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Amor, justicia y predestinación

Enviado por Hugo Vásquez


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Agustín y Pelagio
  3. Calvino y Arminio
  4. La predestinación en la teología reformada
  5. Inquietudes sobre la posición reformada
  6. El amor de Dios
  7. Amor Justicia y predestinación
  8. Conclusión
  9. Bibliografía

1. Introducción

A lo largo de la historia el ser humano se ha enfrentado con el gran misterio del destino. En la mayoría de las culturas encontramos mitos que tratan de explicar las diferentes circunstancias de la vida y el propósito de las mismas. También han existido adivinos y oráculos quienes se decían capaces de ver el destino, ya sea de individuos o de estados, como el famoso oráculo de Delfos de los griegos.

Pero cuando aparece en nuestra mente la idea de un Dios todopoderoso que se encuentra por encima de las circunstancias, la pregunta que nos planteamos es ¿Hasta que punto Dios controla nuestras vidas? ¿Podemos ser libres para tomar decisiones que marquen nuestro destino?

En el cristianismo bíblico conocemos que el ser humano va a enfrentarse con solo dos destinos diferentes, la vida eterna o el infierno. Entonces la pregunta que surge es ¿Puede el ser humano decidir cuál será su destino eterno?

La Biblia nos dice que la diferencia entre el cielo y el infierno radica solamente en la fe, es decir en una decisión que el ser humano hace por Cristo, pero ¿Pueden todos los seres humanos tomar esta decisión? O ¿Se encuentran totalmente incapacitados de ir a Jesús debido a la naturaleza pecaminosa, y a la culpa del pecado original? Y entonces ¿Dios capacita solo a ciertas personas para que crean en Cristo y a las demás les deja en el infierno?

Cuando buscamos la respuesta a estas preguntas en las páginas de las Escrituras nos encontramos con gran cantidad de textos que nos hablan de la responsabilidad de las personas en la toma de decisiones, (Juan 3:16) incluso se habla de que el propósito mismo de la Biblia es que el ser humano crea en Cristo y creyendo tenga vida eterna (Juan 20:31). Sin embargo nos encontramos también con aquellos pasajes que utilizan el famoso término "predestinación" (Romanos 8:28,29; Efesios 1:4,5) Y parecen dar a entender que solamente ciertas personas han sido elegidas por Dios desde antes de la fundación del mundo para ser parte de su pueblo.

Reconocemos que dar una respuesta adecuada a estas interrogantes no es tarea sencilla ya que como decía el teólogo alemán Karl Barth "Dios es el totalmente otro", y como exclama el apóstol Pablo, "¡Profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!, porque, ¿quién entendió la mente del Señor? o ¿quién fue su consejero?" (Romanos 11:33,34).

Sin embargo ya que algunos conceptos en cuanto a la predestinación se han presentado desde hace mucho tiempo como doctrinas oficiales de ciertas denominaciones, en este ensayo trataremos de presentar algunas reflexiones al respecto tomando en cuenta ciertas características de Dios, las cuales sería un error importante contradecirlas, como son, el amor, la justicia, y la misericordia.

Para esto haremos un pequeño recorrido histórico de las doctrinas de la predestinación, presentaremos de una manera clara y sin prejuicios la doctrina reformada que se predica en nuestro tiempo, y después de hacer un estudio bíblico acerca del amor y misericordia de Dios, propondremos las alternativas a esta doctrina que vayan de acuerdo con el carácter Santo de nuestro Creador.

2. Agustín y Pelagio

Agustín nació en el año 354 en el norte de África1. En su juventud estudió varios puntos de vista filosóficos. Primero atravesó el camino de los maniqueos, pero como el mismo explica en sus "Confesiones", no encontraba respuestas a sus más grandes inquietudes, especialmente en lo que tiene que ver con el origen del mal, dilema que jugaría un papel importante en sus futuras doctrinas. Posteriormente conoció el neoplatonismo, y fue un punto de vista filosófico que perduró con Agustín aún después de su conversión pues en varios aspectos de su teología, se esfuerza en reconciliar esta filosofía con las Escrituras.

Cuando Agustín adoptó el cristianismo, se dedicó a escribir sobre las más grandes inquietudes que aquejaban su existencia, como por ejemplo, la incapacidad que sentía de poder vivir sin pecar, y como ya hemos dicho el origen del mal. Esto entre tantas otras cosas sobre las que el escribió. Sin embargo aquí vamos a referirnos a aquellas que son el tema de nuestro ensayo.

Mientras que los maniqueos decían que todo en la vida estaba predestinado y así también explicaban el origen del mal, Agustín escribió en contra de ellos y propuso el libre albedrío,

doctrina con la cual podía explicar el origen de la maldad en base a la libertad de elección de las criaturas angélicas y del ser humano. Sin embargo esta libertad original se perdió después de la caída de Adán, y desde entonces el ser humano no puede hacer nada bueno, y necesita de la gracia de Dios que lo capacite para ir a El. Así nace sistemáticamente la doctrina de la predestinación que tuvo mucha influencia posteriormente.

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