La iguana verde (Iguana iguana), es un saurio que se distribuye en las regiones tropicales cubiertas de vegetación perennifolia y cuerpos de agua permanentes ubicados desde el norte de México, bajando por las vertientes pacífica y atlántica, hasta Sudamérica. Son excelentes trepadoras que pasan sus vidas en las ramas de arbustos cuando pequeñas y en las de árboles de todas dimensiones como adultas. Su nicho espacial preferido se encuentra en los árboles colindantes a cuerpos de agua, ya que son excelentes nadadoras y utilizan la inmersión prolongada como ruta de escape de sus depredadores o de sus propios conespecíficos en encuentros territoriales.
Las formas adultas exhiben un notable dimorfismo sexual, en donde los machos son mas corpulentos que las hembras y muestran coloraciones llamativas en tonos naranja intenso; igualmente, los machos desarrollan una mayor cresta y abanico gular, así como abultamientos a cada lado de la mandíbula inferior y poros femorales notablemente abultados.
La conducta observada en las iguanas en su ambiente natural refleja no solamente interacciones sociales, si no en gran parte respuestas fisiológicas básicas. De esta manera, la mayor parte del día se les puede observar simplemente perchando, expuestas al sol. Este percheo responde a la necesidad vital de termorregular; al exponerse al sol en la mañana, la iguana incrementa su temperatura, hasta alcanzar los niveles óptimos que le permitan realizar actividad física, como la de alimentarse y posteriormente desarrollar otros procesos fisiológicos como son la digestión de sus alimentos. Los movimientos y cambios de posturas subsecuentes responden a los mecanismos conductuales de regulación de temperatura que les permiten disminuirla o aumentarla, según sus necesidades. Una vez que la iguana alcanza la temperatura ideal, inicia sus conductas de interacción social, en donde podemos observar manifestaciones características como son los movimientos de cabeza (bobing), lentos o rápidos; elevaciones corporales, "inflación" de cuerpo, etc. Estas manifestaciones son principalmente evidentes en los machos, ya que éstos exhiben fuerte conducta territorial, siendo intolerantes ante la cercanía de otros machos, especialmente de tallas grandes, pero sumamente tolerantes a la presencia de las hembras, incluso en contacto corporal. Los machos mayores pueden hasta cierto punto tolerar la presencia de otros machos, siempre y cuando su talla sea menor, su color poco llamativo y su conducta sumisa. Los machos dominantes realizan despliegues con cierta frecuencia aun cuando no se observen otros machos cerca, solamente con el afán de advertir sobre su rango de dominancia. Cuando dos machos se enfrentan, los despliegues del macho mas fuerte suelen ser suficientes para ocasionar la retirada del contrincante.
En cautiverio las conductas se mantienen, pero los enfrentamientos generalmente terminan con uno de los ejemplares seriamente lastimado o incluso muerto, ya que generalmente las rutas de escape y/o el espacio del encierro son limitados y no hay hacia donde correr. Esta conducta territorial es especialmente fuerte durante la estación reproductiva y en el lapso previo a la misma, cuando los machos inician el establecimiento de su territorio y harem. Las hembras por sus parte, no son territoriales, toleran la presencia de machos y hembras sin problema, y aunque exhiben despliegues similares a los de los machos, éstos nunca son tan marcados. Cuando el espacio y el alimento están limitados, también podemos encontrar conductas agresivas y mayor territorialidad, ya que también se estará compitiendo por espacio y comida, esta condición es típica del cautiverio y de zonas naturales con escasos recursos. También he observado en cautiverio conductas agresivas de hembras hacia machos, cuando las hembras no aceptan el apareamiento.
Las iguanas son herbívoros absolutos. Desde que nacen su alimentación está constituida exclusivamente por plantas. La mayor parte de su dieta consiste de hojas y en mucho menor proporción de flores y frutos. El colon de las iguanas se encuentra modificado, presentando particiones internas (cámaras), en donde se establecen bacterias y nemátodos que se encargan de procesar la materia vegetal. Los nemátodos colaboran en el rompimiento mecánico del alimento, exponiendo mayor superficie de contacto y liberando nutrientes que el organismo puede absorber directamente, como algunos ácidos grasos y vitaminas; por su parte las bacterias se encargan de la celulosa de la pared celular de las plantas, permitiendo de esta manera que los nutrientes de las mismas queden libres para ser utilizados por la iguana. Es un proceso similar al que ocurre en el tracto digestivo de una vaca, y de hecho, es casi tan eficiente como éste. Es importante considerar esta peculiaridad de las iguanas para no caer en la tentación de desparasitarlas, ya que lo único que logramos de esta manera es arrasar con los microorganismos que requieren para poder digerir sus alimentos. Las iguanas obtienen estos microorganismos de lamer el suelo en donde han estado otras iguanas, y de practicar la coprofagía, conducta que les permite mantener un proceso continuo de reinoculación. En cautiverio es importante considerar que si se han de manejar iguanas crías, se debe contar con una fuente de excremento fresco de ejemplares adultos o juveniles sanos para ser utilizado en caso de que se presenten problemas digestivos (muy frecuentemente impactación).
La estructuración de la dieta de una iguana en cautiverio debe considerar 4 aspectos fundamentales. En primer lugar el alimento debe ser estrictamente de origen vegetal. Los alimentos animales ocasionan serios problemas de salud como son el hiperparatiroidismo secundario por exceso de fósforo y la gota, que se relaciona con un exceso de proteínas que a su vez originan un exceso de ácido úrico en sangre y por lo tanto daño renal; la gota se manifiesta por hinchazón en articulaciones, en ojos y en otros tejidos (incluso generalizada), y por producir letargia e inactividad. La gota no tiene cura y es fatal.
En segundo lugar, se debe considerar que los alimentos que se proporcionen a la iguana deberán contar con un balance de calcio y fósforo específico, de 2:1 en proporción ideal o de al menos 1.5:1. Los vegetales son pobres en calcio, mineral indispensable para numerosos procesos vitales del organismo, además de su papel en la estructuración de los huesos, por lo que se han de seleccionar vegetales ricos en calcio; sin embargo se ha de considerar
igualmente su contenido en fósforo, ya que su exceso en la dieta es interpretado como falta de calcio por la glándula paratiroides (hiperparatiroidismo secundario) y ésta desencadena un proceso que retira el calcio de los huesos para dirigirlo a los procesos vitales en que interviene (transmisión nerviosa, contracción muscular, coagulación sanguínea, etc.), ocasionando en consecuencia lo que conocemos como enfermedad metabólica del hueso (EMH), caracterizada por severas deformaciones, como abultamientos en las mandíbulas, endurecimiento y engrosamiento en las extremidades, deformaciones en columna vertebral y temblores entre otros. La EMH puede ser curada a largo plazo, sin embargo deja huellas permanentes en los ejemplares (deformaciones).
En tercer lugar, los vegetales a considerar deben además de carecer o ser bajos en su contenido de ácido oxálico, sustancia normalmente presente en las plantas pero que se combina con el calcio para formar cristales de oxalato de calcio, haciendo que el calcio no sea utilizable por la iguana, y ocasionando que los cristales se depositen en hígado, taponando sus conductos e inutilizando su funcionamiento. Las consecuencias de la presencia de ácido oxálico son nuevamente el desencadenamiento de EMH y las lesiones irreversibles al hígado. El pronóstico de la enfermedad depende del avance de las lesiones en el hígado.
Finalmente, algunos vegetales contienen goitrógenos, sustancias químicas de diferentes características que intervienen con la capacidad de la glándula tiroides para utilizar el Yodo (hipotiroidismo), provocando bocio en las iguanas, caracterizado por inflamación de la tiroides y consecuente inflamación del cuello; las iguanas con bocio además se observan rechonchas, con crecimiento lento, letargia y carácter en exceso manejable. El bocio puede ser atacado modificando la dieta del ejemplar.
Las hojas son la parte fundamental de la dieta, digamos que un 70-80% de la misma, pero es donde podemos encontrar mayor cantidad de ácido oxálico y/o de goitrógenos, por lo que debemos hacer una buena selección.
A continuación expongo una lista de alimentos sugeridos, indicando aquellos que se pueden utilizar como alimento base, los que se ha de usar ocasionalmente, los que deben incluirse muy raramente y los que de preferencia no deben ser ofrecidos. En el listado se señalan los datos disponibles de presencia de Ca y P en mg/100g; la proporción Ca:P; la presencia de ácido oxálico en mg/100g, el * indica la ausencia de datos; las unidades internacionales (IU) de vitamina A, que en exceso puede resultar tóxica (se señala en aquellos casos en que tiene niveles altos) y la presencia de compuestos goitrogénicos.
Imágenes de algunos vegetales poco comunes se anexan al final del documento.
Es importante recalcar, que la dieta debe ser variada, ya que los aportes de proteínas, carbohidratos y grasas varían enormemente entre los diferentes tipos de vegetales.
Los alimentos balanceados para iguanas son otra opción. El alimento IGUANABITS de PETMMAL, es un alimento desarrollado para cubrir al 100% las necesidades nutricionales de las iguanas, tanto en su fase adulta como de crías (no existe cambio ontogénico en la dieta). Es un alimento extruído en forma de bolitas cuya formulación ha sido cuidadosamente desarrollada y probada sin lugar a dudas. Puede ser usado como dieta única o como complemento que asegura la ingesta adecuada de nutrientes, incluido el calcio. De hecho, es la formulación recomendada para iguanas con EMH, para aquellas en proceso de aclimatación y para ejemplares desnutridos y/o estresados. Hemos tenido excelentes resultados (recuperación total) con animales silvestres capturados como adultos y que hemos recibido en condiciones severas de emaciación, anorexia y estrés.
IGUANABITS se proporcionan 3 veces por semana en ejemplares adultos y diario en crías. Como alimento en animales enfermos o anoréxicos, se preparan pulverizándolas y mezclándolas con un poco de alimento para bebes de frutas tropicales y agua que le dan la consistencia de un puré ligero. Esta mezcla se proporciona directamente a la boca del ejemplar con la ayuda de una jeringa sin aguja; cuando la iguana muestra mejoría y/o desaparece la condición anoréxica, se recurre al alimento en su presentación original, remojado.
Existen otros alimentos balanceados en el mercado, sin embargo carecen del balance y de la calidad de ingredientes indispensables para el sano desarrollo de la iguana en cautiverio; continuamente recibimos ejemplares a consulta con signos de EMH que han sido manejados con este tipo de alimentos, nacionales e importados.
El alimento es la clave para un cautiverio exitoso, sin embargo han de considerarse otros aspectos fundamentales. El encierro o espacio es uno de ellos. Considerando que una iguana verde pasará de unos 9.0 cm a mas de 1.5 metros de largo en sus alrededor de 15 años de vida, las dimensiones de su contenedor deberán reflejar dicho crecimiento. La clave está en que la mejor dimensión será la máxima posible; podemos generalizar señalando que una pequeña cría de menos de un año se las podrá arreglar en un espacio similar al de una pecera de 20-40 litros, pero dependiendo de su crecimiento, estas dimensiones rápidamente serán poca cosa y habrá que irlas aumentando, en particular en la dimensión vertical, ya que siendo arborícolas habrá que proporcionarles ramas altas. Un adulto de unos 2 a 3 años requiere un terrario de no menos de 90 X 90 X 45cms y uno de mas de 3 años aun mayores dimensiones. Mucha gente les habilita un baño o incluso las mantiene libres en casa, aunque ésta no es la mejor idea.
Los materiales de los encierros deben considerar la máxima ventilación posible, para evitar enfermedades en la piel ocasionadas por hongos y/o bacterias. Es conveniente que varias caras del terrario sean de malla, de preferencia plástica para evitar fricciones. No se aconseja el uso de acrílicos ya que las iguanas se liberan del exceso de sales arrojándolas por la nariz y manchando las paredes de su terrario con sales cristalizadas; su limpieza ralla el acrílico.
El sustrato aconsejable es el tapete plástico, ya que se puede limpiar y sanitizar fácilmente. También se pueden usar otros sustratos como el peatmoss, la fibra de coco, la corteza o la tierra, pero su manejo es más difícil y favorece el desarrollo de microorganismos. No se aconseja el uso de grava o arena, ya que las iguanas chupan y llegan a ingerir estos materiales, pudiendo sufrir de oclusiones severas.
La temperatura es un aspecto fundamental. Siendo ectodermos requieren de que se les proporcione la temperatura adecuada para poder realizar sus funciones vitales, de manera que debemos facilitarles la fuente de calor que les permita termorregular; al efecto se pueden usar focos infrarrojos, cerámicas térmicas o placas térmicas, considerando que se genere un gradiente de temperatura en el terrario para que puedan escoger la temperatura que requieren. Es importante que la fuente de calor esté siempre fuera del encierro, ya que de lo contrario es muy probable que el ejemplar se queme. La temperatura que debe mantenerse en el terrario es de 25 a 30 ºC las 24 horas del día.
La luz es también muy importante. Los reptiles requieren de la vitamina D3 para la fijación de Ca , y esta vitamina que se sintetiza en el hígado es activada por el espectro UV de los rallos solares. De esta manera, es muy probable que se la iguana no recibe luz adecuada, tenga problemas con la fijación de Ca en los huesos. Existen en el mercado lámparas especiales con amplio espectro que deben utilizarse en los terrarios, o bien las iguanas deben ser asoleadas directamente (sin ventanas de por medio ya que el vidrio filtra la luz UV). La iluminación, al igual que la fuente de calor, debe estar fuera del encierro.
El agua deberá estar siempre disponible y limpia en un recipiente. Se sugiere que el recipiente sea lo más grande posible, recordemos que les gusta nadar, aunque no es indispensable. El cambio de agua debe realizarse cada semana como mínimo o bien cada que se ensucie (muchos ejemplares acostumbran defecar en el agua).
La ambientación del terrario es otro aspecto importante. Proporcionarle ramas y plantas sintéticas (las naturales se las comerá y hay que tomar en cuenta que muchas plantas de ornato son tóxicas, como el teléfono, la hiedra, la hoja elegante, etc.), así como un respaldo que minimice su exposición, disminuyen el estrés generado por ambientes "pelones", que no le proporcionan la sensación de seguridad que requiere.
El tema es amplio y lleno de pequeñas pero importantes consideraciones. Es fundamental que consultes a un especialista en manejo de reptiles en caso de cualquier duda o problema de salud. Para cualquier cuestión o necesidad de orientación en el manejo de anfibios y reptiles, me pongo a tus órdenes en:
Autor:
Amaya González Ruiz.