mundial fue espantosa y de incontables millones de víctimas.
La conflagración no duró mucho tiempo, la agresividad de las nuevas armas aniquiló en pocos meses lo que las armas convencionales hubieran requerido de décadas.
Ningún sistema anterior sobrevivió completamente. Era preciso encontrar nuevos caminos. La pobreza y el hambre eran enemigos que, de inmediato, habría que enfrentar. La tecnología y los medios existían para producir alimentos, medicinas y artículos de primerísima necesidad. Las fronteras cayeron por su propio peso, no había quien las resguardase ni se disponía de la voluntad necesaria para hacerlo. Toda la infinita violencia desplegada en una guerra ciega que había cobrado la vida de tantos y tantos millones, había repentinamente cesado. El vecino era eso, un vecino y un ser humano, unos ayudaban a otros, en la desgracia y en la miseria, así ha de ser y así era. Las medicinas y alimentos eran repartidos gratuitamente pero eso sería temporalmente pues de alguna manera el ser humano debía de ganarse el derecho de adquirirlos pues lo contrario sería alimentar la ociosidad y ese camino siempre lleva al mismo destino.
Los cuatro amigos sobrevivieron a la hecatombe, pero ya más maduros habían dejado atrás los años mozos. Ahora estaban casados y con algunos hijos. Todo el mundo los conocía pues en la paz se hicieron famosos por sus "Arturos" y en la guerra por su filantropía.
Sus fábricas más que nunca se dedicaron a producir robots de diversas habilidades, era imprescindible atender el agro y todas las áreas alimentarias. También de tejidos, medicinas y otras necesidades básicas.
El mundo entero esperaba atento frente a sus televisores o medios de comunicación a Santiago, su posición de líder era por simpatía, la cual se la había ganado por sus continuas advertencias y ayudas materiales de acuerdo a sus posibilidades a todo el que necesitó ser atendido. Tenía algo que decir y por lo tanto hablaría al mundo para darle aliento y esperanzas.
—Queridos hermanos, llegamos al fin de la infamia, el más bestial sentimiento de fiera se ha demostrado y enseñoreado por meses en una guerra estúpida, cruel, sanguinaria y sin sentido. Casi siempre sucede cuando la política se atrasa ante la ciencia y la tecnología—.
No quisimos escuchar, no supimos entender que la ciencia inexorablemente llega y hay que aprovecharla sin pasiones egoístas e interesadas. La ciencia no se detiene y los políticos deben ir al mismo compás o apartarse, pero nunca intereses particulares han decidido ser desinteresados ante las necesidades de la humanidad, si de alguna manera creían que tal o cual adelanto científico era un obstáculo para sus egoísmos. Los primeros pasos de industrialización se convirtieron en verdaderos sistemas de neoesclavitud. Al principio se trabajaba quince y dieciséis horas diarias, quince días seguidos, hasta que huelgas, revueltas y sangre derramada logró aminorar el abuso del hombre con el hombre. Después los robots que nosotros hemos fabricado dejaron a muchos sin trabajo y a los que se quedaron se les pagó menos aprovechándose de la escasez de empleos y de la necesidad de mantener un vergonzoso trabajo aún cuando fuera escuálido y… llegamos a donde llegamos, a una guerra atroz y sin sentido, en la que, aún los mismos que la provocaron indirectamente, pagaron, muchos de ellos, con sus vidas y la de sus seres queridos por su miopía.
Es cierto, el robot hace trabajos que antes los hacía el ser humano, pero es trabajo duro y se debe aprovechar en beneficio de todos. El robot no piensa, se programa.
Yo propongo que las jornadas de trabajo se reduzcan drásticamente y que los sueldos aumenten. También propongo un banco mundial que sea quien cree dinero y los pague directamente a los que trabajen a través de un sistema computarizado. De este modo la riqueza será remunerada directamente y el empresario librado del peso de los salarios y de todo impuesto, pues a lo único que debería dedicarse es a crear empleo, a mover el dinero, a desarrollar nuevos adelantos científicos o de cualquier clase, a través de la iniciativa privada y vender sus productos con el margen de utilidad que considere justo agregar pero de acuerdo a una competencia legal y obligatoria.
No veo porque hay que trabajar toda una vida hasta que llegue el cansancio de los años y entonces esperar una jubilación mal pagada en la mayoría d los casos. Parte de esta jubilación debe ser ahora, pues tenemos quien trabaje por nosotros, "Los Arturos". De manera que desde hoy debemos tratar que el trabajo sea una distracción necesaria, es decir, una distracción, «un hobby».
Con los discursos de Santiago y de muchos otros que lo entendieron y apoyaron, rápidamente se abrió paso a un nuevo sistema global, que desesperadamente era preciso aplicar, pues el mundo se convirtió en una gran nación sin fronteras. Un congreso con dos cámaras que representaría al ciudadano y no tendría ningún otro vínculo, fue parte del nuevo sistema, pues eran escogidos por méritos y concurso. Los favorecidos se postulaban para su elección mediante el voto popular.
Los planes de desarrollo se ejecutaban después de que un grupo muy selecto hacía los presupuestos y se pasaban a los parlamentarios para su aprobación y al ejecutivo por si tenía algo que alegar.
En poco tiempo y con la ayuda de la ciencia y la tecnología y la buena voluntad de hacer las cosas bien y de manera natural, se fue recuperando "El Paraíso" para el hombre. Siempre estuvo ahí pero la miopía y el egoísmo de muchos de los anticuados líderes políticos retrasaron su llegada… hasta que llegó el Robot.
Autor:
Jaime Castañe
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