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El "diablo" y otros relatos de una comunidad afrocolombiana (página 2)


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Pero el asunto no termina ahí porque el "Curandero" ha seguido documentándose al respecto y, con estos datos más sus propias experiencias, ha llegado a sospechar que tales procedimientos han extinguido el punto anterior del clímax y le han dado esa función al otro que se encuentra más al fondo. Por tanto para llegar hasta allí, ha exigido a la contraparte, alargar el "elemento".

A la sazón, sabiendo que desde tiempo atrás se le había doblegado la voluntad, sin haber podido levantársela, a pesar de haber experimentado con toda clase de estimulantes, el viejo ha preferido seguir husmeando, porque para "Charito" el asunto "ese" siempre ha sido importante en la búsqueda de su placer, y por eso, siempre se le escucha cantar: _ "Toma, toma y dame que eso es dicha"…/.

Hasta ahí, y en vista de las circunstancias, "Charito" todo lo ha ido acomodando y manejando a su antojo; pero si le nombran el "Diablo" sale despavorida de donde estuviera y a la hora que fuera; porque siente un miedo pánico que le obliga esconderse donde no le pudiera encontrar. Pues, de ser así, la iba a "prender" a machete, tal como se lo había advertido; y ella bien sabe que, si el "Diablo" se lo advirtió…, el "Diablo" lo va a cumplir.

Al punto, y gracias a las malas artes de sus amigas las hechiceras, pudo enterarse que el condenado había escapado del presidio y estaba en una casa vecina bebiendo ron con su amante fortuita. Entonces, "Charito" pensó que ese era el momento para librarse de esa alimaña, y le paso el "ondazo" a la "poli" para que le capturara; pero por sus culpas, tan pronto entró la autoridad a la pieza donde se suponía podía estar, el "Diablo" desapareció, como por encanto, y los uniformados se vieron en la vergonzosa necesidad de regresar a la cárcel sin haber podido recapturar al convicto.

Después de eso, el "Diablo" se perdió y nadie volvió a saber de su existencia, hasta que una tarde, mientras su hermana preferida y su hija platicaban tranquila y alegremente en el corredor posterior de su casa, llegó agitado cargando un maletín en la espalda y con su revólver entre el cinturón. Apenas tuvo tiempo para sentarse en medio de ellas y en un momento advertirles que no le miraran, que hicieran de cuenta que no existía y que siguieran conversando. Dicho esto, serró los ojos.

Al poco rato, llegaron cuatro policías en pos de él; y lo buscaron en todas las piezas, debajo de las camas, en el desván y en cada rincón de la casa. Pero no lo encontraron y salieron desconsolados y mirándose aterrados unos a otros. El policía de mayor rango les dijo a los subalternos: _¿Ustedes percibieron ese olor a azufre que había dentro de esa casa? _ No era azufre, respondió el uno, era alcanfor. No, no era eso, dijo el otro, era orín. Lo que haya sido, alegó el último, de todos modos, producía mucho escozor.

Entre tanto, en el corredor posterior de la casa, el "Diablo" se reincorporó, sacó de la mochila un montón de billetes y se los puso a su hermana entre las piernas; le besó la panza prominente a su sobrina que estaba a punto de dar a luz y también le pasó otro montón de billetes; luego se dio un buen baño, se puso su "pinta" "bacana" y salió tranquilamente por la puerta del frente.

Viky, su sobrina, no podía creer lo que había visto, por eso, con más susto que curiosidad, le preguntó a su mamá sobre ese extraño proceder de su tío, sobre quién era realmente su hermano. Y ella, la hermana más querida, le contó que cuando niño, su padre le había maltratado de todas las formas, lo que hizo que su hermano se volviera rebelde, hasta tal punto que llegara a amenazar al viejo de que lo iba a matar; pero esa intimidación no la hizo personalmente, sino valiéndose del gato negro que, una noche oscura, mostrándole sus ojos rojos encendidos, entre maullidos, le habló y le dijo: _ _miau…Yo voy a matar _a ese viejo desgraciado _ "tal por cual", miau…miau.

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Ella quedó paralizada del horror que le había causado semejante hecho; entonces al día siguiente agarró el endiablado gato y lo tiró al río, pero por la noche volvió con sus maullidos a asustarle. Luego, la misma operación la volvió a repetir dos días más, y dos noches más volvió a aparecer con su maullido a estremecerle. Y para colmo de males, el muchacho rebelde no asomaba por la casa, andaba perdido; entonces ella sola volvió y atrapó al felino lo metió entre un costal con piedras y por la noche lo lanzó al río. Hasta allí llegó la existencia del horripilante minino. Tan pronto ella llegó a la casa, con la respiración agitada y con su asombro al límite, se percató que por el patio de atrás acababa de entrar, con la ropa mojada, su hermano menor.

Después de haber escuchado este crispante relato, su hija respiró profundo y lentamente, se frotó la panza para tranquilizar a la criatura que había estado moviéndose intranquila durante todo el rato; por eso, con ojos aterrorizados, le preguntó si sabía lo que su tío musitaba mientras estaban los policías en la casa buscándole, sin poderle encontrar; a pesar de que él estaba allí, con ellas, sentado sobre el maletín. La mujer, de mala gana y con expresiones de susto, le contó que su hermano, en esos casos, repite la oración de "el santo juez".

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En el otro lado, "Charito" andaba buscando escondederos para que el "Diablo" no le fuera a encontrar y cumpliera con su amenaza; pero nada ni nadie podía contra su venganza: ella lo había "aventado" a la "poli" y eso no le podía perdonar. Entonces, enterado el "Diablo" que ella estaba en la casa de las brujas, unas catanas que decían leer la ceniza del tabaco y acomodarles el "cuajo" a los niños que habían sido víctimas del "mal de ojo"; pero no solamente hacían eso, sino que también tenían el poder de transformarse en pajarracos que volaban de techo en techo para practicarles la "seguidora" a los esposos infieles o a los hombres que querían poseer.

Precisamente, a esa casa, muy conocida en el sector, le prendió fuego y las pitonisas junto con la "sapa" salieron despavoridas. Entonces, "Charito", advertida como estaba, se metió entre el tumulto con la intención de confundirse en medio de la gente que corría aterrorizada. Pero, sin que alguien hubiera advertido su presencia, apareció el "Diablo", se le lanzó como un galgo cazador y la "prendió" a plan de machete por todo lado y hasta alcanzó a herirle el hombro y el brazo.

La vieja Filomena, mamá del agresor y de la agredida, ante tanta confusión, al ver que su casa también iba a arder como la de al lado, gritaba desaforada pidiendo auxilio; pero como nadie le escuchaba y, viéndose perdida seguía vociferando y maldiciendo hasta que perdió la voz. Entre tanto, en medio de la confusión, el "Diablo" se escabulló río abajo y "Charito", toda ella ensangrentada y gritando como enloquecida, acompañada por algunos vecinos y vecinas, salieron corriendo hacia el hospital para que le detuvieran la hemorragia.

En esas calendas, el "Curandero" había cambiado su rutina y, ambulando por el vecindario, pudo presenciar cómo, la bruja "care" pájaro", hacía buches con aguardiente mezclado con zumo de hojas de ruda, para luego escupírselo en el cuerpecito de un niño, a quien alguien, según dijo, le "volteó el cuajo". Entonces, para complementar el rito, tomaba a la pobre criatura de los pies y le flagelaba con las ramas de misma planta, al tiempo que mascullaba unos cantos y oraciones.

Por lo demás, los moradores del lugar pasaban sus días entre las juergas que no faltaban, los sepelios que abundaban, las fiestas que pululaban y los bullicios que hormigueaban. En medio de tales acontecimientos, una tarde calurosa, uno de los muchachos que estaba jugando dominó con sus amigos, a la sombra de las frondas del árbol de mango, comentó _sotto voce_ que los ladrones que asaltaron el Banco fueron atrapados por la Autoridad y, entre ellos, cayó el "Diablo", a quien le dieron, por éste y otros delitos, veinte años de condena. Luego el otro joven, el que siempre estaba golpeando los objetos como si fueran timbales, les confirmó que el bandido convicto solamente estuvo encerrado unos pocos meses porque, "por sus narices" se les escapó. _Seguramente con mucha "marmaja", porque el "condenado" era quien se encargaba de los "muñecos" de los demás patios, afirmó el negro que parecía ser el mejor informado; finalmente, a su modo, el muchacho más bajito, recordando a Héctor Lavoe, les cantó: " Y aunque a todo el mundo le robó la plata / nadie lo delata /…

Desde entonces hasta ahora ha ejecutado muchos "trabajos", pero todos por encargo, le confesó al hijo de su sobrina, el día que le fue a visitar al hospital, después del "bautismo de sangre" que recibió el muchacho en una disputa callejera. Eso sí, el "Diablo" se hizo cargo de los gastos de hospitalización, médicos especialistas, operaciones y medicamentos; tal como lo hace con la gente más pobre del vecindario: socorriéndoles con dinero en caso de enfermedad o con alimentos y ropa en otras ocasiones. Por eso, en esa comarca, todos quieren al "Diablo".

JERGA UTILIZADA

"aventado". Aventar a una persona es informar sobre ella o sus acciones. De allí viene la expresión "prender el ventilador".

"bacana". Bonita, vistosa, nueva. Otras expresiones con el mismo sentido son: "aguajera", "chévere", "legal".

"care"pájaro". Apócope de cara de pájaro.

"catana". Mujer adulta con vestido de joven.

"comer". En el sentido de practicar el coito. Con el mismo significado: "tirar"

"cuajo". Es el nombre vulgar de una víscera. Pero aquí significa deteriorar la salud o cambiar el comportamiento de una persona. También se escucha la expresión: lo arrancó "de cuajo".

"Curandero", Persona que ejerce la medicina empíricamente; generalmente con plantas curativas.

"elemento". Dado el contexto, tiene el sentido de pene.

"en sus narices". Que se pasa por frente de alguien y no le ve; que se hace algo delante de alguien y éste no se da cuenta.

"la seguidora". Alguien que sigue a todas partes a una persona.

"mal de ojo". Daño causado, generalmente, a un niño debido a la fuerza negativa que pueda tener la persona que le miró.

"marmaja". Dinero, billete, plata. También: "lana", "billuyo".

"muñeco". Muerto.

"ondazo". Debe entenderse como pasar información.

"perreo". Baile manifiestamente sensual.

"pinta" Vestido, traje, ropa.

"poli". Apócope de policía.

"prender". Quiere decir que va a repetir muchas veces la misma acción.

"sapa". Persona que no sabe guardar un secreto. Que imprudentemente puede informar algo que no debía.

"se la echó". En el sentido de haber practicado el coito. Otra expresión similar es "se la papió"

"trabajos". En el sentido de matar por encargo y obviamente por "billegas".

NOTA: SE HAN CAMBIADO LOS NOMBRES DE LAS PERSONAS PARA GUARDAR SU IDENTIDAD Y SE HA PUBLICADO CON LA AQUIESCENCIA DE LA INFORMANTE QUE EN ESTE RELATO FUNGE COMO LA SOBRINA.

 

 

 

 

 

 

Autor:

Marco Freddy Solarte Ruano

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