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El Terrorismo

Enviado por Felix Larocca


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    Constitución, Carácter y Destino: Una Síntesis

    En toda la historia, y hasta el siglo XIX, el espíritu religioso era la única razón que justificaba actos de terror. La razón parece que sea muy simple: la religión le proporciona a los que la siguen devotamente, una definición inequívoca del mal y una promesa de una mejor vida en el más allá.

    Consecuentemente, si uno cree que el mal está íntimamente encarnado en las creencias contrarias a las nuestras y que se expresa por medio de costumbres inaceptables para nuestra fe; entonces, es el deber del verdadero devoto combatir esa creencia para la glorificación de ese mismo Dios. Y, si se vive en la compañía de gentes con persuasiones idénticas, combatir ese mal puede requerir la comisión de actos de violencia y aún de auto-inmolación.

    Los Thuggees, una casta Hindú, durante los cientos de años de su existencia, puede que hayan exterminado, por medio de la estrangulación lenta, a más de un millón de personas como ceremonia propiciatoria a la diosa Kali. Los Thugs, lo hacían sin objetivo político ulterior y, cuando eran capturados, esperaban ansiosos ser ejecutados para así entrar más rápidamente al paraíso esperado.

    En el mundo musulmán, una forma particular de terrorismo, el asesinato, solo ha existido desde un poco después de la muerte del profeta Mahoma. Tres de sus sucesores inmediatos murieron apuñaleados. La palabra "asesino" tuvo su origen en un grupo fundado por Hasan Ibn al-Sabbah, cuyos prosélitos, comenzando en el siglo XI, diseminaron terror por todo el mundo mahometano; hasta que ellos mismos fueran exterminados doscientos años después. Los objetivos de sus ataques eran combatir las creencias de otras sectas musulmanas contrarias a las de ellos.

    Los Asesinos fueron tal vez el primer grupo terrorista en dos sentidos. Ellos no procuraban el simple cambio de gobernantes, sino que ellos aspiraban el reemplazo de un sistema social y religioso corrupto, el sunita, por el ideal, el chiíta. Además, los Asesinos atacaban exclusivamente usando las dagas. De modo que su captura, tortura y ejecución eran inevitables. El ajusticiamiento de ellos, constituía un acto de misericordia, y como el famoso antropólogo Bernard Lewis lo expresa, sobrevivir la misión se consideraba vergonzoso. (La obra para consultar: The Assassins: A Radical Sect in Islam por B. Lewis).

    En tiempos recientes, asesinos han eliminado los presidentes de Siria y de Sri Lanka; dos primer ministros, uno de Irán y otro de la India; los presidentes de Adén, Afganistán y Yemen del Sur; el presidente electo del Líbano y el presidente de Egipto; amén de numerosos jueces y líderes políticos.

    La violencia inspirada por la religión no ha sido confinada al mundo de Islam. Los anti-abortistas de los Estados Unidos, matan sin piedad a los doctores y enfermeras que los proporcionan a sus pacientes— lo que hacen en el nombre de Dios. David Koresh y Jim Jones contribuyeron al sacrificio de sus seguidores por las mismas razones. Y por todas partes del mundo, la matanza religiosa continúa sin abatir. Como Blas Pascal lo expresara: "el hombre nunca hace tanto daño, ni lo hace tan felizmente, como cuando lo hace por convicciones religiosas". (Léase aquí: Pensées por B. Pascal).

    Examinemos, en breve, la historia de una de las organizaciones que operara una red terrorista bien organizada, legítima y, en las palabras y convicciones de sus proponentes, que recibiera sanción directa proveniente de Dios.

    Aquí me refiero a la Inquisición Católica fundada por el Santo Patrono de la República Dominicana, Santo Domingo de Guzmán, cuya capital asimismo fue bautizada en su honor.

    Auto da fe. Presidido por Domingo de Guzmán (1170-1221).

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