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Preparación de suelos para producción de piña

Enviado por garbati


Partes: 1, 2

    1. Algunas exigencias de la preparación de suelos para la producción de piña
    2. Tecnologías de preparación de suelos para la producción de piña en campos de reposición
    3. Algunos resultados de investigaciones experimentales obtenidos en Ciego de Avila, Cuba
    4. Bibliografía

    Características generales del cultivo de la piña.

    La piña tiene una amplia adaptación en las regiones tropicales y se cultiva en diversos países, aunque en algunos de ellos la superficie cultivada y la producción son insignificantes, a pesar de su condición tropical. En contraparte, la gran producción mundial de esta fruta se ha concentrado en unos cuantos países (Sánchez y Caraveo, 1996). Los indicadores de producción de piña por países se pueden obtener en el sitio web de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la alimentación (FAO. FAOSTAT Database – http://apps.fao.org).

    La piña (Ananás comosus L. Merrill) es una planta herbácea, perenne. Pertenece a la familia de las Bromeliáceas, subclase de las monocotiledóneas. Se cultiva en las regiones tropicales y subtropicales, desde el nivel del mar hasta los 800 m de altitud. Necesita precipitación de 1000 a 1500 mm anuales, temperatura promedio de 26 oC, humedad relativa del 70 %, y un fotoperíodo promedio mínimo de 5 horas/día, o sea, 1825 horas/año.

    Se distingue de los otros miembros de la familia por el hecho de que el fruto es una inflorescencia (un sincarpo), compuesto por la coalescencia de los frutos individuales, de las brácteas subyacentes y del eje de la inflorescencia, mientras que en los otros géneros los frutos individuales quedan libres.

    En la planta se distinguen el tallo o eje de la planta, comúnmente conocido como cepa; las hojas, dispuestas en el tallo en forma de roseta; las raíces, las más de las veces adventicias y superficiales; el tallo o mango fructífero (pedúnculo), que sostiene al fruto compuesto de un sincarpo, y los rebrotes, que pertenecen a diferentes tipos según su punto de inserción en la planta.

    El tallo es corto y grueso, tiene forma de porra y presenta una longitud máxima de 35 cm, con un diámetro de la base de 2 a 3,5 cm y un diámetro de 5,5 a 7 cm en la parte más gruesa del ápice. La parte subterránea del tallo puede ser curvada o recta. Los entrenudos son muy cortos, de 1 a 10 mm; los más largos se encuentran en la parte media del tallo.

    En la anatomía del tallo es posible distinguir dos regiones claramente: la corteza y el cilindro central. La parte más externa de la corteza está formada por células esclerequimáticas adyacentes a la epidermis. La banda comprendida entre la corteza y el cilindro central está constituida por tejido vascular típico de las bromeliacae, producido por el meristemo. Es muy fino y traslúcido en el ápice del tallo donde los tejidos son más jóvenes, y más grueso y suberificado en la parte inferior. Esta suberización explica la gran resistencia mecánica de los tallos viejos de piña a las intervenciones mecánicas para la destrucción de los campos, por las acciones microbianas después del enterramiento de los residuos.

    Las plantas presentan entre 70-80 hojas, de forma lanciolada y muy alargadas. Algunas veces alcanzan una longitud máxima de 1,0 m y 10,7 cm de ancho. El número de espinas es diferente para cada variedad. El color de las hojas varía de amarillo pálido a azul verdoso, dependiendo de las condiciones ecológicas, el clima y las condiciones nutricionales.

    La distribución radial de las hojas, en forma de roseta, reduce el calentamiento y facilita una ventilación satisfactoria, también ayuda la posición erecta de las hojas durante el crecimiento en las cuales los rayos solares caen con un ángulo de baja incidencia. El color plateado de la superficie de las hojas produce la reflexión de la luz y ayuda a prevenir el sobrecalentamiento por la intensidad de la luz solar. La forma acanalada de las hojas le permite captar agua de lluvia.

    Las hojas son extremadamente fibrosas, tenaces y abrasivas (debido a su alto contenido de silicio). Contienen cordones de fibras, específicos de la piña y otras especies similares, constituidas de células esclerenquimáticas, que le confieren gran resistencia a la torsión.

    Estas características hacen que el proceso de descomposición de los residuos sea muy prolongado, por lo que debe propiciarse la acción del medio sobre éstos para disminuir el tiempo necesario para dicho proceso.

    El sistema radical de la piña es superficial, limitado y frágil. En la mayoría de los suelos las raíces no penetran a más de 50 cm de profundidad, y rara vez se extienden por debajo de 30 cm de profundidad, o hacia la periferia más allá del área de goteo de la planta. Esto hace posible el cultivo de piña a densidades muy altas (Samson, 1991).

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