Otras estructuras cerebrales relacionadas con la conducta agresiva en los animales son el tálamo, el bulbo olfatorio, el órgano vomeronasal y la corteza cerebral . Diversos núcleos talámicos pueden ejercer efectos facilitadores o inhibidores de las distintas conductas agresivas, ya que la estimulación de los núcleos dorsomedial y paraventricular del tálamo provoca agresión, mientras que la lesión del tálamo ventral la inhibe. La extirpación del bulbo olfatorio en ratones elimina la agresión entre machos, posiblemente debido a la reducción de los olores. Asimismo, los estudios con hembras señalan la
importancia del órgano vomeronasal para la agresión durante la lactancia. El córtex cerebral controla la conducta agresiva tanto de los sistemas sensoriomotores necesarios para su expresión como mediante su función inhibidora.
El objetivo central de este trabajo consiste en analizar y recopilar, de forma resumida, información proveniente de muy diversas fuentes sobre el controvertido tema de de la violencia humana y relacionar centros multivinculados en otras patologias como en personalidades psicopaticas.
neuroimagen y agresión un desafio .Los estudios de estimulación cerebral indicaron que las principales áreas cerebrales que facilitan la agresión son la amígdala, el hipocampo y diversas estructuras tegmentales, mientras que las supresoras son el tabique, la zona ventromedial de los lóbulos frontales (LF) y el área central de los lóbulos temporales. Otras investigaciones llevadas a cabo en primates resaltaron el papel facilitador del hipotálamo.
Las lesiones estereotácticas de la amígdala, centradas fundamentalmente en el núcleo basolateral , parecen tener mayor efectividad para reducir la agresión y menores efectos colaterales (aunque pueden ser graves).
Es la lesión más utilizada para disminuir o inhibir la conducta excesivamente agresiva en seres humanos, aunque estos efectos no se han producido en la totalidad de los estudios. Además, tanto la amigdalectomía como la hipocampectomía disminuyen la agresividad en pacientes epilépticos de gravedad .
La cingulectomía reduce la intensidad y duración de los ataques de ira, agitación y ansiedad y produce un incremento de la docilidad tanto en los primates como en los seres humanos. Las lesiones en el hipotálamo disminuyen la agresión en personas con conductas violentas incorregibles, aunque esta intervención es peligrosa y poco recomendable por la implicación de esta estructura en la regulación de funciones básicasaltamente agresivas tras lesionar los núcleos intralaminares y dorsomediales del tálamo . La lobotomía temporal bilateral (con extirpación de la amígdala) produce el síndrome de Klüver y Bucy, caracterizado por disminución de la agresividad, hipersexualidad, bulimia, amnesia, falta de emocionalidad, alteración de la personalidad, deterioro de la conducta social y "ceguera psíquica". Lesiones en el córtex orbitofrontal y en las regiones prefrontales adyacentes producen alteraciones caracterizadas por impulsividad y agresión . En este sentido, el síndrome del LF consiste en un patrón de cambios conductuales que incluye falta de conciencia de las consecuencias de la propia conducta, pérdida de habilidades sociales, impulsividad, distracción, frivolidad, indiferencia emocional, incremento de la hostilidad y la agresividad y falta de control de los impulsos.
Además, los datos procedentes del análisis de pacientes con tumores cerebrales han indicado que aquellos que se acompañan de comportamientos agresivos y de incrementos de la irritabilidad y la hostilidad se localizan principalmente en los LT y en el LF, en la circunvolución cingular y en el hipotálamo.
Por otro lado, diversos estudios revelaron que alrededor del 50% de los sujetos detenidos por delitos violentos y de los homicidas encarcelados presentaban electroencefalogramas (EEG) anómalos. Las anomalías no llegaban a representar, generalmente, una franja epiléptica, afectaban con elevada frecuencia al LT y consistían en un enlentecimiento del EEG -el nivel de violencia se correlacionaba positivamente con la actividad de las ondas lentas , y negativamente con la actividad -. Se han atribuido diversas posibles causas a este enlentecimiento, como son un retraso en la maduración, daños cerebrales o una activación disminuida . Según Raine , los patrones irregulares de sueño podrían ser habituales en los criminales y afectarían notablemente a las ondas electroencefalográficas. Aunque esta posibilidad se ha analizado poco en los estudios sobre la agresión , recientemente se ha descrito un mayor número de despertares y un sueño menos eficiente en sujetos antisociales con trastorno de personalidad límite .
En 1970, Mark y Ervin sugirieron en su polémico libro Violence and the brain , que algunas formas de violencia humana intensa tienen su origen en trastornos derivados de ataques epilépticos del LT. Señalaron que un elevado porcentaje de criminales agresivos mostraban EEG anómalos, indicativos de un daño en el LT que podía provocar un trastorno que denominaron "síndrome de descontrol episódico". Éste consistía en la presentación de episodios paroxísticos de conducta violenta difusa, dirigida contra personas u objetos del entorno, que duran desde minutos hasta horas, que aparecen de forma impredecible y que van seguidos de fatiga y somnolencia junto a estados amnésicos. Se sugirió que existiría una base orgánica que explicaría dicho trastorno, ya que en un estudio de exploración neuropsicológica de cerca de 300 sujetos se observaron anomalías en la tomografía axial computarizada (TAC), como asimetrías de los ventrículos laterales o zonas de atrofia cortical.
En los últimos años se ha señalado que los pacientes con síndrome de descontrol episódico presentan una ejecución similar en diversos test de evaluación del funcionamiento del LF que los pacientes con lesiones en el córtex prefrontal (CPF) orbitomedial, y se han señalado diversos factores que modulan la relación entre la epilepsia y la violencia .
Otros datos provienen de la epidemiología de algunas enfermedades infecciosas que cursan con un incremento de la agresión
. Por ejemplo, el virus de la rabia provoca lesiones en el sistema límbico, fundamentalmente en los LT, y genera comportamientos violentos que se caracterizan por irritabilidad extrema, incrementos de la conducta agresiva, hipersexualidad y ataques irracionales. La encefalitis vírica de von Economo consistió en una epidemia mundial de 1924 con origen infeccioso que producía lesiones en la región anterior del hipotálamo y en la sustancia gris periacueductal y que cursaba con pobre control de los impulsos y explosiones de violencia. La encefalitis letárgica o enfermedad del sueño es una infección generalizada del cerebro que produce conducta desinhibida, labilidad emocional, reducción del sentido moral, conducta violenta o impulsiva y automutilación.
El incremento de actos violentos puede acompañar a alteraciones como diversos trastornos psiquiátricos (esquizofrenia, trastorno bipolar, etc.), algunos tipos de demencias seniles, traumatismos
cerebrales, el síndrome de Korsakoff y el síndrome de Lesch-Nyham, entre otras. Respecto a este último, algunas investigaciones en ratas han puesto de manifiesto que el antagonista del receptor D1 de la dopamina bloquea el comportamiento de autolesión inducido por la levodopa, por lo que se ha propuesto como terapia potencial en pacientes afectados por este síndrome
. Además, el abuso de alcohol y otras sustancias psicoactivas guardan también estrecha relación con la hostilidad y el comportamiento agresivo. En un estudio reciente se ha indicado que los hombres altos en hostilidad mostraron un incremento mayor de la agresión tras el abuso de alcohol, por lo que se ha enfatizado el papel de las diferencias individuales .
El desarrollo de las técnicas de neuroimagen ha hecho posible obtener información adicional sobre la relación entre el cerebro y la conducta agresiva, ya que permiten medir directamente las alteraciones funcionales y estructurales que pueden estar relacionadas con la violencia y con la psicopatía . A grandes rasgos, los estudios de casos con resonancia magnética (RM), TAC, tomografía por emisión de positrones (PET) y tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT), junto con los datos obtenidos mediante EEG y pruebas neuropsicológicas,han puesto de manifiesto la existencia de anomalías estructurales y funcionales en los LT y los LF de diversas muestras de sujetos violentos .
Estudios con TAC
Aproximadamente en la mitad de los estudios con TAC no se han encontrado diferencias en las estructuras cerebrales entre los grupos controles y los experimentales tras utilizar distintas muestras de sujetos, como pedófilos, atracadores, asesinos, individuos que han cometido incesto, asaltantes, pacientes con síndrome de descontrol episódico y exhibicionistas. Sin embargo, cuando han aparecido, apuntan hacia alteraciones temporales en los agresores sexuales, especialmente en los pedófilos y en los asaltantes sexuales violentos, pero no en los individuos agresivos y los asaltantes no sexuales y en los asesinos. A grandes rasgos, estos estudios no han mostrado anormalidades en el LF de los agresores sexuales, aunque en un estudio se observaron áreas menores en los LF y los LT de los pedófilos .
Otra investigación llevada a cabo en esquizofrénicos -como muestra de sujetos no criminales- puso de manifiesto la existencia de un agrandamiento de la cisura de Silvio al comparar. los violentos con los no violentos, lo que indicaría una alteración de la región frontotemporal en los primeros . En esta misma línea, se ha descrito un incremento de cambios eléctricos (medidos mediante EEG) y estructurales (datos aportados por la TAC) en los LT de pacientes psiquiátricos que puntuaron alto en violencia, en comparación con aquellos de puntuaciones medias o bajas . Estudios con RMn mediante TAC, RM y EEG, a pacientes psiquiátricos (hombres y mujeres) afectados por alteración mental orgánica debida a abuso de alcohol, accidentes cerebrovasculares o traumatismo craneoencefálico.
Se encontró un mayor índice de lesiones en el LT(lobulo temporal ) anterior inferior del subgrupo de sujetos que presentaba episodios frecuentes de conducta violenta, y la mayor parte de las ocasiones
(cuatro de cada cinco) se localizaban en el hemisferio izquierdo. Los autores concluyeron que la violencia puede ser el resultado de la pérdida unilateral de tejido en la región amigdalohipocampal
del LT. Aunque este estudio fue válido por ser el primero en emplear RM para evaluar los daños cerebrales en las personas violentas, tenía algunas limitaciones, como el hecho de que la muestra se componía de sujetos con alteraciones mentales graves, por lo que los resultados se tomaron como preliminares.
En otra investigación se observó que en seis de los diez pacientes psiquiátricos violentos estudiados -seis esquizofrénicos y cuatro con trastorno de personalidad, todos hombres- aparecía una atrofia temporal medial , y en otros dos estudios se han descrito alteraciones cerebrales morfológicas en las áreas frontotemporales de asesinos y de agresores sexuales violentos En el año 2000, se realizó el primer estudio mediante RM para evaluar los déficit cerebrales en grupos antisociales, concretamente de varones con trastorno de personalidad antisocial que no se institucionalizaron . En este estudio, la confidencialidad de los sujetos se mantuvo de forma que no se pudiesen emprender acciones legales contra ellos, ya que muchos reconocieron haber cometido crímenes. Éstos eran propensos a la agresión impulsiva y mostraron una reducción del 11% del volumen total de sustancia gris prefrontal en comparación con los controles (sujetos sanos sin alteración), del 13,9% en comparación con el grupo de drogodependientes -de alcohol o que abusan de sustancias como sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, opiáceos, cocaína, alucinógenos, etc.-, y del 14% en comparación con el grupo de pacientes psiquiátricos -formado por esquizofrénicos, pacientes con trastornos del estado de ánimo, con trastornos de ansiedad y con otros trastornos de personalidad-.
Estos resultados apoyan la existencia de un déficit estructural en el trastorno de personalidad antisocial, aunque hay que considerar que el estudio se llevó a cabo únicamente en varones y que se
obtuvo un patrón de correlación entre déficit prefrontales y trastorno de personalidad antisocial, pero no relaciones causales.
Por otro lado, se ha descrito una asociación entre la reducción de la sustancia gris neocortical frontal y la agresión emocional en pacientes con epilepsia del LT . En este sentido, los pacientes con epilepsia en el LT y episodios de agresividad mostraron una disminución de la sustancia gris en el LF izquierdo más marcada que los pacientes con el mismo trastorno pero sin episodios agresivos. Sin embargo, no se han observado diferencias en el volumen de la amígdala y del hipocampo al comparar pacientes con epilepsia del LT con o sin episodios de agresividad.
Por ello, se ha argumentado que las funciones del hemisferio dominante parecen desempeñar un papel más importante en el desarrollo del síndrome de descontrol episódico, ya que los pacientes aquejados por este trastorno presentan menores anormalidades focales derechas y mayores anormalidades bilaterales o izquierdas que los pacientes con epilepsia del LT pero sin trastorno intermitente explosivo . La relación entre la lateralización cerebral y la agresión se abordará en un apartado posterior.
Hasta el año 2001 no había evidencia empírica sólida sobre la existencia de déficit estructurales en los psicópatas. Tras estudiar 18 agresores violentos con trastorno de la personalidad antisocial y alcoholismo, se encontró una correlación positiva entre puntuaciones altas en la escala de psicopatía y tamaño reducido del hipocampo de ambos hemisferios cerebrales .
Los autores interpretaron el hallazgo en el sentido de que la falta de temor o pavor ante el peligro de estos sujetos podría ser el correlato clínico del mismo. Sin embargo, no utilizaron grupo control y la muestra era de tamaño reducido.
En resumen, los estudios con RM empiezan a encontrar diferencias morfológicas en diferentes tipos de agresores. Muchos de los hallazgos recientes no se han replicado todavía y, aunque hay grandes diferencias anatómicas, las vías de conexión concretas o los mecanismos neurobiológicos subyacentes no se han esclarecido completamente.
Investigaciones con PET y SPECT
Otros datos proceden de técnicas más actuales de neuroimagen,como son la PET y la SPECT. Mientras que no se han encontrado diferencias localizadas en el metabolismo de la glucosa en
atacantes sexuales, se ha descrito una disminución del flujo sanguíneo cerebral regional (FSCr) en el LF de los pacientes violentos, gran número de delincuentes violentos reincidentes muestran un menor metabolismo en el córtex temporal izquierdo, y que cuando los delincuentes muestran poca culpabilidad, arrepentimiento o comprensión del significado de sus actos, hay también menor actividad en el córtex frontal izquierdo. Además, la alteración en el LF facilita la conducta violenta, debido a que causa una incapacidad de comprender conceptos como "bueno" o "malo" o de entender las consecuencias de los propios actos, mientras que la alteración temporal produce brotes aleatorios de rabia y violencia, junto con un bajo control de impulsos, pero no impide que se retenga el input cortical para entender el significado social del comportamiento.
Goyer et al han encontrado una correlación negativa entre la ratio metabólica de la glucosa cerebral regional y el FSCr prefrontal y la conducta agresiva en 17 pacientes psiquiátricos con alteraciones de la personalidad, lo que apoya la idea de relación entre alteración prefrontal y violencia. Estos estudios sugieren que las regiones orbitofrontal, prefrontal superior y temporoparietal insular izquierda pueden implicarse en la regulación de la conducta agresiva. De este modo, se ha observado mayor actividad serotoninérgica en el CPF orbital y medial de sujetos controles que en pacientes con personalidad límite [48].
Tras comparar 40 pacientes psiquiátricos con historia de agresión con 40 pacientes no agresivos mediante SPECT, los primeros mostraron una disminución de la actividad en el CPF, un incremento en los lóbulos frontales anteromediales y en los
En otro estudio llevado a cabo en varones se observó que los sujetos psicópatas necesitaron mayor FSCr para las tareas relacionadas con el procesamiento emocional de las palabras que los controles. Las vías implicadas en el procesamiento léxico incluyeron regiones frontotemporales, mediales frontales y subcorticales (como el tálamo y el fascículo arcuado).
En otro estudio se comparó el cerebro de 22 asesinos en serie (20 hombres y dos mujeres) y 22 sujetos no violentos mientras realizaban una tarea atencional, que consistía en pulsar un botón para registrar la aparición del dígito "0" de entre un conjunto de números y letras . Se observó que los asesinos se caracterizaban por una alteración prefrontal, ya que la utilización de glucosa en el CPF y el córtex orbitofrontal era notablemente menor durante el test. No se encontraron alteraciones en otras regiones del cerebro -áreas prefrontales más profundas como el área frontal medial de los ventrículos laterales, zonas frontales posteriores a la prefrontal y las regiones temporal y parietal-, lo que indica una alteración específica del área prefrontal.
En una investigación posterior se encontró una hipoactivación de la región cerebral prefrontal (zonas laterales y medias), y una hiperactivación de la amígdala derecha, pero no de la izquierda de 41 asesinos al compararlos con un grupo control . Al reanalizar los datos , los asesinos se clasificaron en dos grupos: aquellos que habían realizado una planificación del asesinato y aquellos que asesinaron de forma impulsiva y emocional.
En comparación con los controles, únicamente los asesinos impulsivos mostraron disminuciones del metabolismo del CPF lateral. Además, mostraron mayor ratio metabólica en el hipocampo, la amígdala, el tálamo y el cerebro medio del hemisferio derecho que los asesinos que lo habían planificado y que los sujetos control .
Aunque en estudios previos los déficit prefrontales también se han observado en los esquizofrénicos, los asesinos se diferencian de éstos en la extensión de la alteración . De este modo, mientras que los esquizofrénicos muestran una reducción del metabolismo de la glucosa en las regiones frontal y temporal y parietal derechas durante la realización de una tarea atencional , los asesinos muestran déficit específicos en el CPF, pero no en las regiones temporales y parietales. Los resultados de los estudios de Raine et al plantean una teoría prefrontal de la violencia, en la que los asesinos se caracterizarían por una alteración prefrontal selectiva.
Integración de los resultados obtenidos mediante técnicas de neuroimagen
Según la hipótesis de Raine y Buchsbaum , los datos obtenidos podrían indicar que las alteraciones en diferentes áreas cerebrales pueden predisponer a diferentes tipos de delitos, ya que hay una tendencia a encontrar una relación entre las alteraciones frontales y los agresores y violadores violentos, y entre las alteraciones temporales y los agresores sexuales menos violentos, como pedófilos e individuos que cometen incesto. Esta hipótesis, sin embargo, no explica la totalidad de los datos, ya que hay estudios que han detectado alteraciones temporales en violadores sexuales violentos. Por ello, se podría plantear la existencia de un continuo en el que las alteraciones frontales y la violencia "no sexual" estarían en un polo del mismo, y las alteraciones temporales y las agresiones sexuales en el otro. La zona intermedia del mismo estaría ocupada por diferentes grados de ambas alteraciones (temporales y frontales), y una mezcla de ambas conductas (sexual y violenta). La psicopatía se encontraría, además, en el polo de las alteraciones frontales y la violencia.
Los estudios que han utilizado técnicas de neuroimagen no están libres, sin embargo, de problemas metodológicos. Por una parte, la muestra utilizada, ya que en ocasiones hay poca cooperación
por parte de los sujetos; en otras se ha trabajado con muestras de reducido tamaño o de amplia heterogeneidad, y, además, se han empleado grupos control que no son similares a los experimentales. Otro aspecto importante es la técnica empleada, ya que hay una disociación entre las técnicas estructurales y las funcionales y el uso combinado de éstas es poco frecuente. También hay que tener en cuenta el tipo de diseño experimental utilizado, ya que muchos son estudios de casos y hay pocos estudios experimentales -la mayoría de ellos son correlacionales-. Además, hay que considerar otros aspectos a la hora de elaborar conclusiones:
1. Los diversos tipos de agresión, ya que los resultados apuntan hacia diferentes áreas cerebrales en función de la premeditación o emocionalidad de la agresión infringida.
2. La aparición o no del sentimiento de culpabilidad y del arrepentimiento.
3. Señalar que todos los datos de que se dispone en el caso de psicópatas y asesinos provienen de sujetos que en muchas ocasiones no han logrado completamente sus objetivos, ya que se les ha detenido .
Lateralización cerebral y agresión
Según la teoría tradicional de la lateralización, la violencia está determinada, en parte, por daños cerebrales en el hemisferio izquierdo, concretamente por una alteración frontotemporal-límbica
localizada en los córtex temporal y frontal anterior y en la amígdala y el hipocampo . Una teoría más reciente propone que los individuos violentos se lateralizan menos para los procesos verbales, ya que se ha observado una disminución del metabolismo de la glucosa en el cuerpo calloso de asesinos
. Los estudios de escucha dicótica han puesto de manifiesto una menor lateralización de las funciones lingüísticas en los psicópatas, ya que se encontró una asimetría auditiva y visual reducida para el material lingüístico, donde los psicópatas no presentaban la esperada ventaja del oído y ojo derecho sobre el izquierdo Además, tal y como se ha señalado anteriormente, al comparar entre asesinos impulsivos y los que actuaban con premeditación o sujetos controles, los primeros mostraron mayor ratio metabólica en distintas regiones cerebrales del hemisferio derecho .
Según la teoría de Geschwind y Galaburda , la exposición prenatal a altos niveles de testosterona puede llevar a que el crecimiento neural del hemisferio izquierdo sea más lento, y produzca una dominancia del hemisferio derecho y un aumento de esta forma la probabilidad de zurdera. La teoría de la menor lateralización presuponía la existencia de un mayor número de zurdos, con una representación bilateral del lenguaje, entre delincuentes y criminales que en la población general. En uno de estos estudios se describió una asociación entre el grado de zurdera y la gravedad del trastorno de conducta. Ellis y Ames encontraron mayor número de zurdos en grupos de delincuentes, pero otros estudios no han ratificado esta relación.
Entre estos últimos, se ha descrito incluso un exceso de individuos agresivos con fuerte dominancia del hemisferio derecho se ha encontrado un alto porcentaje de individuos ambidiestros entre delincuentes.Recapitulando, hay que indicar que los resultados no han sidounánimes, aunque se han descrito algunos problemas metodológicos marcados por diferencias en la conceptualización de laagresión y la preferencia lateral, y en los grupos control utilizados.
En un estudio más reciente se ha sugerido la posibilidad de una mayor incidencia de conducta antisocial entre los zurdos.
Para verificar esta hipótesis se ha evaluado la conducta antisocial de 694 hombres en la escuela superior mediante siete indicadores de delincuencia: luchas, detenciones, suspensos, violación de la
prohibición de fumar, amigos con problemas, problemas con los profesores y faltas frecuentes a las clases. Los resultados de su estudio indican que los zurdos eran más propensos a realizar esas
conductas, lo que interpretaron como evidencia empírica indirecta de los efectos conductuales de la testosterona.
Papel del sistema nervioso autónomo
Desde 1940 se han realizado un gran número de estudios sobre las variables psicofisiológicas relacionadas con la conducta antisocial, delincuente, criminal, psicopática y violenta. A modo de ejemplo, se describirán los principales hallazgos obtenidos en la actividad electrodérmica (AED) y en la frecuencia cardíaca (FC), ya que han sido las medidas del SNA más empleadas para estudiar su relación con la conducta violenta en seres humanos.
Actividad electrodérmica
Muchos de los estudios sobre AED se han centrado específicamente en psicópatas violentos. Los principales hallazgos apuntan hacia una AED tónica reducida y una falta de respuestas inespecíficas, y hacia una respuesta de orientación reducida ante la estimulación en algunas muestras de sujetos como psicópatas, criminales e individuos antisociales y esquizofrénicos. A modo de ejemplo, se señala el estudio llevado a cabo por Damasio et al [66], en el que los psicópatas con lesiones frontales mostraron una menor amplitud de respuesta electrodérmica ante los estímulos socialmente significativos (dibujos sobre mutilaciones, desastres sociales o desnudos). En los sujetos no violentos también se ha observado un incremento de la activación simpática (tanto en AED como en FC) tras la presentación de vídeos en los que aparecían escenas violentas . Además, se ha descrito una respuesta reducida en paradigmas de condicionamiento, ya que se ha observado un condicionamiento más pobre en individuos antisociales (psicópatas, criminales, delincuentes e individuos antisociales en general) que en los controles. Por otra parte, hay también mayor tiempo de recuperación ante estímulos aversivos, por lo que se ha sugerido que esta medida refleja una dimensión de la apertura al ambiente externo, donde un tiempo de recuperación media lento indicaría cerrarse a los estímulos ambientales y obviar las cualidades aversivas de los castigos
Frecuencia cardíaca
La mayoría de los estudios con grupos antisociales se centran más en la FC basal que en las respuestas cardíacas a estímulos neutros o aversivos. Mientras que no se han encontrado efectos
significativos en psicópatas criminales institucionalizados, los estudios con hombres y mujeres jóvenes no institucionalizados han observado una menor FC basal en individuos agresivos, criminales
y antisociales. Estos resultados pueden interpretarse de diversas formas:
1. Como un reflejo de falta de miedo condicionado a agentes estresantes medios o moderados.
2. Como un reflejo de una baja activación o de predominancia parasimpática.
3. Como una respuesta de afrontamiento vagal pasiva ante la evaluación.
4. Como un reflejo del agrandamiento de los ventrículos laterales del cerebro y la lesión de estructuras paraventriculares.
Esta última hipótesis necesita un mayor apoyo empírico a través de estudios con RM, ya que los realizados con TAC han mostrado resultados contradictorios
Respecto a la respuesta cardíaca, en los estudios ya clásicos se describió una mayor aceleración cardíaca anticipatoria ante estímulos aversivos de alta intensidad en psicópatas, lo que se interpretó como un mecanismo muy eficiente de afrontamiento activo en estos sujetos, que les lleva a "desentonar" en los acontecimientos aversivos. Sin embargo, estos hallazgos no se han replicado en otros trabajos, y se ha criticado el método empleado. Estudios posteriores han puesto de manifiesto que una respuesta de orientación reducida en FC a los 15 años podría predecir la comisión de un crimen a los 24 años
Interpretación teórica de los resultados obtenidos
Los resultados obtenidos en AED y FC se han integrado desde dos conceptualizaciones teóricas. En primer lugar, se ha considerado que los bajos niveles de activación en sujetos violentos llevan a la búsqueda de estimulación compensatoria, por lo que éstos se enfrentarían frecuentemente a situaciones de amenaza y habituarían sus respuestas a esa clase de estímulos. A su vez, la baja activación y la falta de respuesta anticipatoria de miedo ante estímulos aversivos podría dar cuenta de la pobre condicionabilidad, porque los estímulos incondicionados pueden percibirse como menos amenazantes. Otra conceptualización parte de la idea de que la alteración frontal puede subyacer a la respuesta electrodérmica de orientación y a la conducta violenta y criminal.
En este sentido, se ha obtenido una correlación positiva entre el número de respuestas de orientación y el área del CPF -evaluada mediante RM- en sujetos no agresivos y entre una respuesta de orientación reducida en AED y una baja actividad frontal -metabolismo de la glucosa, evaluada mediante PET en esquizofrénicos . Además, la baja activación también caracterizaría a los niños con un temperamento desinhibido, que les predispondría a la delincuencia juvenil y a la conducta agresiva adulta
En un estudio más reciente se ha observado que los sujetos con trastorno de personalidad antisocial mostraban una disminución de la FC y la AED en comparación con los controles sanos, los sujetos drogodependientes -que abusaban de alcohol u otras drogas- y los sujetos con trastorno psiquiátrico durante la realización de una tarea de hablar en público consistente en la preparación y exposición grabada de un discurso en el que los sujetos hablaban sobre sus propios defectos, errores y fracasos. El agente estresante psicosocial no causó la respuesta autónoma que se observa normalmente en la población general, lo que indica el desequilibrio específico emocional de estos individuos. Además, tras dividir a los sujetos con trastorno de personalidad antisocial en dos grupos en función de la mediana del volumen de sustancia gris prefrontal, los sujetos con menor volumen mostraron menor AED durante el la situación de estrés psicosocial, pero no se encontraron diferencias para la FC. :
– El CPF es parte de un circuito neural que desempeña un papel central en el miedo condicionado y en la responsividad al estrés.
– El CPF está implicado en la regulación de la activación, cuyo déficit en personas antisociales se ha entendido como facilitador de la búsqueda de estimulación.
– Los pacientes con daño prefrontal no presentan respuestas autonómicas anticipatorias ante la elección de opciones arriesgadas, y realizan elecciones inadecuadas incluso cuando son conscientes de la opción más ventajosa, lo que contribuye a la impulsividad, a la ruptura con las normas y las reglas y a la conducta imprudente e irresponsable.de las bases biológicas de la violencia humana, que
intentan ofrecer una visión global e integradora de los distintos factores que pueden contribuir al desarrollo de la misma.
El primero de ellos indica que existen diferentes vías por las cuales la alteración prefrontal puede contribuir a la violencia.
Cuanto mayor es la alteración prefrontal, mayor es la probabilidad de que varias de esas vías se activen, y cuantas más vías se activen mayor será el riesgo de infligir actos violentos. Se trata de un modelo heurístico, en el que la alteración prefrontal puede repercutir en un mayor índice de actos violentos a través de su influencia en diversos ámbitos: neurofisiológico, puesto que conlleva una pérdida de la inhibición del CPF sobre estructuras filogenéticamente anteriores; neuroconductual, ya que puede producir cambios conductuales como comportamientos de riesgo, explosiones emocionales y agresivas y conductas polémicas y controvertidas; de la personalidad, ya que produce impulsividad, pérdida del autocontrol, inmadurez y un juicio social pobre; social, debido a que produce un deterioro de las habilidades sociales necesarias para formular soluciones no agresivas al conflicto, y cognitivo, porque puede llevar a desarrollar un pensamiento divergente y un razonamiento pobre .
Otro modelo explicativo propone que el circuito neural compuesto de varias regiones del CPF, la amígdala, el hipocampo, el hipotálamo, el córtex cingulado anterior y otras estructuras interconectadas
está implicado en la regulación de la emoción. Según los autores, las alteraciones funcionales o estructurales en una o más de esas regiones o en las interconexiones entre ellas, junto a las alteraciones de diversos neurotransmisores y neuromoduladores y a diversos factores genéticos y hormonales, pueden incrementar la susceptibilidad a la agresión impulsiva y a la violencia, pero no a la agresión premeditada o instrumental .
La conceptualización actual de la agresión y la violencia entiende que estas conductas podrían explicarse por una interacción bidireccional con múltiples factores, entre los que se encontrarían di Estudios ya clásicos también describieron resultados positivos en personasresonancia magnética estructural en una muestra de 21 pacientes psicopáticos, encontraron que mostraban una reducción del 11% de la sustancia gris de la corteza prefrontal, sin que hubiera ninguna otra lesión cerebral. Por tanto, sugirieron que esta deficiencia estructural prefrontal podría estar en la base del bajo arousal, pobre condicionamiento al miedo, falta de conciencia y los problemas de autocontrol que caracterizan a la conducta antisocial y psicopática. La causa de esta reducción es incierta, aunque los autores sostienen que esta reducción es, al menos en parte, congénita, antes que deberse a factores ambientales como abuso o malos tratos de los padres.
Por consiguiente, las personas con ciertas formas congénitas de disfunción cerebral podrían estar particularmente predispuestas a comportamiento antisocial . resonancia magnética funcional (RMf) comienzan a dar pistas sobre los factores neurobiológicos correlacionados con la psicopatía. Así, Liddle et al encontraron que la inhibición de la respuesta en los no psicópatas se asociaba a incrementos de la actividad frontal dorsolateral.
Sin embargo, en los psicópatas no hubo un incremento significativo de actividad cortical durante la inhibición de respuesta.
Aunque el test era sencillo y los psicópatas lo ejecutaban bien, los autores consideraron que cabía la posibilidad de que los resultados empeoraran a medida que las tareas se ajustaran a las demandas de la vida real, donde el entorno que permite inhibir determinados contextos lesivos para uno mismo o para los demás suele tener una alta carga emocional. La inhibición de la respuesta implica la integración y cooperación activa de muchas regiones, incluyendo la corteza frontal, ventromedial y dorsolateral. Al respecto, estos autores sugieren que las conexiones entre la corteza prefrontal ventromedial y las regiones laterales contribuyen a la toma de decisiones. Influyen, por ejemplo, en la modulación de la respuesta, en la planificación del comportamiento y en la atención. la ejecución de las respuestas adecuadas y la inhibición de las respuestas inadecuadas reside en las regiones prefrontales ventromedial y dorsolateral. La primera región es fundamental en el comportamiento adaptativo desde el punto de vista de la selección natural y en él se incluyen decisiones de tipo emocional, mientras que la segunda es la encargada de reflexionar en la toma de decisiones y las acciones que se derivan de ellas. Por tanto, podría extraerse la conclusión de que el comportamiento desinhibido de los psicópatas se relaciona con una disfunción en la corteza frontal ventromedial (integración cognitivoafectiva) y en la corteza frontal dorsolateral (inhibición de la respuesta) o con una comunicación ineficaz entre éstas y otras regiones del cerebro. En cierta forma, podría considerarse que los psicópatas sufren dificultades para conectar las áreas cerebrales cognitivas y emocionales. En una reciente investigación se ha encontrado, mediante RMf, que un grupo de adolescentes con rasgos psicopáticos, a quienes se les presentaba una tarea de reversión de aprendizaje, mostraba una mayor actividad en la corteza prefrontal ventromedial durante ensayos erróneos en los que recibían castigo . psicópatas tienden a mostrar una tasa de funcionamiento reducido en las regiones izquierdas y mayor en las regiones derechas de la amígdala, el hipocampo y el tálamo. Reiteradamente se ha venido asociando la amígdala con el comportamiento agresivo, tanto en animales como en seres humanos. La amígdala se integra en una red neural clave para procesar la información socialmente relevante y funciona en paralelo al sistema de reconocimiento de objetos del hipocampo.
La perturbación de este sistema podría, en parte, relacionarse conel comportamiento socialmente inadecuado que muestran algunos individuos violentos, así como su incapacidad de reconocer y evaluar correctamente ciertos estímulos sociales que pueden dar lugar a conflictos. La amígdala, el hipocampo y la corteza prefrontal se integran en el sistema límbico, que gobierna la expresión de las emociones, a la vez que el tálamo transmite inputs desde las estructuras subcorticales límbicas hasta la corteza prefrontal. Asimismo, el hipocampo, la amígdala y el tálamo son de gran importancia para el aprendizaje, la memoria y la atención. Anormalidades en su funcionamiento pueden relacionarse tanto con las deficiencias a la hora de dar respuestas condicionadas al miedo como con la incapacidad de aprender de la experiencia, deficiencias éstas que caracterizan a los delincuentes violentos
Raine et al llevaron a cabo un estudio en el que dividieron a un grupo de asesinos en dos: depredadores y afectivos depredadoresLos primeros son asesinos controlados que tienden a planificarsu crimen, que carecen de afecto y que lo más probable es queataquen a un extraño.Por el contrario, los asesinos afectivos actúande forma mucho menos planificada y bajo una emoción muy intensa, y lo hacen principalmente en el hogar
Los autores encontraron que la corteza prefrontal de los asesinos afectivos presentaba tasas de actividad bajas. Por otra parte, los asesinos depredadores tenían un funcionamiento prefrontal relativamente bueno, lo que corrobora la hipótesis de que una corteza prefrontal intacta les permite mantener bajo control su comportamiento, adecuándolo a sus fines criminales. Ambos grupos se caracterizan porque presentan mayores tasas de actividad en la subcorteza derecha (definida como el cerebro medio, la amígdala, el hipocampo y el tálamo) que los del grupo control. Por esta mayor actividad subcortical, los asesinos de uno y otro grupo pueden ser más proclives a comportarse agresivamente, pero los depredadores tienen un funcionamiento prefrontal lo bastante bueno como para regular sus impulsos agresivos, manipulando a otros para alcanzar sus propias metas . Los estados somáticos se yuxtaponen en el procesamiento de un escenario cognitivo y ayudan a escoger una opción de acción, activando la memoria de trabajo y sesgando la representación de los resultados posibles. Pues bien, estas señales que provienen de la homeostasis biológica se denominan, neuropsicológico que, aplicado a la conducta psicopática, proporciona una potente integración de factores motivacionales, afectivos y de procesamiento de la información. HIPÓTESIS DE LAS NEURONAS ESPEJOlóbulo de la ínsula, que se encuentra en el fondo de la cisura lateral o de Silvio, tendría un papel clave en el reconocimiento de las emociones de uno mismo y de los demás.
A semejanza de los circuitos neuronales, que almacenan recuerdos específicos, estos conjuntos de neuronas espejo parecen codificar patrones o moldes de acciones específicas. Tal propiedad permitiría no sólo realizar movimientos básicos que no sean fruto de reflexión alguna, sino, además, comprender sin necesidad de razonamientos esos mismos actos observados en otra persona. La ínsula representa la zona cortical primaria para la exterocepción química (olfato y gusto) y también para la interocepción, es decir, la recepción de las señales relativas a los estados internos del cuerpo .
Hutchison et al registraron la actividad de determinadas neuronas en varios pacientes que, por razones terapéuticas, tenían que someterse a una intervención de ablación parcial de la corteza del cíngulo. Resultó que en la región anterior de esta corteza había neuronas que respondían tanto a la aplicación de estímulos dolorosos a la mano del paciente como a la observación de los mismos estímulos referidos a otros individuos. Más recientemente, Singer et al llevaron a cabo un experimento de RMf en el que se probaban dos situaciones: en la primera, los sujetos recibían un electroshock doloroso mediante electrodos puestos en la mano, mientras que en la segunda veían la mano de un ser querido a la que se habían aplicado los mismos electrodos.
A estos sujetos se les decía que las personas observadas habían padecido el mismo procedimiento que el que acababan de experimentar ellos mismos. Se ha constatado que, en ambas situaciones experimentales, se activaban sectores de la ínsula anterior y de la corteza cingulada anterior, lo que demuestra que no sólo la percepción directa del sufrimiento, sino también su evocación, se dan mediante un mecanismo espejo. los humanos captamos emociones, al menos emociones negativas intensas, a través de un mecanismo directo de cartografiado en el que intervienen partes del cerebro que generan respuestas motoras viscerales.
Por tanto, no es difícil apreciar las ventajas evolutivas (de supervivencia) de un mecanismo basado en neuronas espejo que fija las acciones motoras esenciales dentro de una red motora semántica de mayor extensión, por una razón poderosa: facilita la interpretación directa e inmediata de las conductas ajenas sin necesidad de procesos cognitivos complejos. En la vida social, la interpretación correcta de las emociones de los demás reviste importancia; de hecho, la emoción suele ser un elemento contextual clave que señala el propósito de un acto . Damasio, según el cual tanto el hecho de sentir una emoción en primera persona como de reconocer otra ajena dependerían de la implicación de las zonas de la corteza somatosensorial y de la ínsula. La observación de caras ajenas que expresan una emoción determinaría una activación de las neuronas espejo de la corteza premotora. Éstas enviarían a las zonas somatosensoriales y a la ínsula una copia de su patrón de activación, parecida a la que envían cuando es el observador quien vive dicha emoción.
La resultante activación de las zonas sensoriales, análoga a la que se daría cuando el observador expresa espontáneamente dicha emoción, estaría en la base de la comprensión de las reacciones emotivas de los demás . las zonas visuales que describen las caras o los cuerpos que expresan una emoción llegan directamente a la ínsula, donde activan un mecanismo espejo autónomo y específico, capaz de codificarlas inmediatamente en sus correspondientes formatos emotivos. La ínsula es el centro de este mecanismo espejo en cuanto que no constituye sólo la región cortical en la que se representan los estados internos del cuerpo, sino que además constituye un centro de integración visceromotora cuya activación provoca la transformación de los inputs sensoriales en viscerales. De manera coherente con este planteamiento podrían interpretarse los resultados de un artículo publicado recientemente en el que se ha encontrado que el polimorfismo del gen CREB1 se relaciona con alteraciones de la activación de la región izquierda de la ínsula ante la exposiexposición de expresiones faciales de ira .Los resultados de Singer et al [58] muestran que son tales reacciones las que cualifican tanto las respuestas emotivas de lossujetos examinados como sus percepciones de las respuestas emotivas ajenas. Esto no significa que sin la ínsula nuestro cerebrono esté en condiciones de discriminar las emociones ajenas,pero, citando a William James , estas últimas se verían en dicho caso reducidas a "una percepción solamente cognitiva, pálida, fría, despojada de todo color emotivo". Semejante color emotivo depende, en efecto, de la acción de compartir las respuestas visceromotoras que contribuyen a definir las emociones.
La empatía es la capacidad de sentir la misma emoción de dolor y estremecimiento desde la misma perspectiva de la persona sufriente. Ahora bien, para experimentar la empatía no basta compartir la perspectiva del otro, es decir, ser capaz de ponerse en su imaginación ante el hecho que le afecta, sino que requiere preocupación cierta ante su propio dolor. Los psicópatas son capaces de imaginarse lo que la otra persona piensa y siente ante la situación, pero en ellos ésta es un arma de manipulación: si es capaz de anticipar lo que imaginará y sentirá el otro, el psicópata podrá generar una trama más perfecta para la manipulación y explotación de la víctima. La empatía exige una comunidad de sentimientos: el sujeto que muestra empatía es capaz de sentir que tiene delante a un ser humano que está sintiendo cosas, y él es capaz de sentir esas mismas cosas [69]. Pues bien, la empatía es el inhibidor más potente que se conoce contra la violencia y la crueldad. De esta forma, las neuronas espejo podrían estar en la base de la empatía y presentar algún tipo de alteración en los psicópatas Los datos apuntan a la afectación del lóbulo frontal y de la amígdala, y se observa una reducción del volumen de la corteza prefrontal y cambios en componentes del sistema límbico involucrados en el procesamiento emocional.
Las funciones ejecutivas integran procesos cognitivos y emocionales, y correlacionan las lesiones prefrontales con alteraciones en la toma de decisiones y la expresión emocional. Recientemente
se ha comprobado mediante metaanálisis la relación entre el comportamiento antisocial y problemas en tareas que requieren la participación de las funciones ejecutivas. De esta manera, los psicópatas son un claro ejemplo de la relación entre cognición y emoción. Su peculiar procesamiento emocional se acompaña de manifestaciones disjecutivas.
La conexión entre disfunción del lóbulo frontal y comportamiento antisocial plantea una importante cuestión forense. En un sentido legal, un paciente "frontal" puede estar capacitado para someterse a juicio, puesto que puede entender los procesos judiciales. De forma retórica también puede distinguir lo correcto de lo erróneo, y respondería correctamente a las preguntas sobre qué acciones son aceptables y cuáles no lo son. Con toda probabilidad, el paciente habría dispuesto de este conocimiento en una forma simbólica incluso en el momento del crimen.
Por consiguiente, una defensa que alegara enajenación mental no sería aplicable desde un punto de vista convencional.
Sin embargo, el daño frontal habría interferido en su capacidad de traducir ese conocimiento en una acción socialmente aceptable.
Aunque se conozca la diferencia entre lo correcto y lo erróneo, este conocimiento no puede traducirse en inhibiciones efectivas. En consecuencia, Goldberg [3] plantea un nuevo constructo legal de "incapacidad de guiar el comportamiento propio pese a la disponibilidad del conocimiento requerido" para recoger la relación peculiar entre la disfunción del lóbulo frontal y la potencialidad para el comportamiento criminal. Los estudios de trastornos del lóbulo frontal reúnen bajo el mismo foco la neuropsicología, la ética y la ley. A medida que la profesión legal se ilustre más sobre el funcionamiento del cerebro, la defensa basada en el lóbulo frontal puede surgir como una estrategia legal junto a la defensa por enajenación mental . Esta propuesta es congruente con los planteamientos de Raine y Sanmartín: la conducta criminal debe tratarse como una enfermedad clínica .
Sin embargo, junto con diversos autores consideramos que el psicópata es plenamente responsable ante la justicia porque aunque presentara disfunciones en su sistema nervioso, no lo obligarían a ser violento ni criminal. Solamente facilitarían la conformación de patrones de personalidad psicopáticos a lo largo del desarrollo del sujeto a través de su historia de aprendizaje. En consecuencia, reconocemos el reto de la investigación en psicopatología y neuropsicología forense para seguir estudiando la relación entre cognición y emoción en la personalidad psicopática y acumulando evidencias que especifiquen los supuestos concretos en que estos sujetos puedan considerarse con menor culpabilidad LEGAL.
Las enfermedades mentales son un desafío ,lo son más aun los trastornos de personalidad y el psicópata casi como una entidad aparte para la justicia y los médicos psiquiatras ,con el advenimiento de la resonancia magnética nuclear ,la Resonancia Funcional ,el Spect Cerebral ,el PET cerebral y sobre todo las Tracto grafías cerebrales que nos permiten ver las alteraciones estructurales axonales de comunicación es todo un desafío ,se intenta describir algunos de los datos más relevantes de la actualidad de estas técnicas fundamentalmente en el psicópata Muchos de los estudios sobre AED se han centrado específicamente en psicópatas violentos. Los principales hallazgos apuntan hacia una AED tónica reducida y una falta de respuestas inespecíficas, y hacia una respuesta de orientación reducida ante la estimulación en algunas muestras de sujetos como psicópatas, criminales e individuos antisociales y esquizofrénicos. A modo de ejemplo, se señala el estudio llevado a cabo por Damasio et al [66], en el que los psicópatas con lesiones frontales mostraron una menor amplitud de respuesta electrodérmica ante los estímulos socialmente significativos (dibujos sobre mutilaciones, desastres sociales o desnudos). En los sujetos no violentos también se ha observado un incremento de la activación simpática (tanto en AED como en FC) tras la presentación de vídeos en losque aparecían escenas violentas . Los anancasticos, los asténicos, los depresivos tienen escasa conducta peligrosa Los desanimados, los paranoides, abúlicos, hipertimicos, tienen mayor peligrosidad .el delito sexual es el más común en los cometidos por la personalidad psicopática y es típico su característica de exhibicionismo. Los rasgos anormales de la personalidad se observan desde la infancia
La vinculación de la psicopatía a una anormalidad específica del cerebro podría tener implicaciones clínicas, legales y científicos significativos. Las teorías sobre las bases neurobiológicas del trastorno por lo general proponen disfunción en un circuito que involucra la corteza pre frontal ventromedial (CPFVM para probar directamente si la psicopatía de hecho puede estar asociada con cualquier anormalidad estructural o funcional dentro de esta área del cerebro Utilizando imágenes de tensor de difusión, se muestra que la psicopatía, se asocia con una reducción de la integridad estructural en el fascículo uncinado a derecha, que es la conexión más importante principal entre la sustancia blanca CPFVM y anterior del lóbulo temporal. Fascículo uncinatus que une lóbulo temporal y frontal ,en circulo rojo pequeño la amígdala y en circulo verde grande corteza cingular posterior ,véase como se comunican la corteza prefreontal la amígdala y esta ultima a rea descripta . Utilizando imágenes de resonancia magnética funcional, se muestra que la psicopatía se asocia con la conectividad funcional reducida entre CPFVM y la amígdala, así como entre CPFVM y la corteza parietal medial. En conjunto, estos datos convergen para implicar a la conectividad CPFVM disminuida como un rasgo característico de la psicopatía neurobiológico.
todas esta caracteristicas encontradas con los metodos modernos fundamentalmente las tratografia que si bien son estructuras ,fibras pero su anormalidad estaria correlacionada con la clinica del individuo por su funcion que desempeña ,ahora esto actulmente creo que no alcanza para poder determinar si un individuo casi normal como un psicopata tendria que ser imputable ,la carcel lo empeora y los sistemas institucionales en argentina no estan para realizar yo intentar vuna ,diria yo mas que rehabilitacion ,un moldeado como minimo ,acordemonos que el psicopata tien ese termino tan bien encontrado como anestesia moral .
múltiples factores, entre los que se encontrarían diversas hormonas, factores ambientales y genéticos, distintos neurotransmisores y otras sustancias, y un complejo sistema neural.
Los estudios en animales han aportado mucha información sobre las principales estructuras neuroanatómicas implicadas en la agresión, entre las que se encuentran el mesencéfalo, el hipotálamo, la amígdala y el sistema límbico, otras estructuras subcorticales y la corteza cerebral. Sin embargo, hay que considerar que las áreas implicadas pueden variar en función de diversas variables, como la especie estudiada y el tipo de agresión.
Las primeras aproximaciones al estudio de la agresión y la violencia en los seres humanos han establecido que, en general, existe coincidencia con la investigación animal. A lo largo de varias décadas se han obtenido múltiples datos de los estudios de estimulación y lesión cerebral, de pacientes con tumores cerebrales y/o con EEG anómalo, de las consecuencias de diversas enfermedades infecciosas y de otras alteraciones.
El desarrollo de las técnicas de neuroimagen ha supuesto un importante avance en el estudio de la agresión y la violencia humana, ya que ha permitido evaluar de forma directa diversas alteraciones, estructurales y funcionales, relacionadas. Recapitulando la información procedente de estudios que han utilizado RM, TAC, PET y SPECT, junto con los datos obtenidos mediante EEG y tests neuropsicológicos, se puede afirmar que se han encontrado diversas anomalías estructurales y funcionales en los lóbulos temporales y frontales de distintas muestras de sujetos violentos. Además, se ha planteado la posibilidad de que diversos tipos de agresión se relacionarían con distintas estructuras cerebrales, de modo que se vinculan más la violencia "no sexual" y la psicopatía a las alteraciones frontales, y la agresión sexual a las temporales. Por otra parte, se ha sugerido que podría haber mayor incidencia de conducta antisocial entre los individuos zurdos y que los individuos violentos podrían lateralizarse menos para los procesos verbales.
Las variables psicofisiológicas más estudiadas para medir la activación y/o la respuesta del SNA en distintas muestras de sujetos agresivos han sido la AED y la FC. Desde 1940, se han llevado a cabo un gran número de estudios que han indicado, en el caso de la AED, la existencia de un nivel tónico reducido, una falta de respuestas inespecíficas y una respuesta reducida ante la estimulación. En el caso de la FC se ha descrito una menor frecuencia basal en individuos agresivos, criminales y antisociales no institucionalizados, y una respuesta cardíaca reducida ante diversos estímulos en las investigaciones más actuales.
Todos estos hallazgos se han interpretado desde diversas conceptualizaciones teóricas.
Se han propuesto diversos modelos teóricos que tratarían de explicar la violencia humana. Entre ellos, destaca el de Raine y Buchsbaum , según el cual la alteración frontal es la base de la agresión y la violencia, que incide sobre estas conductas a través de diferentes vías. Cuanto mayor número de vías se activen, mayor será la probabilidad de llevar a cabo acciones violentas.
Otro modelo es el presentado por Davidson et al , que establece que las alteraciones funcionales o estructurales en diversas áreas cerebrales o en sus interconexiones, junto a otros factores de diversa índole, disminuirían el umbral para la agresión impulsiva, pero no para la premeditada,seria interesante poder pensar en el futuro con los metodos de imágenes nuevos las distintas posibilidades que nos encontrariamos como si un sujeto sea imputable o no .
1) Gisbert Calabuig ,Medicina Legal y toxicológica ,6ta edición Masson 1157 -1191.
2 )M.A. Alcázar-Córcoles a,b, A. Verdejo-García c, J.C. Bouso-Saiz. La neuropsicología forense ante el reto de la relación,Entre cognición y emoción en la psicopatía REV NEUROL 2008; 47 (11): 607-612.
3) (66). Damasio AR. En busca de Spinoza: neurobiología de la emoción y los
sentimientos. Barcelona: Crítica; 2005
4) Erin D. Bigler a,b,* A motion to exclude and the "fixed" versus "flexible" battery
in "forensic" neuropsychology: Challenges tothe practice of clinical neuropsychology. Archives of Clinical Neuropsychology 22 (2007) 45-51.
MONOGRAFÍA PARA LA CARRERA DE:
MÉDICO ESPECIALISTA UNIVERSITARIO EN MEDICINA LEGAL
Autor:
Salvatore Enrique Mauricio
Universidad de Buenos Aires
Facultad de Medicina
Carrera de Médico Especialista Universitario en Medicina Legal
Monografía Final de la Carrera
Docente: Prof. Dr. Carlos Camilo Castrillón
Año: 2014
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