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El ocaso de los ‘Ranqueles’ (página 2)

Enviado por normanenz


Partes: 1, 2

PEÑALOZA

Sobre este Peñaloza y sus hijos Goise (Goico, Goigo, Gaico, etc.) y Tapayu me parece oportuno señalar la siguiente contradicción: según diversos documentos, se trataba de "indios gauchos" -término que remitía a grupos que no acataban a cacique alguno, mayoritariamente compuestos por refugiados blancos-, e incluso se dice que eran riojanos arrojados al desierto después de la derrota de las montoneras del Chacho y los Saá. El padre Marcos Donati escribe: Peñaloza murió de vejez en Tucumán y Goigo tomó mucho aguardiente fuerte y por eso le vino una enfermedad que lo llevó á la eternidad y otros veinte y tres que tomaron el rumbo de su tierra natal llegando a los llanos de La Rioja esos gauchos, se dice que á los veinte y tres degollaron (T 85). Pero otros datos refieren que el antiguo dueño de estas regiones era el cacique Peñaloza, cuya jurisdicción comprendía hasta la zona de El Morro, que murió reclamando sus derechos sobre el paraje que hoy ocupa la ciudad de Villa Mercedes, exclamando: ‘Siendo mío Fuerte Pulgas’ (G 53). En el diario de marcha de una exploración realizada durante la campaña de la 3ª División de la expedición al desierto, el comandante Anaya anota: Pichi-quehan era ahora nueve meses el albergue del famoso cacique Peñaloza, temible por su teniente el indio Gaico, su hijo, quien había puesto en el Médano Colorado una guardia que impedía el tránsito a los que mantenían relaciones comerciales con los ranqueles, exigiéndoles indemnización por el pasto y agua que sus cabalgaduras consumían, como también un derecho de introducción, lo que dejaba ver hasta dónde había avanzado la astucia de este terrible morador y dueño absoluto de estas posiciones (R 131). A la fecha no he logrado dilucidar la cuestión.

El siguiente mensaje no se refiere específicamente a los rancülche, pero es interesante por varios motivos, especialmente para mostrar cómo se iba gestando la "gran campaña".

Bs. As., 6/11/78

Comandante Vintter – Puan

Queda aprobada su conducta; con 300 hombres escasos se ha internado 60 leguas en pleno desierto y alcanzado hasta donde hace más de cuarenta años apenas habían llegado las expediciones de Rosas, y hasta hace poco tiempo nadie se hubiera aventurado sino con un verdadero ejército.

Por los datos que usted debe traer de la región del Colorado y por la toma de la tribu de Catriel su exploración, como preliminar de la campaña definitiva, es de grande importancia.

El señor Presidente está satisfecho y al mostrarle su parte me ha dicho: "El comandante Vintter es un buen jefe y me complazco al ver como asegurará sobre sus hombros las charreteras de coronel que le tengo prometidas".

Saludo a usted y a los demás jefes y oficiales de su división.

Julio A. Roca (O 113)

Y veamos cómo en el curso de un sólo día, el 11 de noviembre, la vertiginosa sucesión de acontecimientos motiva el despacho de sucesivos telegramas y cartas, incluso a los mismos destinatarios, a medida que se va tomando conocimiento de los mismos:

Bs. As., 11/11/78

Teniente coronel Freire – Guaminí

Comandante Vintter comunica que se le presentó Juan José Catriel con ciento cincuenta lanzas y trae a Cañumil que sabe por los indios que Namuncurá está en Salinas con Epumer y Baigorrita, preparándose para invadir.

Por esto es necesario anticipar nuestra operación y en vez del 2 hacerlo el 25 o 26 a más tardar.

Una invasión de los indios hoy sería de muy mal efecto y es de necesidad anticiparse a ellos.

Si tiene algún inconveniente serio avíselo para resolver.

Julio A. Roca (O 114)

 

Bs. As., 11/11/78

Comandante Freire – Guaminí

Espero que ustedes reciban caballos para disponer una nueva batida a los indios de Namuncurá antes que aprieten los calores.

Como fuera de la línea, el mapa está muy errado, quisiera que usted me diga por el conocimiento práctico que tiene del terreno, hasta dónde podría alcanzar usted con 300 a 400 hombres, y hasta donde Levalle y García; de modo que marchando al mismo tiempo pudieran estar siempre en comunicación y en actitud de protegerse recíprocamente.

Quiero que esta expedición, que será la última grande, hasta que pase el verano, alcance lo más lejos posible.

El coronel Villegas, en estos momentos, debe estar en los campos de Baigorrita.

El comandante Roca anda también en campaña y el comandante Tejedor debe llamarles en este instante la atención a los indios a retaguardia, por el camino de Chile. Espero su contestación.

Julio A. Roca (O 116)

Bs. As., 11/11/78

Coronel Levalle – Carhué

Después que usted, Freire y García reciban caballos, quiero hacer una entrada general con las tres divisiones. Usted irá al centro.

Dígame cuál será su punto objetivo y cuáles son los que deben tener Freire y García, de modo que puedan marchar al mismo tiempo y al habla, en aptitud de protegerse en un momento dado.

Villegas acaba de regresar con Pincen; esta noticia ha causado aquí grande impresión.

Julio A. Roca (O 115)

Trenque-Lauquen, 11/11/78

Señor ministro de la Guerra

En este momento regreso del Desierto. Resultado de la expedición: seis indios muertos; prisioneros: cacique Pincen, un capitanejo, diez y seis indios de lanza, 60 de chusma y 12 cautivos rescatados.

En la chusma está toda la familia de Pincen. A pedido de éste he despachado un indio viejo, quien lleva encargo del mismo de decirles a los indios que se presenten. Es conveniente dejar a Pincen por unos días en este campamento, pues a su vista se han de presentar algunos. Se han tomado ciento veinte caballos, una punta de vacas y ovejas, las que han sido consumidas por las fuerzas expedicionarias. Los baqueanos muy bien.

Conrado Villegas (O 115)

Bs. As., 11/11/78

Coronel Villegas – Trenque-Lauquen

Grande impresión ha causado en ésta la toma de Pincen, el cacique más temido de la Pampa. Usted ha sentado bien su reputación y estoy orgulloso de usted.

Pero es necesario que no demore a Pincen y lo mande con todos los tomados. Causará novedad su entrada en esta capital.

Julio A. Roca (O 115)

Es de señalar la reiterada disputa sobre el destino inmediato de los prisioneros: Freire siempre pide retenerlos como cebo para capturar a sus allegados, pero Roca los necesita para presumir en Buenos Aires con los logros de su campaña.

Bs. As., 11/11/78

Coronel Villegas – Trenque-Lauquen

La toma de Pincen no puede ser más elocuente y lo felicito ardientemente por ello.

Al paso que vamos, pronto habremos limpiado la pampa.

Dígame hasta dónde ha alcanzado, y mándeme el itinerario de su marcha.

Conviene que tenga siempre a vanguardia una partida de 30 a 40 hombres.

El comandante Roca en estos momentos debe estar llegando a Leuvucó.

Las divisiones de Levalle, Freire y García sólo esperan recibir caballos para salir a su vez.

Le estrecha afectuosamente la mano su affmo. amigo

Julio A. Roca (O 116)

Apenas dos días, y ya está presionando de nuevo:

Bs. As., 13/11/78

Comandante García – Puan

(…) Quiero, antes que aprieten los calores, hacerles una buena batida a los indios y llevarles el terror lo más lejos posible(…)

Julio A. Roca (O 117)

Volvamos ahora la atención a los rancülche y Baigorrita, objetivo de la entrada del comandante Rudecindo Roca a ese territorio citada dos veces en los mensajes anteriores y narrada en detalle por un corresponsal de La Prensa y el propio protagonista:

EXPEDICION DEL COMANDANTE ROCA

(…)

La marcha se emprendió por el camino de Cochiquengan el día 8 de Noviembre.

El camino elegido es quizá de los peores que se internan en la pampa, pero era necesario tomar ese rumbo para asegurar el éxito de la espedición. Considerando que la captura de Lucho [ver nota siguiente] y los suyos tenía una importancia directa en la empresa, el gefe de la división desprendió a los comandantes Panelo y Klein con treinta hombres cada uno para dar una sorpresa a ese grupo dañino.

Esta operación no dio resultados, porque el estado pantanoso de los campos, la lluvia incesante que caia, influyó sin duda a que los vaqueanos equivocasen los rumbos y fueran sentidos por los indios.

La división acampó en Leuvucó el día 17.

El comandante Roca supo por un prisionero que consiguió tomar, que efectivamente los indios eran sabedores de su presencia en el desierto, pero no conocían con exactitud el camino que seguía, ni sospechaban el punto por donde se proyectaba caerles.

Para las fuerzas expedicionarias los momentos eran difíciles y había que adoptar medidas decisivas.

Se encontraban en el corazón de la pampa: Leuvucó era precisamente el viejo asiento de las tolderías de Epumer, aunque había levantado últimamente sus campamentos de allí, retirándose muy lejos.

El indio se encontraba y se organizaba en Potagüe.

Era indispensable operar de inmediato.

Ante todo, convenía desorientar a los indios, cuya vigilancia hacía imposible una sorpresa.

Al efecto se despachó a un capitanejo que acompañaba a la espedición, para que participase a los caciques Epumer y Baigorrita, que se trataba únicamente de arreglarse definitivamente con ellos para vivir en paz.

El plenipotenciario Millaqueo, que así se llama el referido capitán, es cuñado de Baigorrita. El enviado emprendió su marcha a las 4 de la tarde del día 17 con orden de llegar a su destino esa misma noche y al oscurecer la división emprendió la suya al trote tendido sobre el mismo rumbo: la intención era sorprender a los grandes señores de la pampa.

Eran las 4 de la mañana y las fuerzas expedicionarias llegaban fatigadas a Potagué: habían realizado una jornada de 16 leguas.

Los indios se habían retirado de ese punto.

Aclaraba el día 21: el temporal que envolvía a la pampa se hacía sentir con más fuerza.

En este momento se aproxima en tropel la indiada que amparados por las sombras traían una carga al campamento, en donde se había formado cuadro, encerrando las caballadas dentro de él.

Los alaridos feroces del salvaje poblaban los aires. La carga que llevaron fue rápida y enérgica, pero pocos minutos después eran rechazados completamente, no sin pagar un tributo de sangre a su audacia(…)

Tan luego como aclaró, se desprendieron fuerzas en su persecución cuyos resultados no pudieron ser muy satisfactorios, a causa de los elementos de movilidad de que disponían.

El 22 la División espedicionaria emprendió la marcha de regreso a Villa Mercedes, y durante los días de travesía, no fue molestada por los indios(…) (LP 18/12/1878)

Villa Mercedes, 25/11/78.

Al señor ministro de Guerra, general Roca:

Acabo de llegar de Poitahué después de diez días de penosa marcha a causa del mal tiempo que continuamente hemos tenido desde nuestra partida. Logré llegar sin tener nada que lamentar al punto que dejo citado, donde permanecí acampado desde el 16 hasta el 20.

Las instrucciones que V.E. me impartió sobre el movimiento ofensivo que con una parte de la división a mis órdenes debía efectuar sobre las tribus de los caciques Epumer y Baigorrita, han sido observadas, y la operación verificada con algún éxito, no obstante habernos sentido y descubierto los indios, cuando apenas nos habíamos distanciado 35 leguas de la guarnición de Villa Mercedes. Sin embargo, tengo aquí en este momento al cacique Melileo, a los capitanejos Manqueo, Pichintrú, Feliciano, Anteleo y Licanqueo, a más de setenta indios de lanza y 230 de chusma incluso prisioneros y presentados.

No me ha sido dado obtener mejores resultados a causa de haber encontrado a los indios prevenidos y preparados para hostilizarnos en revancha del último golpe que les dio el coronel Racedo(…)

Rudecindo Roca (O 125)

LUIS ‘LUCHO’ BAIGORRIA

La nota de La Prensa menciona a Lucho. Importa saber quien es:

Hermano entero de Baigorrita (ver detalle al respecto en la Introducción), este inalonco -o ‘capitanejo’, según los blancos- bautizado como Luis Baigorria siguió a su hermano casi hasta el final. Fue tomado prisionero, en junio [julio] de 1879 en Cochicó (Olascoaga II, 245 y 273). El 19 se les escapó, cuando supo que su hermano había sido muerto, sintiéndose responsable de su gente (H2 142). Poco después se entregó o fue capturado con los sobrevivientes. Según Hux, Nació por el año 1850 (H2 140), pero Poncela escribe que a los diez y seis años, se batió al lado de su padrino el Coronel Baigorria en la memorable batalla de Cepeda (PO 288), ocurrida en 1859, así que habría nacido en 1843. Sería, pues, dos o tres años menor que Baigorrita. Después de una temporada en Martín García lo sacaron de allí para mandarlo a pelear contra los revolucionarios del 80, donde resultó herido, y luego quedó en libertad. Reunió a los sobrevivientes de su gente y los llevó a vivir a un lote que le asignaron en un paraje de La Pampa, donde murió el 3/2/1933 (PO 289/290).

Veamos otro ejemplo del ‘estilo Roca’ en el extracto de los siguientes tres telegramas, casualmente fechados el mismo día que el anterior:

Bs. As., 25/11/78

Comandante García – Puan:

(…) se les ha impartido la orden para salir el 27(…) Namuncurá es buena presa y bien vale un ascenso sobre el campo de batalla a cualquiera que lo tome(…)

Julio A. Roca (O 122)

Bs. As., 25/11/78

Comandante Freire – Guaminí:

(…) sigan el plan trazado(…) Baigorrita y Epumer, si es que están con Namuncurá, lo que no creo, deben estar con muy pocos indios(…) Si toma a Namuncurá, no tendrá necesidad de esperar llegar al Río Negro para cambiar sus charreteras por las de Coronel(…)

Julio A. Roca (O 123)

Bs. As., 25/11/78

Coronel Levalle – Carhué:

…Baigorrita y Epumer, si es que están con Namuncurá, lo que no creo, deben estar con muy pocos indios(…) no se aparten de(…) dicho plan(…) haga resonar un poco su nombre, Coronel: aquí tiene una buena ocasión(…)

Julio A. Roca (O 123)

Y sin pérdida de tiempo, dos días después apura a Racedo:

Bs. As., 27/11/78.

Al coronel Racedo:

Me parece conveniente que usted en persona dirija la expedición que ha de concluir con los restos de los Ranqueles. Váyase preparando y avíseme qué día piensa salir. Creo que ahora estas marchas deben hacerse despacio para no fatigar los caballos. No deje perder esta luna(…)

Julio A. Roca (O 128)

Otros dos días, y vuelve a insistir:

Bs. As., 29/11/78

Al coronel Racedo – Villa Mercedes

Oficial – Dígame cuando piensa salir para mandar un ingeniero que lo acompañe en la expedición.

Es conveniente también una partida de 20 a 30 hombres con un oficial competente hacia el Chadi-Leuvú(…)

Julio A. Roca (O 129)

En cosa de un mes concluyen ambas operaciones; he aquí los resultados de la primera:

Carhué, 22/12/78.

Al señor ministro de la Guerra:

Tengo la satisfacción de comunicar a V.E. que hemos llegado a ese punto y apoderádonos de los restos de la tribu de Namuncurá el siete del corriente, después de haber recorrido la extensa línea de tolderías ocupadas sucesivamente por los indios en su retirada hacia el oeste, visitando todas las aguadas de los flancos del camino, y tomando en ellas los dispersos y familias que no pudieron seguir a este cacique en su precipitada fuga.

Namuncurá tenía conocimiento de nuestra llegada a Chiloé por los bomberos de una invasión que se disponía a traernos, y ha mantenido siempre una distancia de veinte y tantas leguas a lo menos, entre él y nuestras fuerzas, dejando en nuestro poder todo cuanto no podía llevar por falta de caballos y no atreviéndose siquiera a mostrarse.

Su última guarida escogida eran las sierras de Lihuel-Calel(…) tenía entre él y las fuerzas que lo perseguían, veinte y dos leguas de travesía(…) Esa circunstancia ha impedido que cayese en nuestro poder(…) La persecución ha tenido que cesar a las diez y ocho leguas, por lo escabroso y tupido del monte y debilidad de nuestros caballos(…)

Señor ministro: cincuenta y tantos indios de lanza muertos, trescientos prisioneros entre indios de pelea y chusma, y treinta cautivos entre grandes y chicos rescatados, seiscientas ovejas, cien vacas y ochenta caballos, son los resultados(…)

El poder de Namuncurá está destruido; ha huido casi solo en dirección al Colorado(…) En el territorio que formaba lo que él llamaba su patrimonio(…) no queda una sola toldería y sólo vagan en él, fugitivos aislados, desligados ya de todo vínculo con su cacique que les ha arrancado los elementos de movilidad para su fuga, así como los animales de abasto que necesitan para sustentarse(…).

Al felicitar a V.E. por este hecho que deja asegurado para siempre el dominio del desierto, cumplo con el deber de recomendar(…) muy particularmente a los(…) comandantes don Teodoro García y don Marcelino Freire.

Coronel Levalle (O 130)

Ese triunfalismo que ‘acaba con los indios’, como siempre, ‘para siempre’, agravado aquí por afirmaciones calumniosas sobre Namuncurá, surge asiduamente.

Puán, 26/12/78

Señor ministro de la Guerra

Llego en estos momentos. No me ha sido posible traer al famoso gobernador de las tribus, pero garanto a V.E. que ni con gobierno ni gobernados se reunirán más con este personaje(…)

Comandante T. García (O 131)

Guaminí, 27/12/78

Señor ministro de la Guerra

Me encuentro de regreso sin que me haya sido posible cumplir con sus deseos de tomar a Namuncurá, que eran también los míos(…)

Por declaraciones de un indio tomado el 18, el cacique Baigorrita se encontraba en Chohai, el cacique Epumer en Quiñé Huitrú.

El norte queda sin indios: los que no han querido seguir a Namuncurá se han unido al capitanejo Maniyan que está en Putron y al cacique Anher (Anünguer)(…)

Se obtendrán resultados inmensos si se invade antes de 15 días, porque los indios no esperan seguramente que salgamos tan pronto, sabiendo el estado en que se encuentran las caballadas.

Los indios están ricos en haciendas y caballos.

Sabandija hay muy poca y se ahuyentará del 15 de enero en adelante; pero para entonces estaré en los montes, donde no se conocen tábanos, que es lo que más molesta y destruye los caballos.

M. Freire (O 132)

Y el ministro les expresa su reconocimiento en mensajes sin desperdicio:

Bs. As., 27/12/78

Coronel Levalle

Esperaba su regreso a los cuarteles de Carhué para felicitar en nombre del señor Presidente de la República y de mi parte, a usted y sus compañeros, por el resultado obtenido.

Es la primera vez que Namuncurá siente como merecía el peso de nuestras armas.

Ya era tiempo(…)

Le faltaba a usted hacer resonar un poco su nombre en esta serie de expediciones que con tan buen éxito han llevado sucesivamente a cabo Villegas, Freire, García y Vintter por las fronteras de Buenos Aires, y Racedo, Roca y Ferreira por las del interior.

Estas sí son, Coronel, campañas fecundas y nobles entretenimientos para el soldado argentino.

En todo tiempo será un timbre de gloria el haber tomado parte en ellas.

En esta estación es dura la fatiga, pero eso mismo realza el mérito, y el Congreso y el Gobierno de su país sabrán premiar generosamente tantos sacrificios como impone la vida permanente del Desierto.

Ahora dejemos la pampa tranquila y descansen hasta marzo en que levantaremos nuestras tiendas para ir a clavarlas en los pintorescos márgenes del río Negro.

Lo saluda con cariño Julio A. Roca (O 133)

Bs. As., 5/1/78

Al comandante Freire – Guaminí

El resultado de su expedición ha sobrepasado a lo que esperábamos, y es uno de los más completos que hemos tenido en esta fecunda campaña. Reciba usted mis más ardientes felicitaciones. Ha ganado en buena ley sus charreteras de coronel, que tendré el gusto de pedir en el Congreso este año.

Mis afectos a Godoy y demás jefes que lo acompañan.

Julio A. Roca (O 135)

Racedo, a su vez, da cuenta del formidable resultado de su campaña: la captura de Epunguer, el jefe general de los rancülche, quien había regresado con sus mujeres para cosechar el grano de sus sementeras:

Río IV, 7/1/79.

Al señor ministro de la Guerra:

De regreso le hago el presente desde Leuvucó, con fecha 2 de enero.

El cacique Epumer Rosas, prisionero con 300 almas, entre chusma e indios de lanza.

Los mayores Anaya y Alvarez llegaron con sus fuerzas hasta los comienzos de la travesía, en persecución de Baigorrita, quien había sido oficiosamente avisado de mi venida.

Puedo asegurar a V.E. que los indios han abandonado por completo sus antiguas guaridas, retirándose casi todos al Chadí-Leuvú, de donde difícilmente vendrán porque están de a pie, como he quedado yo tras ellos.

Las fuerzas expedicionarias llegaron más allá de Nahuel Mapó(…) Los salvajes atacaron al mayor Anaya en el punto mencionado(…) lo que me dió por resultado perder 8 soldados y 5 heridos, sufriendo los indios, como es consiguiente, las consecuencias de su temeridad(…)

Coronel Racedo (O 136)

Incluiré un par de referencias interesantes sobre las circunstancias de esta captura. La primera la cuenta el propio Racedo casi al final de la campaña; es algo extensa, pero instructiva:

Agosto 17 al 23 – (…)El 22 tuve el sentimiento de perder, a consecuencia de la viruela, al bravo capitán Ambrosio Carri-pilon (oreja cortada), que tan relevantes servicios había prestado en las distintas expediciones al desierto. Murió joven, de 35 años a lo sumo.

Y aquí me permitirá mi distinguido amigo el doctor D. Estanislao S. Zeballos le haga una pequeña rectificación en obsequio del bravo capitán Ambrosio, y de la verdad histórica.

En su precioso libro sobre "La conquista de 15.000 leguas", y en las páginas 342 y 348, consigna la captura del general ranquelino Epugner Rosas, como verificada por el comandante Anaya , en el lugar de Nahuel-Mapú.

El distinguido escritor ha sido en esa aserción víctima de un doble error, quizás originado por lo reciente de los sucesos, pues ni fue el comandante Anaya (y no Amaya como él lo llama) el captor de Epugner, ni su captura tuvo lugar en Nahuel-Mapú.

Este hecho de trascendentales consecuencias se verificó como paso a referirlo.

Realizaba yo mi segunda expedición en el mes de diciembre de 1877 [error: fue en 1878].

Después de seis días de fatigosa marcha desde Sarmiento, llegué en la noche del día 17 al punto denominado Calcúmeleué (lugar de las brujas), donde comienza un monte espesísimo que se extiende hasta Leuvu-có.

A pesar de ser este último lugar el asiento principal de la tribu ranquelina que obedecía a Epugner Rosas, yo tenía noticia de que éste lo había abandonado seguido de su pueblo; huyendo de la persecución, que sabía iban a hacerle las fuerzas nacionales.

Llegado a Calcú-Meleué asaltóme la sospecha de que bien pudieran haber quedado rezagados en Leuvu-có algunos restos dispersos de la poderosa tribu emigrante, y a objeto de descubrirlos envié a mi vanguardia una partida de 15 indios auxiliares, que cubriéndose con el monte y por caminos de travesía, debían llegar hasta allí sin ser sentidos, siguiéndolos yo de cerca y con iguales precauciones con el resto de la fuerza.

Así marchando cautelosamente, fuimos hasta el Trapal, a la una de la madrugada del 18, y ya encontré allí esperándome, un indio de mi partida descubridora, que venía a avisarme habían descubierto en Leuvu-có algunos fogones, indicio inequívoco de que estaba aquello habitado.

Fue entonces que, llamando al capitán Carri-pilón le ordené se pusiera al frente de 15 indios más que debían reforzar los ya apostados, y que él, tomando el mando de todos, rodeara el abra de monte donde están ubicados los toldos de Leuvú-có, emboscándose hasta el amanecer, hora en que debía avanzarlos.

Ambrosio siguió puntualmente mis instrucciones, y a las 6 a.m. del 18 se me incorporaba el mismo en Leuvú-có, trayendo como trofeo de su comisión al cacique Epugner y sus 11 mujeres, que había aprehendido sin resistencias.

Era tal la sorpresa que causó en Ambrosio la captura del temido Epugner, que difícilmente se habría podido adivinar por sus semblantes cuál de los dos era el prisionero.

Diario de Racedo (R 227)

Y el sacerdote Meinrado Hux, uno de los hombres que más sabe hoy en día de estos temas, historia el suceso de este modo:

El 11 de diciembre de 1878 partió esta otra expedición a tierras ranquelinas con el firme propósito de capturar a los caciques Epugner y Baigorrita. Llevó consigo su Batallón de Infantería, el Regimiento 4º de caballería y 100 indios amigos que sacó de las reducciones recientemente organizadas por los misioneros franciscanos. El capitán Ambrosio Carripilán era el jefe de estos ranqueles auxiliares. Se dirigieron nuevamente al corazón de las tierras ranquelinas. Llegaron exploradores para avisar que en la noche del 18 habían visto fogones encendidos en Leuvucó. En efecto, Epugner Rosas había venido con pocos indios a levantar la cosecha de cebada. Entonces Racedo destacó al capitán del escuadrón de Ranqueles y 30 indios para apresar al cacique Epunguer. Se les entregó sin resistencia, quizás porque no lo hicieron de modo violento sino diplomáticamente. Se entregó con 3 indios y 8 mujeres, diciendo que aún confiaba en la buena fe de los cristianos. (H 118)

Aprovecho para insertar la cruda cita que el padre Meinrado toma de "Crónica del Colegio Apostólico de los Padres Franciscanos de la Propaganda Fide, Río IV, 6/6/82", debida a la pluma del padre Moisés Alvarez, que palpó la conquista de cerca:

Estos infelices eran perseguidos con un encarnizamiento increíble; a esto se agrega que al mismo tiempo los diezmaba la terrible viruela negra. Vagaban por la pampa sin dirección ni tino, huyendo siempre y siempre cayendo en manos de los "cristianos". Los que se obstinaban, morían a bala, y los que se entregaban morían también por la viruela. (H 119)

Volviendo a Racedo, apenas retorna con Epunguer como trofeo ejecuta otro ataque.

Villa Mercedes, 23/1/79

Al inspector General de Armas.

Ayer llegué a esta guarnición Sarmiento.

Dos horas después de mandado a V.S. el parte anterior de mi expedición, presentóse un cautivo. Habíase escapado, diciéndome que los indios agrupados en los parajes Curu-mahuida y Sanu-mahuida que se hallan en la travesía, esperaban mi regreso para volverse.

Dí descanso a la caballería y organicé una partida de 200 hombres, la cual despaché al mando del mayor Anaya. A los dos y medio días de marcha forzada, llegué a los puntos indicados, y los indios, puestos en fuga, fueron perseguidos hasta un tercio de la travesía, tomándoles 83 prisioneros, entre indios de lanza y chusma.

Por los prisioneros sé que no volverán más. Según ellos, los indios estaban dispuestos, si se les perseguía nuevamente, a incorporarse a los chilenos.

Los campos de la travesía son inhabitables, el pasto es amargo y escasísimo: cada vara se encuentra una mata.

En tres días más estaré en Mercedes, pasaré al Río IV a recibir caballos y restablecer mi salud. He venido enfermo.

Con 600 mulas más, mi División estará pronta para la gran expedición.

Coronel Racedo (O 138)

Hubiera sido seguramente interesante transcribir la felicitación de Roca, pero no la he hallado.

Días después, las tropas de Freire, aunque también enfermo, hacen el relevo en la persecución de los rancülche y les asestan los terribles golpes detallados en los tres partes que siguen:

Guaminí, 15/2/79.

Señor Inspector y Comandante General de Armas.

(…) Llevo 103 indios de lanza prisioneros, 297 de chusma, 27 cautivos de ambos sexos rescatados. Han sido muertos el Cacique Pichun, tío de Baigorrita, los capitanejos Lencué, Lincopal y Chincol y cuarenta y cinco de lanza. Se han tomado 243 animales vacunos, 777 lanares y 300 caballos más o menos.

Por nuestra parte sólo tenemos que lamentar la muerte de un cabo del Regimiento 2º, un cabo y un soldado heridos y un trompa extraviado(…)

Teniente coronel Freire (O 149)

Guaminí, 15/2/79.

Al señor ministro de la Guerra, Gral. D. Julio A. Roca:

Por el parte que dirijo al señor Inspector se impondrá V.E. del resultado de la expedición que se sirvió confiarme. El ha debido ser mejor, pero me faltó la caballada en el momento debido no tan sólo a las grandes fatigas que ha soportado, como a la carencia casi absoluta de pastos, pues Baigorrita había dado orden de mondar todos los campos, lo que ha hecho de una manera completa.

Los indios han principiado por mandar sus haciendas al Chadi-Leuvú, y aunque ellos parece no están dispuestos a irse, no tengo duda de que lo harán en la primera amenaza que se les haga de Villa Mercedes o Sarmiento.

Hay una gran seca, las lagunas principian a secarse, y a ponerse el agua intomable, hasta para la misma caballada(…)

Marcelino Freire (O 149)

Guaminí, 18/2/79.

Al señor ministro de la Guerra:

En este momento se incorporan el comandante Godoy y el mayor Alvarez, el primero conduciendo al capitanejo Huincal con doce indios de lanza, dos cautivos y cuarenta y uno de chusma; el segundo al célebre capitanejo Painé y treinta y uno de lanza, siete cautivos y dos de chusma, además de ochenta caballos(…)

Marcelino Freire (O 150)

Esta táctica de caza, consistente en machacar contínuamente sin dar respiro a la presa, resulta, como indican las cifras de muertos y prisioneros, de una eficacia letal, acentuada por el efecto secundario de cantidad de fugitivos que se "presentan" -como gusta decir la jerga de los partes militares para referirse a los grupos que vienen a entregarse sin combatir-, acosados por la desmoralización y la escasez. Veamos un breve racconto con una selección de telegramas y partes sobre este particular.

Bs. As., 25/11/78

Al coronel Racedo – Villa Mercedes

(…) Juan José Catriel se presentó a Vintter con 150 lanzas y 400 de chusma(…)

El capitanejo Catrenao acaba de presentarse al coronel Villegas con 13 indios de lanza y 13 mujeres de Pincen (…)

Julio A. Roca (O 122)

[?] 26/11/78

Señor ministro de la Guerra

Origunao no esperando condiciones se presentó a ésta. Trae diez lanzas, dos chinas y dos criaturas (…)

Coronel Racedo (O 126)

Médano de la Laguna, s/f

Al Comandante General de Armas

(…) Se me han incorporado los caciques Nahuel Payu y Pichi Pincen, como capitanejos, cincuenta y un indios de lanza, cuatro cautivos y ciento setenta y cuatro familias y chusmas(…)

Comandante Sáez (O 132)

Guaminí, 27/12/78

Al señor Inspector General de Armas

Acaban de presentarse cuatro indios de lanza con dos de chusma y nueve criaturas(…)

M. Freire (O 133)

Guaminí, 3/1/79

Al señor ministro de la Guerra

(…) Mañana estarán aquí 73 indios y chusma que me avisan que vienen a presentarse(…)

Comandante Freire (O 135)

Guaminí, 5/1/79

Señor ministro de la Guerra

Acaban de presentarse dos indios, con cartas de los capitanejos Zanqueman y Lanúz, avisando que vienen con 19 indios de lanza y 52 familias y chusma(…)

Comandante Freire (O 135)

Carhué, 8/1/79

Al Señor Inspector General de Armas

(…) Acaba de llegar(…) el capitanejo Blanquillo, de importancia, con nueve indios de lanza y cuarenta y seis de chusma(…)

Coronel Levalle (O 137)

Adviértase que estas referencias abarcan un período de apenas 45 días…

Mientras tanto, a principios de febrero también comienza a operar la 4ª. División que, al mando del teniente coronel Napoleón Uriburu, se prepara para partir de la frontera de Mendoza hacia el sur cuando comience la "gran expedición", con la misión específica de cortar el camino de los grupos de fugitivos de la pampa que intenten el recurso lógico de buscar refugio en la cordillera. Con este cerrojo quedará lista la trampa para garantizar que nadie escape a la ‘limpieza definitiva’ del área dispuesta por la ley citada al comienzo. No incluiré partes emitidos por jefes de esta 4ª. División hasta el momento en que tomen contacto con los rancülche, pero señalo que, para entonces, habrán desarrollado una intensa actividad sobre las tribus de la actual provincia del Neuquén, de la cual aquí sólo veremos apuntes incidentales.

Los acosados rancülche intentan a veces acciones desesperadas, que se estrellan contra la superioridad de medios bélicos del enemigo:

Villa Mercedes, marzo 13 de 1879.

Al señor Comandante General de Armas de la Nación.

El capitán Guevara, del cuerpo de mi mando, que el 26 del pasado desprendí con una partida ligera a explorar los campos de Leuvucó y Poitahué, me comunica que viene ya de regreso y a la vez me anticipa la noticia que en el primero de los parajes indicado ha habido una fuerza de ochenta indios que intentaron arrebatarle la caballada, matándoles quince hombres, hiriéndole muchos otros y tomándoles treinta prisioneros, incluso chusma y cinco cautivos. Los indios se han batido con desesperación, pues echaron pie a tierra y es en el entrevero donde resultaron cuatro heridos y dos contusos por nuestra parte. También han tomado a los salvajes una cantidad de animales vacunos, caballos y yeguas, cuyo número aun no conozco con exactitud(…)

E. Rodríguez – Teniente coronel (O 151)

Y así, aun los jefes más valerosos, como Cayumùtang (Seis Cuernos), el hermano menor de Baigorrita de quien tan mal habla Mansilla en Una excursión a los indios ranqueles, terminan por "presentarse":

Sarmiento, Marzo 29 de 1879.

(…) En este momento se que Linconao ha salido a recibir á un indio que viene con la familia a presentarse; el indio es Cayu mota(…)

Fr. Moisés Alvarez (T 262)

Incluyo el siguiente resumen, elaborado por Napoleón Uriburu, debido a la importancia de la información que aporta:

Mendoza, marzo 17 de 1879.

Al señor Inspector General de Armas.

Por cautivos escapados de los últimos restos de los Ranqueles que van en marcha al alto Neuquén con sus familias y ganados, conozco lo siguiente:

Los indios van profundamente desmoralizados; la anarquía reina entre ellos, atribuyéndose unos a otros los desastres que sufren y despavoridos buscan una guarida en lo más recóndito de los Andes, figurándose que allí no los alcanzaremos.

No quedan más que algunas partidas que no llegan a cincuenta indios; diseminados sin rumbo, desde las cercanías de sus antiguos campamentos hasta el Nahuel Mapu, sin paradero fijo y sin familia. Están mal montados.

Por un mes han recorrido la costa occidental del Chalileo, sin permanecer tres días en un campamento por temor de que se les diera caza por las fuerzas de la frontera, pero con la caballada destruída hasta ya no tener en qué montar.

El número de indios que hay al mando de los sucesores de Mariano y Epumer Rosas, Guoigioner [Guaiquinguer], hijo del primero, Parciatru [Panguichrür] del segundo, es de cien o poco más, pero la chusma pasa de seiscientos. Los animales que conducen son mil, entre caballos, yeguas y vacunos.

El camino que siguen en su fuga es el de la costa suroeste, hasta donde principia el río a formar la Urrelauquen, y desde allí tomaron al suroeste, se dirigieron al río Colorado, desde donde desertaron los cautivos, tomándoles algunos caballos, los que no le sirvieron para llegar al Atuel, por lo que vinieron a pie.

Los indios son conducidos por un chileno llamado Manuel, sin otro nombre. Los lleva al alto Neuquén, aunque los indios dan la preferencia a Weulen, que estando más al sur, y teniendo más lanzas, les ofrece más garantías para dejar sus familias y poder dar malón a la frontera cuando invernen sus caballos, lo cual no podía ya suceder este año, por lo avanzado de la estación y el mal estado de aquélla, de la que morirá gran parte.

No tenían esos indios noticias de Baigorrita y estaban disgustados con él. Ningún indio de ese cacique se les había incorporado; no creen que busquen la incorporación a Namuncurá y piensan que todos seguirán el camino del río Negro, ya por una u otra margen(…)

N. Uriburu, Teniente Coronel (O 152)

PANGUICHRÜRNGUER (MARIANO ROSAS)

Se ha mencionado al "sucesor de Mariano" con referencia a Mariano Rosas, a quien ya mencioné en la introducción. La siguiente síntesis, aunque con imprecisiones -no demasiado graves-, permite formarse una idea acerca de este jefe.

Mariano Rosas

Paghitruz Güor [Panguichrürnguer], "zorro cazador de leones" nació hacia 1825 a orillas de la laguna Leuvucó, (30 kilómetros de Victorica, nordeste de La Pampa). Fue el segundo hijo del cacique Painé [Painenguer: Zorro Celeste] y de una cautiva.

Los niños aprendían temprano a prepararse para la guerra contra los huincas y el cuidado del ganado. Cuando los adultos salían de cacería o a maloquear, los chicos se quedaban cuidando las caballadas de reserva, a veces muy lejos de la toldería.

Así fue como Paghitruz y otros chicos indígenas fueron tomados prisioneros junto a la laguna de Langhelo, cerca de Melincué, mientras los lanceros intentaban un malón hacia la frontera norte. La partida militar los trasladó engrillados hasta Santos Lugares. Poco después los llevó en presencia de Juan Manuel de Rosas.

Al enterarse de que Paghitruz era hijo de un cacique famoso, el Restaurador "le hizo bautizar, sirviéndole de padrino, le puso Mariano en la pila, le dio su apellido y le mandó con los otros de peón a su estancia del Pino", cuenta Mansilla, él mismo sobrino de Rosas.

Entre rebencazos gratuitos y muestras de afecto, allí aprendió a leer y escribir, y se hizo diestro en las faenas rurales. "Nadie bolea, ni piala, ni sujeta un potro del cabestro como él", diría el escritor. Pero en seis años no perdieron la nostalgia por la toldería. Una noche de luna llena de 1840, los chicos ranqueles montaron los mejores caballos y escaparon. Anduvieron perdidos, pero lograron escabullirse de sus perseguidores y engañar a la Policía.

Llevaba poco tiempo de regreso en Leuvucó, cuando Mariano recibió un regio regalo de su padrino. "Consistía en doscientas yeguas, cincuenta vacas y diez toros de un pelo, dos tropillas de overos negros con madrinas oscuras, un apero completo con muchas prendas de plata, algunas arrobas de yerba y azúcar, tabaco y papel, ropa fina, un uniforme de coronel y muchas divisas coloradas", relata Mansilla.

Con el obsequio venía "una cartita meliflua" y la invitación a visitarlo. Pero Mariano, tras consultar a las "agoreras", juró no dejar nunca su tierra. Conservó hasta en las firmas su nombre cristiano, guardó eterna y pública gratitud hacia su padrino, pero no abandonó su lengua ni su pago. Ni siquiera cuando la viruela diezmó a su tribu y el Gobierno le ofreció trasladarlos.

En 1858 asumió la máxima conducción del cacicazgo —pertenecía a la dinastía de los zorros, la más prestigiosa—, flanqueado por otros dos grandes caciques: Baigorrita y Ramón el Platero. Fue un gran jefe en la guerra contra el huinca, hospitalario con las familias unitarias prófugas de los federales. Y también en los largos períodos de paz que consiguió pactar, en los que fomentó la agricultura y la ganadería.

Mariano Rosas murió de enfermedad el 18 de agosto de 1877. Las honras fúnebres de su pueblo fueron tan magníficas, que quedaron consignadas en el periódico La Mañana del Sur, de Buenos Aires.

Un año después, el Gobierno lanzaría la Campaña al Desierto. Traicionados, los lanceros serían pasados a degüello. Los sobrevivientes, repartidos en estancias pampeanas o desparramados por Tucumán, Martín García y hasta en las islas Malvinas. Las mujeres fueron destinadas al servicio doméstico. Los chicos, como peones.

En 1879, el coronel Eduardo Racedo remató el aniquilamiento. Descubrió en Leuvucó la tumba de Mariano Rosas y se alzó con sus huesos, con la idea de enviarlos a la Sociedad Antropológica de Berlín. Terminó obsequiándolos a Estanislao Zeballos, un coleccionista de cráneos que a fines del siglo XIX los donó al Museo de Ciencias Naturales de La Plata.

En 1893, la revista del museo analizaba el conjunto de 111 calaveras masculinas y femeninas. En el catálogo escrito por Lehmann Nitsche, la de Mariano Rosas llevaba el número 292. El 241 correspondía al célebre cacique araucano Calfucurá.

Trofeo de guerra primero, patrimonio antropológico después, el cráneo del zorro cazador de leones estuvo expuesto en el museo durante un siglo. Hasta que, con el retorno de la democracia, los ranqueles comenzaron a reagruparse y, apoyados por el gobierno pampeano, reclamaron los restos de sus ancestros.

Guardados en una urna, los de Mariano Rosas permanecieron perdidos durante varios años.

Fue necesaria una ley del Congreso de la Nación para que algunos antropólogos renuentes cedieran las "piezas". El viernes próximo, la Secretaría de Desarrollo Social —de la que depende el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas— devolverá los restos a los descendientes de Mariano Rosas. Serán velados con todos los honores por las comunidades ranqueles. Y descansarán para siempre junto a la laguna de Leuvucó, bajo un mausoleo coronado por la escultura de un zorro.

SIBILA CAMPS

Diario Clarín 16-06-01.

Esquema aproximado del desplazamiento del ejército durante la campaña del "desierto"

IV

La operación "conquista del desierto": consecuencias para los rancülche (abril-agosto de 1879)

Durante el curso del mes de abril de 1879 parte desde diversos puntos de la frontera la gran expedición. El coronel Eduardo Racedo comunica la partida de la 3ª. División bajo su mando, cuya misión será limpiar el territorio de los rancülche:

Abril 10 – A las 11 a.m. todas las fuerzas de estas fronteras(…) pusiéronse en marcha con rumbo al sud(…) Las fuerzas de Villa Mercedes debían también partir el mismo día. (R 11)

Días después, las vanguardias toman contacto con los fugitivos más rezagados:

Abril 28 – Por la noche los indios me incendiaron el campo, pero luego no más conseguí apagarlo; volvieron nuevamente a repetir la operación y yo volví también a hacerlo apagar.

Parte a Racedo del comandante Meana (R 38)

Por su parte, los más adelantados empiezan a toparse con las tropas de la 4ª. División que, como anticipé, han bajado a cerrar el paso en las costas del río Neuquén:

Mayo 5 – (…) se encontró(…) las tolderías del cacique Payeirán, cacique ranquelino emigrado de la Pampa, y recién establecido junto con varias familias chilenas a corta distancia de aquí. Del asalto resultó muerto el cacique Payeirán y 14 indios de lanza, 12 de éstos y 72 de chusma, prisioneros, y algunos chilenos, quedando en nuestro poder 100 vacas, 18 caballos y 500 ovejas.

Napoleón Uriburu (O 361)

Mayo 6 – (…) Guarquiñer [Guaiquinguer] y Patriañú [Panguichrür], caciques ranquelinos sucesores de Mariano y Epumer Rosas,(…) se encuentran emigrados en(…) costas del Agrio, con los restos reducidos de su tribu.

Diario de Uriburu (O 363)

Mayo 8 – (…) Los indios [de Payeirán] prisioneros de la noche del 4 no saben nada de Baigorrita(…) Mandáronse por la mañana un número de mulas aparejadas de los cuerpos, debidamente escoltadas y con orden de recoger de los toldos de Payeirán, maíz y cebada para forraje, regresando a la noche con bastante grano(…)

Napoleón Uriburu (O 366)

Mientras tanto, la persecución de los rancülche desde el noreste, con Baigorrita convertido en la presa más preciada por ser el jefe de mayor jerarquía todavía libre, se intensifica:

Mayo 10 – (…) resultado de mi comisión(…): Indios prisioneros, inclusive los de lanza y chusma, treinta y cuatro, entre éstos hay cuatro cautivos. Se han tomado también 66 animales yeguarizos.

Parte a Racedo del comandante Meana (R 40)

Mayo 12 – …(en Aincó) la partida del flanco derecho, encontró unos tres toldos recién abandonados(…) Tomóse sólo a un cristiano como de 23 años, que dice ser cautivo, y 5 caballos más(…) El cautivo tomado da los datos siguientes: Que en la luna anterior se vino del Chadi-Leuvú en compañía de un indio; que en aquel punto se encuentra Baigorrita y la mayor parte de los restos de las tribus de Namuncurá, Epumer, etc.; que muchos emigran a las tolderías de los Muluches. Que Baigorrita desea volverse a sus antiguas tolderías para la luna del actual, pensando que las invasiones de los cristianos no se repetirán este invierno.

Comandante Enrique Godoy (O 448)

Mayo 13 – La partida(…) del capitán Valdés(…) habiendo avanzado un toldo(…), tomando prisioneros a 23 de chusma, 2 de lanza, rescatando a 2 cautivas y muerto a uno de los indios(…) 10 caballos y una mula.

Diario del comandante Godoy (O 448)

 

Mayo 13 – [Mañana saldrán fuerzas] a las órdenes del teniente coronel don Rudecindo Roca, con el objeto de ver si conseguía aprehender a Baigorrita y su tribu(…) en dirección al Chadi-Leuvú.

Diario de Racedo (R 41)

Y, siempre, la otra pesadilla: la viruela negra…

Mayo 17 – (…) En la División no se desarrollaba aún la viruela, que tan alarmados nos tenía después de los primeros casos que ocurrieron.

A todos los indios prisioneros se les hizo inocular la vacuna, a fin de evitar la propagación de la funesta enfermedad(…)

En la noche anterior, aprovechando la oscuridad, se introdujo de a pie al campamento un indio; se llevó tres caballos de propiedad del mayor López, que estaban atados a soga delante de su carpa(…)

Diario de Racedo (R 44)

Como veremos después, parece que la inoculación masiva no sirvió de mucho. Y los perseguidos actuaban con temeridad pasmosa. Pero sigamos:

Mayo 18 – (…) llegó el chasque que manda el mayor Pereyra(…) dando cuenta del resultado de su expedición que es el siguiente: 24 indios de lanza y 28 de chusma prisioneros, 4 indios muertos(…) rescatados 2 cautivos y tomados 30 caballos, 3 mulas, 5 vacas y 70 ovejas(…) Los indios tomados confirman(…) que Baigorrita está en el Chadí-Leuvú, que muchos indios emigran a los Moluches, y que los caballos que ellos habían tomado en Villa Mercedes y Trenque-Lauquen les fueron robados por una comisión de Baigorrita al retirarse éste del Chadí-Leuvú.

Comandante Godoy (O 450)

Por el frente, allá sobre el río Neuquén, el cerrojo de Uriburu continúa cazando a los que se adelantan:

Mayo 19 – (…) pasando el Agrio(…) se avistaban indios en la margen izquierda del río. Al ser reconocidos, el jefe de las fuerzas dio orden al mayor Illescas, de atacarlos, y pasando éste el río nuevamente, les hizo 6 muertos en la persecución, dos de lanza heridos, que cayeron en nuestro poder, 7 indios de lanza prisioneros y 54 de chusma, tomándoles 44 animales caballares, 45 vacunos, 180 ovejas y algunas monturas. Los indios eran mandados por Painé, que cayó prisionero y venían emigrados de la Pampa, perteneciendo a la tribu de Baigorrita, que viene más atrás, en completa fuga, y al que se espera darle caza.

Napoleón Uriburu (O 378)

Mientras, por detrás, las tropas despachadas por Racedo el día trece al mando del Tecnl. Rudecindo Roca en busca de Baigorrita se empecinan en pos de la presa:

Mayo 19 – (…)se hizo hacer alto, para interrogar a un indio que en ese momento se había hallado oculto en las pajas, a un lado del camino y por quien vine a saber que el cacique Baigorrita, con el resto de las tribus ranquelinas que aún existen y lo reconocen como soberano, había vadeado este río y el Atuel, días antes de nuestra partida de Leuvú-Carreta, y que algunas familias que se le habían rezagado, andaban todavía errantes en las inmediaciones de este paso, donde me encuentro acampado, en vista de lo cual, desprendí varias partidas ligeras con el objeto de tomar los dispersos y reconocer este curso de agua y el Atuel, y la posición que ocupaba Baigorrita y sus indios.

Tcnl. Rudecindo Roca (R 94)

Mayo 23 – A las siete P.M. fue aprehendido por nuestras comisiones un indio hermano del capitanejo Mariqueo, de los auxiliares que me acompañan.

Este indio declaró que el cacique Baigorrita debía estar a esa fecha en la laguna de Cochi-Có, junto con su hermano Lucho. Cochi-Có dista de este punto por lo menos 16 leguas.

Considerando de la más alta importancia un aviso de tal naturaleza, me determiné a seguir adelante, con resolución de vencer cuantos obstáculos hallara en el camino, a fin de procurar el aniquilamiento total del último de los caciques ranquelinos, por un golpe de mano, que este salvaje estaría muy distante de imaginarse.

Rudecindo Roca (R 96)

Para ilustrar el efecto devastador de esta cacería a destajo, sintetizo datos de partes y diarios acumulados durante un brevísimo período: sólo 11 días corridos, con la aclaración de que la lista no es exhaustiva.

20/5 La chusma tomada entre chicos y chinas grandes fueron 22. (Alvarez) (R 58)

Prisioneros 5 indígenas (chusma) y un indio muerto. (Fernández) (R 72)

21/5 Prisioneros 24 de lanza y 95 de chusma. (Godoy) (O 453)

22/5 Muertos tres indios y 7 de chusma prisioneros. (Godoy) (O 456)

Tomó 3 prisioneros y mató al otro. (Godoy) (O 457)

Resultado: 8 indígenas (chusma) prisioneros y un indio muerto. (Fernández) (R 76)

23/5 Prisioneros 6 indios de lanza y 15 de chusma, dos muertos. (Godoy) (O 457)

25/5 Prisioneros 4 indios de lanza, 6 de chusma y 1 cautivo. (Godoy) (O 458)

Se incorporó el capitán Linconao con diez indios que había alcanzado. (Alzogaray) (R 65)

27/5 Prisioneros el capitanejo Pablu y 17 personas más. (Godoy) (O 461)

Tomado cinco indios prisioneros. (Alzogaray) (R 66)

28/5 Prisioneros 3 capitanejos, 22 indios de lanza, 102 de chusma y 29 cautivos rescatados. (R. Roca) (R 99)

1 indio muerto, 9 de lanza, 26 chinas, 25 de chusma y 14 mamones prisioneros. (Fernández) (R 82)

30/5 Prisioneros 25. (Godoy) (O 461)

31/5 Prisioneros 1 capitanejo y 27 personas. (Godoy) (O 461)

Un prisionero de lanza y 8 de chusma. (I. Torres) (O 430)

Y como colofón, este comentario:

Mayo 22- Los prisioneros se encuentran en el último estado de pobreza, completamente desnudos y sin más alimento que raíces y cueros viejos, que recogían de los toldos abandonados.

Teófilo Fernández (R 76)

Rudecindo Roca se obsesiona por alcanzar a Baigorrita, sin duda con dificultades, aunque tal vez algo magnificadas por el interesado.

El 25 de mayo(…) entramos a los pantanos.

En un principio se probó pasarlos a caballo, pero no fue posible; los animales con sus jinetes caían, perdiéndose en el agua y el barro, y muchos de ellos para no salir más. Por consiguiente, hubo necesidad de pasarlos a pie, con el caballo tirando de la brida, el barro hasta las rodillas y el agua que en unas partes daba hasta los muslos y en otras hasta la cintura.

Los grandes derrames del Atuel habían formado cañadones que abrazaban leguas de extensión.

El día que nosotros los pasábamos, el invierno se hacía sentir con todo su rigor. A las 9 a. m. entramos al agua, y a las 5 p. m., no obstante haber caminado todo el día sin detenernos ni siquiera para comer, no habíamos hecho sino 3 leguas. ¡Tales eran los obstáculos que la naturaleza nos oponía y que nosotros teníamos que dominar!

A las 5 ½ acampamos en una isleta. No había un solo individuo que no estuviese mojado de pies a cabeza y la leña era tan escasa, que no bastaba ni siquiera para calentarse. La noche puede decirse que se pasó en vela.

Rudecindo Roca (R 97)

Mayo 27 – Se tomó un indio que dormía a un lado del camino con su caballo atado, y declaró ser chasque del capitanejo Cumilan [Cumelau], que el día antes había pasado el Salado por el paso del Meuco con sus familias y haciendas, llamado por Baigorrita; y agregó que dicho cacique debía estar en Cochi-Có, según la promesa hecha por él a Cumilan, de esperarlo en ese punto.

Rudecindo Roca (R 98)

CUMELAU

Llamado por los blancos Cumelao, Cumilao, Cumilan, etc., parece que su nombre era Cumelau, de cume: bueno, y lauen: medicina, remedio. No cuento con mucha información sobre este hombre. Era suegro de Baigorrita, y por la época que estamos viendo era el segundo de Namuncurá, vale decir que era un jefe principal chadiche y estaba emparentado con los rancülche. Como veremos algunas páginas más adelante, lo capturan con su gente y la mayor parte de la de Marillán.

Mayo 28 – …(Logré) sorprender al alba las tolderías de Cochi-Có, donde en vez de apresar a Baigorrita y Lucho, como se creyó, se encontró a los capitanejos Fortuna y Colunao, que fueron hechos prisioneros con sus familias y agregados.

…llegamos a tiempo a Ranquél-Có, donde se encontraba acampado Baigorrita(…) cuanto para tomarles algunas familias cuyo número, con los que ya habíamos tomado, alcanza a 3 capitanejos, 22 indios de lanza, 102 de chusma y 29 cautivos rescatados; más 50 caballos y algunas pocas vacas y ovejas.

Rudecindo Roca (R 99)

Mayo 29 – (…) un cautivo que había vivido algunos años en compañía de Baigorrita, señalándonos un gran humo que hacía algunas horas se había levantado al S., nos dijo: he ahí el aviso que da Baigorria a sus indios dispersos de encontrarse ya él, al otro lado del Colorado. (Según) María Carriére, de nacionalidad francesa, que era una de las más allegadas a Baigorrita, y a quien servía de secretaria, dicho cacique se había retirado a Ranquel-Có a invernar sus caballos, y con firmes propósitos de remontar en el mes de julio próximo el Atuel y el Salado, para pasarlos más al norte de este punto y lanzar a la vez dos invasiones, una sobre San Luis, mandada por su hermano Lucho, y la otra sobre Mendoza, por él en persona(…)

(A Cumilao) la comisión le tomó el rastro y siguió la pista, pero sin resultado, pues el indio le llevaba 12 o 15 leguas de distancia, por haber marchado sin cesar.

Rudecindo Roca (R 101)

Verdaderamente, esta vez Baigorrita, con los restos de su gente, ha logrado escapar por muy poco, tal vez con la condescendencia de su cuñado y actual enemigo Cayupán, como sugiere este comentario del capellán de la División de Racedo, Pío Ventivoglio:

(…) al entrar la gente en lo que han dado en llamar travesía, se desertó un indio de Cayupan y se fue a noticiar a Baigorrita el malon de los cristianos(…) [en] la vanguardia que le dio alcance(…) iba Cayupan, quien al parecer lo ha echado á perder todo; se ha dicho que Cayupan estuvo parlamentando con Baigorrita: la verdad es que el esforzado coronel se quedó prudentemente tras las ultimas filas. Quien habló y de bastante cerca con Baigorrita fue Maniqueo [Millaqueo]. La contestacion que este obtuvo del Cacique en resumen fue esta "dile al Comandante Roca que se muy bien que estoy rodeado por todas partes, con todo no me rindo. Tenga el Comandante paciencia hasta que se hayan incorporado los Peguenches que vienen y voy a encontrar y nos veremos las caras". [Posdata:] Rectificacion: la entrevista de que hablo en esta carta tuvo lugar entre Maniqueo [Millaqueo] y Lucho y no entre aquel y Baigorrita. Fr. Pio Bentivoglio.

[Carta del 20/6/79 al P. M. Donati] (T 270 y 271)

MARIE CARRIERE DE OMER

Esta mujer fue capturada por un malón de los rancülche sobre el sur de Santa Fe que el 9 de noviembre de 1877 atacó la Colonia Iriondo, establecida poco antes y poblada mayoritariamente por franceses. Le Courrier de la Plata, periódico de la comunidad, informa: El colono francés Isidoro Omer fue muerto a golpes de bolas, su esposa y dos niños, el uno de tres años y el otro lactante, fueron llevados por los salvajes (LCP 15/11/877), y da cuenta de otras víctimas. La mujer de Omer era Marie Carriere, rubia, de 30 años, y a sus hijos Isidoro y Carlos, quienes en realidad tenían ocho y un año y medio respectivamente, se los quitaron. El mayor fue rescatado durante las ‘operaciones de limpieza’ en diciembre de 1878, y del menor, a quien según Isidorito lo mató un caballo, parece que no tuvo más noticias. Marie fue figura destacada del harén de Baigorrita, para quien cumplió tareas de ‘escribiente’. Rescatada por la tropa de Rudecindo Roca en Cochicó, el médico de campaña Benjamín Dupont relata en el periódico citado: Entre los prisioneros contamos 21 cautivos, entre los cuales figura una de nuestras compatriotas, Marie Carriere, mujer de Omer, que los salvajes capturaron hace 18 meses en la colonia Iriondo (…) Los harapos deshilados que cubrían a esta desdichada mujer estaban cosidos entre ellos con un pequeño piolín; dejaban ver un cuerpo adelgazado y anémico (…) La Sra. Carriere nos dio las más interesantes informaciones en lo que concierne a los indios entre los que estuvo prisionera. Actualmente los indios se alimentan con avestruces, armadillos y liebres. Pero como la caza no es siempre fructífera, comen cueros cortados en pequeños pedazos y hervidos, lo que por otra parte es la alimentación dada a los cautivos (LCP 16/7/879).

El consulado francés proporcionó a Marie los medios para viajar con su hijo hasta la ‘Sastrería de París’ que su cuñado tenía en Tucumán. Hay referencias a que tiempo después, con lo recaudado en una colecta por sus compatriotas, pudo volver a Francia (L).

Retomemos, pues, el hilo cronológico documental.

Durante los días siguientes, mientras el comandante Roca concede un descanso a su tropa y caballada, que han traspasado hace mucho el límite de su resistencia, las columnas volantes de todas las divisiones, que patrullan incesantemente el territorio, casi no hallan enemigos, y sus itinerarios se empiezan a entrecruzar, tejiendo una red sobre la pampa. Apenas si el 4 de junio una partida de la 5ª División captura una familia de 11 personas (O 462).

Pero mientras tanto llegan desde la frontera, tan lejana allá en la retaguardia, noticias que parecen demostrar que la pampa no ha quedado tan ‘limpia’ como parecía…

Villa Mercedes, junio 5 de 1879

Al señor Ministro de Guerra

La partida que al mando del teniente Rosales, mandé a capturar al capitanejo Blanco, ha cumplido su cometido, trayéndolo prisionero con veinticinco indios de chusma. Estos son de los más bravos de la pampa, fueron tomados cerca del Cuero(…) Creo que es la última partida que quedaba de los ranqueles(…)

Leopoldo Nelson (O 494)

El próximo reporte de prisioneros se produce días después, aunque el lacerante comentario que lo acompaña lo hace olvidar enseguida:

Junio 8 – (…) El capitán don Máximo Albornoz regresó con(…) 6 indios de lanza, 39 chinas grandes, 72 muchachos chicos de ambos sexos y 10 muchachos de pecho de ambos sexos(…) Las heladas continuaban con más y más fuerza(…) Los prisioneros, en completo estado de desnudez y yo presenciando sus sufrimientos(…) Inspiraban verdadera compasión los más pequeños que, agrupados alrededor de los fogones, huyendo del frío, se quemaban las carnes, ostentando en seguida grandes y profundas llagas que la falta de abrigo, las hacía de muy difícil curación.

Diario de Racedo (R 88)

Después, las redadas continúan:

Junio 11 – (…) avisado por los flanqueadores, que del otro lado del río había gente y hacienda(…) me aproximé y distinguí toldos de los que huían despavoridos indios con familias; les hice hacer unos tiros a fin de que dejasen el arreo que intentaban llevar, haciendo echarse al río 1 oficial y 12 de tropa(…) regresando con los siguiente: treinta de chusma, incluso una cautiva presentada, diez y siete grandes y trece chicos, once vacas con siete terneros, treinta y cuatro ovejas y once caballos(…) pertenecían al cacique Huichal(…)

Máximo Bedoya (O 299)

Junio 11 – (…) un pequeña partida de indios(…) fueron atacados(…) dando muerte a [tres] de los indios enemigos(…) rescataron una cautiva, tomaron 12 caballos e hicieron prisionero a otro indio(…)

Dos de los indios muertos eran los bravos capitanejos Agneer y Querenal, reputados por los salvajes de la pampa, los tigres de ella(…)

Desde que las fuerzas de la Nación principiaron a aterrorizar a los salvajes con sus triunfos brillantes y numerosos, Agneer y Querenal se situaron allí [en Choiquemagüida] para impedir el paso de sus colegas que, despavoridos, huían a buscar un asilo seguro en las márgenes del Neuquén o en las fronteras de Chile, mercado de sus pillajes.

Agneer y Querenal alegaban a sus colegas que no debían huir a Chile, y sí morir en la Pampa argentina que les pertenecía; y más de una vez, los fugitivos que se negaron a sus pretensiones encontraron en las márgenes del Colorado y en el filo de sus cuchillos o la moharra de las lanzas de Agneer y Querenal, la muerte y la tumba.

Agneer y Querenal han muerto con una lanza en la mano y un puñal en la otra, defendiendo con el fuego de una pasión salvaje el Desierto, que creían dominar eternamente(…)

Florencio Monteagudo (O 308)

ANÜNGUER Y NGUERENALN

Aunque estos dos, tal vez por su gran belicosidad y rebeldía, eran caciques de bajo rango y tribus reducidas, dieron mucho que hablar por las razones que apunta arriba Monteagudo. Varios informes militares los mencionan en términos parecidos, aunque con nombres tan deformados que cuesta advertir de quienes se trata. Así, el primero se ha escrito Agneer, Anenéh, Aucheque, Anegerar, Anegquer, Anher, Hanheguer, Auener, Anener… y el segundo Querenal, Gurenal, Ourenal, etc. Parece que se llamaban Anünguer (Zorro Sentado) y Nguerenaln (Zorro Batallador), y la amistad que los unía impresiona como una de las que pocas veces se dan. Transcribo un comentario de La Patria, de Dolores (debido, otra vez, al celo y espíritu de colaboración de don Carlos Moncaut): El cacique Auener – Nuestros lectores recordarán un episodio que publicó La Prensa [noticia que no he hallado], de la última campaña del Comandante Freyre. En las "Sierras del Cerdo" (Shañó Mahuida [Sañuemagüida: Sierra del Pecarí]) cuatro cabos del 2º rejimiento de caballería de línea fueron sorprendidos y batidos en detalle por un indio ranquel, que con ira feroz, les gritaba: -Yo soy Anener, yo soy Anener. Dos de los cabos, apellidados Vega y Brandan murieron y otro quedó herido, tocando al cuarto, el negro Rosas, la última parte de la jornada. Él asestó á Anener tal sablazo en el cráneo, que el indio saltó en pelo y huyó hacia la tierra ranquelina. Tres días después, anunciaban unos indios tomados, que Anener había pasado por sus toldos con parte de los sesos a la vista. Y bien! Anener está prisionero hoy día. Es un indio gigantezco y de los mas valientes que han militado bajo las banderolas de Mariano Rosas, Epumer y Baigorrita (LPD 14/7/879). Como se ve, no era real la creencia de Monteagudo, repetida luego por sus superiores, de que había matado a Anünguer.

Muy de tarde en tarde, alguien da cuenta de que entre los fugitivos todavía hay quien se atreve, tal vez por desesperación, a intentar estratagemas para obtener caballos:

Junio 13 – (…) A las 9 ½ de la noche(…) se oyeron varios tiros.

Me puse en observación y escuché el ruido que hacían varios caballos marchando a gran galope(…) mandé averiguar la causa(…) varios indios habían lanzado al punto donde estaba la caballada del Regimiento 4 de Caballería, una yegua que en la cola llevaba una vejiga inflada y con pequeñas piedras adentro(…) El ruido infernal que producía este aparato, asustó a las caballadas que dispararon en todas direcciones(…) aprovechándose del barullo y confusión, arrebataron ciento y tantos caballos.

Diario de Racedo (R 90)

Baigorrita, después de escapar de la atropellada de Rudecindo Roca en Cochicó y Rancülcó, envía adelante a su suegro Neculqueu con las majadas de la tribu a cruzar el Colorado y refugiarse en Aucamagüida, y así éste cae en el radio de acción del choiquero Saturnino Torres, jefe de una de las partidas exploradoras de la 4ª. División de Uriburu.

Junio 15 – Ayer he sorprendido y capturado un grupo de indios pampas que, capitaneados por Niculqueo, se dirigían al sud, por el camino de Hacha, fraccionados en varios grupos pequeños. Sorprendidos los primeros en su mismo campamento se rindieron a la primera intimación que les hice, y enterado por éstos de que más atrás venían grupos mal montados, me ocupé durante todo el día en darles caza, lo que conseguí sin mucha dificultad por lo mal montados que venían, habiendo caído en nuestro poder veintisiete indios de lanza con ochenta de chusma, y habiéndose escapado solamente cinco indios que habían salido a recorrer el campo, los cuales creo seguro tomarlos hoy, si es que de suyo no se presentan, pues están en nuestro poder las familias de todos ellos.

También se les ha tomado cuarenta y tantos caballos en muy mal estado, únicos en que cabalgaba toda esta chusma, y como trescientas ovejas.

Saturnino Torres (O 431)

Al informar sobre el hecho, el jefe de la División añade lo que averiguó sobre el ataque de Rudecindo Roca a Baigorrita:

Campamento de El Mangrullo, junio 29 de 1879

(…) El capitanejo Neculqueo, que los mandaba, dice que encontrándose en Cochicó, con Baigorrita, marchando todos a lo de Purrán, fueron atacados por fuerzas en las que venía Cayupán -3ª División- y que siguieron en fuga a las costas del Colorado, habiendo dejado la mayor parte de sus lanzas y chusma, como los ganados, en poder de las fuerzas que lo asaltaron. Separándose Baigorrita del Neculqueo, para correrse aquel al Colorado abajo, este siguió su camino hasta caer en nuestras fuerzas.

Napoleón Uriburu (O 415)

He mencionado a los por entonces famosos choiqueros y a uno de sus jefes, el también famoso sargento mayor Saturnino Torres. Ambos merecen una referencia.

CHOIQUEROS

Tal el nombre fronterizo adjudicado en el sur de Mendoza a los temerarios y no demasiado escrupulosos cazadores que, despreciando la seguridad de los fortines, se arriesgaban por la dilatada tierra de nadie extendida a lo largo de la falda andina al sur de San Rafael hasta los dominios de los picunche, en la cuenca del Neuquén. La abundancia de choiques, guanacos y venados en ese vasto territorio fue siempre un imán tanto para los boleadores indígenas cuanto para los blancos con habilidad y agallas suficientes. Con el tiempo, bolear al sur de la frontera terminó por convertirse en un oficio, peligroso pero permanente, para aventureros, desocupados y fugitivos, sin otro rasgo común que una audacia sin límites y un espíritu libertario. Estos fueron los llamados choiqueros, tan duros y peligrosos como el territorio que frecuentaban.

Cuando se organiza en Mendoza la 4ª División del Ejército que funcionará como el cerrojo de la gran redada urdida por el general Julio Argentino Roca para "terminar con el problema del indio", se abrió una instancia de reclutamiento voluntario para dotarla de partidas livianas compuestas por hombres eficientes, conocedores del terreno y fogueados en el trato con los indios. Casi todos los seleccionados entre los que respondieron a la convocatoria pertenecían a esta clase de boleadores andariegos. Sus servicios, dadas sus características personales, resultaron invalorables. Fueron incorporados como 1º y 2º Batallones de Choiqueros, al mando, respectivamente, de los sargentos mayores Adrián Illescas y Saturnino Torres, quienes tuvieron a su cargo personalmente la labor de selección.

La 4a. División, a las órdenes del teniente coronel Napoleón Uriburu, después de peinar el territorio hasta el río Neuquén, ocupó su margen izquierda y procedió a establecer puestos de vigilancia en todos los pasos practicables.

A principios de julio de 1879, los choiqueros, instalados en los campamentos El Mangrullo y Los Médanos, patrullaban sin descanso una amplia faja del desértico territorio extendido entre los ríos Neuquén y Colorado, por donde debían llegar los fugitivos ranqueles, ya devastados bajo la acción de las avanzadas de las divisiones 2ª y 3ª. Así, ellos fueron los encargados de detectar, contactar y combatir a la tribu de Baigorrita cuando arribó a esa zona.

(De mi novela inédita Baigorrita, réquiem para un etnocidio).

SATURNINO TORRES

Hombre temerario, sobrio "en costumbres y palabras", el llamado Comandante Torres, que realizó la campaña del desierto con el grado de sargento mayor y alcanzó después el de teniente coronel, fue un hombre legendario. Gran jinete y baqueano, primera lanza del sur mendocino, afecto a los duelos singulares en los combates, su valor y rectitud le ganaron de los indios el apodo de ‘Toro’, a pocos enemigos concedido. Su parquedad, en cambio, le valió entre sus conocidos el mote de ‘el Mudo’. Nacido en 1847 o 1849 según los biógrafos y muerto en 1897, ha quedado de él un rico anecdotario que ha inspirado, incluso, alguna obra literaria. Como dice la referencia al cuerpo de Choiqueros, fue el jefe del 2º batallón; precisamente, el que interceptó y mató a Baigorrita.

Rudecindo Roca se ha reintegrado a su División con los prisioneros y cautivos tomados a Baigorrita, pero ha dejado en el Chadileuvú una cincuentena de soldados al mando del teniente Toro. Racedo, obstinado, despacha enseguida una nueva tropa para que recoja aquella fuerza y siga a Baigorrita sin pérdida de tiempo.

Junio 20 – La actividad e inteligencia desplegada siempre por el sargento mayor D. Juan A. Alvarez me resolvieron a enviarlo en comisión al Chadi-Leuvú para que terminara la tarea comenzada con tan buen éxito por el teniente coronel D. Rudecindo Roca, persiguiendo a Baigorrita y los restos de su tribu.

En el curso de esta narración se verá que mis esperanzas no eran infundadas, pues si Alvarez no trajo a Baigorrita diole un susto mayúsculo, que el último cacique ranquelino recordará mientras viva.

Diario de Racedo (R 117)

Sobre el resultado de la tarea de ‘limpieza’, veamos el siguiente parte:

Traru-Lauquen, junio 23 de 1879.

Señor don Enrique B. Moreno.

(…) Hoy cruzan el Desierto en todas direcciones partidas de cuatro a seis hombres, sin que nadie les estorbe el paso; así pues, puede asegurarse que ya no hay indios, y los únicos que aun existen son grupos insignificantes a pie, harapientos y muertos de hambre, que sucumbirán o vendrán a presentarse, como único recurso.

Nicolás Levalle (O 497)

Mientras tanto, el frío alcanza su intensidad máxima, según partes oficiales procedentes de muy distintos lugares.

Junio 24 – La única novedad es el frío extraordinario que hace: hasta las 7 a. m. marcaba el termómetro 12 y medio grados centígrados bajo cero. La helada es espesa.

Napoleón Uriburu (O 392)

Junio 24 – La noche de ayer ha sido la más fría que se ha experimentado en toda la campaña.

El llanto de los indios pequeños que había en el depósito de prisioneros era desolador. La completa desnudez en que se hallaban les hacía sentir con toda su horrible intensidad el rigor de la estación.

Todos los jefes y oficiales de la División nos habíamos quedado con la ropa estrictamente indispensable, dándoles el restante para aliviar sus miserias, pero aun estas exiguas provisiones no podían bastar para cubrir sus necesidades y aquellos desgraciados estaban completamente ateridos.

Diario de Racedo (R 121)

Junio 25 – La noche fue crudísima, pues en toda la campaña ni los hielos de mayo(…) fueron tan terribles como el de esta noche.

Sócrates Anaya (R 146)

La trampa se va cerrando irremisiblemente sobre la gente de Baigorrita y otros jefes, tanto rancülche como salineros. Mientras el mayor Alvarez cruza el Río Salado (Chadileuvu), incorpora la tropa al mando de Toro que allí dejara Rudecindo Roca y sigue el itinerario ya cursado por éste hacia Cochicó (R 161), las partidas volantes de la 4ª. División detectan y alcanzan la tribu de Luciano, un jefe de Namuncurá.

Junio 26 –(…) no tuvieron tiempo de formar los indios y fueron deshechos, quedando 9 de lanza muertos en el campo, 6 de lanza prisioneros y 53 de chusma, logrando sólo escapar los indios mejor montados, que según declaraciones, no pasan de ocho, y quedando también en nuestro poder 65 caballos, 20 monturas y algunas armas. De la chusma no se escapó nadie; los caballos tomados eran el total de animales que tenían.

Adrián Illescas (O 432)

Y abunda el jefe de la División, al informar sobre el mismo hecho:

El 26 de junio(…) el mayor Illescas(…) dio alcance a unos indios(…) Los indios en su desesperada derrota se lanzaron de un peñasco a pico, en donde quedaron completamente hechos pedazos cuatro y varios caballos(…)

Napoleón Uriburu (O 417)

También caen en la red Marillán y Cumelao, quienes habían juntado sus tribus en marcha al suroeste:

MARILLAN

Este jefe rancülche, de quien se dice que era suegro de Baigorrita, se había retirado con su gente a los áridos terrenos al sur de Urre Lauquén (Vurrelauquen: Laguna Amarga) tiempo antes de la campaña del desierto. Allí brindaba hospitalidad y apoyo a Anünguer y Nguerenaln en su cruzada contra los fugitivos de su pueblo. Se retiró ante el avance de las tropas y se unió a Cumelau (de los tres jefes nombrados se trata más arriba), también suegro de Baigorrita, y siguieron juntos la retirada hasta ser alcanzados al sur del Colorado. Cumelau cae prisionero, y Marillán (Marillanca: diez cuentas de collar) escapa con varios de sus hombres. Después, no he podido reencontrar su rastro: tanto puede haber resultado muerto como prisionero, o tal vez fue uno de los escasísimos afortunados que lograron sobrevir en algún refugio andino inalcanzable.

Junio 27 – (…) después de haber marchado en dirección de Auca-Mahuida casi todo el día, supe por prisioneros hechos por el mayor Illescas, que un pequeño grupo de seis indios, con algunos animales de arreo, debían caer Neuquén abajo procedentes de la Pampa(…) Marché toda la noche en su busca y a la diana del 28 di con ellos en el valle del río, pero no en número de seis como se me había informado, porque después de cargarlos sobre sus fogones, de día ya, se replegaron y formaron en las barrancas del río, en número de 90 de lanza, todos bien armados(…) Así pude tomar ciento y tantas mujeres y criaturas, con una caballada, vacas y ovejas.

Entre los prisioneros hechos en la primera carga había quedado un viejo, y con éste mandé decir al cacique Marillán que mandaba a los indios, y que con ellos formado me esperaba a una cuadra de distancia, que entregase las armas, bajo formal garantía de sus vidas. Contestó a esta intimación, que dudaba de mi palabra, y que más antes quería pelear, a lo que le repliqué que descendiera al bajo, pero sin hacerles un tiro aun, pues me suponía quisiera entrar por tratados. Un grito unánime de guerra fue su segunda contestación, y sin repararme mucho de la chusma prisionera y animales tomados, esperé, pie a tierra, haciendo fuego nutrido, la carga que rápidamente me traían a pie y a caballo, dirigida por el expresado Marillán. Sin embargo de ser ésta muy violenta y excelentes los caballos en que venían montados, antes de llegar hasta chocar cayeron como 16 indios, pero los restantes nos rodearon por todas partes, trabándose un combate reñido a arma blanca. Muchos indios arrojaban al suelo sus lanzas y luchaban brazo a brazo por arrancar a nuestros soldados las carabinas o fusiles, otros sacaban cuchillos y así duró un rato la pelea hasta desalojarlos y ponerlos en fuga, dejando ellos 14 muertos en el sitio, 5 prisioneros de lanza y 106 de chusma, con más 80 caballos, 33 cabezas vacunas y 30 ovejas, teniendo por nuestra parte que lamentar la baja de tres soldados heridos de lanza y cuchillo.

Los indios llevaban muchos heridos, pues dejaron en el camino un reguero de sangre.

Isaac Torres (O 433)

El teniente coronel Aguilar, enviado en auxilio de Torres, llega cuando ya éste "había conseguido derrotar a los indios", descansa durante la noche y prepara 20 hombres para seguirlos.

Junio 29 – Una vez de día me puse en marcha y a una legua de camino les saqué rastro, descubriendo a los indios en seguida, y persiguiéndolos hasta las 4 de la tarde que di alcance a éstos, tomándoles diez indios de lanza y sesenta de chusma, a más 102 animales de oreja entera.

Entre los prisioneros he tomado al segundo de Namuncurá, el cacique Cumilao(…) Algunos pocos se me han escapado, van rumbeando siempre al norte, hacia el río Grande o Colorado [es decir que volvían sobre sus pasos].

Justo Aguilar (O 435)

Y al día siguiente, todavía:

Junio 30 – Ayer, 29, a la mañana, perseguimos a los indios nuevamente, el comandante Aguilar, con la fracción de fuerza que tenía vacante, y yo con los trece hombres, los cuales todavía tomaron 5 indios de lanza prisioneros y 12 de chusma con 58 caballos y mulas.

Isaac Torres (O 434)

Al informar sobre estos combates, Uriburu agrega:

(…) Se encuentran en la chusma, una de las mujeres de Namuncurá y dos hijas, una con su marido, también prisionero.

(…) Marillán con pocos indios y bien montado tomó la dirección del Colorado. Otra partida de indios siguió siempre río abajo: creerán poder pasar en las juntas del Limay. (O 419)

(…) Cumilao dice que él y Marillán debían reunirse con Baigorrita antes de llegar al Colorado en Puelin; pero que marchando a ese punto les alcanzó un indio que ahora está prisionero también, y le dijo que a Baigorrita lo habían derrotado en Conlon y Cochicó [se refiere al ataque de Rudecindo Roca]; que entonces resolvieron venirse a lo de Purrán. Los indios vienen con mucha viruela; los pocos a quienes no les ha dado antes la tienen ahora y les sigue a todos; es una verdadera epidemia entre ellos. Voy a mandarle una remesa de esa gente al cacique Purrán.

Napoleón Uriburu (O 420)

A juzgar por la última frase, la guerra bacteriológica no es un invento de este siglo…

PURRAN

Con Saihueque y Namuncurá, Purrán (vale por ocho) fue uno de los últimos grandes jefes mapuche de este lado de los Andes. Félix San Martín ha escrito: Cuando las fuerzas nacionales se establecieron en Chodmalal, las tribus picumches (picum: norte; che: gente) obedecían al famoso Purran. Veintidós caciques menores le respondían, contándose entre los más poderosos Udalman, que tenía sus tolderías en las inmediaciones de Mal Barco, y Huaiquillan, segundo y yerno de Purran, con sus toldos en Ranquilon. El prestigioso caudillo picumche, en aquellos momentos, podía poner en línea hasta mil lanzas, disponiendo de numerosa y escogida caballada (SM 62). Capturado en forma inicua por el mayor Ruybal, de la 4ª División (PE, 32-44), estuvo ocho años prisionero, hasta que un mayor de la expedición al desierto lo sacó de Martín García y lo llevó a Chosmalal para que le indicara el paradero de la mina de oro que se decía explotaba. Se fugó de allí, y no se sabe exactamente cómo terminó su vida.

El mayor Alvarez se empecina sobre las huellas de Baigorrita:

Junio 27 – (…) [cerca de Cochi-Có] me vino aviso de la partida avanzada que llevaba, que cuatro indios que se hallaban apostados en la cima de un médano, nos habían descubierto y se habían puesto en fuga sin pérdida de tiempo.

Fueron perseguidos más de dos leguas, mas la superioridad de las cabalgaduras de los indios hicieron ver a sus perseguidores la inutilidad de sus esfuerzos(…)

(…) sentidos por los salvajes, apresuré la marcha todo lo posible, observando siempre para ello el rastro de los caballos de los indios que nos descubrieron.

(…) Llegada la noche(…) el agua caía a torrentes, pero sin embargo continuaba a trote tendido, halagado por la esperanza de llegar a la guarida de los indios al amanecer del siguiente día.

(…) La lluvia continuaba cada vez más abundante, la oscuridad era absoulta casi, no nos distinguíamos los unos de los otros y un viento terrible y fuertísimo soplaba(…)

De los pozos de La Liebre se dividen dos caminos(…) era forzoso descubrir los rastros de los indios que venía siguiendo(…) El viento tan fuerte y la lluvia tan abundante, no permitían ni debajo de los ponchos encender los fósforos con los que pretendía buscar en los caminos los rastros que debían guiarme, lo que me resolvió de mal grado a esperar la claridad del día para ello.

Hace falta aclarar que Alvarez cree, erróneamente, que Baigorrita ha estado estacionado aquí desde que Rudecindo Roca le dio el golpe en Cochicó y Rancülcó el 29 de mayo. Pero el jefe rancülche, después de ese ataque y de enviar a Neculqueu por el camino más corto a cruzar el Colorado con las ovejas, había marchado con su gente a cruzar el río mucho más abajo, con intención de atraer a los perseguidores. Pero ya en territorio de lo que hoy es la Provincia de Río Negro advirtió la imposibilidad de seguir, por cuanto la columna del comandante en jefe de la expedición, Julio A. Roca, había ocupado el Río Negro hasta la confluencia del Neuquén y el Limay. Repasó entonces el Colorado y lo remontó por donde había venido para intentar alcanzar los Andes pasando cerca del cerro Payén. Es decir que Alvarez lo halla en esta zona de Lacha o del Hacha (nombre de la sierra y del paso del Colorado utilizado por Neculqueu) por pura casualidad. El diario de Alvarez continúa:

El 29, con la primera luz del día, busqué nuevamente los rastros que tanto deseaba descubrir la noche anterior, y la dirección que ellos seguían me convencieron que el cacique ranquelino se había trasladado de Ranquel-Có a Lacha.

(…) al pie de las sierras de Lacha(…) hice prisioneros un indio de lanza y dos chicos, dejando otro indio y una china por estar enfermos de viruela.

Estos individuos no tenían caballo ninguno y por consiguiente no habían podido dispararse, a pesar del aviso que la noche anterior habían recibido por uno de los indios que me descubrieron (camino de Cochicó) y que mejor montado se adelantó a los demás.

Por ellos tuve conocimiento que antes de media noche el cacique Baigorrita con los restos de su tribu, se había puesto en fuga sin saber los prisioneros el rumbo que llevaba(…)

Continué a gran galope y di orden a la tropa de no hacer un solo disparo sobre ellos, a fin de que no se dispersaran y en la creencia de que estaban dispuestos a pelear, visto que sacándose los ponchos y formados parecían esperar el ataque.

(…) Cuando me puse a una cuadra de ellos no me cupo duda ya que los indios iban por fin a defender con sus armas los derechos que consideraban tener, pero ¿cuál era la razón de la calma de que ellos estaban haciendo alarde?Los salvajes, conocedores del terreno que pisábamos lo sabían, pero yo lo ignoraba por completo como era natural.

El arroyo Lacha, cuyo cauce lo forman grandes barrancas, a pesar de ser angosto y de contener muy poca cantidad de agua en su lecho, impedía la llegada nuestra a donde ellos se hallaban y por consiguiente, no abrigaban el más remoto temor de que pudiéramos pasarlo en la dirección que llevábamos. (1)

V El final de la tribu de Baigorrita (julio 1879) (1)

VI Muerte de Baigorrita (18 de julio de 1879) (1)

BIBLIOGRAFIA CITADA (1)

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Norman Cruz

Noviembre de 2004

Partes: 1, 2
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