La Traslación Revolucionaria
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Los cinco motores de arranque marcan el inicio de la nueva etapa del Proceso Revolucionario. Finaliza la Transición (solo nominalmente ya que la confrontación entre reforma y revolución no acaba todavía) y comienza, a partir del 10 de enero del 2007, la Traslación; es decir, el tiempo de transferir y cimentar el poder político y económico en las estructuras orgánicas del pueblo. Es el momento que da inicio formalmente a la conversión del gobierno en instrumento del pueblo.
Digo que la Transición no acaba todavía pues no ha finalizado la confrontación de los sistemas políticos que siguen en pugna. La reforma, cuya expresión es la democracia representativa, no ha muerto. Es la práctica del Estado burocrático soportado por las leyes capitalistas que regulan el mercado. Leyes procreadoras de una cultura alienante, materialista, consumista, pragmática y rivalizadora. Pero, no solo es el modelo del Estado reformista lo que estimula la alienanción, lo son también los medios de intermediación de la sociedad como, por ejemplo, los partidos políticos, la iglesia, los gremios profesionales, las asociaciones mercantilistas, la banca, el magisterio. La reforma se confronta con la revolución, que busca el cambio de estructura (relaciones de producción, sociales y de poder) cuya esencia es la transferencia de la toma de decisiones a la comunidad organizada. Esto es el poder popular, el cual aún no se ha logrado. Los intentos revolucionarios de las etapas y fases anteriores han permitido avances, progresos, evolución limitada, pero sin derrotar de manera definitiva a la reforma. La confrontación sigue activa. De allí que, la nueva etapa de Traslación tiene que liquidar los residuos del poder reformista y los elementos culturales del pragmatismo corruptor.
La Traslación sigue a la Transición. Ambas etapas del Proceso se conciben como espacios temporales generadoras de los hitos de la Revolución. Un hito demarca el momento que indica el fin de un tiempo y el inicio del otro. La sumatoria de momentos constituye una fase y la agrupación de éstas, las etapas. Por lo que podemos identificar que los espacios temporales de la revolución lo forman los momentos, las fases y las etapas.
Enviado por William Izarra
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