Es en ese momento cuando se ve de una sola ojeada todo el camino recorrido desde del espíritu en el mundo embrionario, donde sólo es en realidad un autómata, un beodo, un atolondrado inconsciente, hasta verlo hoy sobre la cúspide de la sabiduría, de la civilización, en la fruición del amor universal solidarizado y, viéndome en los mundos creados por el espíritu la vida de la comuna, único régimen que nuestro autor ha establecido para todos sus hijos.
Las emociones que se experimentan en aquella mansión donde participa la vida, pueden presentirse en la materia; pueden sentirse en espíritu; pero no se pueden ni describir ni pintar: todo se encierra en la palabra única que se puede pronunciar por primera vez en fruición del verdadero sentimiento, y que es "¡Padre mío!"… que yo pronuncie.
Mas si yo llegué, todos y cada uno habéis de llegar un día, en particular, porque de allí salimos a empezar la vida y sólo podemos volver plenos de vida y comprendiendo la vida, porque para eso salimos y nos enceramos en la materia; en el cuerpo, para tejernos el rico traje indispensable para poder entrar en el seno de la familia, en la que todos son sabios en el amor de nuestro común Padre.
Pero para eso el Padre, admite en su presencia a uno de la familia de un mundo, para poder decir a sus hermanos su infinita pequeñez y su grandeza; pequeñez porque somos nonada ante el Padre, y grandeza porque detrás de Él somos nosotros sobre todas las cosas, aunque sean esas cosas mundos, sistemas, constelaciones y planos, porque éstas son creaciones de aquella partícula, nonada ante su matriz, de la que salió el espíritu; pero, entre la infinita grandeza del Creador y la insumable grandeza del Universo está el espíritu del hombre, nonada ante el Padre, pero mayor cada uno, que ese Universo; y si esta nonada de nuestro espíritu es tan grande, y somos infinitos los espíritus y entre todos no somos lo que nuestro Padre, ¿dónde se pierde la grandeza de nuestro progenitor? Hermanos míos; yo, no quiero vivir y cubrir el Universo, ante esa consideración, me veo un átomo imperceptible… Sin embargo, mis deseos de amor y sabiduría me impelen, me llevan y, soy grande, lo confieso, aun en medio del Universo; pero al llegar al umbral del Padre, desaparezco en lo infinitesimal; y, mis maestros mismos, soles que alumbran planos inmensos, apenas si son un fósforo al lado del sol. No cabe más que esta exclamación: ¡Sólo Eloí es grande!
Mas al salir de su morada en la vibración de su pensamiento la vida única y universal de que se han de crear todas las cosas; y ser nuestro espíritu la voluntad que hace tangible y visible los cuerpos y las formas de la acción y de trabajo del espíritu que, aun siendo nonada es omnipotencia, por consubstancialidad con el Creador y la unidad solidaria de la que nace el espiritismo, sólo cabe también esta otra exclamación lógica y axiomática, en verdad de verdad: ¡Después del Creador, sólo el espíritu es grande!
Pero como el Universo es infinito y él todo creación y morada del espíritu, por cuya acción trabajo e inteligencia se crean y se metamorfosean los mundos y los cuerpos hasta la máxima belleza, no podemos menos de exclamar también en justicia que ¡después del espíritu, sólo el Universo es grande! Se forma así la primera trinidad que es, Eloí, Espíritu y Vida, para el Universo; o, Creador, Hombre y mundo, para cada familia de los mundos; de cuya gran trinidad nacen todas las otras, siendo la primera que aparece la del hombre, o sea: Espíritu, Alma y Cuerpo, que todo es igual en cuanto por la sabiduría sabemos elevarlo hasta aquel centro escrutador donde fui auscultado y al que todos habéis de llegar, porque de él salísteis ; ésa es la sentencia inexorable.
¡Hombre! ¿Por qué te arrastras por el cieno de la materia empequeñeciéndote, siendo tan grande? Levántate, yérguete, mira arriba, a tu procedencia; pero allí, sólo puedes llegar cargado de obras; mas no llevarás nada material de los mundos, pues, si no lo has espiritualizado, te será carga pesada tu apego al oro que almacenas con prejuicio de tus hermanos,
Sí; tienes el derecho al usufructo de todo lo que hay en el mundo y en el Universo; pero no puedes retenerlo almacenado como propiedad, porque es producto común; tenerlo es falta a la ley común; y si hasta hoy te fue tolerado por la ignorancia, hoy se te dice en verdad de verdad. No se te es lícito que cometas injusticia a sabiendas y te pones obstáculos para llegar adonde al fin llegarás; pero tu tardanza te hará sufrir por ti y por los que haces sufrir.
ESPÍRITU, ALMA Y CUERPO
En la ignorancia, la trinidad ha sido desconocida; cuando fue presentida por los hombres, dijeron: cuerpo, alma y espíritu, creyendo que el espíritu fuera el efecto del alma y del cuerpo; y es al contrario, que el espíritu es causa del cuerpo y el alma, al unísono con la trinidad máxima y suprema Eloí, espíritu y vida.
Tenemos presente la procedencia del espíritu, que es el Creador; y aunque todas las otras cosas también proceden del Creador, ellas son sólo el pensamiento del Creador y el pensamiento es sólo el deseo de ser; y no es cosa hasta que llega la voluntad y a los pensamientos los convierte en hechos por la acción de la voluntad; y la voluntad del Creador es el espíritu, por lo que éste, el espíritu, es el creador de las cosas en su forma tangible e intangible, porque sólo al espíritu le ha sido dada la inteligencia, por ser la volunta creadora y demostrativa del creador único que, llenándolo todo nada ocupa, porque solo es su pensamiento; pero por su voluntad demostrada en el espíritu, éste, es el ordenador de la eterna metamorfosis de las formas, para que el espíritu siga siempre buscando el mayor grado de perfección por la sabiduría,
Así, el espíritu obra inteligentemente las infinitas metamorfosis y hasta él mismo, porque se viste cada vez de mayor belleza; pero esto es impropio y no se puede tomar más que relativamente la metamorfosis del espíritu, porque lo que hace es vestirse más finamente por su trabajo, según va purificando su alma, que es la que en realidad sufre la metamorfosis más alta de la ley metafísica.
Así es la verdad, que el alma, antes de llegar como individualidad a servir de peri espíritu, o cuerpo astral, o doble etéreo como se llama, aunque gramaticalmente es vestido del espíritu con el cual forma, formas y sexos para la tangibilidad y demostración de la vida, ha salido (su materia quintesencial) a fuerza de evoluciones metafísicas en todos los cuerpos del reino animal, desde donde asciende en la individualidad cuando la toma un espíritu como vestido para crear el cuerpo del hombre, que sufrió también la misma metamorfosis, ascendiendo desde el germen telúrico que formó el mundo y pasando por los reinos mineral y vegetal, fundiéndose continuamente aquellos cuerpos, luego de cada período de la vida demostrativa en otras especies hasta ascender a la más perfecta; desde la cual debían fundirse todos los cuerpos animales para contribuir al cuerpo del hombre; y todas las almas animales, para formar un alma suficientemente esencia para servir de vestido, o cuerpo astral del espíritu, que había de hacer de aquella alma, su archivo, su conciencia, con la que haría cuerpo y cuerpos y llegaría al estado de inconsciente, a la luz de la razón y la inteligencia, siendo en ese momento tres y uno solo: el espíritu.
Antes también, cuando el espíritu tomó su primera alma en un mundo embrionario, eran tres en uno solo; pero al revés de ahora; entonces, el solo, era el cuerpo animal, recién salidas las esencias de los animales, porque es imposible matar los instintos, ya que eso sería contra él mismo; pues con la metamorfosis continuada, todos aquellos inmensos montones de instintos animales, cada cual más feroz, serían en su día su rico archivo de sabiduría, su gran depósito de progreso y su gran espejo de conciencia.
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