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Principios escriturales (página 2)

Enviado por amos


Partes: 1, 2

Puesto que reconocemos que esas condiciones existen y que dañan la efectividad de la iglesia local, hemos preparado el siguiente estudio sobre el tema. Su pastor y usted. Algunos podrían cuestionar mis motivaciones y comprender mal lo que digo, pero voy a hablar de todas maneras.

Un ejemplo

En el evangelio de Juan se dicen tres cosas de Juan el Bautista que se aplican también a todo autentico siervo de Dios. Y estoy convencido de que si todos los pastores y los miembros de sus congregaciones tuvieran en cuenta estas tres cosas, se evitarían muchas de las dificultades que tienen nuestras iglesias. El apóstol Juan escribió:

Hubo un hombre enviado de dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz….

Antes que nada se nos dice que "hubo un hombre". Era un ser humano sujeto a las mismas debilidades y limitaciones que las demás personas. Juan no era un ángel; no era ninguna criatura sobrenatural; no era ningún emisario hiperfisico enviado del trono de Dios. Más bien, como lo dice el registro, "hubo un hombre"

Segundo nos dice que "hubo un hombre enviado de Dios. Aunque era un hombre con limitaciones humanas, Juan fue distinguido y apartado de los demás porque era un escogido especial. Era un "hombre enviado de Dios".

Y tercero se nos dice que "hubo un hombre enviado de Dios…. para que diese testimonio de la luz. Vino a predicar a Cristo, la luz del mundo. Esa era la misión de Juan.

  • 1. Era un hombre.

  • 2. Era un hombre enviado de Dios.

  • 3. Era un hombre enviado de Dios para dar testimonio de la luz.

Esas mismas cosas se pueden decir también de todos los pastores cuyo llamamiento es genuino. Son hombres enviados de Dios: tienen autorización divina. Son hombres enviados de Dios para dar testimonio de la luz: tienen una comisión celestial. Su obra primordial es presentar al Señor Jesús, la Palabra viva, revelado en la Palabra escrita. Si son fieles a su misión predican a Cristo. Igual que Juan el Bautista, ellos han de "dar testimonio de la luz".

De manera que tenga en cuenta estas tres cosas acerca de este hombre de Dios cuando piense en su pastor, esto es, si es nacido de nuevo, cree que la biblia es la Palabra infalible de Dios, da evidencia de ser ordenado por Dios, y está comprometido a un servicio fiel y a una predicación sana de la Palabra.

Recuerde, como hombre tiene fallas y limitaciones. Sin embargo, como hombre que tiene un llamamiento divino, debe tratárselo como a un siervo de Dios. Y, por cuanto su misión es proclamar el evangelio de Cristo, debe cooperar con él y orar por él para contribuir a que su ministerio sea lo más efectivo posible.

Lo que decimos en este librito no se aplica a nadie que predique otro evangelio, rechace la salvación por gracia por medio de la fe solamente, o niegue la deidad de Cristo, su nacimiento virginal, su vida perfecta, su expiación por el pecado, su resurrección literal de los muertos y su segunda venida. El que no acepte estas verdades bíblicas nunca podría ser llamado "un hombre enviado de dios". Cuidado con los lideres ciegos que guían a los ciegos.

Nuestro propósito al proclamar la Palabra de Dios es, igual que el de Juan el Bautista, "dar testimonio de la luz" y predicar a Cristo, el salvador de los pecadores, la única esperanza de un mundo perdido y moribundo.

Invitación

Aunque los verdaderos ministros de Cristo son hombres enviados de Dios, solo el señor Jesús era el Dios – hombre: verdadero dios y verdadero hombre. Usted puede ignorar lo que yo digo y cerrar los oídos a otros predicadores, pero no se atreva a desatender al hijo de Dios, el señor Jesucristo. Él era dios encarnado, la Palabra hecha carne, vino a este mundo con el propósito de darse a sí mismo como sacrificio por nuestros pecados.

Puesto que el salvador vino y proveyó para nuestra redención por medio de su muerte en la cruz, la salvación se ofrece como regalo. Se recibe por fe.

Si quiere recibir a Cristo como salvador, haga esta oración simple de fe ahora mismo:

Señor Jesús, reconozco mi maldad e incapacidad de salvarme a mí mismo. Creyendo que moriste y derramaste tu sangre por mis pecados, ahora te recibo como salvador. Confío en Ti para salvación. Sálvame.

¿Lo hizo? Si lo hizo y lo dijo en serio, dele gracias a Dios por salvar su alma.

Ahora bien, si ha aceptado a Cristo como Salvador debe afiliarse a una iglesia que crea y enseñe la Biblia y predique el evangelio. Ser miembro de una iglesia no tiene nada que ver con obtener la salvación, ese es un regalo de Dios. Pero necesita un lugar donde pueda escuchar la predicación de la Palabra de Dios, disfrutar de la comunión con otros creyentes, y encontrar la oportunidad de realizar un servicio cristiano.

Limitaciones humanas

Estoy seguro de que todos nosotros hemos escuchado comentarios como estos:

"Nuestro pastor es un hombre muy bueno, PERO…"

"Nuestro ministro es un maestro bíblico excelente, PERO…"

"Nuestro predicador tiene una personalidad maravillosa, PERO…"

Parece que a pesar de sus muchas virtudes encomiables, siempre hay algo que no les gusta de él. "Es un capaz exponente de la palabra – dicen – pero muy ineficaz como evangelista." "Es un potente predicador, pero como pastor es muy malo." "trabaja bien con los ancianos – dicen pero a los jóvenes no parece agradarles." Y así por el estilo.

Sí, en casi todas las iglesias parece haber al menos un grupo que, aunque haga comentarios favorables acerca del pastor, no puede evitar señalar también sus faltas públicamente. Por eso, muchos siervos de Dios libran una batalla difícil y desalentadora. Hacen lo mejor que pueden, pero a causa de la disención, insatisfacción y oposición de los que están en la iglesia, la obra del Señor sufre. Ahora bien, la razón de esto, en muchos casos, es una mala comprensión de la naturaleza y la obra del pastor. De manera que mi oración es que Dios use este librito, que hace énfasis especial en el ministro y su gente, para darnos una nueva comprensión de lo que son las relaciones adecuadas entre el pastor y su congregación. Las mismas deben fomentar la armonía y el amor en la iglesia local.

JUAN EL BAUTISTA

Juan no era un ángel ni una criatura sobrenatural. Más bien era un ser humano como nosotros.

Era un hombre "enviado de Dios". se distinguía de las demás personas porque era un siervo especialmente escogido. Era enviado por Dios.

Era un hombre enviado de Dios para dar "dar testimonio de la luz". Fue enviado para testificar de Cristo, el Mesías prometido, el Salvador de los pecadores.

Recuerde, pues, estas tres verdades acerca de Juan el Bautista:

1.- Tenía limitaciones humanas: era un hombre.

2.- tenía autorización divina: era "enviado de Dios".

3.- Tenía una comisión celestial: vino para "dar testimonio de la Luz".

Estas mismas características se hallan en todo pastor enviado por Dios hoy en día.

 

 

Autor:

Amos Guerrero Carbajal

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