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Hacia la construcción de la auditoria pública


Partes: 1, 2

    1. Prólogo
    2. Introducción
    3. ¿Independencia incuestionable?
    4. Conclusión

    Prólogo

    Una secuela de la crisis financiera será la deslegitimización de la auditoría como una práctica objetiva, independiente, e imparcial. Esto no pasó de la noche a la mañana, las quiebras de Enron, Worldcom, y los escándalos corporativos presagiaron la crisis de la auditoría, no obstante la Ley Sarbanes-Oxley que estableció un nuevo marco conceptual referente al control interno, enfatizando el propósito de la gobernabilidad de las empresas en lo concerniente al cumplimiento de las leyes y regulaciones; así como una diversidad de pronunciamientos sobre los riesgos y responsabilidades de los contadores públicos, pero también hubo un resurgimiento de la ética, de la ética corporativa, incluso se afirmó "Sólo en la medida en que los clientes y las firmas de contadores contratadas para revisar su situación financiera se muevan con estricto apego a sus códigos de ética y empleando la tecnología adecuada, podrán evitarse graves problemas como los que hemos presenciado recientemente.

    Si Enron, Parmalat, Worldcom, Marta Stewart y sus asesores hubieran tomado en cuenta estas normas aparentemente sencillas de convivencia humana, otras historias se habrían escrito sobre ellos"[1] sin embargo, el sistema de información financiero y contable permaneció en la opacidad. Ante ello, en marzo de 2008, gobiernos europeos reclamaron más transparencia a los bancos, pero devino la bancarrota del banco de inversión Lehman Brothers y la caída de la economía.

    De nueva cuenta las gerencias de auditoría interna de los bancos y los despachos externos que los auditan fallaron en dos funciones primordiales de la auditoría: el control y la prevención. Y aun cuando no está claro la forma como se produjo el relajamiento de la supervisión, lo que sí es claro es que no se aplicó una adecuada auditoría, dado que un criterio de correcta gobernanza es que todos los servicios públicos o todos los programas de la Administración deben someterse a auditoría, y al incumplir su legitimidad y confianza se han perdido.

    Para comenzar, las firmas de auditoría tal como las conocemos, están acabadas. Y para empezar (de poner piezas) la formación académica tradicional resulta incapaz de resolver los problemas graves de la auditoría pública o fiscalización, se requiere desmitificar la enseñanza universitaria y la supuesta capacitación que imparten diversas instancias. Porque entramos a un nuevo paradigma, donde se necesita promover la innovación con base en la resolución de los problemas del mundo real.

    Introducción

    Se afirma en el ámbito de la contaduría pública, específicamente, en la auditoría, que la noción de auditoría se encuentra claramente delimitada, mediante la aceptación que tiene un campo propio, regido por un orden o una serie de procedimientos, e inclusive, también se menciona la aplicación de métodos, que implican seguir determinados pasos. Asimismo se presenta como un saber coherente, sistematizado y verdadero; constituyéndose en asignatura o disciplina académica del programa curricular en universidades e institutos de enseñanza superior que tienen como objetivo la formación de profesionales para desempeñar el trabajo de auditoría, mediante el cumplimiento de la carrera y la obtención del título, integrándose posteriormente a las asociaciones de auditores y contadores donde obtienen su certificación profesional, que representa un proceso de homologación de calidad profesional de la contaduría pública.

    De tal forma, los contadores públicos certificados se presentan ante la sociedad como expertos en la materia, mismos que son contratados como auditores externos en los órganos de control, e incluso, se establece como requisito: ser contador público certificado; para integrarse al padrón de auditores externos, como en el Órgano de Fiscalización de Puebla (México). Además se observa en los órganos técnicos de los congresos en la República Mexicana, la tendencia a certificarse bajo la norma internacional de calidad ISO 9000, anunciando que realizan una "Fiscalización con calidad certificada", al garantizar que "se establecieron los procesos, procedimientos e instrumentos necesarios que dieran cumplimiento a los requisitos del cliente y requerimientos de esta norma". (www.ofspuebla.gob.mx) Y esta concepción ha conducido a investigadores sobre la auditoría superior, a establecer "Los nuevos diseños institucionales han optado por garantizar que este control, denominado técnica e internacionalmente auditoría superior, se realice de un modo legítimo e incuestionable a través de la formación de órganos independientes que, aun cuando estén vinculados al Poder Legislativo, realice esta auditoría superior a las instituciones gubernamentales con imparcialidad y alejados de cualquier influencia externa, en especial que sean "inmunes" a los intereses políticos partidistas"[2]

    Luego, la legitimidad de la auditoría pareciera un asunto fuera de duda, sin embargo, el  presente ensayo intenta establecer la relación de correspondencia entre las características que le han otorgado su status de legitimidad y las formas que la auditoría aplicada al sector público ha adquirido en la realidad.

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