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Molinos

Enviado por wildul


Partes: 1, 2

    1. Prólogo
    2. La duda
    3. S.O.S
    4. Mmmm
    5. Implantemos
    6. Paciencia
    7. "No hay mal que por bien no venga"
    8. Hablemos de él
    9. Dulce María
    10. Comentarios y sugerencias
    11. Sueños
    12. Aquí, ahora y siempre
    13. Ultima hora
    14. Epílogo

    INTRODUCCIÓN

    ¿Tú estás sordo? Es una expresión usada muchas veces por la sociedad en diferentes situaciones, pero muy poco conocida en cuanto a la explicación que conlleva el déficit de la sordera.

    La sordera es una alteración no visible, un déficit oculto, cuyas causas, consecuencias y soluciones tienen poca difusión, esto ha incidido notablemente en el desconocimiento de su problemática por parte de la sociedad y por supuesto en la integración del sordo al mundo del oyente.

    Es así como vemos que a través de la historia, el sordo ha estado relegado y marginado de una participación activa en la sociedad. Recién en la dos últimas décadas ha habido una creciente y real preocupación por parte de los padres y de los profesores por brindarles una educación que les permita un mejor desarrollo integral, valorándolo como personas, empezando a reconocerle los mismos derechos que los oyentes.

    Estoy consciente del desafío que esto representa, pero como padres sabemos que aquellos hijos que más dificultad nos plantean, son generalmente los que más satisfacciones y alegría nos brindan.

    Dulce María Monroy de León

    PRÓLOGO

    En una oportunidad me invitaron a participar en un curso diplomado para padres dictado por la John Tracy Clinic y la Cochlear Corporation en las instalaciones de la Universidad Metropolitana.

    Como sabía que la información suministrada por esos profesionales era de primera calidad, no dudé un segundo en asistir.

    Al inicio del taller y después de las palabras de bienvenida, una de las exponentes contó una historia que hasta el día de hoy la llevo presente en mi corazón, la reflexión fue tan hermosa que logró renovar mis esperanzas de continuar con más fuerza y dedicación la tarea que la vida me había encomendado, porque al analizar bien este relato me daba cuenta que nunca había aceptado realmente mi situación.

    Dicha exposición, palabras más palabras menos, decía lo siguiente:

    "Tener un hijo es comparable con un viaje a Italia"

    Y a continuación comenzaba a describir las maravillas y contrastes que existían en sus ciudades. Tener un hijo es semejante a un paseo en góndola a través de los canales de la gran Venecia. Es como visitar el Vaticano en la majestuosa Roma para darle de comer a las palomas en la plaza San Pedro, pasando luego a disfrutar de un suculento plato de pasta a la Napolitana acompañado del excelente vino de las bodegas que existen en Castells Gandolfo. Todo esto lo íbamos oyendo con los ojos cerrados, sintiendo los olores, observando los colores, inventando paisajes como si realmente estuviésemos allí.

    Y así, mientras el tiempo transcurría, nuestra imaginación seguía divagando en lo maravilloso de tan excelente viaje. Renovamos pasaporte, buscamos la visa, arreglamos las maletas y continuamos soñando, confiados que llegase el día para tomar el avión que nos conduciría a nuestro destino pautado.

    ¾ ¡Feliz viaje y pronto regreso!, era el deseo general y entonces con la mayor confianza abordamos el avión; el tiempo, transcurría normal. Pero…. a lo lejos se escuchó una voz que decía:¾ ¡buenos días! señores pasajeros, bienvenidos a Holanda.

    ¾ ¿ Holanda? ¾ ¿Que pasó? ¾ Mi boleto dice Italia

    Disculpen señores pasajeros, pero por órdenes superiores tendrán que permanecer aquí, este viaje es sin retorno, no hay regreso para Italia.

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