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La filosofía de Plotino en tanto resistencia epistémica


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Doctrina
    3. La dialéctica de Plotino
    4. Plotino como místico
    5. ¿Cuáles son los logros y los defectos de la dialéctica de Plotino?
    6. El neoplatonismo: una resistencia epistémica
    7. Bibliografía

    Resumen

    Se analizan las características fundamentales de la filosofía de Plotino, en el contexto socio-cultural del epistema helénico, como una respuesta que representó una resistencia filosófica al naciente cristianismo. La doctrina de Plotino, pensador de linaje neoplatónico, es dialéctica y mística, pero no deja de girar en torno a las premisas impersonales del pensar griego, constituyéndose en su más elaborada síntesis, el culmen del retorno al mito pagano-esclavista, justo en vísperas de la desaparición del helenismo como civilización. Los aportes de Plotino los encontraremos posteriormente en la larga serie filósofos que incluye a gigantes del pensamiento occidental de la talla de un Agustín de Hipona y un Hegel. Estudiando a Plotino hoy surgen nuevas preguntas sobre la determinidad, la totalidad, el lugar de la dialéctica y el verdadero sentido de la creación.

    Introducción

    La batalla de ideas no es un logro de estos tiempos. Cuando Platón y Democrito inventaron (= descubrieron = crearon) el concepto de idea, ya se había producido en el mundo helénico más de un debate filosófico. De hecho, Sócrates validó su filosofía en una guerrilla unipersonal (de ideas) contra los sofistas. La democracia ateniense validó su carácter… (¿cuál? ¿esclavista? no viene al caso… ¿no-liberal?…es ilógico definir desde una negación), decía, validó su carácter de democracia totalitaria (salvando distancias, claro) condenando a Sócrates a tomar la cicuta (a causa de las ideas).

    Aquí entenderemos -operacionalmente- por epistema no un paradigma, ni un Magma de significaciones imaginarias (en el sentido de Castoriadis), sino un conjunto de tales magmas, de hecho, un mundo, unificado por un a-priori histórico (en el sentido de Foucault) y constituyendo una cultura (en el sentido de Losev). Nos ubicaremos en el siglo III d.n.e., cuando la civilización romano-helénica iba camino al ocaso y surgía (era creado) un nuevo epistema, centrado en la religión cristiana.

    Generación tras generación, la gente nacían y morían, presenciando la emergencia de ese nuevo epistema. Los cambios epistémicos son procesos volcánicos de lo imaginario. El susurro del Logos se convierte en el rugir de los Magmas. Durante un corto periodo que puede durar siglos, ambos epistemas conviven, y las batallas de ideas adquieren escalas cósmicas. Estos procesos de rupturas han tenido sus héroes, de ambos bandos. Aquí hablaremos de uno de los perdedores.

    Plotino nació el año 204 o el 205 dC., en Licopolis, pequeña ciudad cercana a la Alejandría de Egipto. La fuente exclusiva sobre su vida es una biografía que nos dejo Porfirio, su principal discípulo, editor de sus Eneadas. En 244 o 245, Plotino aparece en Roma, donde enseña filosofía. En esos 10 años de actividad oral, su base material de estudio esta constituida por las obras de Platon: Timeo, Parmenides, Fedro, Banquete, Republica… Mientras, va elaborando una suerte de sistema, que inaugurara la tendencia llamada neoplatónica: la dominante en los tiempos finales del helenismo pagano. A solicitud de Porfirio, escribe las Eneadas, su obra maestra. Critica toda la filosofía post-platónica, aunque le debe mucho. Incorpora fundamentalmente elementos neopitagóricos, y, en menor medida, estoicos y peripatéticos.

    Doctrina

    Para Plotino, el mundo sensible es producto de una emanación por etapas desde una trascendencia llamada simplemente Uno, y que sobrepasa al mismísimo Ser. "Todos los entes son entes por lo Uno (…), porque, ¿qué serian si no fueran uno?" (Eneada VI, IX). La unidad es la premisa del ser. Plotino ve en lo uno particular la fuente del ser de cada una de las cosas, pero, por cuanto estas son todas compuestos de elementos múltiples, se trata solo de un tenue reflejo de lo Uno primordial. Sin embargo, este esta presente en todo lo que es. No se trata –no nos equivoquemos- de un Dios personal, sino del fruto mas refinado del árbol de los Eleatas. El Uno es la primera hipostasis, que se identifica con la idea platónica del Bien.

    La segunda hipostasis es la Mente cósmica, el pensamiento que se piensa a si mismo (análogo al Dios de Aristóteles), en el que no hay división entre sujeto y objeto: un pensamiento que mantiene la unidad, pero que es también residencia de las (múltiples) ideas platónicas. La inteligencia es inmóvil, pero representa un descenso respecto a lo Uno.

    El otro peldaño es el Alma, que decae de las hipóstasis superiores por un "orgullo" o "atrevimiento", creando el mundo, pero es capaz de retornar al seno paterno a través de la contemplación. Este poder vivencial se parece a la causa primera de los estoicos, al pneuma: es la fuente del movimiento, que, cuando se asoma hacia abajo, se llama Naturaleza.

    El contenido fundamental de la filosofía de Plotino lo constituye una poderosa dialéctica de las tres hipóstasis fundamentales y de su encarnación en el Cosmos material sensible; este Cosmos "es animado por un alma en permanente movimiento, diseñado en forma de una finísima construcción mental y entendido como un todo único e indivisible" (Losev). Las hipóstasis, por consiguiente, no existen per se, sino como principios constitutivos del Cosmos. Como describe plásticamente Alfonso Reyes: "al centro, una llama quieta y blanca, cegadora, tan ardiente que los ojos mismos de la Razón no pueden resistirla; en torno, dos círculos concéntricos que ostentan los tintes del arco iris: el interior, inmóvil; el exterior, girando en cambiantes destellos de pensamientos y de vida".

    La materia, anti-heroína de la película (recordemos a la Maya del hinduismo), es una cosa carente de carácter o cualidad. Principio oscuro del mal, es tanto limite inferior de lo natural, como parte de lo especulativo; es lo que provoca la transición de lo superior a lo inferior. Es como un espejo, en el cual se reflejan las hipóstasis superiores para crear los entes inferiores a su imagen y semejanza.

    Plotino construye un universo estático. Todo nivel inferior es eternamente emanado del superior, el cual permanece entero e invariable, pues no pierde nada. Lo Uno eternamente brilla en su hermosura del Bien, es eternamente bella la Mente en su autocontemplación, eternamente el Alma se encamina a lo Uno y se vuelve al Cosmos que creo. Este Cosmos gira eternamente en círculos, y en su sección sublunar eternamente se alternan las génesis y las muertes. Es eterna la destrucción mutua de los animales y de las personas. Pero todo es una puesta en escena, un performance. Nuestra alma tiene a su lado su verdadera Patria, pues lo Uno esta en todo, y ese es el recurso de la salvación. En medio del desastre, drogarse no es malo.

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