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Debo estar equivocado

Enviado por Jaime Castañe


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    1. Democracia

    Debo estar equivocado en mucho de lo que expongo y pienso, pues "opino de forma diferente o distinta si se quiere". Por ejemplo:

    Lula: "Un tercer mandato sería obsceno para la democracia"

    Lunes 28 de abril de 2008 7:07 AM | 

    El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, volvió a descartar de plano la hipótesis de reformar la Constitución para aspirar a un tercer mandato consecutivo.

    "La sola posibilidad sería obscena para la democracia (…) sería tan pernicioso como fue proponer un segundo mandato", dijo Lula en una entrevista que publica hoy el diario Correio Braziliense.

    La posibilidad de una reforma constitucional que permita a un jefe de Estado reelegido una vez, aspirar a un tercer período consecutivo ha sido acariciada por diputados del Partido de los Trabajadores (PT), que lidera el propio Lula.»

    No hay ninguna duda, o cuando menos pocas dudas, de las intenciones honestas del Sr. Presidente de Brasil y su decisión es loable. Sin embargo, si hubiera decidido aceptar… (sólo como conjetura) quizás Brasil gozaría de un magnífico y muy conveniente "Gerente General Público", por un largo tiempo.

    Por eso y otras cosas más, yo opino de forma diferente, pues no puedo dejar de preguntarme ¿Por qué debe un país o una empresa o cualquier otra entidad pública o privada renunciar a un excelente gerente, cuando todos sabemos lo dificilísimo que es conseguirlo? Y sigo cuestionando ¿No será que el sistema no es todo lo conveniente que debería ser? Naturalmente que "debo estar equivocado". Pero no puedo, aunque quiera, dejar de pensar… si cambiamos el sistema presidencialista por otro parlamentario… y hacemos honor a la sugerencia de "Montesquieu" de dividirlo en dos cámaras, no sería necesario desprenderse del "Gerente General de la Sección Ejecutiva Pública". (Nombre que he "inventado")

    Tampoco sería necesario elegirlo por el voto, pues sería la cámara baja la que aprobaría o rechazaría a la persona postulada para el cargo y después sería la cámara alta la que lo reafirmaría o no y… si después de elegido, no resulta pues… se le dice "adiós" y se busca a otro más adecuado.

    Pero no, seguro: "Debo estar equivocado", pues, ¿cuántos sistemas existen parecidos a los que yo me atrevo a sugerir y no se hace así?

    ¡Claro! No terminé de explicar como debe ser el Parlamento o que atributos han de tener los que lo constituyen "siempre bajo mi punto de vista" (Por supuesto que seguiría siendo el poder deliberativo y legislativo). Pero sus parlamentarios, tanto para la cámara baja como la alta, aunque seguirían siendo elegidos por el voto popular, o sea, igual o parecido a como suele ser en los países "democráticos", el sistema debería exigir previamente estar graduado o calificado para optar a ser "Parlamentario" tanto de la cámara baja como de la alta, examinado y aceptado como posible candidato por un comité altamente calificado. Parecido al sistema que se suele aplicar para poder llegar a ser juez, médico o cualquier otra especialización.

    Pero aquí no termino, pues todo aquel que sea aprobado por este comité o jurado y desee postularse, debería publicarse, en uno o varios periódicos de circulación nacional, su record de vida (bien certificado); propaganda igual para todos y cero descalificaciones de unos contra otros. «Sin los ventajismos que suelen dar el dinero y el partido que maneja el poder». Todo eso es para que, el que vaya a votar, los pueda elegir con conocimiento de causa y no por lo que suelen prometer muchos de los candidatos y que después difícilmente cumplen o medio cumplen.

    Los finalmente electos por el voto deberían ser tres, considero que tres son más que suficientes para la cámara baja, repito según mi opinión, tres por cada región, estado, departamento, cantón o como se denomine. Aunque seguro que "debo estar equivocado" de nuevo, pues ¿Por qué tres y no cuatro o diez o veinte? Ya hablaremos o lo insinuaremos esto después si nos queda tiempo. El caso es que no deberían, después de ser elegidos, permanecer en sus cargos más de cuatro o cinco años a lo sumo, pero sí podrían postularse de nuevo.

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