- Pulpa y papel
- Reactivos químicos
- Uso estructural
- Características de estructura de madera
- Referencias bibliográficas
Combustible
La madera como combustible
La madera sigue siendo una fuente principal de combustible para la cocina y la calefacción del hogar. Generalmente se quema la leña con grave desperdicio, pese a ser empresa relativamente sencilla el diseño de los aparatos más adecuados a las propiedades combustibles específicas de la madera, para obtener de ésta el máximo rendimiento calorífico. Así se ha hecho con otros combustibles sólidos, sirviendo de aliciente su escasez relativa y elevado costo, y no existe razón técnica alguna para que no se haga lo mismo con la leña. El autor ha preparado un boletín técnico para la FAO acerca de los métodos de combustión de la madera, que será distribuido a su debido tiempo. Figura a continuación un breve extracto del mismo.
El hogar ha sido siempre el centro de reunión de la familia, y la chimenea, el sistema de calefacción más antiguo, ha sobrevivido hasta hoy, en esta edad de la técnica. El hogar abierto sigue constituyendo en muchos países un elemento normal en las casas urbanas e incluso en los pisos, no obstante la instalación de sistemas modernos de calefacción. En zonas rurales y en países tropicales 'que tienen que soportar inviernos fríos, suele ser todavía el único sistema de calefacción empleado. Sin embargo, en la mayoría de los centros urbanos su valor reside principalmente, hoy día, en la nota de intimidad que da al hogar, más bien que en su eficacia como unidad generadora de calor.
El rodear por completo a las llamas constituyó un adelanto sobre el fuego abierto, dando por resultado la estufa u horno. Este consistió primero en un recinto de paredes gruesas de arcilla y piedra, con una abertura para dar salida al humo. Al irse generalizando el empleo de tales estufas, el costo de funcionamiento fue causa de que se perfeccionaran gradualmente. Construyéronse en un principio con losas de piedra o losetas de barro, apoyadas sobre unos soportes y con una puerta de cierre. Más tarde se agregó un conducto con salida por el tejado. La chimenea se les agregó en una fase posterior, cuando se apreciaron mejor los principios de la combustión. Por último apareció la gran estufa moderna con sus largos cañones y conductos para el humo.
La estufa primitiva carecía de parrilla; era corriente quemar un montón de tacos en un espacio cercado por piedras planas. Como había un gran exceso de aire la combustión era pobre y la temperatura de la misma relativamente baja, resultando prácticamente imposible el regular la producción de calor. Se trató de diversas maneras de sustituir la estufa sin parrilla por otra provista de un hogar de hierro forjado, u otro aparato similar, pero con poco éxito. No obstante, en virtud de la misma sencillez de la combustión de la madera, cabe obtener resultados excelentes sin más que mejorar el diseño del depósito del combustible, de los conductos de humos y de la toma de aire. Además, la estufa sin parrilla es siempre preferible a cualquier otra con parrilla deficiente que sea demasiado grande, o esté mal dispuesta o dé lugar a un exceso de tiro. En muchos sitios sigue creyéndose que es preferible el quemar madera en una estufa sin parrilla, lo cual es un error. Una estufa de esta clase es siempre menos efectiva que la provista de una buena parrilla. La dificultad consiste en determinar las dimensiones más apropiadas de la parrilla y en regular, en consecuencia, la toma de aire. En otras palabras, se trata de un problema de acomodar la construcción a las propiedades específicas de la madera que ha de emplearse.
El empleo de las estufas sin parrilla está justificado todavía para ciertos usos como, por ejemplo, los hornos de panificación y las estufas para cocer azulejos. Es sabido que tales estufas, construidas de acuerdo con los diseños más modernos, son de excelente combustión, su desperdicio es insignificante y poseen una gran capacidad para acumular el calor.
Características de las es estufas modernas.- Para obtener los mejores resultados de una estufa, cualquiera que sea su clase, es necesario adaptar su construcción a las propiedades especiales del combustible que haya de quemar. Este principio se aplica en particular a la madera, cuyas propiedades difieren grandemente de las del coque, carbón y otros combustibles sólidos. Desgraciadamente suele concederse escasa importancia a las peculiaridades de la madera, la cual prende y se quema con tal facilidad (basta un montón de leños en el suelo para conseguir un fuego al rojo en un momento) que no se considera necesaria ninguna adaptación especial.
La finalidad de la técnica del calor consiste en idear los procedimientos mediante los cuales sea posible lograr la combustión más completa y que, además, permitan regular la emisión y la conducción del color a donde sea más conveniente.
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