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Fundamentalismos contemporáneos, 6º Rayo, Marte y Eneagrama tipo 6

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    "En nombre de Dios" los Cruzados europeos, en los siglos XII y XIII, recorrieron miles de kilómetros en barcos, a pié y a caballo, para luchar y morir matando contra el "moro infiel" y su herética religión, cuyo Dios, tan distinto al cristiano, era falso, felón y sacrílego. Blandían estandartes con el signo de la cruz en sus campañas y expediciones guerreras por Tierra Santa, y sus sacerdotes les pregonaban que, tan sagrada, santa y venerable era su causa en contra del sarraceno impío, que sin duda irían al Paraíso en premio a su inmolación y holocausto. Les movía una devoción tan sin par como la que hoy emplean los tataranietos de aquellos "moros" sacrificándose entre bombas y matando indiscriminadamente por la causa de su religión, de su raza y de su pueblo.

    A éstos les impulsa el mismo valor e idealismo, el mismo fervor, obstinación y sectarismo, la misma entrega, devoción y sacrificio, que también movió a descubridores, a misioneros, a inquisidores, a revolucionarios anarquistas y a soviets, a falangistas y a miembros del Kukusklan, a comisarios maoístas y a integristas franquistas, a todos los cuales les relaciona psicológicamente su participación y comunión en las mismas notas características apasionadas del 6º Rayo en su sentido más egótico y separativo, cualidades y aspectos de la personalidad que a su vez coinciden con las que adornan al tipo número Seis del Enneagrama (de origen sufí y musulmán por cierto), así como con las cualidades/defectos del Marte astrológico, el planeta y dios romano de la guerra y del hierro. Aquellos fundamentalismos cristiano e islámico, hundidos en las raíces de la psicología guerrera, piadosa y mística del hombre pisciano, reivindican hoy de nuevo su presencia creando terribles desgarros en el tejido humano y en las psiqués de las masas, resistiéndose ferozmente a la entrada de las nuevas irradiaciones cósmicas que instaurarán irremisiblemente nuevas ideologías y estructuras internacionales de mayores paz, hermandad y unidad entre todas las razas y pueblos de nuestro género humano.

    Decía el proverbio judío: "Ojo por ojo, y diente por diente"Decía el aforismo bíblico: "El que a hierro mata, a hierro muere"Dijo el Cristo Jesús: "Padre perdónales, porque no saben lo que hacen"Dijo Mateo, el discípulo: "Yo os digo que multitudes vendrán de Oriente y de Occidente, y tomarán asiento en el reino de los cielos"   Dice el Cristo Maitreya: "Yo proclamo un sueño: El Gran Reencuentro, todos juntos, Un día"Dice la Invocación Universal:  "Oh Señor del Amor y de la Luz                                         Ven a unir todas las partes escindidas, todos los anhelos,                                          Todos los credos, todas las luces, todas las vidas"     

          Presenciamos a través de los medios en estos días un continuo bombardeo informativo acerca de los atentados terroristas ocurridos en los centros medulares de la civilización occidental, los más recientes en Londres, y antes en Madrid y Nueva York, y, una vez más, podemos constatar la interpretación generalizada que tanto desde los ángulos  y foros más especializados hasta el hombre normal de nuestras calles se viene haciendo.

    Desde una perspectiva inmediatista y simplista, que elude las responsabilidades históricas, y por lo tanto kármicas, de las metrópolis del llamado 1º mundo a lo largo de los últimos siglos, se acusa de asesinos terroristas, fanáticos y sanguinarios a los responsables de tales "barbaries", y obviamente no sin razón, ante el dolor ocasionado por tantos muertos inocentes. Y efectivamente fueron los "bárbaros" los que por la retaguardia atacaron al Imperio Romano y a sus países satélites hace 2.000 años aprovechando su debilidad y decadencia, de la misma manera que los actuales bárbaros, terroristas islámicos y orientales, lo hacen introduciéndose en el sistema nervioso de las ciudades occidentales, para irracionalmente inmolarse y morir matando en nombre de Dios, de su devoción, entrega y sacrificio a una presunta causa sagrada y divina, y además, en el caso presente, para vengarse de una guerra actualmente en curso en un país de la órbita geográfica árabe que todos conocemos, que cada día en estos mismos momentos está ocasionando una multiplicación exponencial de muertes, crímenes colectivos y desesperación humanas muy superior en víctimas a todas las ocasionadas por aquellos atentados terroristas. 

         

     

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