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El ultimo bohemio del siglo XX

Enviado por Enrique Ojeda


    Huir del presente quiero

    Fragmento II.

    Siempre yo hasta los confines de la oscuridad de mi alma, que seguirá

    arrogante y altanera en el espíritu andariego de los poetas y escritores verdaderos.

    Por ello:

    Leo para la manutención de mi espíritu, trabajo por mi integridad moral ante la "sociedad", y escribo por mi inmortalidad entre las generaciones de siempre que mis cerrados ojos nunca podrán ver.

    HERMOSO DESPERTAR

    Para: Quienes han minimizado mi existencia.

    Me piden que silencie mi voz. Ahora,

    ¡cuando apenas a cabo de encontrarme!… Ahora,

    cuando he oído por doquier; mi voz altiva, mi grito irreverente, Ahora,

    !que he visto mi alma entera hecha añicos! Ahora,

    cuando al fin me dado cuenta de que existo… Ahora,

    cuando escucho el eco de la guerra imperialista, amenazar con saña los sueños tuyos y míos. Ahora,

    cuando al fin he descubierto el horror y la desolación que espera

    a la semilla que nacerá mañana. Ahora,

    cuando prefiero mil veces la muerte a seguir humillado por siempre.

    Ahora,

    cuando he descubierto cuanto soy capaz de dar por defender a mi hermosa Patria grande.

    Fragmento III.

    ¡Volveré;

    para escuchar mi eco indómito a través de ti!…

    Comencé escalando con visible temor los inalcanzables peldaños exigidos por mis "iguales"; para sentirme un ciudadano entre muchos…inútiles han sido mis esfuerzos y aterrado miro llegar el final de mi transitoria existencia, sin haber logrado mi sano propósito.

    FUGA

    Para: Caracas, ¡Mi cómplice!

    ¡Oh!, madre adoptiva,

    mi transparencia hecha triza, humedece tu marchitado rostro.

    Mientras mi otro yo;

    el de músculos, huesos y nervios, acobardado e incapaz como siempre murmura.

    Quiero partir tan pronto como pueda ¿y llegar?

    donde el rocío no ahogue mi voz, donde el crepúsculo no ciegue mis ojos, donde la sombra no enturbie mi ente.

    Quiero sentirme lejos de la gente, quiero sentirme solo alguna vez.

    Quiero palpar mi alma corrompida, reflejada en los charcos

    ante las tambaleantes huellas que dejé.

    Quiero decir tan sólo…,

    amo tanto a la vida como a la muerte, sé bien que al morir,

    despertaré del sueño en que vivo.

    Fragmento IV.

    ¡Dejando el pasado para seguir "Viviendo"!…

    Allí estás, sorprendiéndome cuan vulgar damisela, recibiendo ensimismada sobre tu rostro

    el podredumbre aliento de un desconocido, mientras yo, todo iracundo,

    hago mi mejor esfuerzo para borrar, y destruir por siempre

    la solapada mentira de un pasado y un presente sin futuro posible.

    Allí estás, enlodando mi alma en boca de todos sin darme tregua para levantarme, abrumado por la vergüenza.

    HUIR DEL PRESENTE QUIERO

    Para: Corteza Rodríguez

    ¿Porqué me hieres?.

    Si en lo más recóndito de mi alma

    guardo los recuerdos más hermosos de tus caricias

    ¡horas interminables!, interminables

    y sublimes

    que nunca vimos pasar

    por el contagio mismo de nuestros labios excitando así nuestras almas

    al deseo respetado.

    ¿Porqué me hieres?.

    No marchites esos inimitables recuerdos

    o destruirás tú imagen que en hora buena guardo de ti,

    ¿Porqué me hieres?.

    Fragmento V.

    ¡Sin espacio para la añoranza!…

    Hostigar a un hombre indefenso es tan peligroso, como mirarse al espejo y recordar de pronto el desprecio del ser que se adora…

    EL MISMO DE ANTES

    Para: Jeannette Morello de Satta

    Con mis harapos encima

    y mi cuerpo curtido por el sucio

    ¡sin aliento!

    acudo a ti,

    con los brazos abiertos. Te vuelves,

    me dejas, ¡me dejas!

    con los ojos hacia el infinito. Siento que caigo, me desplomo, solo un blando golpe en fuga interrumpe el silencio,

    mientras,

    una mancha sin importancia queda. Me materializo,

    germino, crezco,

    me busco,

    me encuentro; mil preguntas… una respuesta:

    El mismo de antes, cubierto de tierra, grasa,

    humo, agua

    y de tus miradas indiferentes

    que no volverán a presenciar mi muerte.

    Fragmento VI.

    Amada soledad,

    Cuanto me aterra hoy tu envolvente cercanía, a pesar de haber vivido aferrado a ti toda mi fugaz existencia…

    ¡Aún así,

    seguiré tras las huellas de mi pasado cercano!…

    Fragmento VII.

    ¡Supe quien soy…

    cuando descubrí por azar el error de haberte integrado a mi vida!…

    AÑORANZAS REFLEXIVAS

    Para: Inés Delia Mambel

    ¡Amo!

    el tierno brillo de tus ojos el cálido sonido de tu voz

    la sonrisa que aflora a tus labios el suave movimiento de tu cintura el color rosa de tu piel;

    cada célula, cada vena, cada fibra,

    cada cosa que venga de ti;

    tus cartas, tus notas, tu adiós,

    tu silencio,

    tu indefinida partida…

    Fragmento VIII.

    Y,

    . . . ¿Qué harán con mi eco sumergido en sus entraña?,

    Madre,

    No es la sombra del camino lo que me aturde, …es el silencio de los míos cuando paso.

    CAMINO HACIA EL PATIBULO

    Sé que no alcanzaré a decir mucho,

    …ellos no me lo permitirán, viven aterrados de mi sombra,

    ayer, me golpearon para que no hablara, hoy lo harán para esfumarme.

    El "hombre es un lobo para el hombre", eso, ya lo sé. También sé; que no hay espacio para los poetas,

    escritores y críticos…¡hombres espirituales verdaderos!.

    Mi País,

    Venezuela, en ésta década conflictiva de los sesenta es un verdadero basurero,

    la inseguridad, la explotación, el desempleo, el terrorismo y la carencia de vivienda,

    tienen sus alindes en la aberrante avaricia de nuestros insensibles gobernantes.

    Hoy,

    temen que los olvidados de siempre,

    recordemos alborozados a nuestro pasado glorioso. Temen que despertemos del todo.

    Temen, le reclamemos lo nuestro:

    un prestigio sin raíces,

    un honor desde siempre mancillado,

    ¡nuestro dinero Robado!.

    He, hablado a los jóvenes,

    ¡hombres del mañana!.

    Esos rostros extraños que activarán con furia

    el detonante exterminador de un siglo de hambruna y libertinaje de pocos.

    Sin pretender soliviantar a un pueblo adormecido por el conformismo extremo,

    queda por los siglos que vienen, mi eco para los menos sordos.

    ¡No!,

    no temo que guarden mi cuerpo donde ellos saben esconderlo.

    No temo la cobardía de quienes disfrutarán cada gemido de mi alma,

    en su feroz intento por silenciarme para siempre. Sé repetirá la historia:

    Fabricio Ojeda y Yo, frente al patíbulo por escenificar ruidosamente…

    "LA GUERRA DEL PUEBLO".

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